Enrique Krauze: ¡°La presidencia en M¨¦xico fue una especie de monarqu¨ªa. Y sigue si¨¦ndolo¡±
El historiador critica la concentraci¨®n de poder de los presidentes en los ¨²ltimos ocho sexenios y manifiesta preocupaci¨®n por ¡°el hostigamiento contra las instituciones aut¨®nomas¡±
Enrique Krauze (Ciudad de M¨¦xico, 74 a?os) habla con preocupaci¨®n. Inquietud por la situaci¨®n de M¨¦xico y por el repliegue de la democracia liberal en Am¨¦rica Latina y en Europa. El desasosiego, sin embargo, se entremezcla con destellos de optimismo, esperanza en la sociedad, en las mujeres, en los j¨®venes. Ese binomio, una premisa esencial para el ejercicio de la cr¨ªtica, es el motor que durante d¨¦cadas ha acompa?ado su trabajo de historiador, ensayista y editor. Su ¨²ltimo libro, Cr¨ªtica al poder presidencial (Debate), ahonda precisamente en eso: la contestaci¨®n al dominio omn¨ªmodo que en M¨¦xico ha ostentado la figura del mandatario. Casi una monarqu¨ªa absoluta. A trav¨¦s de una colecci¨®n de ensayos, del sexenio de Jos¨¦ L¨®pez Portillo al actual de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, Krauze, uno de los referentes intelectuales del pa¨ªs, habla de historia y de presente, de populismo y nacionalismo, de instituciones y tareas pendientes. El autor recibe a EL PA?S en sal¨®n de su casa y enfatiza, en varios comentarios, su vocaci¨®n por la cr¨ªtica. ¡°Desde que despert¨¦ a la vida p¨²blica en el a?o 68 aprend¨ª que lo primero que un dem¨®crata tiene que hacer es criticar el poder presidencial¡±.
Pregunta. En uno de sus ensayos cita a George Orwell para se?alar la confusi¨®n que a veces se da entre las nociones de patriotismo, entendido como devoci¨®n a la patria, y nacionalismo como voluntad de poder. ?Es el nacionalismo, o la tendencia al nacionalismo, una de las especificidades de la historia del M¨¦xico contempor¨¢neo?
Respuesta. Dir¨ªa que es una de las especificidades de M¨¦xico en buena parte del siglo XX, un nacionalismo con caracter¨ªsticas muy singulares, muy arraigado sobre todo en la Revoluci¨®n Mexicana de 1910 a 1940. En ese tiempo estaba arraigado en la reivindicaci¨®n de la riqueza cultural y nacional de M¨¦xico. Era un nacionalismo no agresivo ni expansionista, ni siquiera particularmente anti yanqui. Un nacionalismo que ten¨ªa ese aspecto, que se consum¨® sobre todo en la ¨¦poca de L¨¢zaro C¨¢rdenas y que ten¨ªa todo el sentido entonces, en ese mundo, entre las guerras: defender la riqueza petrolera y resaltar la riqueza cultural de M¨¦xico, tan variada, profunda, tan antigua. Esos fueron los dos rasgos que, como todo, cambian con el tiempo, pero que eran v¨¢lidos en ese tiempo. Despu¨¦s, en la medida en que el mundo se fue haciendo una aldea global, el pa¨ªs se abri¨® econ¨®micamente porque de otra suerte no hubiera podido competir. Lo hizo a partir de los a?os ochenta y m¨¢s claramente en los noventa. En suma, el nacionalismo ha sido una parte importante de la historia mexicana. Hunde sus ra¨ªces incluso m¨¢s atr¨¢s, pero no ha sido una ideolog¨ªa particularmente agresiva ni nociva. Est¨¢ muy emparentado, en el caso mexicano, con lo que Orwell hablaba del patriotismo. Es decir, algo que tiene que ver con el amor, con la devoci¨®n a la tierra, a la cultura, al lugar donde naciste, a la lengua que hablas.
