Las denuncias por acoso y violencia sexual acorralan a la universidad p¨²blica m¨¢s grande del norte de M¨¦xico
Las estudiantes de la Universidad Aut¨®noma de Nuevo Le¨®n reclaman que el protocolo contra la violencia machista no funciona y las deja en total desamparo frente a los agresores
Las alumnas de la universidad p¨²blica m¨¢s grande del norte de M¨¦xico estudian con miedo. Ni siquiera en donde van a clases se sienten a salvo de la violencia de g¨¦nero que azota al pa¨ªs. La Universidad Aut¨®noma de Nuevo Le¨®n (UANL) est¨¢ en el centro de la pol¨¦mica por el acoso y las agresiones sexuales que las estudiantes llevan a?os denunciando. Por lo menos un centenar de casos han salido a la luz en redes sociales y foros creados por las estudiantes. Una nueva ola de acusaciones, encabezadas por las m¨¢s j¨®venes que estudian preparatoria, ha hecho saltar las alarmas y ha puesto contra las cuerdas a la instituci¨®n.
¡°No quiero a un ped¨®filo de maestro¡±, exclamaba un letrero colgado en la Preparatoria 1. ¡°La UANL encubre a acosadores¡±, se?alaba otro. En los ba?os de mujeres de la Preparatoria 2, las adolescentes escrib¨ªan los nombres de los profesores y alumnos que las han violentado. Lo mismo pasaba en las facultades. ¡°En la Facultad de Ciencias Biol¨®gicas cuidan a sus acosadores y no a sus alumnas¡±, advert¨ªa otro mensaje pegado en el plantel. A los lados, m¨¢s nombres de agresores con los que las estudiantes comparten las aulas.
Como un grito de auxilio frente al silencio a su alrededor, las alumnas llenaron los muros de varias preparatorias y facultades con sus denuncias al calor de las manifestaciones del 8M. Desde casos de violencia sexual hasta amenazas de feminicidio, fueron expuestos en las paredes de al menos 28 planteles de nivel medio y superior, seg¨²n confirmaron las alumnas del colectivo Tendedero de Agresores UANL. Las actividades de denuncia fueron organizadas para ¡°exponer el acoso y abuso, tanto de alumnos, como docentes y otros puestos administrativos¡±, afirman las representantes del colectivo, en entrevista con este diario.
Entre las reacciones machistas a los se?alamientos de las chicas comenz¨® una campa?a de amenazas en redes sociales. Una cuenta de Facebook advert¨ªa de un supuesto tiroteo en la Preparatoria 22 Ju¨¢rez, mientras que mensajes reenviados una y otra vez por Whatsapp avisaban del ingreso de armas en varios planteles, y de agresiones f¨ªsicas y sexuales contra quienes colocaran letreros o portaran cualquier prenda morada. ¡°En las preparatorias donde se presentaron mayor cantidad de amenazas, las mismas alumnas ten¨ªan planeado armar sus propios tendederos¡±, advierte el colectivo.
La respuesta de los docentes de varios planteles fue desechar las quejas. Algunos arrancaron los carteles y los tiraron a la basura, seg¨²n se observa en fotograf¨ªas y videos compartidos por las estudiantes. ¡°Nosotros no podemos despedir a un empleado nada m¨¢s porque ustedes pegaron un cartel¨®n o porque est¨¢n exigiendo que lo corran, porque nos vamos a quedar sin maestros y nos van a llover demandas¡±, le dijo el tutor de la Preparatoria 1 a un grupo de alumnas que protestaban por el menosprecio a las denuncias. Grabado con un m¨®vil, el serm¨®n de ese profesor, que ha sido identificado como Jos¨¦ Juan Miranda Torres, se volvi¨® viral al tiempo que las amenazas aterrorizaron al estudiantado y provocaron la movilizaci¨®n de polic¨ªas en al menos cinco preparatorias, seg¨²n reportaron medios locales.
