Carmen Castellote, el legado de guerra y desarraigo de la ¨²ltima poeta del exilio republicano espa?ol
La escritora, de 90 a?os, le entrega un legado de primeras ediciones de sus libros al director del Instituto Cervantes, Luis Garc¨ªa Montero
A Carmen Castellote le persigui¨® la guerra durante buena parte de su vida. Primero en Espa?a, en el 36, despu¨¦s en la Uni¨®n Sovi¨¦tica sufri¨® las penurias de la invasi¨®n nazi. En M¨¦xico encontr¨® la paz en 1958, donde lleg¨® con su marido polaco y su hijo. La poeta tiene hoy 90 a?os y es una de las ¨²ltimas voces del exilio republicano espa?ol, mexicana ya. Presume de dos patrias, porque como ella dice, ¡°cuando los p¨¢jaros se ven obligados a volar sin poder detenerse, las alas son ya su propia casa¡±. As¨ª se lo ha...
A Carmen Castellote le persigui¨® la guerra durante buena parte de su vida. Primero en Espa?a, en el 36, despu¨¦s en la Uni¨®n Sovi¨¦tica sufri¨® las penurias de la invasi¨®n nazi. En M¨¦xico encontr¨® la paz en 1958, donde lleg¨® con su marido polaco y su hijo. La poeta tiene hoy 90 a?os y es una de las ¨²ltimas voces del exilio republicano espa?ol, mexicana ya. Presume de dos patrias, porque como ella dice, ¡°cuando los p¨¢jaros se ven obligados a volar sin poder detenerse, las alas son ya su propia casa¡±. As¨ª se lo ha contado al director del Instituto Cervantes, el tambi¨¦n poeta Luis Garc¨ªa Montero, a quien ha recibido este s¨¢bado en su casa para entregarle una colecci¨®n de primeras ediciones de sus libros publicados, una carta manuscrita explicando el sentido de su legado y un atado de fotos de su vida.
Se ha puesto tan elegante para la ocasi¨®n que es imposible decir que tiene 90 a?os, casi ni 80. La cabeza intacta, sigue escribiendo y son valiosos sus recuerdos del M¨¦xico de aquellos a?os en los que los espa?oles cultivaban las vidas que Franco les neg¨®. Su trabajo en la editorial Uthea y los contactos de su padre, un comunista medio ciego que sigui¨® con su tarea pol¨ªtica y solidaria desde M¨¦xico, le proporcionaron encuentros con Jos¨¦ Gaos, Max Aub, Luis Cernuda, la crema de la intelectualidad expulsada a ultramar.
Castellote vivi¨® primero en Ucrania, como ni?a de la guerra, despu¨¦s en Siberia, y por ¨²ltimo, se gradu¨® en Historia en Mosc¨². Nadie como ella sab¨ªa que parte del idolatrado mundo comunista se pudr¨ªa entre errores e injusticias. As¨ª se lo hizo ver a los espa?oles exiliados en M¨¦xico que profesaban admiraci¨®n por aquel lado del tel¨®n de acero. ¡°Discut¨ªa mucho con ellos, pero siempre conserv¨® su esp¨ªritu progresista, su solidaridad republicana¡±, dice Garc¨ªa Montero, por cuya boca tenemos sus reflexiones. No ha querido la poeta que los medios de comunicaci¨®n acompa?aran este encuentro. ¡°Ella se convenci¨® de que ser¨ªan los errores propios y no factores externos los que acabar¨ªan con aquel comunismo sovi¨¦tico¡±, explica Garc¨ªa Montero, quien despu¨¦s de salir de casa de la poeta se ha encaminado hacia la Fiesta del Libro y de la Rosa que organiza la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico, donde ha participado en un homenaje a su mujer, Almudena Grandes, fallecida en noviembre del a?o pasado.
Montero se lleva a Espa?a la maleta roja con el legado de Castellote, cuya poes¨ªa completa ha publicado la editorial Torremozas en Espa?a. Kil¨®metros de tiempo, se titula. As¨ª entend¨ªa ella el exilio, medido tambi¨¦n como kil¨®metros de tiempo, no solo de espacio. En los ochenta public¨® Cartas a m¨ª misma, donde hablaba con la ni?a desarraigada que fue. ¡°Analiza en ellas de qu¨¦ manera se forma una intimidad quebrada y c¨®mo se dialoga con los fragmentos¡±, dice Garc¨ªa Montero. Obligada, como todos los transterrados a buscar en el vuelo un hogar propio, a hacer del viaje una casa. Hoy ha recibido unos ejemplares reci¨¦n salidos de imprenta de las Cartas a m¨ª misma, que el director del Cervantes le ha entregado en M¨¦xico.
No ha sido posible convencer a Castellote de hacer de esta entrega de su legado una ceremonia p¨²blica. ¡°Insiste en su modestia, explica que se dedic¨® a la poes¨ªa para estar en conversaci¨®n con su propia intimidad¡±, transmite Garc¨ªa Montero. Del encuentro con ella, cuenta que sigue siendo una gran defensora de los republicanos espa?oles, que supieron hacer de aquel exilio toda una patria lejos de la suya. Cuando Castellote viaj¨® a Espa?a en 1973 descubri¨® ¡°un pa¨ªs decente, sin robos ni inseguridad, pero advirti¨® todav¨ªa el peligro que supon¨ªa hablar abiertamente de pol¨ªtica en un ¨¢mbito p¨²blico¡±. Y tambi¨¦n recuerda los piropos que recib¨ªa por la calle aquella ¡°mexicana¡±. ¡°No, no, yo soy espa?ola¡±, les dec¨ªa.
Garc¨ªa Montero es hoy el puente que nunca se ha roto entre M¨¦xico y Espa?a, con sus letras de ida y vuelta, culturas compartidas y amor mutuo inquebrantable. ¡°M¨¦xico es el pa¨ªs donde m¨¢s hispanohablantes hay y en el Instituto Cervantes tenemos, adem¨¢s una estrecha relaci¨®n con la UNAM para cuidar el idioma que nos es com¨²n. ¡°Tenemos una buena relaci¨®n cultural y para la lengua es importante limar asperezas, evitar confrontaciones y facilitar las relaciones. Esa es la prioridad. Todos juntos hemos de defender nuestro idioma, podemos m¨¢s si somos 500 millones¡±, dice Garc¨ªa Montero.
La guerra de Ucrania inevitablemente ha salido en la conversaci¨®n con Castellote, que vivi¨® en un pueblo de ese pa¨ªs cuando todav¨ªa formaba parte de las rep¨²blicas sovi¨¦ticas. ¡°Estamos volviendo a ver lo peor del siglo XX, la destrucci¨®n, la muerte y el exilio, tambi¨¦n el de los ni?os¡±, dice el director del Cervantes. La poes¨ªa de Castellote recuerda mucho todo eso, porque ella construy¨® su vida entre cascotes y viajes de huida. Infelizmente, a sus 90 a?os tiene que ver c¨®mo el mundo gira siempre sobre el mismo eje.
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