Sergio Aguayo: ¡°La transnacional mexicana m¨¢s grande es el crimen organizado, con presencia en 60 pa¨ªses¡±
El acad¨¦mico y periodista habla de un M¨¦xico moderno, azotado por la violencia, pero con islas de paz que han de servir de ejemplo
Sergio Aguayo est¨¢ inmerso en mil proyectos que tienen que ver con la violencia y la paz, un asunto que no solo le concierne a M¨¦xico. Lleva entre manos una investigaci¨®n con la Universidad Aut¨®noma de Barcelona para determinar y evaluar el alcance del narco en Espa?a, donde dice, avanza m¨¢s de lo que se cree. El narco como gran transnacional. El acad¨¦mico, escritor, periodista y defensor de los derechos humanos (La Rivera, Jalisco, 75 a?os) habla tambi¨¦n de un M¨¦xico moderno que nada tiene que ver con el que vio de joven, azotado por la violencia, pero con islas de paz que han de servir de ejemplo; con medios de comunicaci¨®n que reciben palos pero que no se callan; con jueces y pol¨ªticos corruptos, pero con una separaci¨®n de poderes que emergi¨® en el gesto de la presidenta de la Suprema Corte, Norma Pi?a, quien no se levant¨® ante el jefe del Ejecutivo ni lo nombr¨® en su discurso. Considera que en el pa¨ªs norteamericano hay una transici¨®n democr¨¢tica incompleta, pero que, indefectiblemente, avanza. Con un bald¨®n resistente: el ¡°pacto de impunidad entre las c¨²spides del poder¡±, ya sean servidores p¨²blicos, militares, ministros o narcotraficantes. Como claustrof¨®bicas mu?ecas rusas, los unos cubren a los otros y el Ejecutivo a su vez se ve arropado por los Estados Unidos en otro convenio t¨¢cito de no agresi¨®n que se remonta a d¨¦cadas atr¨¢s: ¡°Nadie sabe qu¨¦ puede pasar [si esa estructura cae] y tienen miedo¡±. M¨¦xico espera por ello. Espera por la paz.
Pregunta. ?Cu¨¢les son las condiciones que han de darse para que se contenga la violencia?
Respuesta. Tengo 50 a?os estudiando violencia y paz y desde hace 15 a?os empec¨¦ la investigaci¨®n m¨¢s compleja de mi vida, la b¨²squeda de las ra¨ªces de la violencia pol¨ªtica y criminal y la manera en que las sociedades se enfrentan a ella y la resuelven o la contienen. S¨ª hay soluci¨®n a la violencia criminal en M¨¦xico, aunque no lo parezca, pero hay que entender la magnitud de la enfermedad, que tiene que ver con una situaci¨®n geopol¨ªtica y sist¨¦mica muy poco com¨²n: desde la revoluci¨®n de 1920, una parte de la alta burocracia protege a los criminales porque les beneficia y, a su vez, la superpotencia vecina arropa al sistema pol¨ªtico que protege a los criminales. Es una combinaci¨®n perversa que va al coraz¨®n del problema, porque ha creado ¡ªjunto con muchas otras cosas: pobreza, cultura de la violencia, etc¨¦tera¡ª, un invernadero hist¨®rico en el que ha florecido el crimen y la corrupci¨®n como en ning¨²n otro pa¨ªs del mundo. No existe otro en el que lo criminales hayan adquirido tanto poder sobre tanto territorio.
P. Puesto que Estados Unidos no se puede separar del mapa mexicano, ?de qu¨¦ manera se puede paliar esta violencia?
R. La f¨®rmula es una soluci¨®n integral y regional, se dice f¨¢cil, pero cuando te pones a investigar es complejo. En el Colegio de M¨¦xico coordino un equipo de unas 30 personas investigando los diferentes aspectos de la violencia y hemos encontrado espacios donde se da esa f¨®rmula, Coahuila, por ejemplo, que investigu¨¦ durante seis a?os. Lograron frenar la violencia. Y la Ciudad de M¨¦xico, que tiene una estrategia de Seguridad muy exitosa, desde el 2000 hasta ahora, salvo los a?os de Miguel ?ngel Mancera, que decidi¨® que no iba a hacer nada. Se trata de la combinaci¨®n de una serie de pol¨ªticas p¨²blicas de participaci¨®n social, una estrategia multidimensional, multifactorial, y una participaci¨®n social montada sobre un tejido social muy denso.
