El largo viaje de la hist¨®rica pistola de Pancho Villa
El rev¨®lver de 38 mil¨ªmetros, fabricado en Espa?a a principios del siglo XX, fue un obsequio del expresidente Francisco I. Madero al revolucionario y hoy regresa a M¨¦xico tras su paso por Cuba
El presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador regres¨® de Cuba con una pistola cargada de s¨ªmbolos. Durante su gira de trabajo por La Habana, el mandatario mexicano recibi¨® de las manos de su hom¨®logo, Miguel D¨ªaz-Canel, un hist¨®rico rev¨®lver de 38 mil¨ªmetros como ¡°muestra de la relaci¨®n de amistad que comparten ambos pa¨ªses¡±. La pieza de acero y oro se encuentra ahora en la sala Revoluci¨®n, de la exposici¨®n La Grandeza de M¨¦xico, en el Museo Nacional de Antropolog¨ªa, tras un largo viaje que comenz¨® hacia 1910 en Eibar, Espa?a, una ciudad netamente industrial ligada a la manufactura del hierro, que dio lugar a una pujante industria armera. La pieza ven¨ªa acompa?ada de dos cartuchos de bala percutidos y una caja elaborada en madera, n¨¢car y plata, que suma una placa con la dedicatoria del entonces presidente de M¨¦xico, Francisco I. Madero. Se trata de un obsequio al caudillo Jos¨¦ Doroteo Arango, mejor conocido como Francisco Villa ¡°por su valor a la Patria¡±.
¡°Esta es una pieza hist¨®rica y art¨ªstica pero tambi¨¦n un objeto que guarda una diversidad de significados: primero, la relaci¨®n entre el l¨ªder que se ocupa de iniciar la Revoluci¨®n Mexicana, y el caudillo cuyo papel fue vital en el desarrollo de este episodio hist¨®rico¡±, afirma Diego Prieto, director del Instituto Nacional de Antropolog¨ªa e Historia. Esta arma lleg¨® a las manos del historiador cubano Eusebio Leal Spengler, quien adquiri¨® la pistola luego de que esta, seg¨²n se especula, fuera llevada a la isla por alg¨²n veterano revolucionario.
L¨®pez Obrador suele expresar una especial admiraci¨®n por Francisco I. Madero, del que se siente heredero y continuador. Enrique Krauze, doctor en Historia por el Colegio de M¨¦xico, cuenta en su libro Mexicanos eminentes: ¡°Francisco I. Madero era una especie de David mexicano que, a pesar de su corta estatura, derrot¨® al viejo y legendario Goliat D¨ªaz; por el otro, es el ap¨®stol sacrificado tras la Decena Tr¨¢gica. Solo en un alma tan inocente como la de Madero cab¨ªa la ocurrencia de que M¨¦xico podr¨ªa ser un pa¨ªs democr¨¢tico, pero esa creencia no ten¨ªa nada de inocente. Pensar que la democracia en M¨¦xico es un proyecto quijotesco, viable quiz¨¢ para el a?o 2347, es tan falso como sostener que el segundo nombre de Madero era Inocencio. Tan cierto es que la I era de Ignacio, como que M¨¦xico pod¨ªa, desde entonces, comenzar a construir un orden democr¨¢tico. La mayor¨ªa de los ciudadanos que vitorearon a Madero en sus giras as¨ª lo cre¨ªa¡±.
Para seguirle la pista a esta arma hay que viajar en el tiempo y detenerse en 1872, cuando Alfred Nobel, descubridor de la dinamita, instal¨® su primera f¨¢brica espa?ola en Vizcaya. Las explotaciones mineras, su cercan¨ªa a Francia y el puerto comercial de Bilbao llevaron al inventor sueco y a un grupo de empresarios a poner en marcha La Dinamita, que dio origen a la Uni¨®n Espa?ola de Explosivos (UEE), el tercer grupo empresarial del sector en el mundo. Constituida en Bilbao, UEE consigui¨®, en 1897, el monopolio en Espa?a. En 1911, comenz¨® a fabricar explosivos militares: p¨®lvora, trilita, tetralita y cargas moldeadas para el Ministerio de Defensa espa?ol. La ampliaci¨®n de la producci¨®n se complement¨® con la integraci¨®n de otras f¨¢bricas, como la Sociedad Espa?ola de Armas y Municiones de Eibar, provincia de Guip¨²zcoa, en el Pa¨ªs Vasco, donde se fabricar¨ªa la pistola que luego Francisco I. Madero mandara a hacer para Pancho Villa. El arma fue laborada por la firma Iri¨®ndo y Guisasola, adornada con figuras en color amarillo y detalles en azul, adem¨¢s de una ¡®U¡¯ con doble corona real como inscripci¨®n. En 1919, meses despu¨¦s del final de la I Guerra Mundial, las f¨¢bricas de armas de Eibar entraron en crisis. Se acabaron los pedidos, se acumularon los stocks, pero casi ninguna cerr¨®. La de Beistegui Hermanos (BH), Garate Anitua y Orbea se transformaron en f¨¢bricas de bicicletas; Olave y Solozabal pas¨® de los fusiles al material de oficina, y Alfa comenz¨® a fabricar m¨¢quinas de coser.
