Patricia Armend¨¢riz, las contradicciones de la empresaria m¨¢s lopezobradorista: ¡°Fui una absoluta defensora del neoliberalismo¡±

Patricia Armend¨¢riz (Comit¨¢n, 66 a?os) se sentaba hasta hace poco en un programa de telerrealidad con un tibur¨®n de mentira colgado del techo. All¨ª, mirada seria e incisiva, escuchaba a emprendedores presentar sus proyectos; preguntaba por los m¨¢rgenes del negocio, daba consejos y exclamaba: ¡°?Estoy fuera! O ?estoy dentro con 200.000 pesos y los voy a llevar al infinito!¡±. Tambi¨¦n se peleaba con los otros miembros del jurado. ¡°?No me interrumpas!¡±, espetaba a sus compa?eros del exitoso Shark Tank, algunos de ellos multimillonarios. As¨ª cuatro temporadas hasta que le dijeron que su participaci¨®n era incompatible con sus aspiraciones pol¨ªticas. Mala publicidad.

Desde septiembre, Armend¨¢riz ha llevado la estridencia de la televisi¨®n a un plat¨® m¨¢s tradicional, la tribuna de la C¨¢mara de Diputados. Y de la mano de Morena, partido que clama por momentos contra las ¨¦lites empresariales. Una pirueta inesperada para alguien que, adem¨¢s de aconsejar a emprendedores, declara su cercan¨ªa con figuras del llamado ¡°periodo neoliberal¡± que tanto denosta el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Pedro Aspe, secretario de Hacienda de Carlos Salinas de Gortari y cerebro de la apertura econ¨®mica, es uno de sus grandes mentores. No le da miedo decirlo.

La diputada lleva esa contradicci¨®n entre su pasado empresarial y salinista y su militancia con naturalidad. ¡°Mira precioso, tengo dos pies. Soy una empresaria compatible con la Cuarta Transformaci¨®n. Mis empresas son sociales, justas y democr¨¢ticas¡±, afirma rotunda, vestida con una blusa blanca de bordados ind¨ªgenas. La diputada atiende a EL PA?S por videoconferencia desde Comit¨¢n, en Chiapas, donde se recupera de una operaci¨®n de columna. Muestra el gran patio central de su casa, c¨¦sped bien cortado y rodeado de soportales con vigas de madera. All¨ª vive de jueves a lunes, cuando no hay trabajo legislativo.

Armend¨¢riz, fundadora de Financiera Sustentable, una entidad de cr¨¦dito a peque?as empresas, se ha convertido en la empresaria de cabecera de L¨®pez Obrador ante la frialdad del resto. En 2020, acompa?¨® al presidente en su primera gira internacional, a la tumultuosa Casa Blanca de Donald Trump. Siempre pol¨¦mica, durante la cena de gala, se sacudi¨® el protocolo y empez¨® a sacar fotos y videos del momento para colgar en las redes sociales, donde tiene m¨¢s de 280.000 seguidores. ¡°Quer¨ªa mostrar que el presidente no es lo malo que dicen los peri¨®dicos de derecha¡±, recuerda.

Desde que lleg¨® al poder, L¨®pez Obrador le ha ofrecido ser senadora, integrarse al Gabinete y ser una de las nominadas a subgobernadora del Banco de M¨¦xico. Hasta hace poco, hab¨ªa rechazado dar el salto. Recuerda una conversaci¨®n en Palacio Nacional: ¡°Le dije que yo ya no encontraba satisfacci¨®n en el mundo hacendario. Ya no es un reto. Me pregunt¨® qu¨¦ ser¨ªa un reto. ¡®Cambiar el sistema de salud¡¯. ¡®?Por qu¨¦ no hablas con Morena?¡¯. Me inscrib¨ª, cre¨ª que me iban a decir que no. El seno de Morena es acogedor, de mucho cari?o, de mucha m¨ªstica¡±.

El sistema de salud sigue patas arriba y, como diputada, le ha tocado defender iniciativas que el sector privado ha rechazado de plano. La reforma el¨¦ctrica del presidente propone la cancelaci¨®n de contratos vigentes, la ruptura de un principio sagrado del Estado de derecho. ¡°Es una reforma muy agresiva. El problema es que los empresarios no est¨¢n dispuestos a sentarse con el presidente. Todos se amparan. Esos no son buenos empresarios¡±, acusa, y hace una divisi¨®n: ¡°Los que creen en el presidente y son muchos y los que estaban acostumbrados a hacer negocios bajo el cobijo del Gobierno¡±.

Esa mimetizaci¨®n con el proyecto de L¨®pez Obrador la ha alejado de una parte de su c¨ªrculo natural. ¡°He perdido muchos amigos, muchas invitaciones dejaron de llegar, pero me he ganado el respeto de la gente¡±, defiende. La economista y analista Alejandra Cullen, amiga suya desde hace 30 a?os, ve en el giro pol¨ªtico una ¡°devoci¨®n irracional¡±. ¡°Nadie en su entorno es morenista¡±, se?ala. ¡°Por su origen ha tenido un gran compromiso social, el desarrollo de la base de la pir¨¢mide, pero siempre con una visi¨®n empresarial. De repente, me cuesta mucho trabajo entender sus posturas pol¨ªticas¡±.

