San Pascual, el pueblo de la sierra de Zacatecas que sucumbi¨® a la llegada de los narcos
Peque?as localidades en las monta?as se est¨¢n vaciando en medio de la guerra entre el Cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n y el Cartel de Sinaloa, mientras las autoridades son incapaces de enfrentar el problema
Su vida era perfecta hasta que, un d¨ªa de principios de diciembre, unos narcotraficantes bajaron de la monta?a y lo arruinaron todo. Fernando, nombre ficticio que ha escogido para proteger su identidad en este reportaje, ten¨ªa todo lo que siempre hab¨ªa querido: una mujer maravillosa, una hija de tres a?os y un beb¨¦ de siete meses, una peque?a empresa de ganader¨ªa, dos camionetas y una casita en el pueblo de la sierra de Zacatecas en el que naci¨®. Entre las monta?as, San Pascual se organiza alrededor de una fina carretera donde se acumulan unas pocas casas, una cancha de baloncesto, una iglesia, tienditas de abastos y una escuela, suficiente para las 90 personas que viv¨ªan antes all¨ª. Ahora ya no queda ni un alma.
El caos baj¨® del cerro m¨¢s alto de San Pascual en forma de dos hombres vestidos con equipamiento de aspecto militar y armas largas colgadas al hombro. Lo miraban todo como si ya les perteneciera y fueron directos a la casa de Fernando. Delante de su mujer y sus hijas, uno de ellos le dijo: ¡°Nosotros no traemos mal plan, nuestro pleito es con otros. Lo que queremos es evitar al gobierno, as¨ª que aqu¨ª vamos a andar. Pero no se preocupen, que venimos a cuidarlos¡±. Casi dos meses despu¨¦s, Fernando cuenta por tel¨¦fono que en ese momento pens¨®: ¡°?Y de qu¨¦ nos cuidan, vamos a ver? Si aqu¨ª nunca pasa nada¡±. Cuando se dieron cuenta de que esa promesa no era real, metieron todas las cosas que pod¨ªan cargar en la camioneta y se marcharon.
Unas semanas despu¨¦s de la llegada de los narcotraficantes, que se identificaron como Cartel de Jalisco Nueva Generaci¨®n, el pueblo qued¨® totalmente deshabitado. No hubo grandes manifestaciones ni gritos de protesta, y el nombre de San Pascual no reson¨® en ning¨²n medio de comunicaci¨®n. Muchos no hablan por miedo a represalias y porque, para el municipio de Tepetongo y para Zacatecas, la violencia y el abuso de poder de los carteles son el pan de cada d¨ªa. El resultado es inevitable: Zacatecas fue la entidad con m¨¢s episodios de desplazamiento forzado en 2021, seg¨²n el informe de la Comisi¨®n Mexicana de Defensa y Promoci¨®n de los Derechos Humanos presentado este enero. Entre Zacatecas (3.693), Michoac¨¢n (13.515) y Chiapas (7.117) suman el 84% de personas desplazadas en todo M¨¦xico.
Tres d¨ªas despu¨¦s de la primera visita, 10 hombres bajaron otra vez al pueblo. Hablaron de nuevo con Fernando. ¡°?Usted es el que lleva agua a unos animales que est¨¢n en un potrero de all¨¢?¡±, le preguntaron, con las armas siempre colgadas al hombro. ¡°S¨ª¡±, les contest¨®. ¡°Y la camioneta, ?d¨®nde la tienes?¡±. ¡°Aqu¨ª en la cochera¡±, les dijo. ¡°Ah vale, muy bien, es solo para no confundirnos y que no salga una bala perdida¡±, dijeron ellos, y le repitieron que les iban a cuidar de cualquier ladr¨®n. ¡°Por cierto que ya tenemos a dos de aqu¨ª identificados que son los que peor se portan¡±, le dijeron. Fernando cuenta que ten¨ªa de vecinos a dos j¨®venes que ¡°no eran personas de buen vivir, se drogaban, pero no se metieron nunca con nadie¡±. Unos d¨ªas despu¨¦s, unos hombres armados bajaron al pueblo ¡°y se llevaron a esos dos tipos, secuestrados, y un carro viejo y una moto que era de uno de ellos¡±.
El mi¨¦rcoles 14 de diciembre fueron de nuevo a su casa, pero ¨¦l estaba trabajando. Hablaron con su mujer. ¡°Cuando volv¨ª, ella casi no pod¨ªa decir nada de lo nerviosa que estaba¡±, cuenta. Le dijeron que hab¨ªan venido para pedir a Fernando una de las dos camionetas que ten¨ªa. ¡°Estamos a su merced, dale las llaves y que se vayan¡±, le pidi¨® su mujer. Cuando sali¨® de casa con las llaves en la mano, dispuesto a buscar a los uniformados para no meterse en problemas, uno de sus vecinos le pregunt¨®: ¡°?A d¨®nde vas?¡±. ¡°Voy a sacar mi camioneta, que me la pidieron ¡±, le contest¨®. ¡°No, no vayas que ya me quitaron la m¨ªa¡±, le dijo su vecino. A los pocos d¨ªas se llevaron tambi¨¦n la camioneta de Fernando.