P. Su trabajo est¨¢ atravesado tambi¨¦n por muchas reflexiones sobre el populismo. ?Qu¨¦ es para usted?
R. No puede definirse con una sola frase. Pero indudablemente el aspecto central es la conexi¨®n del l¨ªder carism¨¢tico con el pueblo. Ahora, esto lo emparenta m¨¢s con el fascismo cl¨¢sico que con el comunismo, porque la figura del l¨ªder carism¨¢tico est¨¢ m¨¢s en Mussolini y en Hitler, incluso en Franco, que en Stalin, que es m¨¢s el aparato de poder. Eso es lo caracter¨ªstico, que es una derivaci¨®n fascista. En Am¨¦rica Latina hay elementos o inspiraciones extra¨ªdas de la Revoluci¨®n Cubana, pero sobre todo es un movimiento semejante al fascismo que ha mostrado ser muy poderoso en el mundo, tanto en la variedad europea como en la variedad latinoamericana y tambi¨¦n norteamericana. Y sin duda alguna est¨¢ poniendo en un serio entredicho a la democracia liberal en todo el planeta.
P. Jorge Eli¨¦cer Gait¨¢n, el candidato colombiano asesinado en 1948, hab¨ªa estudiado en Roma en pleno auge de Mussolini y existen varios an¨¢lisis sobre esa herencia en el plano cultural y est¨¦tico.
R. Es muy interesante recordar que Per¨®n fue agregado militar en Italia con Mussolini. El populismo latinoamericano nace con el peronismo. Yo pensaba que era un experimento t¨ªpicamente argentino, como tantas cosas son ¨²nicas en Argentina, como Maradona o como la literatura, como Borges, pero el populismo es la parte negativa. Viene de Argentina, pero tuvo una mutaci¨®n en el siglo XXI. Primero con Hugo Ch¨¢vez y luego lo vemos en varios pa¨ªses latinoamericanos y no me cabe duda de que en esa liga a la que me estoy refiriendo ahora la filiaci¨®n es mucho m¨¢s fascista que comunista. Es decir, Stalin no basaba su dominio en su carisma. Stalin basaba su dominio en el partido y en su poder brutal. En el caso de Hitler su poder estaba colgado directamente de su persona. Eso lo reconoc¨ªan, lo reconoc¨ªan todos sus subalternos.
Krauze escribi¨® en 2005 un Dec¨¢logo del populismo iberoamericano, de la exaltaci¨®n del l¨ªder carism¨¢tico a la apropiaci¨®n de la palabra, la fabricaci¨®n de la verdad, el odio de clases y la cancelaci¨®n de la democracia liberal. Cree que hoy sigue pertinente.
P. ?Existe algo parecido a un populismo a la mexicana?
R. Creo que el populismo a la mexicana tuvo una primera aparici¨®n con Luis Echeverr¨ªa y luego con Jos¨¦ L¨®pez Portillo. Tambi¨¦n ten¨ªan esa caracter¨ªstica, ambos, sobre todo Echeverr¨ªa, de monopolizar el micr¨®fono, de hablar a todas horas. Tambi¨¦n Echeverr¨ªa acos¨® a la prensa, ment¨ªa con frecuencia. El estilo personal de gobernar de Echeverr¨ªa fue populista y su manejo de la econom¨ªa fue claramente populista, igual que el de L¨®pez Portillo. Pero hay una diferencia capital entre esos sexenios de corte populista y lo que vivimos ahora. Y es que exist¨ªa el partido, el PRI, partido hegem¨®nico. Entonces el presidente era un factor. El presidente ten¨ªa un poder enorme, pero no todo el poder, porque ten¨ªa el partido, que aunque era su partido, no era su propiedad y era un partido estructurado. En este momento de M¨¦xico no existe el contrapeso del partido, porque Morena no es lo que era el PRI. Es un movimiento de varios grupos o tribus completamente leales al presidente, a un grado que el PRI no lo era del todo La segunda diferencia es la no reelecci¨®n. Se dir¨ªa que el principio de la no reelecci¨®n se va a respetar, yo creo que se va a respetar, pero est¨¢ por verse si las reglas democr¨¢ticas y las instituciones democr¨¢ticas que M¨¦xico ha conquistado desde el a?o de 97 van a seguir siendo independientes. Tengo que decir, entonces, que el Gobierno actual tiene m¨¢s diferencias que semejanzas con Echeverr¨ªa y L¨®pez Portillo.
