Olimpia Coral Melo: ¡°El algoritmo es machista y patriarcal¡±
La joven que dio nombre a la ley contra el acoso digital en M¨¦xico asegura que el feminismo le salv¨® la vida luego de tres intentos de suicidio
Su nombre es la ley. Olimpia Coral Melo, 30 a?os y tres intentos de suicidio desde que su cuerpo amante se difundi¨® por redes sociales. Se grab¨® practicando sexo con un novio traidor que la hizo famosa a su pesar. Encerrada en su garaje -no solo Apple se pari¨® en una cochera-, redact¨® la que se ha dado en llamar Ley Olimpia en M¨¦xico, una reforma que penaliza a quienes graban y difunden sin consentimiento im¨¢genes sexuales y ya hay encarcelados por la aplicaci¨®n de esa norma. Su cara, que un d¨ªa dese¨® invisible, sale ahora entre las 100 m¨¢s influentes del mundo, seg¨²n la revista Time. ¡°Que lo oigan en todos los idiomas, el cuerpo de la mujer no es un objeto ni off line, ni online. La iniciativa privada es la cuenta m¨¢s pendiente: el algoritmo es sumamente machista y patriarcal¡±.
Ocurri¨® cuando ella ten¨ªa 18 a?os, en Huauchinango, un pueblo de alrededor de 100.000 personas, pero pueblo, al fin y al cabo, en la sierra, a tres horas de la capital del Estado de Puebla, ¡°donde todav¨ªa preguntan y t¨² de qui¨¦n eres. Muy conservador, de domingos de iglesia y parque familiar¡±. Su desnudo se hizo viral hacia 2012. Y ella quer¨ªa ¡°desaparecer, no haber nacido¡±. La protegi¨® su madre y unas buenas lecciones de feminismo que hoy en d¨ªa salen de su boca en chorro. Es activista e imparte conferencias y talleres. ¡°Les platico sobre el internet patriarcal¡±.
Pregunta. ?Cu¨¢ndo empieza a ser consciente del feminismo?
Respuesta. No te lo ense?an en la escuela, no te ense?an a ser libre, a luchar, solo a callar y cerrar las piernas; no te r¨ªas as¨ª, no te comportes as¨ª¡ no debes provocar a los hombres. Fui consciente del feminismo cuando mi mam¨¢, en lugar de abofetearme, me dio su apoyo. Ella estaba firme, aunque lloraba. Me levant¨® la barbilla y me dijo: ¡®Verg¨¹enza me dar¨ªa si mi hija fuera una ladrona, una asesina, incluso si hubiera maltratado a un perro, pero un cuerpo desnudo no da verg¨¹enza¡¯. Despu¨¦s se?al¨® una por una a las primas que estaban en la habitaci¨®n: ¡®Ella coge [folla], ella tambi¨¦n coge, yo tambi¨¦n, el presidente tambi¨¦n, eso no es un delito. No has hecho nada malo y no tienes la culpa¡¯, dijo. Eso me quit¨® el estigma.
P. ?C¨®mo se acaba con todo esto?
R. Con feminismo. El feminismo me salv¨® la vida. Si yo hubiese sabido todo lo que ahora s¨¦ tal vez no habr¨ªa intentado suicidarme. No hubiese pasado el dolor que pase. Ni el rechazo a m¨ª misma. Ni el asco de mi cara y de mi piel. Yo no quer¨ªa ni llamarme Olimpia.
P. ?Por qu¨¦ le pusieron ese nombre?
R. Por mi bisabuela, a quien mi madre adoraba. Me lo cont¨® hace dos a?os en un avi¨®n. Ya se hablaba en M¨¦xico de la Ley Olimpia y yo no sab¨ªa el porqu¨¦ de mi nombre.
P. ?A¨²n tiene miedo al tel¨¦fono m¨®vil?
R. Todo el tiempo, tambi¨¦n cuando recibo muchas notificaciones en el Facebook, que me recuerda la avalancha aquella de ofensas y burlas. La violencia digital es como un tatuaje que se queda en tu cuerpo, en la piel. La viralidad tiene el poder de acabar contigo. En mi pa¨ªs, para la gran mayor¨ªa yo soy la puta, y las putas son apedreadas y no tienen derechos.
P. ?As¨ª lo siente todav¨ªa?
R. Claro. F¨ªjate en los comentarios a mis entrevistas o videos. Podremos hacer la prueba cuando se publique esta. Dir¨¢n: ?c¨®mo, primero fue puta y ahora la sacan en EL PA?S? Ya pas¨® cuando sal¨ª el Time. Incluso han llegado a decir que yo misma publiqu¨¦ aquel video para hacerme famosa. Tengo que ser muy cuidadosa. Siempre te joden, aqu¨ª matan a 11 mujeres al d¨ªa. Que haya una ley no significa que no siga sintiendo miedo.
P. La vida le puso el agravio y la venganza. Ha conseguido una ley que sirve a muchas mujeres. Y su voz se oye en todas partes.
R. Para m¨ª la venganza no es la ley ni la pena que impone, es empezar a ser feliz. Esa es la verdadera venganza. Ser feliz en un mundo que nos limita, con sus estereotipos de belleza, con las mujeres expuestas en la vitrina p¨²blica para que te vean y te juzguen. Yo sal¨ªa de casa escondida como si fuera una delincuente. Ahora les digo a todas: no les crean, no es cierto que tu vida se arruina, no es cierto que tuviste la culpa, no es cierto que tu cuerpo es un crimen.
P. ?Percibe la incidencia de los delitos sexuales entre las j¨®venes en los centros de estudio donde imparte conferencias?
