Kum?¡¯?y. Mensajes desde un futuro multiling¨¹e
La escuela, que hab¨ªa sido el ariete y el basti¨®n ling¨¹icida del Estado mexicano, se convirti¨® en el basti¨®n de la resistencia que dio aliento a la diversidad ling¨¹¨ªstica
![Ind¨ªgenas tzotzil y tzeltales participan en un desfile de carnaval en San Juan Chamula, Chiapas, en febrero.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KEBVRLKGKWC2NZWU64HXCZHUTY.jpg?auth=423ed6076b1e075c307539d384060115ee5ed6264d6d37e8c980154211273cc1&width=414)
?C¨®mo fue que logramos revertir la acelerada p¨¦rdida de lenguas ind¨ªgenas? A estas alturas suena extra?o pensar que esas lenguas alguna vez estuvieron en serio riesgo de desaparecer y que, de hecho, muchas desaparecieron irremediablemente. Los estudios actuales sobre las lenguas ind¨ªgenas se han centrado sobre todo en documentar las diversas pr¨¢cticas pedag¨®gicas asociadas a la ense?anza de estos idiomas y en realizar estudios gramaticales y estudios po¨¦ticos, pero hay muy poca investigaci¨®n que nos puedan dar un esquema general del proceso que culmin¨® en el hecho de que en estas ¨²ltimas d¨¦cadas nos parezca natural la existencia pujante y vital de tantas lenguas en este territorio.
Este texto pretende ser apenas un brev¨ªsimo esbozo hist¨®rico de lo sucedido en esos a?os en los que la diversidad ling¨¹¨ªstica de M¨¦xico estuvo seriamente amenazada y de la lucha, en gran parte olvidada, que hubo que dar para que ahora algo tan dado y natural como nos parece el multiling¨¹ismo tuviera posibilidades reales de futuro, un futuro que es ahora el presente desde el que escribo. A punto de terminar este breve escrito, me he enterado de que el Centro Amuzgo de Estudios Hist¨®ricos prepara la publicaci¨®n de un volumen que documentar¨¢, a detalle y con rigor (como ya es costumbre en las investigaciones de este prestigioso centro comunal de investigaci¨®n), el extra?o periodo en el que la diversidad ling¨¹¨ªstica estuvo en riesgo y los procesos y luchas que lograron revertir los efectos de esa ¨¦poca lamentable, tan lamentable que la hemos casi borrado de la memoria colectiva.
El tiempo en el que los idiomas estuvieron en serio riesgo de extinci¨®n fue breve pero suficientemente brutal como para causar la muerte de muchas lenguas. Repetir¨¦ algo que ahora nos parece obvio, la diversidad de lenguas es un rasgo que ha acompa?ado a la humanidad desde siempre. Imperios, guerras, conquistas, migraciones, desarrollo y ca¨ªda de m¨²ltiples culturas y diferentes civilizaciones, miles de a?os de historia en much¨ªsimos lugares del planeta, nunca nada de esto puso en riesgo de desaparici¨®n la diversidad ling¨¹¨ªstica del mundo como los aproximadamente 300 a?os en los que la humanidad opt¨® por un solo modelo sociopol¨ªtico para todas las sociedades: el Estado-naci¨®n.
Este periodo en el que la diversidad ling¨¹¨ªstica estuvo muy comprometida comprende aproximadamente los dos ¨²ltimos siglos del primer milenio despu¨¦s de nuestra era y el primer siglo del segundo milenio. Dentro de la ecuaci¨®n que establec¨ªa la idea de que cada uno de los aproximadamente 200 estados era tambi¨¦n una naci¨®n, germin¨® la disposici¨®n de que cada uno deber¨ªa entonces tener una sola lengua, a lo m¨¢s dos, en casos extra?os, hasta tres. El mundo con sus aproximadamente 7.000 lenguas en ese momento, se hallaba parcelado en poco m¨¢s de doscientos estados, en su mayor¨ªa obsesionados en imponer una sola lengua en los territorios dentro de sus fronteras.
El territorio desde el que ahora escribo en las monta?as de la Regi¨®n Mixe, qued¨® adscrito dentro del Estado mexicano. En el momento de su creaci¨®n, a principios del siglo XIX, aproximadamente el 70% de la poblaci¨®n encapsulada dentro de ese Estado hablaba una gran variedad de lenguas pero el nuevo modelo opt¨® por imponer el espa?ol, la lengua de la minor¨ªa con m¨¢s poder. Para lograrlo, el poder del Estado implement¨® desde todas sus ¨¢reas de administraci¨®n, sobre todo desde un sistema educativo ¨²nico y centralizado que fue creando con el tiempo, la imposici¨®n del espa?ol.
