Ariadna L¨®pez, 15 horas encerrada en un departamento con sus presuntos feminicidas
EL PA?S reconstruye qu¨¦ pas¨® con la muerte de la joven y qui¨¦nes son los acusados en un caso que revela los vac¨ªos judiciales de M¨¦xico
Un bar deportivo de la acomodada colonia Condesa, en la capital mexicana, fue el sitio donde cruzaron camino Ariadna Fernanda L¨®pez con los hoy detenidos por su feminicidio. La joven entr¨® a trabajar como mesera en el Sixtie¡¯s hace cuatro a?os. Su madre hab¨ªa muerto, y necesitaba trabajar para poder mantenerse. All¨ª conoci¨® a Rautel Astudillo, un cliente con mucho dinero, y a Vanessa Flores, una compa?era de trabajo, ambos vinculados hoy a proceso por su feminicidio. Tambi¨¦n conoci¨® a gran parte de sus amigos, que pasaron esta ¨²ltima semana exigiendo justicia a unas autoridades pol¨ªticas y judiciales que se contradec¨ªan. La muerte de Ariadna, de 27 a?os, ha sacudido a un pa¨ªs que ha visto primero a un hombre llorar en c¨¢mara su muerte, y d¨ªas despu¨¦s, en unas cruentas im¨¢genes difundidas, ha visto al mismo hombre cargar el cuerpo sin vida para deshacerse de ¨¦l. El caso reabre el debate de cu¨¢nto peso tienen el dinero y las influencias dentro de un sistema judicial roto, que apenas castiga a los agresores.
El rostro de Ariadna ha quedado pintado, como el de tantas otras mujeres asesinadas en M¨¦xico, en las pancartas que prepararon sus amigas para protestar contra el feminicidio. El recuerdo de sus m¨¢s allegados la pinta como una joven ¡°muy divertida¡±, con una ¡°vibra alegre¡± y ¡°luz propia¡±. Jos¨¦ Luis Guzm¨¢n, uno de sus amigos, la recuerda como una amante del rock cl¨¢sico, The Doors era su banda favorita, y asegura que se sab¨ªa cap¨ªtulos enteros de El Chavo del 8 de memoria. Tambi¨¦n era persona que cargaba con una enorme tristeza desde la muerte de su madre. Su padre no manten¨ªa contacto con ella, y sus tres medios hermanos casi no le hablaban, cuenta Guzm¨¢n. De la casa donde viv¨ªa con la madre la echaron cuando esta muri¨®, y de un momento para otro se qued¨® en la calle. ¡°Un d¨ªa cambiaron las cerraduras y ya no pudo entrar¡±, dice otra amiga, que prefiere no revelar su nombre. Eso la llev¨® hace cuatro a?os a trabajar en el Sixtie¡¯s, hasta que lleg¨® la pandemia. Ah¨ª se qued¨® sin trabajo y abri¨® su propio negocio de manicura.
El mi¨¦rcoles 2 de noviembre, cuando el entorno ya llevaba dos d¨ªas sin saber nada de ella, las amigas reconocieron su cad¨¢ver a trav¨¦s de una publicaci¨®n en redes sociales. Un par de ciclistas hab¨ªa encontrado el cuerpo sin vida junto a una carretera en Tepoztl¨¢n y hab¨ªa subido fotos de sus tatuajes para que la reconociera su familia. La investigaci¨®n policial reconstruy¨® parte de los ¨²ltimos momentos de Ariadna con vida. La noche del 30 de octubre la joven fue al restaurante Fisher¡¯s de la colonia Condesa, en la capital mexicana, para encontrarse con Vanessa, Rautel y otras personas. Despu¨¦s de pasar alrededor de una hora all¨ª, abord¨® una camioneta junto al grupo y se fueron a la vivienda del acusado, en la calle Campeche al 175, en el primer piso.