Las alumnas se?alan que administrativos y profesores les han recomendado establecer una demanda legal contra los agresores expuestos, pero no les han ofrecido asesor¨ªa o acompa?amiento para hacerlo. ¡°?C¨®mo una ni?a, dado que la mayor¨ªa son menores de edad, va a saber moverse en ese mundo?¡±, recalcan las estudiantes. ¡°Especialmente si el mismo Secretario de Seguridad Estatal, Aldo Fasci Zuazua, menospreci¨® de manera p¨²blica que no llegaron a atender un robo de un reloj en San Pedro [uno de los municipios m¨¢s ricos de Latinoam¨¦rica] por andar viendo balaceras inexistentes en las prepas¡±, citan.
Para dar carpetazo al esc¨¢ndalo en la universidad financiada por el Estado, la Fiscal¨ªa estatal afirm¨® que las amenazas eran falsas y que proven¨ªan de ¡°grupos radicales provenientes del centro del pa¨ªs¡±. El fiscal Aldo Fasci asegur¨® que ese mismo grupo fue el responsable de romper algunas cristaleras y prender fuego a la puerta del Palacio de Gobierno, despu¨¦s de la manifestaci¨®n del 8 de marzo. ¡°Detr¨¢s de eventos muy diferentes, como fueron los ataques al palacio y esta campa?a para provocar miedo en la poblaci¨®n y distraer a la autoridad, est¨¢ un grupo radical¡±, dijo en una rueda de prensa.
El Frente Universitario Feminista UANL destaca que ¡°la veracidad de las amenazas, independientemente de si no se llevaron a cabo dentro de las instalaciones en los d¨ªas siguientes o anunciados, no disminuye la gravedad de los hechos y los actos en b¨²squeda de intimidaci¨®n y censura¡±. ¡°Es important¨ªsimo hacer hincapi¨¦ en que las amenazas las hicieron maestros y alumnos que estaban siendo denunciados para amedrentar a las denunciantes¡±, subraya el colectivo. Pese a todo lo ocurrido, la UANL neg¨® que sus estudiantes est¨¦n en peligro, a trav¨¦s de un comunicado difundido en redes sociales. ¡°No se ha presentado ninguna situaci¨®n que represente alg¨²n riesgo en las instalaciones de las preparatorias¡±, dijo la casa de estudios.
La universidad ha informado que desde el 8 de marzo ha recibido cinco denuncias formales que est¨¢n siendo atendidas por la Unidad de G¨¦nero. ¡°Adem¨¢s, se est¨¢n observando las demandas que fueron pegadas en cartulinas para dar seguimiento a peticiones y denuncias¡±, indic¨® un vocero de la instituci¨®n a EL PA?S. Con m¨¢s de 123.000 estudiantes, 50,1% de ellos mujeres, la UANL no cuenta con cifras p¨²blicas o indicadores publicados sobre los casos atendidos de acoso y abuso sexual. Seg¨²n el portavoz, actualmente se prepara un informe al respecto ¡°para tener plasmada la historia de la Uniig¨¦nero [Unidad de g¨¦nero de la universidad]¡±. Este peri¨®dico llam¨® en varias ocasiones al tel¨¦fono de atenci¨®n de esa unidad que recibe las denuncias de violencia sexual, pero nadie atendi¨® la llamada.
¡®A m¨ª me cambiaron de lugar, pero muchas ni?as van a seguir llegando¡¯
El problema del acoso en la UANL no es nuevo. Cuando Ana ¡ªque prefiere no revelar su identidad por protecci¨®n¡ª ley¨® lo que estaba pasando en su alma m¨¢ter, no pudo evitar revivir el trauma de ser acosada 10 a?os atr¨¢s por un profesor de matem¨¢ticas de la Preparatoria 1. Ten¨ªa 17 cuando el maestro de unos 50 le ofreci¨® aprobar la materia a cambio de ¡°un masaje de pies a cabeza¡±, cuenta a EL PA?S la ahora egresada de la carrera de relaciones internacionales por la UANL. ¡°Me sent¨ª demasiado inc¨®moda, la verdad me qued¨¦ en shock¡±, narra. ¡°El maestro me dijo: ¡®mira, ya no pasa nada, te voy a pasar, pero tienes mi n¨²mero para cuando te sientas sola¡±, recuerda.