P. ?En qu¨¦ plazo se podr¨ªa alcanzar la paz?
R. Yo soy cient¨ªfico social, los experimentos no son replicables como en las ciencias duras. La ventaja es que ya hay islas de paz en M¨¦xico, relativas, m¨¢s fuertes de lo que se pueda imaginar.
P. ?Cu¨¢les?
R. La Ciudad de M¨¦xico y Coahuila lo son. Tenemos ya el conocimiento acumulado, la comunidad acad¨¦mica, period¨ªstica y gubernamental, para dise?ar estrategias que contengan la violencia, porque en ning¨²n lado se puede eliminar el crimen, es consecuencia inevitable de la econom¨ªa de mercado, del capitalismo, y de los derechos humanos y la democracia, que son invernaderos para la criminalidad, los delincuentes tienen derechos.
P. ?No hay m¨¢s islas?
R. Por ahora lo dejo ah¨ª, porque ha habido islas peri¨®dicas que luego caen, como fue Monterrey, Nuevo Le¨®n, Tijuana, c¨ªclicas.
P. Distingue entre L¨®pez Obrador y su gobierno cuando habla de combatir la violencia, ?por qu¨¦?
R. Porque ¨¦l da su discurso en las ma?aneras que luego no tiene que ver con lo que se hace en sus propias dependencias. Es un gobernante muy popular que vive en una dimensi¨®n que a veces no tiene que ver con la realidad. Y en temas de seguridad vive en un ambiente en el cual cree que lo que ¨¦l piensa es la soluci¨®n y no entiende el crimen organizado.
P. ?Y su gobierno s¨ª lo entiende, va en la buena l¨ªnea?
R. Algunas dependencias s¨ª, por ejemplo, Relaciones Exteriores, el Entendimiento Bicentenario, del que casi nadie habla, es un programa muy ambicioso para redefinir las relaciones de seguridad con Estados Unidos en cuatro ejes: drogas, armas, migraci¨®n y lavado de dinero.
P. Usted es experto en Relaciones Internacionales, especialmente con Estados Unidos. ?Qu¨¦ papel est¨¢ jugando la superpotencia en este asunto?
R. Cometieron el error de extrapolar la estrategia que a ellos les funcion¨® a Colombia, a M¨¦xico, al Caribe. Estados Unidos debe redimensionar su seguridad, pero no lo van a hacer solos, necesitan que desde fuera los estemos empujando, los gobiernos y los acad¨¦micos. Algo relativamente reciente es la relaci¨®n entre acad¨¦micos y periodistas en redes binacionales, en las que colaboramos constantemente intercambiando informaci¨®n, perspectivas. Es una batalla monumental, por las ideas. Hay muchos frentes, no solo el policial. Es un problema global. La transnacional mexicana m¨¢s grande es el crimen organizado, con presencia en 60 pa¨ªses, tenemos que entenderlo para dise?ar estrategias. Ahora estudiamos el caso espa?ol, con un convenio entre el Colmex y la Universdad Aut¨®noma de Barcelona, porque a Espa?a se le est¨¢ metiendo el narco como no tienen idea. Hay que argumentarle a los Estados, a los gobernantes: decirles c¨®mo les afecta y en qu¨¦. Es lo que est¨¢ haciendo [el canciller] Marcelo Ebrard con Estados Unidos con el asunto de las armas.
P. En M¨¦xico persisten lo que llaman narcogobiernos.
R. S¨ª, hay partes del pa¨ªs que est¨¢n gobernadas por el narco, ninguna duda, pero para combatirlo tenemos que ir al coraz¨®n del problema: el dise?o del Estado mexicano fue armado sobre la impunidad, el pacto de impunidad entre quienes est¨¢n en la c¨²spide, y en tanto los gobiernos no lo asuman, no se lograr¨¢ nada. En este momento hay dos comisiones de la verdad, Ayotzinapa y la de la guerra sucia, y en ambos casos la gran batalla es por los archivos militares, el Ej¨¦rcito quiere y no quiere¡ porque se va al fondo del problema de... Cienfuegos, ?era c¨®mplice del narco ?o no? Si el Ej¨¦rcito se considera depositario de todas las virtudes y salvador de la patria, c¨®mo va a aceptar que puede ser c¨®mplice de criminales. Y en tanto no haya esa decisi¨®n, dif¨ªcilmente vamos a romper con ese nudo, que son dos: el de la impunidad en M¨¦xico y el mito de la excepcionalidad en Estados Unidos, porque ellos se creen superiores.