Las lenguas ind¨ªgenas dejaron de llamarse idiomas como en los siglos anteriores y recibieron el nombre de ¡°dialectos¡± con una fuerte carga despectiva, el espa?ol fue elevado a lengua nacional como los libros de texto de la ¨¦poca los evidencian. La posibilidad de que los documentos oficiales pudieran redactarse en lenguas ind¨ªgenas como sucedi¨® en los siglos pasados se esfum¨® con el establecimiento del Estado, la rica tradici¨®n escrita en caracteres antiguos o en el abecedario latino que hab¨ªa llegado con la colonizaci¨®n espa?ola fue desapareciendo y desde los espacios escolares las muy diversas lenguas ind¨ªgenas fueron proscritas, hablarlas se volvi¨® motivo de castigos, de golpes, de humillaciones, de multas, a tal grado que muchas personas que las hablaban se fueron convenciendo de que era mejor no transmitirlas.
La red de int¨¦rpretes y traductores para el sistema judicial pr¨¢cticamente fue desaparecido con el establecimiento del Estado mexicano, las publicaciones de libros en lenguas ind¨ªgenas se volvieron muy escasas en contraste, por ejemplo, con los m¨¢s de cien textos publicados para 1580 en la imprenta de M¨¦xico. Las lenguas ind¨ªgenas dejaron de ser lenguas de instrucci¨®n y de estudio en espacios acad¨¦micos y los estudios gramaticales sobre estas lenguas se volvieron una rareza cuando siglos atr¨¢s era posible tomar c¨¢tedra en lenguas como el otom¨ª, n¨¢huatl o matlazinca en instituciones como la Real y Pontificia Universidad de M¨¦xico. Poco a poco, entre m¨¢s se fortalec¨ªa el Estado m¨¢s se redujeron los espacios de uso y vitalidad de la diversidad de lenguas que siempre le hab¨ªa sido natural a la poblaci¨®n de estos territorios. Poco a poco el proyecto monoling¨¹e se fue imponiendo con ¨¦xito y la diversidad ling¨¹¨ªstica, como nunca en la historia, comenz¨® a estar en riesgo de extinci¨®n.
A finales del Siglo XX, el levantamiento del Ej¨¦rcito Zapatista de Liberaci¨®n Nacional provoc¨® que en las siguientes d¨¦cadas el Estado mexicano hiciera algunas reformas legales para proteger la diversidad ling¨¹¨ªstica pero nada cambiaba sustancialmente en los hechos, la educaci¨®n segu¨ªa estando centralizada y se impart¨ªa sobre todo en espa?ol, el sistema de educaci¨®n biling¨¹e era un rotundo fracaso y no hab¨ªa logrado frenar la acelerada p¨¦rdida de la diversidad ling¨¹¨ªstica, garantizar int¨¦rpretes o traductores en lenguas ind¨ªgenas era una odisea, hacer uso de lenguas ind¨ªgenas en documentos oficiales era pr¨¢cticamente imposible, los funcionarios y agentes del Estado que enviaban a territorios en d¨®nde se hablaban otras lenguas solo hablaban espa?ol, intentar registrar a un ni?o con un nombre en alguna lengua ind¨ªgena era un calvario, las leyes que regulaban los medios de comunicaci¨®n privilegiaban el uso de una sola lengua y, en este contexto, a comienzos del siglo XXI, los hablantes de lenguas ind¨ªgenas hab¨ªan sido minorizados a tal punto que representaban el 6,1% de la poblaci¨®n mexicana. A¨²n cuando hab¨ªa resistencias y luchas dentro de los pueblos ind¨ªgenas, el futuro se ve¨ªa de un gris monoling¨¹e.
De pronto, una peque?a chispa provoc¨® un incendio a mediados del siglo XXI. Una mujer tepehua de Pisaflores, Veracruz, llamada Aura Grande, decidi¨® no enviar m¨¢s a la escuela a su hija mientras no se garantizara que la lengua de instrucci¨®n de las diversas materias fuera el tepehua, con una clase de alguna segunda lengua que fuera de la elecci¨®n de la ni?a. En lugar de ir a clases, Aura llevaba todos los d¨ªas a su hija a protestar frente a las instalaciones de la escuela con una cartulina en mano escrita en lengua tepehua. Aquella pac¨ªfica pero insistente protesta lleg¨® a los medios de comunicaci¨®n que estallaron en su contra, la acusaron de estar atentando contra el derecho a la educaci¨®n de su hija y diversas opiniones indignadas dijeron que incluso deber¨ªa ser castigada; algunos pol¨ªticos, en aras de conseguir protagonismo, la denunciaron.
