Las parteras del sur de M¨¦xico que practican abortos seguros con medicamentos aprobados por la OMS
Los f¨¢rmacos para interrumpir el embarazo se han convertido en herramientas cotidianas en el trabajo de estas mujeres, que ayudan a quienes el sistema de salud les da la espalda
Las parteras del sur de M¨¦xico son las aliadas de las mujeres que buscan un aborto seguro y no tienen a d¨®nde ir. A ellas acuden mujeres pobres, ind¨ªgenas o muy j¨®venes, las m¨¢s vulnerables, para recibir un par de pastillas que les garantice interrumpir su embarazo sin poner su vida en riesgo. Los medicamentos para abortar, aprobados por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), son parte esencial de las herramientas con las que cuentan las parteras para ayudar a quienes no encuentran respuesta en el s...
Las parteras del sur de M¨¦xico son las aliadas de las mujeres que buscan un aborto seguro y no tienen a d¨®nde ir. A ellas acuden mujeres pobres, ind¨ªgenas o muy j¨®venes, las m¨¢s vulnerables, para recibir un par de pastillas que les garantice interrumpir su embarazo sin poner su vida en riesgo. Los medicamentos para abortar, aprobados por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), son parte esencial de las herramientas con las que cuentan las parteras para ayudar a quienes no encuentran respuesta en el sistema de salud o a quienes las leyes no les deja m¨¢s opciones que buscar compa?¨ªa, en secreto, para abortar.
¡°En el 2016 murieron dos chamacas, una con cinco meses de embarazo y la otra con tres meses. Se mataron, se suicidaron aqu¨ª en el municipio porque no tuvieron otra salida. Si hubieran venido antes, y aunque no tuvieran dinero, las habr¨ªamos ayudado. Tenemos que ayudarlas porque no tienen dinero, no tienen nada¡±, dice Luz, de 63 a?os, 25 como partera. Su testimonio y el de otras que, como ella, apoyan a mujeres que desean un aborto con el uso de misoprostol y mifepristona, son parte del libro Realidades y retos del aborto con medicamentos en M¨¦xico, editado por el Colegio de la Frontera Sur.
Hasta el pasado julio, Chiapas era un de los pocos Estados mexicanos en el que exist¨ªa un plazo para acceder a un aborto seguro incluso cuando se trataba de violaci¨®n. La Suprema Corte de Justicia declar¨® inconstitucional la imposici¨®n de tiempos despu¨¦s de estudiar el caso de una joven de 17 a?os con par¨¢lisis cerebral que en 2018 necesitaba interrumpir su embarazo tras ser abusada, pero le fue negado porque ya ten¨ªa 90 d¨ªas de gestaci¨®n. La Corte dictamin¨® entonces que la limitaci¨®n temporal ¡°constituye un acto de violencia contra la mujer que atenta contra su derecho al libre desarrollo de la personalidad y a la salud mental¡±. El tribunal puso la atenci¨®n sobre lo que llam¨® ¡°conductas arbitrarias y violentas tipificadas penalmente y reprochables por el Estado¡±.
En Chiapas, el aborto no es punible cuando el embarazo es consecuencia de violaci¨®n o cuando la madre corre peligro de muerte, o puede determinarse que el feto presenta alteraciones gen¨¦ticas, pero en la pr¨¢ctica sigue siendo dif¨ªcil el acceso. Las mujeres viven en un contexto de pobreza, en el que la salud es un privilegio. ¡°Lo que han hecho las parteras es ayudar a cerrar brechas, a vencer esas barreras que les impiden a muchas recibir atenci¨®n. Lo hacen con sus propios recursos, prestan sus camas, sus peque?os espacios para que las mujeres puedan decidir sobre sus vidas¡±, dice Georgina S¨¢nchez Ram¨ªrez, coautora de la investigaci¨®n.
