El movimiento feminista como bot¨ªn pol¨ªtico
Grupos de mujeres afines a Morena han querido vender la idea de que, gracias al obradorismo, y a las acciones concertadas de protesta pac¨ªfica que realizaron, la marcha fue un ¨¦xito
Como cada a?o, este ocho de marzo, las mujeres mexicanas tomamos las calles. Fuimos 75.000 personas que protestamos en contra del feminicidio, la violencia de g¨¦nero, la brecha salarial, los techos de cristal y las m¨²ltiples formas en las que ser mujer en M¨¦xico nos pone en injusta desventaja.
Las mujeres marchamos como lo hemos hecho desde hace a?os, mayormente de manera pac¨ªfica, pero cada vez con m¨¢s asistentes y diversidad. Llenamos las calles de varias ciudades en marchas hist¨®ricas, conmovedoras y necesarias. A golpe de varias marchas y a?os de lucha, el movimiento feminista se ha ido convirtiendo en el contingente organizado m¨¢s importante de M¨¦xico. Un grupo que ha logrado cambiar pol¨ªticas, tumbar designaciones y dise?ado nuevas leyes. Un sector percibido como leg¨ªtimo y con amplia capacidad de movilizaci¨®n. Es decir, el feminismo es una organizaci¨®n que cuenta con todo lo que la oposici¨®n y el grupo gobernante desean.
Sin planearlo, el movimiento feminista se ha convertido en un bot¨ªn preciado para partidos pol¨ªticos, corrientes opositores y grandes empresas. Una presea que todos se pelean por representar.
As¨ª, grupos de mujeres afines al partido gobernante han querido vender la idea de que, gracias al obradorismo, y a las acciones concertadas de protesta pac¨ªfica que realizaron, la marcha fue un ¨¦xito. Se dicen responsables de haber entregado cientos de flores a las mujeres polic¨ªas que cuidaban la marcha y con ello haber creado un clima de camarader¨ªa que empap¨® al movimiento completo.
Por su parte, grupos antag¨®nicos al partido gobernante han querido posicionar una lectura completamente contraria. Argumentan que el partido gobernante intent¨® intimidar a las manifestantes, desplegando miles de polic¨ªas en las calles, bardeando los monumentos hist¨®ricos con barricadas de metal y difundiendo la idea de que la marcha ser¨ªa violenta.
Los empresarios tambi¨¦n cuentan con su propia narrativa. Miles de empresas mercantilizaron la protesta enviando regalos a mujeres influyentes y organizando eventos ¡°de empoderamiento femenino¡±. Las partes m¨¢s politizadas del empresariado ¡ªcomo el organizador de la alianza opositora ¡°S¨ª por M¨¦xico¡±, Claudio X. Gonz¨¢lez¡ª aprovecharon las protestas para declarar al Gobierno de L¨®pez Obrador como una amenaza para las mujeres, la democracia, la salud, el medio ambiente, los pobres y todo lo que le cupo en un tuit.
La realidad es que ninguno de estos grupos tiene un inter¨¦s genuino de representaci¨®n de las mujeres y sus acciones lo demuestran.
El obradorismo ha impulsado la candidatura de gobernadores acusados de violaci¨®n, de embajadores con m¨²ltiples denuncias de acoso sexual y ha eliminado programas sociales cr¨ªticos para la lucha feminista como son escuelas de tiempo completo y guarder¨ªas p¨²blicas. L¨®pez Obrador gobierna un pa¨ªs donde hay 22.000 mujeres desaparecidas, tres feminicidios diarios y 388 violaciones. Y donde la abismal mayor¨ªa de estos cr¨ªmenes permanecen impunes.
La oposici¨®n no tiene un mejor talante. Todos los estados que han aprobado leyes para impedir el aborto en la ¨²ltima d¨¦cada han sido gobernados por la oposici¨®n. El homicidio de mujeres tuvo su mayor incremento durante el sexenio de Felipe Calder¨®n y el feminicidio durante el de Enrique Pe?a Nieto. Adem¨¢s, los sexenios del PRI y del PAN nunca han tenido gabinetes con una participaci¨®n femenina superior al 20%.
Las empresas emulan la hipocres¨ªa de la clase pol¨ªtica. Se hacen llamar feministas cuando sabemos que la brecha salarial persiste y que las mujeres tenemos 17 veces menor probabilidad de tener un puesto directivo que los hombres. Adem¨¢s, las jornadas laborales son tan largas que las mujeres con hijos no pueden participar y en tiempos de crisis las empresas despiden m¨¢s a mujeres.
Este doble discurso no puede continuar. Las mujeres debemos llamar a cuentas y avergonzar a todo pol¨ªtico o empresario que pretenda ser feminista, sin serlo. El movimiento est¨¢ en posici¨®n de escoger a sus aliados y evidenciar a sus opositores porque su fuerza y legitimidad no tienen paralelo. Las mujeres debemos demandar que cualquier apoyo pol¨ªtico o empresarial se presente con ideas concretas y asequibles, no solo con solidaridad discursiva o temporal.
Pero, sobre todo, debemos continuar marchando, protestando y aterrizando la protesta en demandas precisas. A la marcha del 8M llegamos miles con un ¨¢nimo pac¨ªfico y esperanza de cambio. Esa esperanza es la que diferencia al movimiento feminista de otros grupos. Nosotras tenemos la certeza de que vamos a cambiar las cosas. Nuestras protestas demuestran que es solo cuesti¨®n de tiempo.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.