Ella se mantuvo firme, explic¨® c¨®mo el sistema educativo al que ten¨ªa acceso la poblaci¨®n infantil solo era biling¨¹e en el nombre pero no lo era en la pr¨¢ctica, explic¨® que el sistema de educaci¨®n biling¨¹e del Estado era, en general, un enga?o, a lo m¨¢s se impart¨ªa tepehua solo un par de horas a la semana, explic¨® tambi¨¦n c¨®mo su hija ten¨ªa el derecho, como todos los ni?os y ni?as del mundo, a que fuera instruida en su lengua materna, ¡°si una a ni?a danesa le explican astronom¨ªa en dan¨¦s ?por qu¨¦ mi hija no puede recibir educaci¨®n sobre los astros en su propia lengua? ?por qu¨¦ no puede aprender a sumar, dividir o multiplicar en tepehua que es la lengua que ha adquirido a trav¨¦s de su madre? ?por qu¨¦ no puede elegir ella misma qu¨¦ otras lenguas desea aprender?¡± Contestaba pacientemente las preguntas que le hac¨ªa la prensa. La opini¨®n p¨²blica se polariz¨® pero por primera vez se estaba discutiendo ampliamente el tema de la diversidad ling¨¹¨ªstica y los derechos ling¨¹¨ªsticos.
El d¨ªa que llegaron a detenerla por negarle educaci¨®n a su hija, en un acto a todas luces abusivo, miles de personas que llevaban una vida luchando por la revitalizaci¨®n de las lenguas hab¨ªan llegado ya hasta Pisaflores para impedirlo. Aquel movimiento se fue haciendo cada vez mayor y se organiz¨® la primera gran Marcha por la Diversidad Ling¨¹¨ªstica, una caminata desde Pisafores hacia la Ciudad de M¨¦xico. Miles de estudiantes hablantes de lenguas ind¨ªgenas desertaron de las escuelas del Estado. Este fue el antecedente de los distintos sistemas de educaci¨®n que existen en la actualidad.
Las comunidades del pueblo mixe que llevaba un tiempo desarrollando propuestas de educaci¨®n alternativa tomaron los edificios escolares en donde el Estado hab¨ªa impartido educaci¨®n monoling¨¹e y comenzaron ah¨ª un nuevo proyecto en donde, como sucede con los ni?os alemanes que toman todas sus clases en alem¨¢n, la poblaci¨®n infantil mixe pod¨ªan abrevar del conocimiento que su especie hab¨ªa generado en su propia lengua mixe. Adem¨¢s, pod¨ªan elegir aprender otras lenguas de su elecci¨®n. La escuela, que hab¨ªa sido el ariete y el basti¨®n ling¨¹icida del Estado mexicano, se convirti¨® en el basti¨®n de la resistencia que dio aliento a la diversidad ling¨¹¨ªstica de M¨¦xico. Este movimiento tuvo mucho ¨¦xito y se comenz¨® a replicar. As¨ª surgi¨® el sistema educativo amuzgo, el sistema rar¨¢muri y el cora por mencionar ejemplos muy tempranos. Cada sistema era distinto pero ten¨ªan en com¨²n el uso de las lenguas ind¨ªgenas como lenguas de instrucci¨®n. Durante mucho tiempo el Gobierno mexicano se neg¨® a soltar el control que ten¨ªa sobre el sistema educativo pero con el paso de las d¨¦cadas tuvo que ceder.
Esta peque?a chispa incendi¨® otros campos. El sistema judicial tuvo que responder a la nueva realidad, el sistema de salud tuvo que ponerse a dialogar con otras culturas y termin¨® por entender que era un atropello no contar con int¨¦rpretes capacitados. Los medios de comunicaci¨®n se multiplicaron en lenguas diferentes, cada comunidad y colectividad de hablantes de lenguas ind¨ªgenas gestion¨® imprentas y publicaciones digitales en una gran diversidad de idiomas. El conocimiento volvi¨® a ser multiling¨¹e como lo hab¨ªa sido siempre antes del establecimiento del Estado mexicano y como ahora nos parece lo m¨¢s natural del mundo. Esa idea irracional de que es necesario imponer una sola lengua llev¨® a construir un pa¨ªs artificialmente monoling¨¹e, por fortuna esa absurda pretensi¨®n fue frenada a tiempo y ahora las sociedades de estos territorios son, mayoritariamente, al menos biling¨¹es. Para los detalles historiogr¨¢ficos m¨¢s especializados sobre el proceso mediante el cual revertimos la p¨¦rdida de la diversidad ling¨¹¨ªstica, les ruego esperar, queridas lectoras y lectores, la pr¨®xima publicaci¨®n del Centro Amuzgo de Estudios Hist¨®ricos mencionado al principio de este texto. Est¨¦n pendientes.
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