El acoso no se detuvo. El primer d¨ªa de clases del cuarto semestre, el mismo maestro se acerc¨® a su banco y comenz¨® a hacerle insinuaciones frente a toda la clase. Ella abandon¨® el sal¨®n al borde del llanto y se refugi¨® con sus amigos, pero, a la salida, el hombre la estaba esperando en las escaleras e insist¨ªa en preguntarle c¨®mo se ir¨ªa a casa. Ana se arm¨® de valor y al d¨ªa siguiente fue con su madre a la direcci¨®n para denunciar lo que estaba pasando.
¡°Mi mam¨¢ estaba a mi lado y la secretaria nos dijo que ese maestro ya ten¨ªa muchas denuncias, pero que lo ¨²nico que pod¨ªan hacer era cambiarme de sal¨®n y levantar el reporte¡±, asegura. Una d¨¦cada despu¨¦s, la exalumna lamenta que la respuesta de la UANL siga siendo la misma. ¡°A m¨ª me cambiaron de lugar, pero hay muchas ni?as que van a seguir llegando¡±, advierte. ¡°As¨ª como me pas¨® a m¨ª, que era muy chica, me imagino de tantas situaciones que suceden y no se vale que respalden a los acosadores¡±, recalca.
Cuando Ana estudiaba la preparatoria, no exist¨ªa el protocolo institucional para atender el acoso y la violencia sexual, ni la Unidad de G¨¦nero encargada de recibir y acompa?ar las denuncias en la UANL. Estos mecanismos fueron creados en 2018 a ra¨ªz del primer estallido de denuncias que sacudieron las universidades de Nuevo Le¨®n con el impulso del #MeToo y obligan a investigar de oficio cualquier denuncia de alumnas menores de edad. Los primeros casos fueron expuestos un a?o antes en una p¨¢gina web que sum¨® cientos de acusaciones, pero tambi¨¦n amenazas e intentos de hackeo.
La cofundadora del colectivo Acoso en la U, Priscila Palomares, recuerda que pese a que las denuncias en la UANL eran m¨¢s de un centenar, la instituci¨®n no tom¨® acci¨®n hasta un a?o despu¨¦s. ¡°No hab¨ªa d¨®nde denunciar porque no ten¨ªan protocolos¡±, se?ala. ¡°Ahora, no hay transparencia en el protocolo, no me parece que haya una debida atenci¨®n¡±, expone. ¡°Es m¨¢s, yo creo que aqu¨ª vale la pena preguntarnos ese protocolo de la UANL para qui¨¦n es, ?para qu¨¦ la instituci¨®n quede bien o para atender a las personas?¡±, cuestiona.
El fracaso del protocolo ha hecho que se mantengan las protestas, como los tendederos que han puesto las alumnas. En menos de una semana, solo las redes sociales del Tendedero de Agresores UANL han recibido cerca de 40 acusaciones, algunas de ellas hechas por alumnas menores de edad. Entre los se?alados hay docentes, alumnos y egresados. ¡°Sabemos, tanto por experiencias propias como ajenas, que no se nos da el seguimiento debido como v¨ªctimas. Muchos casos se quedan congelados, muchos m¨¢s, ni siquiera los toman¡±, alertan las estudiantes del colectivo.
Las denuncias en Nuevo Le¨®n no son un hecho aislado. Las alumnas de otras universidades en el pa¨ªs han alzado la voz para poner freno a la violencia que viven. Como por ejemplo, en el Tecnol¨®gico de Monterrey, la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico (UNAM), el Instituto Polit¨¦cnico Nacional (IPN), la Universidad Aut¨®noma Metropolitana, la Universidad Ju¨¢rez Aut¨®noma de Tabasco, la Universidad Aut¨®noma de Puebla (BUAP), la Universidad Veracruzana, la Universidad de Guerrero, la Universidad de Sonora y la Universidad de Guadalajara, entre otras. En muchas de ellas, el movimiento de mujeres forz¨® la creaci¨®n de mecanismos de atenci¨®n, seguimiento y sanci¨®n del acoso y el abuso. Como respuesta algunas de esas universidades han llegado a expulsar a varios de los agresores, entre los que hay profesores, alumnos y personal t¨¦cnico. ¡°Las universidades, las preparatorias y la secundarias deben ser espacios a los que las mujeres podamos acceder sin correr el riesgo de que nos violen, nos agredan, nos amenacen o nos maten¡±, reclama Palomares.
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