P. En el caso de la masacre de Allende de 2011, y en otros asuntos, el Gobierno pide perd¨®n, pero las reparaciones no llegan.
R. Claro, porque eso supone llegar a los autores intelectuales, una vez m¨¢s el pacto de impunidad.
P. ?No es por incapacidad, entonces?
R. No, es parte de las reglas b¨¢sicas del juego, es un forcejeo para tratar de llegar al fondo del asunto. El caso de Yasm¨ªn Esquivel, a quien los militares llaman la fusilera paracaidista [se r¨ªe], ilustra el pacto de complicidades. La ministra de la Suprema Corte amiga del presidente con un esposo constructor, empresario.
P. Esta semana se habl¨® mucho del gesto de Norma Pi?a, la presidenta de la Suprema Corte.
R. Ese es el s¨ªmbolo. Una mujer se queda sentada frente al presidente y no lo menciona, rompe el ritual y dice, ¡®nosotros somos independientes¡¯. Ella es independiente. Gan¨® porque fue capaz de convencerles de la necesidad de ser independentes y de la constataci¨®n de que el presidente no puede hacerles nada. Se convirti¨® en l¨ªder moral.
P. ?Los empoder¨®?
R. ?Los empoder¨®! Imagina, una mujer empoderando a las c¨²spides del poder, es extraordinario, fascinante.
P. ?Ese gesto es uno de esos que van completando la transici¨®n pol¨ªtica?
R. Esos son los momentos en que se va completando. El mensaje es poderoso: el presidente no es omnipotente. Yo ya lo hab¨ªa visto, porque estos a?os han sido horribles para la prensa independiente, nos han tundido, pero no nos ha callado. Hay momentos en que lo ¨²nico que se puede hacer es resistir.
P. Humberto Moreira [exgobernador de Coahuila] tambi¨¦n ha salido a relucir estos d¨ªas en el juicio contra Garc¨ªa Luna en Estados Unidos. Usted le gan¨® en tribunales.
R. Pero me volvi¨® a denunciar.
P. ?Qu¨¦ le pasa?
R. Es algo personal. Insiste, insiste. Yo empatizo mucho con el drama del padre al que le matan al hijo, y la ¨²nica vez que habl¨¦ con ¨¦l, durante una audiencia, se lo dije, y dialogamos bien. Pero el ser humano tiene la necesidad de justificar su existencia y negar lo obvio. ?l pudo llegar a lo m¨¢s alto del poder pol¨ªtico en M¨¦xico, cuando [el diario] Reforma sac¨® lo de la megadeuda de 36.000 millones de pesos, y le hace trizas; m¨¢s la muerte del hijo. Se derrumba toda su carrera, se pelea con el hermano [Rub¨¦n Moreira], porque le responsabiliza de lo del hijo, [asesinado por los Zetas]. Est¨¢ obsesionado. En la vida, las peleas pol¨ªticas se construyen en torno a relatos y el que yo hice del caso es el que qued¨®, la tesis original en la que sigo creyendo, que me demand¨® porque empec¨¦ a investigar la presencia del crimen organizado en Coahuila.
P. ?Como ve los medios de comunicaci¨®n en M¨¦xico? El presidente habla mal de ellos.
R. Hay de todo. ?Cu¨¢ntos est¨¢n dispuestos a ejercer la independencia? Porque en M¨¦xico no hay censura, hay espacios para ejercer la libertad de expresi¨®n, tienes que ir experimentando, cada funcionario es diferente, cada r¨¦gimen es diferente, tienes que ir encontr¨¢ndole la f¨®rmula. El dilema, para el periodista y para los medios, es hasta d¨®nde se puede ejercer la independencia con gobiernos acostumbrados a controlar a los medios. Pero podemos estar orgullosos de la prensa que tiene M¨¦xico, aunque hemos pagado un precio alt¨ªsimo.
P. La sentencia que le dio la raz¨®n hablaba de ¡°ataques al pensamiento¡±.
R. Mi psicoanalista me dijo una vez en que algunos colegas me hab¨ªan golpeado mucho en la prensa, me dijo: ¡®?alguien te pidi¨® que te vistieras de torero y de traje de luces? No, pues agu¨¢ntate y sigue adelante, no te quedes a lamentarte, porque te van a golpear¡¯.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.