Los familiares de los 43 de Ayotzinapa: ¡°Antes so?aba por las noches que mi hijo regresaba, pero ya no lo sue?o m¨¢s¡±
Madres y padres de los estudiantes desaparecidos por la polic¨ªa y el narco en Iguala hablan con EL PA?S, siete a?os despu¨¦s de los sucesos del 26 de septiembre
¡°Mi nombre es Mar¨ªa de Jes¨²s Tlatempa Bello, madre de Jos¨¦ Eduardo Bartolo Tlatempa, desaparecido el 26 de septiembre de 2014 en Iguala. Seguimos en pie de lucha porque han pasado siete a?os y hasta el d¨ªa de hoy no se han esclarecido los hechos. No los hemos podido ver. Ni abrazar. Ni platicar con ellos. No sabemos c¨®mo ni d¨®nde est¨¢n. Lo ¨²nico que queremos es ver a nuestros hijos¡±.
Lo dice as¨ª, de carrerilla, sin respirar, en cuanto se enciende la grabadora, como quien est¨¢ ya hecha a contarlo una y otra vez. Siete son muchos a?os para pas¨¢rtelos repitiendo ante la prensa c¨®mo se llevaron a tu hijo. Porque Jos¨¦ Eduardo Bartolo Tlatempa es uno de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Ra¨²l Isidro Burgos de Ayotzinapa, desaparecidos por la organizaci¨®n criminal Guerreros Unidos y la polic¨ªa, durante la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014, en Iguala, en el Estado de Guerrero.
Los ojos se le humedecen con suavidad, con discreci¨®n, con costumbre: ¡°Estamos a flor de piel. No podemos dormir, se nos va el sue?o pensando c¨®mo estar¨¢n nuestros hijos, donde estar¨¢n¡±. A su lado, sentada en una butaca marr¨®n, se encuentra Calista Valerio Galiana, que, mientras su compa?era habla, se refugia detr¨¢s de una lona con la cara de su hijo, Mauricio Ortega Valerio, otro de los normalistas desaparecidos. Se pasa la mano por el pelo. Mira por la ventana.
Ambas se encuentran en un amplio sal¨®n del Centro de Derechos Humanos Miguel Agust¨ªn Pro Ju¨¢rez (Prodh), en Ciudad de M¨¦xico, donde han dormido estos d¨ªas. En una mesa hay una cafetera, vasos de cart¨®n, azucarillos, cucharas de pl¨¢stico. Pero nadie bebe. Han venido con el resto de padres y madres de las v¨ªctimas como cada a?o. El jueves protestaron ante la sede de la Fiscal¨ªa para exigir las respuestas que a¨²n nadie les ha dado. El viernes se reunieron con el presidente, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, que este mes admiti¨® p¨²blicamente como fracaso no haber descubierto la verdad sobre el caso de los estudiantes de Ayotzinapa. No es la primera reuni¨®n que los familiares mantienen con el mandatario.
¡°Cada vez que venimos aqu¨ª nos dicen lo mismo¡±, se queja Valerio Galiana. ¡°Cuando llegamos a casa me preguntan sus hermanos ¡®?qu¨¦ paso, qu¨¦ te dijeron?¡¯ Y yo digo que nada. Me da tristeza porque no nos cuentan la verdad¡±, contin¨²a, mientras se hace peque?ita en su butaca. Cuatro de los padres han muerto ya, antes de haber podido encontrar a sus hijos. Muchos han somatizado tanto dolor y han acabado desarrollando enfermedades.
Melit¨®n Ortega, t¨ªo de Mauricio Ortega Valerio y presidente del colectivo Padres y Madres de Ayotzinapa, apoyado en un muro del Centro Prodh decorado con murales de l¨ªderes revolucionarios, matiza: ¡°Que el presidente nos asegure su compromiso para nosotros es de suma importancia, pero sabemos que hay instituciones que ponen trabas. Si no, ya habr¨ªan aparecido. Sentimos que van creando tiempos para que se nos olvide¡±.