¡°Pancho Villa y Francisco I. Madero siempre se tuvieron much¨ªsimo aprecio. Cuando entraron las tropas revolucionarias a la Ciudad de M¨¦xico, en diciembre de 1914, Villa va a llorar a la tumba donde hab¨ªan enterrado a Madero. No puede contener el llanto. Adem¨¢s, antes de aquello, Madero le salva la vida a Villa. Cuando termina la etapa de la Revoluci¨®n, Porfirio D¨ªaz decide abandonar el pa¨ªs, en 1911, y Pancho Villa se integra al ej¨¦rcito que est¨¢ combatiendo a los rebeldes al norte de M¨¦xico. Victoriano siempre vio a Villa como una ¡°chusma armada temporalmente¡±. Estuvieron a punto de fusilarlo por ¨®rdenes de Huerta. Cuando los soldados estaban a punto de disparar, interviene el hermano de Francisco I. Madero, Ra¨²l Madero. Y recibe un telegrama de Francisco para que se le perdone la vida a Pancho Villa¡±, explica el escritor e historiador Enrique Ortiz a EL PA?S.
Otro detalle hist¨®rico que muestra el nivel su amistad ocurre en diciembre de 1914. Pancho Villa le cambia el nombre a la calle de San Francisco por la calle de Francisco I. Madero. Una de las calles m¨¢s ic¨®nicas del Centro Hist¨®rico. ¡°A ese grado lleg¨® el aprecio que tuvo Villa por Madero durante este proceso revolucionario. Subi¨® a una escalera, tom¨® la placa y puso con unos clavos la nueva que se llamaba Francisco I. Madero. Villa cre¨ªa en los ideales del propio Madero. El Porfiriato sumi¨® a la poblaci¨®n en la pobreza y solamente un grupo de ¨¦lite se vio beneficiado. Bellas Artes, la Secretar¨ªa de Comunicaciones, donde ahora vive el Museo Nacional de Arte, todo esto era solamente para las camarillas que gobernaban el pa¨ªs, cuando m¨¢s del 80% de la poblaci¨®n viv¨ªa en condiciones de extrema pobreza¡±, explica Ortiz a este diario.
El sitio donde se fabric¨® la pistola y la raz¨®n por la que llega a M¨¦xico est¨¢n resueltos. El ¨²nico misterio es c¨®mo llega a Cuba y en qu¨¦ momento. Seg¨²n se especula, el arma fue llevada a la isla por alg¨²n veterano revolucionario y luego lleg¨® a las manos de Eusebio Leal Spengler, reconocido historiador de la ciudad de La Habana, que falleci¨® el 31 de julio de 2020, a los 77 a?os. Fue Doctor en Ciencias Hist¨®ricas por la Universidad de La Habana, curs¨® el m¨¢ster en Estudios sobre Am¨¦rica Latina, el Caribe y Cuba; era especialista en Ciencias Arqueol¨®gicas, y realiz¨® estudios de posgrado en Italia sobre restauraci¨®n de centros hist¨®ricos. Adem¨¢s, era un gran coleccionista y admirador de la cultura mexicana. En 2016, la Embajada de M¨¦xico en Cuba ofreci¨® un homenaje al Dr. Eusebio Leal para reconocer su trayectoria y su labor para promover la cultura mexicana en Cuba y acercar a los pueblos cubano y mexicano, de hecho, recibi¨® la Orden Mexicana del ?guila Azteca, en Grado de Banda, que es la distinci¨®n m¨¢xima que M¨¦xico otorga a extranjeros para reconocer los servicios prestados a la Naci¨®n mexicana o a la humanidad. Leal Spengler dirigi¨® el Plan Maestro para la rehabilitaci¨®n y restauraci¨®n del Centro Hist¨®rico de La Habana. Entre sus obras destacan Patria amada, Regresar en el tiempo, La luz sobre el espejo, Fundada esperanza y Poes¨ªa y palabra. El hijo de Leal, Javier Spengler Est¨¦banez, entreg¨® la pistola en abril pasado a la Oficina del Historiador, en La Habana, solicitando la expresa voluntad de su padre: ¡°que se restituyera al patrimonio cultural de la gran naci¨®n mexicana¡±.
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