Jorge Zepeda: ¡°La encuesta interna de Morena ser¨¢, de facto, la elecci¨®n presidencial de M¨¦xico¡±
El periodista y escritor publica ¡®La sucesi¨®n 2024¡ä al calor de la coyuntura pol¨ªtica m¨¢s importante de los ¨²ltimos tiempos para responder a la pregunta de qui¨¦n suceder¨¢ a L¨®pez Obrador
Jorge Zepeda Patterson (70 a?os) tiene la virtud, no muy com¨²n en estos d¨ªas, de la ecuanimidad en el an¨¢lisis. Ha publicado La sucesi¨®n 2024 (Planeta, 2023) con la pertinencia que demanda la coyuntura y la profundidad que exige la pregunta misma que origin¨® el libro: ?Qui¨¦n sigue despu¨¦s de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador? Para muchos seguidores del presidente de M¨¦xico, referente de la lucha de izquierda durante d¨¦cadas, la sola pregunta es impensable. Este mismo a?o habr¨¢ una dura batalla tan importante como la elecci¨®n misma: la de la definici¨®n mediante encuestas de la candidatura en Morena, el partido fundado por L¨®pez Obrador y del que es l¨ªder espiritual. En cierto modo, para los obradoristas, y para el propio mandatario, la pregunta va m¨¢s all¨¢ de qui¨¦n se har¨¢ cargo del pa¨ªs. Consistir¨¢ en un doble cuestionamiento de qui¨¦n, entre las corcholatas ¡ªlos aspirantes a la candidatura¡ª, es m¨¢s fiel a los valores y ense?anzas del l¨ªder y, a la vez, tiene la capacidad para consolidar y llevar a buen puerto la Cuarta transformaci¨®n emprendida por L¨®pez Obrador. Lealtad y habilidad. Idea y pr¨¢ctica. ?Hay un aspirante que re¨²na ambas caracter¨ªsticas, o habr¨¢ que optar por un rasgo sobre otro?
Zepeda plantea varios imperativos a partir de la evidencia que ofrece la realidad. Se pueden resumir as¨ª. Primero: L¨®pez Obrador dejar¨¢ la presidencia de la Rep¨²blica el d¨ªa que marca la Constituci¨®n, el 30 de septiembre de 2024, y entregar¨¢ la banda presidencial a un sucesor. Por supuesto, no tiene planes de dar un ¡°golpe de Estado¡± para quedarse en el poder, como varios comentaristas sostienen a la ligera. Segundo: es casi seguro, a menos que suceda algo extraordinario, que la persona elegida por Morena como abanderada presidencial ser¨¢ quien gane la elecci¨®n en 2024. Las encuestas, a un a?o de los comicios, muestran una holgada ventaja de cualquiera de las corcholatas sobre todos los prospectos de la oposici¨®n. Tercero: que la alcaldesa de Ciudad de M¨¦xico, Claudia Sheinbaum, es la favorita de Palacio Nacional no es falso. Existe una operaci¨®n pol¨ªtica a su favor de parte de gobernadores, legisladores y del jefe de Comunicaci¨®n del presidente, Jes¨²s Ram¨ªrez. Cuarto: que el resultado de la encuesta interna sea veros¨ªmil para todos los aspirantes ¡ªy se conjuren as¨ª impugnaciones judiciales¡ª depender¨¢ de que el partido garantice piso parejo y un proceso transparente. Quinto: a la oposici¨®n le queda apostar por ganar m¨¢s posiciones en el Legislativo para evitar a Morena la mayor¨ªa calificada y ejercer de contrapeso al pr¨®ximo Gobierno morenista.
En un momento en que las campa?as simplifican a los personajes, Zepeda aporta para la discusi¨®n p¨²blica una biograf¨ªa pol¨ªtica de los que a su juicio son los tres principales contendientes: la mandataria capitalina Claudia Sheinbaum; el secretario de Exteriores, Marcelo Ebrard, y el secretario de Gobernaci¨®n, Ad¨¢n Augusto L¨®pez. El autor tambi¨¦n hace un esfuerzo anal¨ªtico por imaginar c¨®mo ser¨ªa la presidencia de Sheinbaum o de Ebrard ¡ªlos dos punteros en las encuestas¡ª partiendo de lo que hicieron en sus respectivas gestiones como funcionarios p¨²blicos: las decisiones que tomaron, las pol¨ªticas que impulsaron, c¨®mo afrontaron las crisis y desaf¨ªos. El autor recibe a EL PA?S en su casa de Ciudad de M¨¦xico para hablar de La sucesi¨®n 2024, libro con el que consolida una tradici¨®n editorial de an¨¢lisis de coyuntura pol¨ªtica que comenz¨® en 2012 y continu¨® en 2018 con la saga de Los suspirantes.
Pregunta. Usted menciona que L¨®pez Obrador adelant¨® la sucesi¨®n, entre otras cosas, para probar a los prospectos y no desgastar a quien resulte elegido en Morena.