P. Usted aborda tambi¨¦n la fragilidad de los contrapesos, algo as¨ª como los vig¨ªas de la democracia.
R. Me he dedicado a criticar ocho sexenios. ?Por qu¨¦ una cr¨ªtica a la presidencia? Porque ten¨ªa un poder excesivo, porque no cabe duda de que era una especie de monarqu¨ªa. Y sigue si¨¦ndolo. El principal problema pol¨ªtico de M¨¦xico fue siempre la concentraci¨®n de poder en la figura del presidente. Desgraciadamente, y subrayo desgraciadamente, el poder en M¨¦xico se concentra en una persona. Eso es lo que era M¨¦xico con Echeverr¨ªa, con L¨®pez Portillo, De la Madrid, con Salinas. Por fortuna, en el caso de Zedillo, ¨¦l decidi¨® realmente tomar en serio la democracia y la reforma. Y entonces las instituciones que exist¨ªan s¨®lo formalmente como el poder legislativo. la pluralidad en la C¨¢mara de Diputados y Senadores, un poder judicial aut¨®nomo, un instituto electoral, medios y prensa independiente... todo lo que hace una democracia funcional empez¨® a funcionar como lo mandaba la Constituci¨®n. Y M¨¦xico empez¨® su experimento democr¨¢tico. En ese experimento democr¨¢tico que ha llevado 25 a?os seguimos estando, pero con la novedad de que desde 2018 para ac¨¢ estamos ante una configuraci¨®n in¨¦dita. En el sentido de que las instituciones que nos dimos o que fortalecimos en el a?o de 97 est¨¢n debilitadas. Y no solo debilitadas, sino acosadas por el inmenso poder del presidente. De ah¨ª la continuidad de mi cr¨ªtica. M¨¦xico es un pa¨ªs que tiende a concentrar el poder en la figura del presidente. Por eso desde que despert¨¦ a la vida p¨²blica en el a?o 68 aprend¨ª que lo primero que un dem¨®crata tiene que hacer es criticar el poder presidencial. Eso me ense?¨® mi maestro Daniel Cos¨ªo Villegas. Eso aprend¨ª de Octavio Paz. Eso he aprendido siempre de Gabriel Zaid. Lo he hecho por medio siglo. Y lo pienso hacer hasta el final.
P. Menciona al historiador Daniel Cos¨ªo Villegas, ¨¦l se defin¨ªa a s¨ª mismo como un liberal de museo. ?Qu¨¦ significa? Usted tambi¨¦n se define as¨ª.
P. Cuando me dijo ¡°yo soy un liberal de museo porque soy un liberal puro y anacr¨®nico¡±, le pregunt¨¦ por qu¨¦. Porque hab¨ªa estudiado a todos los liberales mexicanos del siglo XIX y ¨¦l los reencarn¨® en el siglo XX. Anacr¨®nico porque esos eran liberales del siglo XIX, y el XX se ha dedicado a venerar al Estado, a venerar al poder. Por eso dec¨ªa ¡°soy un liberal puro y anacr¨®nico, de museo¡±. Pero ese liberal de museo critic¨® a D¨ªaz Ordaz y Echeverr¨ªa como nadie, con una eficacia que le cambi¨® la mentalidad a la clase media, a los lectores de clase media en M¨¦xico, y nos hizo entender que esa cr¨ªtica liberal era m¨¢s eficaz, m¨¢s honesta, m¨¢s clara que las cr¨ªticas marxistas o revolucionarias. Entonces yo me form¨¦ con ese maestro y muy pronto me identifiqu¨¦ como un liberal y Letras Libres tiene el liberalismo en su propio t¨ªtulo. Es un esp¨ªritu liberal el que me ha movido a criticar a los presidentes y creo que no tiene nada de anacr¨®nico. Lo que deber¨ªa estar en un museo es el autoritarismo, la concentraci¨®n de poder.