Las im¨¢genes de las c¨¢maras del edificio muestran a todos bajar de la camioneta en el estacionamiento y entrar al departamento. Dentro de la vivienda, seg¨²n le dijo Vanessa a los amigos de Ariadna, estaban un custodio de Rautel llamado Ernesto y su esposa, el hermano del acusado, la pareja que ahora est¨¢ detenida y la v¨ªctima. Los videos evidencian que los amigos se marchan del departamento media hora despu¨¦s, sobre las 19.45 de la noche. A los diez minutos, a las 19.55 horas, se registr¨® la ¨²ltima conexi¨®n de Ariadna a WhatsApp. Al otro d¨ªa, sobre las 10.27 de la ma?ana, se ve llegar al chofer personal de Rautel al sitio y retirarse unos minutos despu¨¦s. Ese mismo 31 de octubre, media hora despu¨¦s, se ve al presunto feminicida cargar por el edificio el cuerpo con rigor mortis hasta subirlo de vuelta a la camioneta. Las ¨²ltimas im¨¢genes muestran a Rautel dejar el sitio y dirigirse a Tepoztl¨¢n, donde luego aparece tirado el cad¨¢ver.
Lo que sucedi¨® en esas 15 horas que Ariadna estuvo encerrada en el departamento con Vanessa y Rautel es materia de debate. La Fiscal¨ªa de Morelos, que tom¨® el caso tras hallarse en esa entidad el cuerpo, asegur¨® que hab¨ªa muerto de una broncoaspiraci¨®n, cuando una persona se asfixia con su propio v¨®mito. Dos d¨ªas despu¨¦s, la Fiscal¨ªa de Ciudad de M¨¦xico contradijo esa versi¨®n, asegur¨® que la joven hab¨ªa sido asesinada y la causa de muerte era un trauma m¨²ltiple. Adem¨¢s, emiti¨® ¨®rdenes de aprehensi¨®n contra la pareja y asegur¨® que, en un cateo realizado a la propiedad, hall¨® sangre en el piso, en la rec¨¢mara y en un coj¨ªn. La contundencia de las im¨¢genes grabadas logr¨® f¨¢cilmente una vinculaci¨®n a proceso de los dos detenidos y la jefa de Gobierno de Ciudad, Claudia Sheinbaum, acus¨® a la Fiscal¨ªa de Morelos de intentar encubrir el feminicidio.
Rautel llamaba la atenci¨®n en el Sixtie¡¯s por ser un hombre con mucho dinero, que llegaba en camionetas blindadas y por lo menos dos guardaespaldas. En una noche normal pod¨ªa gastarse 80.000 pesos, unos 4.000 d¨®lares. En una ocasi¨®n incluso acab¨® pagando una cuenta de 150.000 pesos, unos 7.600 d¨®lares, seg¨²n cuentan trabajadoras del sitio. Su casa quedaba apenas a unas cuadras e iba normalmente varias veces por semana. Hab¨ªa mantenido relaciones amorosas con varias meseras del bar, y a Vanessa, su novia actual, tambi¨¦n la hab¨ªa conocido all¨ª. De acuerdo a la investigaci¨®n de las autoridades, contaba con antecedentes penales por da?o a la propiedad ajena.
Al menos dos chicas que trabajaron como meseras en el Sixtie¡¯s han contado a este peri¨®dico que Rautel era el cliente que llegaba, compraba numerosas botellas de alcohol y ofrec¨ªa a todas shots. En ese bar no solo se les permite a las trabajadoras beber con los clientes, sino que se les premia con comisiones. Mientras m¨¢s tragos les inviten, m¨¢s les pagar¨¢n a fin de mes. ¡°Muchas no quer¨ªan atender a Rautel porque todas las ni?as que sal¨ªan de su mesa, sal¨ªan muy mal¡±, dice una de ellas, que prefiere mantener el anonimato, y explica que el sueldo mensual all¨ª es de 3.000 pesos, unos 150 d¨®lares. Las chicas estaban acostumbradas a que el hombre las invitara a ¡°seguir la fiesta en su depa¡±, agrega. Eso fue exactamente lo que pas¨® la ¨²ltima noche que se le vio con vida a Ariadna.