Un pasado ¡°neoliberal¡±

Armend¨¢riz pertenece a una familia de renombre en Comit¨¢n, una ciudad colonial de unos 150.000 habitantes. Antiguos hacendados venidos a menos tras la revoluci¨®n mexicana, de ni?a ella montaba en el ¨²nico caballo de la finca del abuelo y se iba a acampar a la selva Lacandona. Su padre plantaba algod¨®n y la fortuna de la familia depend¨ªa de la cosecha. A veces no daba para pagar la colegiatura de la escuela, cuenta en Alpinista de Sue?os, recientemente publicado por Penguin Random House, en el que mezcla autobiograf¨ªa y consejos a emprendedores. Ella recog¨ªa pedazos de vajillas rotas enterradas en el jard¨ªn de la casa para venderlos a un artesano de mosaicos. Fue su entrada a los negocios. Consejo, recogido en el libro: ¡°Si tu idea es extraordinaria para la sociedad, el recurso llegar¨¢¡±.

Despu¨¦s de doctorarse en Econom¨ªa por la Universidad de Columbia, volvi¨® a M¨¦xico de la mano de Pedro Aspe, quien la recomend¨® para ocupar una vicepresidencia de la Comisi¨®n Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). Alejandra Cullen, por entonces estudiante, recuerda asistir a cenas con Armend¨¢riz y sus colegas de la Comisi¨®n. ¡°La mayor¨ªa de las esposas se iban por un lado y yo me quedaba siempre con Paty y los se?ores. Todos eran funcionarios y la que estaba m¨¢s arriba era ella. Lo que me brincaba m¨¢s era lo fuerte de su presencia. Llegaba y darte cuenta que llenaba el espacio¡±, explica.

Al poco de su nombramiento, a Armend¨¢riz le explot¨® la devaluaci¨®n del 94, el llamado error de diciembre, y el rescate p¨²blico a la banca a trav¨¦s del Fobaproa. Fue uno de los episodios m¨¢s pol¨¦micos de la historia reciente, pero ella defiende la gesti¨®n del Gobierno ¡ª¡°hicimos lo que pudimos dadas las circunstancias¡±¡ª y la pol¨ªtica liberalizadora de Salinas, el espejo en el que se mira L¨®pez Obrador para no parecerse. ¡°Yo fui absoluta defensora del neoliberalismo. Salinas de Gortari tuvo la visi¨®n brillante de convertirnos en un ejemplo. Nos abrimos a ultranza. Sin embargo, cuando al final ves lo costoso que fue privatizar los bancos y que seguimos igual o peor, yo soy la primera cr¨ªtica¡±.

Pero, cr¨ªticas aparte, tampoco reniega del pasado. ¡°No todo es malo. Un banco central independiente, qu¨¦ maravilla. Un sistema de precios estables, qu¨¦ maravilla. Eso es herencia del neoliberalismo¡±. Y ve paralelismos con la pol¨ªtica econ¨®mica del presidente. ¡°Todas esas semillas que respeta son neoliberales. No dice ¡®somos marxistas¡¯. Es el primero que est¨¢ mejorando el T-MEC, el primero que dice que tenemos que estar abiertos. Es proempresario incluso, pero de empresas que no sean rapaces¡±.

Ella se pone de ejemplo de empresaria no rapaz. Despu¨¦s de pasar por la Comisi¨®n Bancaria y ser consejera de Banorte, quiso bajar del Olimpo. En 2013, fund¨® Financiera Sustentable, una entidad que facilita cr¨¦ditos a peque?as empresas. Su primer proyecto fue ayudar a microempresarios del transporte p¨²blico a comprar unidades m¨¢s limpias. ¡°?Es neta que usted me va a dar cr¨¦dito?¡±, cuenta Armend¨¢riz que le dec¨ªan. La cartera de cr¨¦dito de la entidad todav¨ªa es modesta, de 1,8 millones de pesos. Obviamente, tiene otro consejo: ¡°No emprendas por emprender; emprende con pasi¨®n¡±.

Armend¨¢riz tiene por delante tres a?os en la C¨¢mara que se prev¨¦n intensos. El debate sobre la reforma energ¨¦tica arrancar¨¢ en los primeros meses de 2022. Cuando termine la legislatura, dice que no le importar¨ªa retirarse a la bonita casa que se est¨¢ levantando en Comit¨¢n y manejar sus empresas desde all¨ª. Tampoco le disgustar¨ªa encadenar otro cargo p¨²blico. ¡°Estoy segura de que me van a invitar a una senadur¨ªa o algo m¨¢s¡±, afirma. Lo que s¨ª parece descartado es volver a Shark Tank. ¡°Imag¨ªnate, dir¨¢n que soy una p¨¦sima tiburona [miembro del jurado] por ser chaira¡±, r¨ªe. ¡°?Estoy plagada de haters!¡±.

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