El sindicato petrolero mexicano prueba la democracia
Las elecciones a secretario general enfrentan a la c¨²pula actual con los candidatos cr¨ªticos que buscan renovar una organizaci¨®n marcada por la corrupci¨®n
El influyente sindicato petrolero de M¨¦xico carga con una mochila pesada. Cercan¨ªa al poder, esc¨¢ndalos de corrupci¨®n y l¨ªderes con lujosos departamentos en Miami... 86 a?os despu¨¦s de su creaci¨®n, los afiliados deciden el lunes si avientan este bagaje a la basura. La elecci¨®n interna por la Secretar¨ªa General, la primera verdaderamente competitiva en d¨¦cadas y por v¨ªa electr¨®nica, enfrenta a la c¨²pula actual con candidatos que buscan una renovaci¨®n. Es la prueba de fuego de la democratizaci¨®n sindical prometida por el Gobierno.
¡°?Unidos venceremos!¡±, ¡°?viva la democracia!¡±. Las soflamas de los candidatos llenaron la ma?anera del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador la semana pasada. A cinco por d¨ªa, los aspirantes a secretario general tomaron el micr¨®fono para intentar convencer a los 89.000 empleados de Pemex afiliados al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la Rep¨²blica Mexicana (STPRM), uno de los m¨¢s poderosos del pa¨ªs. Hicieron gala de ¡°cuna¡± petrolera y prometieron defender el contrato colectivo de trabajo. Alguno incluso sac¨® la Biblia para jurarlo ante Dios. Las propuestas concretas escasearon, pero eso es lo de menos. Lo que se juega este lunes, afirm¨® la mayor¨ªa, es poner fin a la corrupci¨®n.
Los cr¨ªticos con la c¨²pula actual, en el poder desde los a?os 90, se conocen a s¨ª mismos como ¡°disidentes¡±. Hasta hace poco, no era f¨¢cil serlo. En 2018, Victoria Arredondo intent¨® presentarse a la Secretar¨ªa General de su secci¨®n, la 31 de Coatzacoalcos, donde es administrativa en un complejo petroqu¨ªmico de Pemex. El d¨ªa del registro de candidaturas, un grupo de seguidores de la dirigente local bloque¨® el acceso al edificio sindical durante horas. Al final, entre empujones y gritos, se la dej¨® entrar, pero el Consejo de Vigilancia dictamin¨® que ya se hab¨ªa agotado el tiempo l¨ªmite de la convocatoria. Solo hubo una planilla, la oficial. ¡°Qued¨¦ muy quemada¡±, recuerda esta trabajadora de 56 a?os.
En la votaci¨®n de este lunes, Arredondo, una de los 25 candidatos, espera encontrar lo que se le neg¨® hace tres a?os: una elecci¨®n de verdad. La aspirante ha notado un cambio. ¡°Los trabajadores est¨¢n m¨¢s participativos. Antes ni te quer¨ªan escuchar, ten¨ªan temor¡±, explica con voz suave pero decidida. Afirma querer acabar con pr¨¢cticas hist¨®ricas como la venta de plazas por parte del sindicato. En su secci¨®n, el interesado tiene que pagar 3.000 pesos quincenales por un contrato o 300.000 pesos si es para que un familiar sea trabajador de planta para toda la vida. ¡°El mismo sindicato les presta dinero para que se le pague¡±, se?ala. ¡°Yo quiero hacer un barrido total y que los afiliados conozcan sus derechos¡±.
Creado en 1935, tres a?os antes que la expropiaci¨®n petrolera, el sindicato fue una pieza importante del corporativismo priista y mantuvo una presencia significativa en el Consejo de Administraci¨®n de Pemex durante d¨¦cadas. Pese a perder esos asientos en 2013 tras la reforma energ¨¦tica de Enrique Pe?a Nieto, el secretario general sigue ostentando la llave a la estabilidad laboral de la empresa, pilar de la econom¨ªa mexicana. El poder pol¨ªtico siempre lo ha tratado con cuidado.
Con las elecciones, sin embargo, el Gobierno quiere mostrar a los esc¨¦pticos que ahora s¨ª los sindicatos mexicanos se van a abrir al siglo XXI. ¡°Que gane el que tenga m¨¢s apoyos y que los trabajadores elijan con libertad¡±, declar¨® L¨®pez Obrador en el pistoletazo de salida de la campa?a, antes de recordar la importancia hist¨®rica del sindicato en ¡°la defensa del petr¨®leo de los mexicanos¡±.