El origen del dinero de Rautel era un misterio para las trabajadoras y otros clientes del Sixtie¡¯s, que varias veces le preguntaron. Agente aduanal, respond¨ªa ¨¦l. La investigaci¨®n de las autoridades se?ala ahora una red de empresas propiedad suya y de su familia. Seg¨²n pudo conocer este diario, el acusado del feminicidio ten¨ªa dos empresas a su nombre, Cargo Conexi¨®n System y RFC y Asociados. La primera es una compa?¨ªa de paqueter¨ªa y mensajer¨ªa. La segunda es de seguridad privada. Los padres tienen a su nombre m¨²ltiples empresas, entre otras cosas, de venta de equipos inform¨¢ticos, bandas de poliuretano para coches, muebles de oficina y lavado de autom¨®viles. Uno de sus hermanos es abogado y el otro trabaja en una aerol¨ªnea. Casi todos residen en barrios acomodados de Cuernavaca, la capital de Morelos.
El contraste con aquella riqueza lo hac¨ªa no solo la realidad de Ariadna, sino tambi¨¦n de Vanessa. La joven, de 20 a?os reci¨¦n cumplidos, conoci¨® a Ariadna a trav¨¦s de otras amigas que tambi¨¦n trabajaban en el Sixtie¡¯s. De acuerdo a la investigaci¨®n policial, la muchacha hab¨ªa nacido en Ecatepec, uno de los municipios m¨¢s inseguros del Estado de M¨¦xico y con una de las tasas m¨¢s altas de feminicidios de todo el pa¨ªs. Pero su ¨²ltima residencia estaba en la colonia San Felipe de Jes¨²s, un peligroso barrio del norte de Ciudad de M¨¦xico dominado por la pelea entre grupos del crimen organizado. La mujer era mesera del bar en una secci¨®n del sitio en solo pasan salsa, cuentan sus compa?eras, pero dej¨® el trabajo hace unos meses porque Rautel le hab¨ªa ofrecido darle el dinero de su sueldo en efectivo a cambio de que dejara el bar.
Los amigos de Ariadna fueron quienes forzaron a Rautel y a Vanessa a ir a declarar lo que hab¨ªa sucedido aquella noche cuando se enteraron de la muerte de la joven. Los presuntos feminicidas acordaron entre ellos cooperar con las autoridades ¡°pero con cuidado en los detalles¡±, le dijo ¨¦l en una conversaci¨®n por mensajes a la que tuvo acceso EL PA?S. El 2 de noviembre, quedaron en encontrarse todos en un punto e ir juntos a la Fiscal¨ªa de Morelos. El hombre, que sol¨ªa moverse en una camioneta GMC, valuada en unos dos millones de pesos, lleg¨® aquel d¨ªa en ¡°un carro viejito¡±, recuerda una amiga que tampoco quiere dar su nombre, ¡°como si quisiera pasar desapercibido¡±. Todos dieron su versi¨®n de los hechos ante las autoridades, pero los dichos de la pareja fueron desmentidos luego con la contundencia de las im¨¢genes presentadas esta semana por el Gobierno de Ciudad de M¨¦xico.
Los dos acusados enfrentan ahora un proceso judicial por el delito de feminicidio. En sus primeras declaraciones ante las autoridades, Vanessa dijo no saber nada de lo que ocurri¨® porque estaba dormida, que solo se despert¨® y su novio le dijo que la joven se hab¨ªa marchado. Rautel dijo no recordar nada porque iba borracho. El domingo que desapareci¨® Ariadna, a las 17.55, la joven public¨® una extra?a frase que sigue publicada en su cuenta de Facebook. ¡°?Me van a extra?ar?¡±, puso unos minutos antes de llegar al restaurante a encontrarse con Rautel y Vanessa. Una inc¨®moda burla del destino que se llen¨® de comentarios y reacciones de despedida de sus conocidos. Como a tantas otras mujeres que fueron asesinadas en M¨¦xico, a Ariadna le suceden sus amigos, los que pelearon por obtener un poco de justicia, y un hijo de siete a?os que se ha quedado sin su madre.
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