Abusos en un seminario de La Salle en M¨¦xico: ¡°Me destruy¨® por completo, era un muerto en vida¡±
Jorge Flores Silva relata lo que sufri¨® cuando ten¨ªa 14 a?os en manos del religioso Francisco Serrano Lim¨®n, miembro de la organizaci¨®n ultraderechista El Yunque
Durante a?os la depresi¨®n fue el factor com¨²n en la vida de Jorge Flores Silva. Ten¨ªa ataques de ansiedad, consum¨ªa alcohol o drogas a diario, ten¨ªa sexo sin protecci¨®n y hasta intent¨® suicidarse. Se hab¨ªa sumergido en comportamientos autodestructivos y no sab¨ªa por qu¨¦. Un d¨ªa se enter¨® de que hab¨ªa tenido relaciones con una persona VIH positivo y acab¨® enfrent¨¢ndose al miedo paralizante de hacerse el test. ¡°Sal¨ª negativo, pero fue destrozador porque comenc¨¦ a preguntarme por qu¨¦ tanto desmadre, en ese momento me tir¨¦ en un poste y me acord¨¦ de todo¡±, cuenta en entrevista con EL PA?S. Tras a?os de bloquear mentalmente su calvario, Flores, de 35 a?os, record¨® que hab¨ªa sido abusado sexualmente a los 14 a?os por Francisco Serrano Lim¨®n, un religioso del seminario de La Salle en Ciudad de M¨¦xico. ¡°Todos mis sue?os, todas las ilusiones, se cayeron. Me destruy¨® por completo, era un muerto en vida¡±.
De familia muy cat¨®lica, Jorge siempre quiso convertirse en sacerdote. Como quien tacha los pendientes para alcanzar un objetivo, con siete a?os ya era ac¨®lito, al tiempo entr¨® al colegio lasallista y m¨¢s tarde se inscribi¨® en el aspirantado. All¨ª le llevo un miembro de la congregaci¨®n que hab¨ªa conocido en la escuela. Carism¨¢tico y juvenil, Serrano Lim¨®n ¡ªhermano de un famoso activista provida acusado de peculado¡ª se volvi¨® su amigo y gran confesor. En confidencia Jorge le relat¨® que hab¨ªa sido abusado por un familiar cuando era ni?o y que eso le hab¨ªa desatado dudas sobre su sexualidad. ¡°Le cont¨¦ toda mi vida y ¨¦l se aprovech¨®¡±, recuerda el ahora profesor y activista.
Serrano Lim¨®n ten¨ªa infinito contacto con ni?os: estaba a cargo de los campamentos que realizaban todos los colegios de La Salle de la zona sur de la capital mexicana. Los abusos a Jorge comenzaron entre 2000 y 2001, durante el primer retiro al que el joven asisti¨®. ¡°Me toc¨® desde que tuvo la posibilidad¡±, asegura. ¡°Primero me acariciaba y me abrazaba como si fuera mi pap¨¢, pero ¨¦l lo hac¨ªa con otra intenci¨®n y lo comenc¨¦ a ver poco a poco. Me dec¨ªa cosas como ¡®es normal, somos hermanos, ?no?¡¯ o ¡®Yo soy el cuerpo de Cristo¡±. Con ayuda psicol¨®gica, ha logrado contabilizar al menos 11 situaciones de abuso durante un semestre con este religioso. En algunos casos le dec¨ªa que lo hac¨ªa para ayudarle a sanar del primer abuso sexual, en otros, que se trataba de una terapia para comprobar si era gay, y en unos cuantos, que quer¨ªa asegurarse si estaba preparado para estar en el seminario.
Contar lo que le hab¨ªa pasado se volvi¨® ¡°un problem¨®n¡±, recuerda. ¡°Te dicen olv¨ªdalo, agu¨¢ntate las carnitas, los hombres no lloran. Entre tab¨²es y miedos, lo dejan escondido¡±. El precedente de denuncias en M¨¦xico apunta que hacerlo implica muchas veces levantarse contra toda la instituci¨®n cat¨®lica. En el caso de Flores, el desaf¨ªo era doble: por un lado deb¨ªa enfrentarse al peso de toda la Iglesia, y por el otro, deb¨ªa afrontar los riesgos que pudiera implicar ir contra El Yunque, una organizaci¨®n ultraderechista de la que formaba parte su agresor y se?alada como una agrupaci¨®n paraestatal de ra¨ªz violenta.