P. ?Qu¨¦ es la llamada sociedad civil para usted?
R. En primer lugar, hist¨®ricamente esa sociedad civil no estaba en ninguna parte, ni en la ¨¦poca de Echeverr¨ªa ni de L¨®pez Portillo, y yo dir¨ªa que ni siquiera en los ochenta. Es decir, el presidente hac¨ªa y deshac¨ªa. ?Y qui¨¦n se le opon¨ªa? Algunos reductos en la prensa, unos cuantos escritores, el PAN, algunos intelectuales de corte liberal y de izquierda -que no hab¨ªa muchos-. Pare de contar. ?D¨®nde estaba la sociedad civil? En ninguna parte. Casi nadie se movilizaba. Pero la sociedad civil abraz¨® ideas democr¨¢ticas y empez¨® a despertar, primero en el norte, como despert¨® adicionalmente con el terremoto del 85 al ver la incapacidad del Gobierno para poder paliar el dolor o limitar el da?o. Y ya no par¨®. Y luego aparecieron las redes sociales en el 2006, 2007. Yo s¨ª conf¨ªo que la sociedad civil mexicana, es decir, ese conjunto amplio de personas, muchas de ellas j¨®venes, que quieren participar, est¨¢n preocupadas por su pa¨ªs, por mejorar, por tener una escuela preparatoria, por llevar algo mejor a sus casas. Son esas clases conscientes de que el pa¨ªs puede ir muy bien o muy mal dependiendo de lo que el Gobierno haga. Esa sociedad civil que est¨¢ alerta cada vez m¨¢s como no lo estuvo en los tiempos en que yo empec¨¦ a escribir. Eso es un peque?o factor de optimismo, ?no?
P. En sus ensayos el optimismo est¨¢ precisamente relacionado con estas manifestaciones.
P. Y es alentadora la presencia de la mujer, ese sector fundamental de la sociedad civil mexicana que son las mujeres, las mujeres golpeadas, las mujeres ofendidas, las mujeres viudas, las mujeres hu¨¦rfanas, la mujer mexicana maltratada.
P. ?Qu¨¦ papel tuvo la prensa? Usted recuerda que, por ejemplo en Espa?a, no hubiera sido posible la transici¨®n de la dictadura franquista a la democracia sin la prensa.
R. La prensa ten¨ªa un papel muy marginal en los tiempos de Echeverr¨ªa. La cr¨ªtica estaba en la revista Proceso de Julio Scherer. Estaba en unas revistas muy peque?as, como la revista Vuelta, de Octavio Paz; estaba en algunos reductos en la radio, pero no mucho m¨¢s. Fue la convergencia de la sociedad con los movimientos c¨ªvicos del norte del pa¨ªs, con la prensa, con intelectuales, con algunos empresarios radiof¨®nicos que empezaron a arriesgarse m¨¢s, lo que lentamente fue logrando que la conciencia democr¨¢tica creciera. Pero los Gobiernos se resist¨ªan. Lo que ayud¨® mucho tambi¨¦n fue el contexto internacional. Era muy dif¨ªcil defender a a un partido como el PRI y a un Gobierno autoritario como el que ten¨ªamos en medio de la apertura del mundo en 1989. Ahora bien, ha pasado mucho tiempo. Tenemos ahora el populismo y los reg¨ªmenes autocr¨¢ticos. Y la democracia liberal en Europa y en Am¨¦rica Latina se repliega. ?Con qu¨¦ contamos para defenderla? El primer baluarte es la prensa. En M¨¦xico, un sector amplio de la prensa est¨¢ jugando un papel capital. Reporteros, periodistas, articulistas, escritores, diarios nacionales y diarios locales son el baluarte principal en defensa de la democracia. La prensa en M¨¦xico ahora ha cobrado una relevancia que, me atrevo a decir, no tuvo nunca antes. Y el papel de la prensa internacional incide tambi¨¦n. La responsabilidad de los diarios internacionales es alt¨ªsima, como nunca antes.