Las parteras entrevistadas por el Colegio de la Frontera Sur han sido capacitadas por organizaciones civiles sobre el uso de las pastillas seg¨²n la normativa de la OMS, que ha se?alado que no solo el personal m¨¦dico puede administrar los medicamentos y ha advertido que es una pr¨¢ctica que no requiere necesariamente de espacios hospitalarios. As¨ª es como la peque?a casa de Socorro se ha convertido en un lugar seguro y de acogida para las mujeres: ¡°Despu¨¦s [de las medicinas] les doy a tomar un t¨¦ endulzado por si les baja la presi¨®n o por si les sienten n¨¢useas, es un t¨¦ especial y espero una o dos horas y empieza el sangrado. Si ella quiere ir a su casa se puede ir o si quiere estar aqu¨ª se puede quedar¡±, relata la mujer de 62 a?os, 43 como partera. ¡°Llevo el control por tel¨¦fono hasta que me aseguro de que pasa todo¡±, detalla. Algunas piden que les env¨ªen fotos de las toallas sanitarias para ver c¨®mo va el sangrado o que se tomen la temperatura y manden el resultado para evaluar si el aborto est¨¢ siendo seguro.
¡°Me preguntan si tengo el medicamento para que les baje la regla, casi no hablan de abortar¡±, cuenta Rosario, de 39 a?os, 19 como partera. Evitan usar esa palabra que suena a delito y que podr¨ªa llevar a prisi¨®n a las parteras. En Chiapas, acompa?ar un aborto o practicarlo es penalizado. Ellas se arriesgan porque saben lo que viven las mujeres que se someten a pr¨¢cticas inseguras. En sus casas han tenido que recibir emergencias de abortos fallidos: un cat¨¦ter insertado en el ¨²tero, una succi¨®n con jeringa, las consecuencias de un resbal¨®n intencional. Las mujeres que deciden abortar lo hacen como sea, pero las que tienen menos recursos se exponen a un riesgo mayor.
Seg¨²n la organizaci¨®n Melel Xojobal, dedicada a promover la garant¨ªa de derechos de los ni?as y ni?as de Chiapas, este Estado ocupa el tercer lugar en n¨²mero de embarazos en menores de 19 a?os en el pa¨ªs y registra la segunda tasa m¨¢s alta de embarazos en ni?as y adolescentes con 5.42 por cada 1.000. En 2020, el 14% de la poblaci¨®n de mujeres entre los 12 y 19 a?os ya hab¨ªa sido madre.
La mayor¨ªa de las parteras entrevistadas no saben leer, tienen baja escolaridad, casi todas son cat¨®licas y todas, por encima de cualquier particularidad, ven como un deber acompa?ar a las mujeres. La poblaci¨®n las reconoce como agentes clave en la atenci¨®n primaria de salud. ¡°Miren, no tienen por qu¨¦ contarme, yo no soy nadie que tenga que juzgar, somos amigas y yo las voy a ayudar, ustedes van a decidir qu¨¦ quieren hacer con su vida y yo, si puedo, las voy a ayudar siempre y cuando est¨¦n a tiempo¡±, cuenta Luz que les dice a las mujeres que buscan su ayuda.
S¨¢nchez Ram¨ªrez, junto a Geicel Ben¨ªtez, se propusieron con esta publicaci¨®n desmarcar el clich¨¦ sobre las mujeres del sur de M¨¦xico como despose¨ªdas y desempoderadas. ¡°Desde el movimiento zapatista de 1994 qued¨® de manifiesto que las mujeres ind¨ªgenas ten¨ªan su propia agencia. Las mujeres ind¨ªgenas y rurales de regiones empobrecidas como Chiapas, tienen en su hacer pol¨ªtica, su cuestionamiento de usos y costumbres, y su realizaci¨®n de pr¨¢cticas frente al poder patriarcal¡±.
Excepto Argentina y Chile, la regi¨®n tiene una relaci¨®n endeble y casi que conflictiva con las parteras con sistemas de salud que todav¨ªa no las incluyen como clave en la atenci¨®n primaria. ¡°Cuando se despenalice el aborto en todo el territorio mexicano, las parteras tendr¨¢n que ser visibilizadas y reconocidas en su contribuci¨®n para salvaguardar la vida de las mujeres en edad reproductiva, de manera c¨¢lida, segura y confidencial¡±, se?ala el informe. ¡°Yo fui madre soltera y me hubiera gustado que me ayudaran¡±, dice Lupita, de 57 a?os, cat¨®lica, y convertida en partera desde los 17, cuando qued¨® embarazada por primera vez.
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