R. S¨ª. Impera la cultura del porno exacerbada en el espacio virtual, la hipersexualizaci¨®n de los cuerpos, estereotipos de belleza, vaginas sin vello que es pura pedofilia. Esa plataforma, OnlyFans¡ Se les transmite a las ni?as un mensaje: empod¨¦rense, vendan sus desnudos, t¨®mense fotos sexis, apr¨®piense de la libertad de sus cuerpos. Pero nos empoderan para el placer sexual masculino, para la trata, para cosificarnos. Y estas adolescentes no son culpables, aunque solitas se tomen la foto. Son v¨ªctimas de un sistema que nos ense?¨® a que solo as¨ª valemos como mujeres. Si mi pa¨ªs se para cuando dan por la tele Miss Universo; y se celebran los 15 a?os para exponer a las adolescentes a la sociedad, porque ya menstr¨²an, ya son ofrecidas.
P. ?Est¨¢n volviendo a cosificarse?
R. El machismo se ha apropiado de nuestro discurso de libertad y lo manipula para que esa libertad solo exista cuando ellos quieren, para el placer sexual masculino. Si alguna de nosotras ense?a las tetas en una manifestaci¨®n feminista nos dicen que eso no son formas, pero si sale una actriz con pezoneras bailando para un hombre, eso no molesta a nadie. Solo molesta si no sirve para su placer. Juegan con nuestro discurso, manipulan nuestra libertad. Se meten a nuestro territorio para cambiarlo. El 90% de esos contenidos grabados se traslada a los mercados de explotaci¨®n sexual, lo que la gente conoce como p¨¢ginas porno. El problema no es internet sino c¨®mo lo estamos habitando.
P. Habla del patriarcado de internet.
R. Claro, los se?oritingos que hacen internet desde su visi¨®n de hombres. Las redes sociodigitales tienen medidas paliativas para ciertos contenidos, pero ni siquiera deber¨ªa haber protocolos para bajar las im¨¢genes. Es que no deber¨ªan dejar que se subieran. Pero los desnudos venden.
P. Usted estudiaba segundo de Derecho cuando redact¨® la Ley Olimpia en su cochera.
R. S¨ª. Pero siempre minimizan el trabajo de una mujer; porque soy joven, no soy pol¨ªtica y soy una provinciana. Y adem¨¢s soy la protagonista del video sexual. C¨®mo vas a ser capaz de hacerlo, vienen a decir. Por eso tardamos seis a?os en que se aprobara la primera, la de Puebla. Lo virtual no era real. Hicimos pol¨ªtica, pero feminista, para que los cavern¨ªcolas vieran que lo virtual s¨ª era real. Tambi¨¦n nos dec¨ªan que nos hab¨ªamos dejado grabar, por tanto, no pod¨ªan protegernos. Y como yo adem¨¢s era la protagonista del video, ni siquiera miraban el texto que redact¨¦. Todo se mira con misoginia. La ley no es perfecta. Ya. Ni la Constituci¨®n. Yo y mis amigas que me ayudaron recibimos muchos ¡®No se puede¡¯.
P. Le han llamado para entrar en pol¨ªtica.
R. S¨ª, pero solo quer¨ªan que figurara mi nombre. No voy a utilizar esta causa. Si quieren ayudar a las mujeres, que denuncien a sus diputados que se opusieron a la ley y que hicieron comentarios sexistas, que desafueren a los acosadores en los Congresos.
P. M¨¦xico por fin despenaliz¨® el aborto.
R. Es excelente, pero todav¨ªa hay una gran mayor¨ªa conservadora que quiz¨¢ no se da cuenta de que sus prejuicios son violatorios de derechos humanos. No los juzgo, hemos sido un pa¨ªs tan agachado, colonizado, sumiso, con tanta pobreza y tantos prejuicios religiosos. Pero para eso est¨¢n las leyes. Lo ha dicho la Corte y ahora hay que acatar. Aunque en este pa¨ªs haya mucha impunidad, las leyes sirven, porque lo que no se nombra no existe.
P. Usted tiene que conjugar la fama con el miedo y los arranques de odio que despierta. Hay ya condenados en M¨¦xico por la aplicaci¨®n de esta ley.
R. Yo habr¨ªa hecho la Ley Capucha, pero ya que puse mi rostro, no me arrepiento. Pero s¨ª, lo afronto sin privilegios, no tengo un chofer ni un guardaespaldas. No voy en metro ni autob¨²s sola. A m¨ª no me cuida la polic¨ªa, me cuidan mis amigas.
P. ?Ha podido normalizar su vida de pareja, sexual, desde entonces?
R. Sigo aprendiendo. No se pueden quitar as¨ª como as¨ª 30 a?os de prejuicios.
P. Ni 500 siglos.
R. Al principio me cost¨®. No pod¨ªa tener una vida sexual normal, me tapaba, ten¨ªa miedo a la exposici¨®n. Todav¨ªa hoy, si tengo sexo casual me siento culpable.
P. Dice que salir en el Time le ha cambiado la vida.
R. A partir de entonces la gente se interes¨® y ahora respetan m¨¢s la causa. Un foco tan internacional te cambia la vida. Llegamos a todas partes gracias a ustedes. Pero los medios de comunicaci¨®n tambi¨¦n nos exponen a quienes nos odian. Tenga cuidado, somos sobrevivientes. Vi cuando era chiquita aquella marcha de las putas en EL PA?S. Yo siempre dec¨ªa: guau, imag¨ªnate un d¨ªa salir en EL PA?S.
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