Al mismo tiempo, Krauze muestra preocupaci¨®n por los ataques del presidente contra la prensa: ¡°D¨ªgame usted: qu¨¦ garantiza que cualquier fan¨¢tico en la calle diga ¡®hombre, pues ah¨ª va este que es enemigo. El presidente lo nombra mucho, hay que pegarle un tiro¡¯. Por eso, me duele mucho la situaci¨®n del periodismo mexicano¡±.
P. ?Est¨¢ m¨¢s preocupado ahora que hace tres a?os?
R. Hace tres a?os yo escrib¨ª que los mexicanos hab¨ªan votado en un 53% por un programa, un programa econ¨®mico, social. Yo estaba en desacuerdo con el programa econ¨®mico, no tanto con lo social, siempre defend¨ª que el Gobierno destinara dinero a la poblaci¨®n m¨¢s necesitada. Lo que ha hecho con la educaci¨®n, incluso con la salud y con los institutos de salud me parece un esc¨¢ndalo, pero por eso votaron los mexicanos. Pero por lo que no votaron es por el acoso a la libertad. Pasar por encima de la ley y el hostigamiento contra las instituciones aut¨®nomas y en particular contra el Instituto Nacional Electoral. Nunca estuve de acuerdo con la pol¨ªtica de ¡°abrazos y no balazos¡± para contener la violencia, pero por eso votaron hace seis a?os. Y si no les gusta a los seis a?os lo cambian. Pero para que puedan cambiarlo, necesitamos libertad de expresi¨®n y necesitamos respeto a las instituciones.
P. A ra¨ªz de las conmemoraciones del Bicentenario y del quinto Centenario, dijo que estamos en un momento de daltonismo.
R. Lo primero que un historiador hace es recoger la realidad, pero la realidad en todas partes del mundo tiene distintos colores. El cielo es azul, la naturaleza es verde y tiene matices y colores. Entonces el blanco y negro es para la fotograf¨ªa y el cine y se ve muy bien. Es muy impresionante, pero esa no es la realidad. Y la realidad hist¨®rica tiene matices, tiene colores. No todos son villanos, no todos son galanes. Y el querer utilizar la historia para fines pol¨ªticos siempre me ha parecido desvirtuar el conocimiento hist¨®rico. Sin la cr¨ªtica no hay b¨²squeda de verdad objetiva y si la verdad desaparece, la realidad desaparece.
Antes de terminar, Krauze quiere dedicarles unas reflexiones a los militares, otro motivo de preocupaci¨®n. ¡°Las Fuerzas Armadas siempre han sido leales. Tuvieron el inmenso m¨¦rito el general C¨¢rdenas, ?vila Camacho y el general Calles de crear un partido. El general C¨¢rdenas y ?vila Camacho, de darle el poder a los civiles. Entonces, dos cosas in¨¦ditas en Am¨¦rica Latina ocurren en M¨¦xico: son los militares que crean un partido pol¨ªtico y luego militares que ceden el poder pac¨ªficamente a los civiles. El Ej¨¦rcito mexicano ha sido leal, ha cumplido funciones muy honrosas y muy incomprendidas muchas veces a lo largo de los decenios de ayuda a la poblaci¨®n civil en desastres, por ejemplo. Pero nunca hab¨ªa ocurrido que pudi¨¦ramos hablar de un militarismo mexicano y creo que estamos empezando a poder hablar de un militarismo mexicano, es decir, de un poder militar junto al presidente o de un presidente que fortalece al brazo militar. Eso nos retrotrae al principio de los a?os veinte, cuando el poder militar era fundamental. Plutarco El¨ªas Calles dijo que se ten¨ªa que acabar la ¨¦poca de los caudillos y que empezara la de las instituciones. Fue en 1928. Ahora estamos en un r¨¦gimen al rev¨¦s. Eso es muy preocupante¡±.
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