Un grupo de siete padres regresa al Centro Prodh al caer la noche, cargados con lonas reci¨¦n impresas con la cara de sus hijos, listas para la manifestaci¨®n que realizar¨¢n el domingo. Posan con ellas desplegadas para una foto. ¡°Di whiskey¡± bromea uno con el compa?ero que est¨¢ siendo retratado en ese momento. Entre ellos, Francisco Lauro, campesino, chaparro, de rasgos duros, que camina con la cabeza baja, coronada por una gorra, vaqueros, camisa y una chaqueta de ch¨¢ndal verde. Est¨¢ convencido de que su hijo sigue vivo, secuestrado en lo alto de un cerro por el narco. ¡°De 2014 a 2016 yo so?aba que mi hijo regresaba. Pero as¨ª como de espaldas, nunca le ve¨ªa la cara. Le dec¨ªa ¡®mijo, ya llegaste¡¯. ?l me respond¨ªa ¡®no se preocupe, ya me voy a retirar, solo me dieron un rato nom¨¢s¡¯. Y se iba. Pero de 2016 para ac¨¢ ya no le sue?o m¨¢s¡±.
La noche de su desaparici¨®n, los normalistas se encontraban en Iguala para llevarse varios autobuses y poder llegar a Ciudad de M¨¦xico, a la manifestaci¨®n que se realiza el 2 de octubre en conmemoraci¨®n de la masacre de Tlatelolco de 1968. Pero fueron interceptados por elementos de la polic¨ªa y del crimen organizado. Nunca m¨¢s se supo de ellos. Solo tres de los estudiantes han sido identificados hasta el momento: Jhosivani Guerrero este a?o; Christian Rodr¨ªguez en 2020 y Alexander Mora en 2014. Aunque la investigaci¨®n demostr¨® que los restos de Mora fueron colocados a posteriori, para reforzar la versi¨®n oficial del ex procurador general de la rep¨²blica, Jes¨²s Murillo Karam, y el antiguo jefe de la investigaci¨®n, Tom¨¢s Zer¨®n ¡ªhoy pr¨®fugo en Israel, pendiente de extradici¨®n¡ª, que defend¨ªa que los hab¨ªan incinerado en el basurero de Cocula y despu¨¦s lanzado sus huesos a un r¨ªo.
Cristina Bautista tiene unos pendientes con el n¨²mero 43 y una tela bordada a mano con la cara de su hijo, Benjam¨ªn Ascensio Bautista, y la inscripci¨®n ¡°mover¨¦ monta?as por encontrarte¡±. Habla sin emoci¨®n, mec¨¢nica. ¡°Antes yo no pod¨ªa dar entrevistas, me pon¨ªa a llorar. Ahora hablo con el coraje que siento¡±, se justifica. ¡°Nuestra vida cambi¨® much¨ªsimo. Sembr¨¢bamos ma¨ªz, hac¨ªamos pan. ?ramos muy felices. Pero el 26 de septiembre de 2014 empez¨® nuestro martirio. Ellos pensaban que como somos padres campesinos iba a ser f¨¢cil enga?arnos, pero se equivocaron¡±.
Bautista explica que a menudo la gente les critica. ¡°Nos dicen que lo dejemos, que nuestros hijos ya est¨¢n muertos. ?C¨®mo se atreven a decir que nos olvidemos de nuestros hijos?¡±. Estanislao Mendoza, otro padre, a?ade: ¡°Nosotros no queremos andar en las calles gritando. Nos est¨¢n obligando a hacer esto¡±.
Melit¨®n Ortega considera que hay una campa?a de desprestigio hacia las Escuelas Normales Rurales ¡ªque se encuentran en zonas humildes, a menudo comunidades ind¨ªgenas¡ª, como la de Ayotzinapa: ¡°La Normal tiene una historia de lucha social, y la fueron ahogando. Mataron a dos estudiantes en 2011. Hicieron una campa?a en nuestra contra. Y el golpe definitivo: el 26 de septiembre, las desapariciones. Creyeron que con eso ¨ªbamos a desaparecer, pero fue todo lo contrario. Mucho estudiante sigue yendo a la normal, y eso para nosotros es muy importante, para que salgan de la pobreza y tengan una vida distinta a la nuestra¡±.
¡ªYa basta de impunidad, ya basta de violaciones de derechos humanos. Que investiguen al ej¨¦rcito, a la Procuradur¨ªa General de la Rep¨²blica en el sexenio de Enrique Pe?a Nieto¡ª exige Mar¨ªa Jes¨²s Tlatempa Bello.
Y, entonces, hace una pausa larga. Suspira. Y a?ade ese lema que ya forma parte del imaginario colectivo de las ¨²ltimas d¨¦cadas en Latinoam¨¦rica: ¡°Vivos se los llevaron y vivos los queremos¡±. Siete a?os despu¨¦s, contin¨²an los silencios, las incertidumbres, las versiones oficiales. Ya lo dijo aquella canci¨®n de Alfredo Zitarrosa: hay olvidos que queman y memorias que engrandecen.
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