¡°Yo sab¨ªa que esos se?ores eran muy reaccionarios, o sea, nunca iba a denunciar¡±, dice con una dicci¨®n acelerada. Pero finalmente se anim¨® a hacerlo en 2018, en un congreso sobre pederastia clerical. ¡°Denunci¨¦ porque me enter¨¦ que estaba abusando de otros y que lo hab¨ªan cambiado de lugar, pero realmente se estaba escondiendo o lo mov¨ªan para que no lo encontraran¡±. Tras contar su calvario, decidi¨® no volver a hablar p¨²blicamente, su prioridad era resolver el caso ante las dos justicias, civil y eclesi¨¢stica. En la primera no pudo, el delito hab¨ªa prescrito. En la segunda, le prometieron que lo iban a revisar, pero nada sucedi¨®. ¡°Me dijeron que lo iban a investigar, pero nunca me llamaron¡±, cuenta, ¡°me qued¨¦ muy solo, me sent¨ª abandonado, sin Dios, sin nada¡±.
Lo que pasaba tras los muros de La Salle, asegura, era un secreto a voces. ¡°Cuando yo denuncio me dicen que no sab¨ªan nada, pero se acercaron muchas v¨ªctimas a m¨ª y tengo sus mensajes¡±, dice Jorge, que las ha cifrado en una veintena. ¡°Yo no lo sab¨ªa, no lo dimensionaba, luego dije: esto s¨ª es el infierno. Estuvo 40 a?os haciendo eso¡±, se lamenta. Los abusos se comet¨ªan incluso a la vista de todos. Seg¨²n recuerda dec¨ªan las pericias que se hicieron en la justicia civil antes de que el caso se cerrara por prescripci¨®n, ¡°a algunos chicos los tocaba en los juegos y frente a todos, incluso frente a los hermanos y las autoridades. Y pues ellos dec¨ªan: ¡®est¨¢n jugando¡¯. A lo mejor lo ve¨ªan normal¡±.
No era lo ¨²nico que pasaba a plena luz del d¨ªa. Tambi¨¦n se colaba por las puertas del colegio la ideolog¨ªa de El Yunque, seg¨²n recuerda Jorge. ¡°[Serrano Lim¨®n] jalaba a sus consentidos, los manipulaba, los hac¨ªa pensar como ¨¦l, les daba a leer libros de ultraderecha de Hitler o de Salvador Borrego. Y les met¨ªa en la cabeza pensamientos completamente fascistas¡±.
El proceso de denunciar fue ¡°muy desgastante y doloroso¡±, asegura Jorge, que a¨²n le cuesta hablar del tema. El camino incluy¨® hasta amenazas de muertes, dice, de quienes cree formaban parte de El Yunque. Cuatro a?os despu¨¦s de haber hablado por primera vez, el pasado 15 de febrero recibi¨® el perd¨®n por parte de las autoridades de La Salle en evento privado, un hecho in¨¦dito para la Iglesia mexicana que ha suspendido al menos a 152 sacerdotes por pederastia. Ha logrado adem¨¢s que apartaran a Serrano Lim¨®n de la instituci¨®n y que la congregaci¨®n preparara protocolos para atender a posibles futuras v¨ªctimas. Aunque lo ha logrado presionando a cada paso:
¡ª?Est¨¢ cambiando la Iglesia?
¡ªNo. La mayor¨ªa de los sacerdotes sigue diciendo que los abusos no pasan. Lo de la Iglesia, es de dientes para afuera.
Pese a que han sido meses de pl¨¢tica para poder llegar a acuerdos con La Salle, reconoce las buenas intenciones de algunos miembros de la congregaci¨®n para sacar adelante los cambios y realizar la ceremonia en la que se le pidi¨® perd¨®n. Jorge no descarta que hablar sobre lo que vivi¨® termine por destapar una olla a presi¨®n: ¡°Creo que van a seguir saliendo casos, hubo much¨ªsimos abusos¡±.
Si conoce alg¨²n caso de abusos en la Iglesia que a¨²n no haya visto la luz, escr¨ªbanos con su denuncia a abusosamerica@elpais.es
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