Ante la insistencia de su mujer, y porque en la regi¨®n todo el mundo sabe la violencia de la que son capaces estos grupos criminales, llev¨® sus vacas al potrero de un primo suyo, cargaron la camioneta que le quedaba ¡ª¡±ech¨¦ todos los documentos, la ropa, los juguetes de mis hijos¡±¡ª y se despidi¨® del pueblo que le hab¨ªa visto crecer. Report¨® la camioneta como robada y denunci¨® lo que estaba pasando ante las autoridades de Zacatecas. Hasta el momento nadie ha hecho nada por devolverles su pueblo. ¡°La Guardia Nacional hace rondas, pero no hacen nada por atrapar a los criminales. Ellos est¨¢n en las monta?as, bajan de noche y entran en las casas y se llevan lo que quieren¡±, cuenta Fernando por tel¨¦fono, desde la casa en la que se ha instalado temporalmente con su familia, en una ciudad cercana.
Las autoridades, lejos de hacer algo, evitan en lo posible entrometerse en los quehaceres y las batallas entre carteles, que llevan asediando la regi¨®n desde hace meses. El resultado es que la lucha por el territorio entre el Cartel de Jalisco Nueva Generaci¨®n ¡ª¡±los de abajo¡±, les dicen all¨ª¡ª, y el Cartel de Sinaloa ¡ª¡±los de arriba¡±¡ª, ha dejado un reguero de sangre y l¨¢grimas que hace la vida en los pueblos del municipio casi imposible.
Jairo L¨®pez es investigador de la Universidad Aut¨®noma de Zacatecas y especialista en desplazamiento masivo forzado. Asegura que hay una palabra que las autoridades no se atreven a utilizar, pero que describe a la perfecci¨®n la situaci¨®n: ¡°Ac¨¢ hay una guerra, una guerra por el control de la producci¨®n y el tr¨¢fico de drogas, adem¨¢s de la guerra por los recursos minerales de esta tierra. Pero las autoridades no se atreven a decirlo as¨ª, porque eso obligar¨ªa a tener otro tipo de pol¨ªticas¡±.
La situaci¨®n es compleja y la soluci¨®n esquiva. En este momento, los elementos del Ej¨¦rcito y la Guardia Nacional enviados a Zacatecas tienen la misi¨®n de no enfrentarse directamente con los grupos criminales. ¡°No son una fuerza de confrontaci¨®n. No est¨¢ mal, pero a eso se limita¡±, dice L¨®pez. La otra soluci¨®n ser¨ªa enfrentarse a individuos armados y entrenados en estrategia militar. Ambos enfoques puede traer consecuencias fatales para la poblaci¨®n local. ¡°Lo que est¨¢ claro es que el gobierno no tiene el control del territorio¡±, sentencia el investigador. Este peri¨®dico ha intentado contactar con el gobierno de Zacatecas y de Tepetongo para conocer su perspectiva sobre este tema, sin ¨¦xito.
Mientras, Fernando sigue huido de su pueblo, y las autoridades siguen evitando la situaci¨®n. ¡°Estamos completamente desamparados¡±, se lamenta. ¡°Las autoridades se portaron bien, pero no estaban en plan vamos a ir por ellos. Dec¨ªan vamos a analizar la situaci¨®n, sigan denunciando, pero nada m¨¢s. Es la segunda vez que le sacan de San Pascual sin su permiso. Cuando ten¨ªa 17 a?os, su padre se los llev¨® a trabajar a Estados Unidos. ¡°All¨ª hac¨ªamos lo t¨ªpico, restaurantes, jardiner¨ªa, limpieza de alfombras en la madrugada, limpiando oficinas, en la construcci¨®n, donde pude ahorrar un dinero¡±, cuenta.
Despu¨¦s de dos d¨¦cadas y a ra¨ªz del Covid-19, su familia entera regres¨® al pueblo del que han sido expulsados ahora. ¡°Tengo much¨ªsimas ganas de volver a ver mi ganado, de vivir la vida que llevaba. Por fin estaba en mi tierra, por fin, despu¨¦s de trabajar en Estados Unidos tantos a?os, estaba trabajando en mi propio proyecto¡±, dice Fernando con una impotencia creciente. ¡°Yo no veo mucho los partidos pol¨ªticos, pero a nosotros ahora nos pasa esto y nos hace perder mucho la fe en nuestro pa¨ªs. Me he dado cuenta de que somos totalmente vulnerables. Es absurdo. En otros pa¨ªses uno puede ser pobre o rico, pero nadie vive con esta incertidumbre sobre su vida¡±, sentencia.
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