Al impulso de la democracia sindical han ayudado las presiones internacionales. Las exigencias de EE UU y Canad¨¢ durante las negociaciones del TMEC llevaron a M¨¦xico a modificar la Constituci¨®n en 2017 para agilizar el funcionamiento de la justicia laboral y, sobre todo, para instaurar el ¡°voto personal, libre y secreto¡± en los sindicatos. Este derecho, con lo b¨¢sico que parece, ha sido una excepci¨®n en la tradici¨®n sindical mexicana. Los votaciones a mano alzada, a la vista de los dirigentes, o las elecciones indirectas mediante representantes locales eran el men¨² habitual. As¨ª, el mandato de los secretarios generales del gremio petrolero se alargaba durante generaciones.
A seis presidentes y 12 directores generales de Pemex vio pasar el ¨²ltimo jerarca, Carlos Romero Deschamps. Durante ese tiempo, su familia amas¨® una fortuna hecha de departamentos en Miami y Canc¨²n, yates y carros de lujo. Fue reelegido en 2017 por ¡°unanimidad¡± por los representantes de las 36 secciones locales en que se divide el sindicato y recibi¨® las felicitaciones del Gobierno del PRI, partido del que era senador. Ten¨ªa mandato hasta 2024 pero dej¨® el STPRM en 2019 de forma abrupta. No renunci¨® tras perder una votaci¨®n democr¨¢tica, porque no hab¨ªa, sino por las presiones de la Administraci¨®n entrante y las investigaciones abiertas en la Fiscal¨ªa por corrupci¨®n.
La sombra de Romero Deschamps
La salida del cacique ha dado esperanzas a los que reclaman una renovaci¨®n. Sin embargo, los disidentes concurren divididos y la sombra de Romero Deschamps es alargada. Entre los 25 candidatos, destaca Ricardo Aldana, tesorero durante el largo reinado del ex secretario general y todav¨ªa en el puesto. Su nombre salt¨® a primera plana con el Pemexgate, el desv¨ªo de 500 millones de pesos del sindicato a la candidatura presidencial priista en el 2000. Pese a que se mult¨® al PRI con 1.000 millones, ni Romero Deschamps ni Aldana, que por entonces era senador del PRI, fueron condenados. El candidato, que no ha respondido a una solicitud de entrevista, subi¨® la semana pasada a la palestra de la ma?anera y prometi¨® ¡°transparencia¡±.
El poder de la c¨²pula actual qued¨® de manifiesto en las elecciones locales que se celebraron en noviembre y diciembre. La corriente de Romero Deschamps se impuso en la mayor¨ªa de secciones. Los candidatos cr¨ªticos denunciaron tretas para sacarlos de la carrera mediante convocatorias de ¨²ltimo minuto y amenazas para vaciar las planillas con las que se presentaban. En al menos dos secciones solo se present¨® el candidato oficial. El Centro Federal de Conciliaci¨®n, un organismo creado con la reforma laboral, orden¨® la reposici¨®n de cuatro de las 36 votaciones.
Fred Navarro, trabajador de 45 a?os de la refiner¨ªa de Tula, ha salvado su candidatura de milagro. En octubre, cuando ya preparaba su campa?a, fue despedido tras ser acusado de dejar su puesto antes de hora y de acosar a una compa?era. ?l rechaz¨® las acusaciones e interpuso una demanda por despido injustificado. Despu¨¦s de que varios medios, entre ellos este, se hicieran eco de su situaci¨®n, recibi¨® una notificaci¨®n de Pemex de que hab¨ªa sido reinstalado.
Desde entonces, Navarro ha viajado a 15 de las 36 secciones para pregonar un sindicato ¡°con puertas abiertas¡±. Financia los gastos con sus ahorros y aportaciones de amigos. ¡°Es insuficiente. No te alcanza para nada. Ricardo Aldana es tesorero¡±, dice. Generalmente no le dejan entrar a los centros de trabajo para hacer campa?a y tiene que quedarse a las puertas. Esta semana fue a la refiner¨ªa de Tula. Al rato de llegar ¨¦l, varias decenas de funcionarios sindicales salieron de las oficinas para repartir gorras y playeras con el rostro de Ricardo Aldana. ¡°El secretario general de la secci¨®n se par¨® casi en frente de m¨ª. Obviamente al trabajador lo intimida y pasa derecho¡±, explica.
Victoria Arredondo ha vivido situaciones similares, pero no se da por vencida. A diferencia de las elecciones locales, en estas se vota electr¨®nicamente. No habr¨¢ que depositar la boleta en la urna en frente de los jefes. ¡°Como va a ser secreto pueden votar por quien quieran¡±, anim¨® hace poco a unos trabajadores dubitativos. ¡°S¨ª tienes raz¨®n, pero ya ves c¨®mo son aqu¨ª¡±, respondieron. A algunos les han pedido poner la fotograf¨ªa del candidato oficial en su perfil de Whatsapp. El voto es otra cosa.
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