Respuesta. Tradicionalmente, en las reglas no escritas de la pol¨ªtica mexicana, el presidente en turno trataba de atrasar lo m¨¢s posible la discusi¨®n de la sucesi¨®n, la precampa?a. Porque, una vez que comienzan las precampa?as, empieza la declinaci¨®n del poder del soberano, en t¨¦rminos de las cargadas que se dan en favor de los presuntos pr¨®ximos presidentes. Es cl¨¢sica la frase de ¡°El que se mueve no sale en la foto¡± para indicar que los aspirantes ten¨ªan que pretender que todo siguiera igual hasta el ¨²ltimo momento posible. L¨®pez Obrador, a contrapelo de esta tradici¨®n, adelanta el destape o las precampa?as pr¨¢cticamente desde mediados del sexenio, algo absolutamente nunca visto, y empieza a mencionar nombres de posibles aspirantes, con lo cual introduce un enorme nerviosismo en los cuartos de guerra de los aspirantes. Ah¨ª, de facto, arrancan las campa?as, de manera informal, pero intensas.
P. Recientemente ¨¦l decidi¨® acelerar la definici¨®n de la candidatura. ?Fue un cambio de estrategia o sigue la misma l¨®gica?
R. Acent¨²a su intenci¨®n de acelerar el proceso de la sucesi¨®n. Despu¨¦s del ¨²ltimo contagio de covid, todo indicar¨ªa que ¨¦l se sinti¨® vulnerable. En alg¨²n momento pensar¨ªa (y estoy especulando): ¡°Si hubiese sido m¨¢s grave mi desmayo, esto se habr¨ªa vuelto una verdadera rebatinga, un batidillo¡±. Y percibi¨® el nivel de vulnerabilidad en el que pod¨ªa dejar las cosas. Por otro lado, tambi¨¦n est¨¢ percibiendo que el fuego amigo provoca enormes desgastes en las im¨¢genes de los contendientes, y en la medida en que se extienda esta batalla y no se defina el sucesor, este fuego amigo puede hacer da?o sensible. Creo que estos dos efectos combinados lo llevaron a pensar que noviembre era una fecha demasiado lejana y que m¨¢s conven¨ªa acelerarlo.
P. Significa que, si bien L¨®pez Obrador no va a decidir qui¨¦n ser¨¢ el candidato, su presencia s¨ª garantiza una especie de orden y cohesi¨®n.
R. Absolutamente. ?l es el fact¨®tum. No es que ¨¦l sea el l¨ªder de un partido: es que pr¨¢cticamente el partido es de ¨¦l, a diferencia del PRI, en donde el presidente en turno era el jefe del partido mientras duraba su periodo, y al d¨ªa siguiente de que dejara de ser presidente se volv¨ªa un cero a la izquierda comparado con el sucesor. Morena es un caso absolutamente distinto, porque es un movimiento pol¨ªtico formado en torno a la figura de L¨®pez Obrador. La ideolog¨ªa, los procedimientos, los tiempos de Morena dependen absolutamente de su voluntad.
Y tampoco estoy muy seguro de la primera parte de tu pregunta, de si ¨¦l no intervendr¨ªa. ?l tuvo una reuni¨®n el viernes 28 de abril con los cuatro aspirantes y les cont¨® una an¨¦cdota de cuando dej¨® la presidencia del PRD, en 1999, un a?o antes de ser candidato para la alcald¨ªa de Ciudad de M¨¦xico. Y les dice: ¡°Yo comet¨ª el error de no meter las manos en la sucesi¨®n por la presidencia del PRD. Dej¨¦ que caminaran a su arbitrio¡±. Y bueno, la rebatinga fue terrible. Hubo elecciones internas y fueron de tal manera sucias que fueron impugnadas y tuvieron que repetirse, con un enorme descr¨¦dito a la imagen del partido. Todo esto lo dijo para explicar: ¡°Ahora no voy a hacer eso. Me voy a asegurar que el proceso sea ordenado, est¨¦ tranquilo y que no haya m¨¢s golpes bajos de los que deban¡±. Entonces, desde luego va a estar participando.
P. Me refer¨ªa a no interferir en el resultado de qui¨¦n resulte seleccionado.
R. Hay un cap¨ªtulo en el libro que se llama: ¡°?Qui¨¦n decidir¨¢: L¨®pez Obrador o las encuestas?¡±. Y solo podemos hacernos ascuas en el sentido de en qu¨¦ medida el resultado de la encuesta puede o no favorecer las inclinaciones de L¨®pez Obrador. Y ese es un gran enigma. Para ¨¦l es fundamental qui¨¦n continuar¨¢ su proyecto. Le va la vida en ello. Y ¨¦l debe asegurar, uno: un candidato con la suficiente popularidad para asegurar la continuaci¨®n, un sexenio m¨¢s de oportunidad para la Cuarta transformaci¨®n. Pero tambi¨¦n, un segundo criterio: debe elegir a alguien que tenga la capacidad de gobernabilidad, de enfrentar a los poderes f¨¢cticos, tener una sustancia presidencial para ser exitoso como el nuevo l¨ªder del movimiento. De ah¨ª que muchos juzgan que ¨¦l tiene una inclinaci¨®n clara hacia Claudia Sheinbaum, por razones que se analizan en el libro.
Cabe preguntarse: si la favorita aparente no estuviese adelante en las encuestas, ?qu¨¦ podr¨ªa significar? Es decir, si L¨®pez Obrador va a dar un manotazo, en este momento ya es casi una pregunta obsoleta, porque las inclinaciones de los votantes, seg¨²n las encuestas, parecer¨ªan coincidir con lo que se supone es su preferencia. Marcelo Ebrard, el principal rival, se est¨¢ quejando de que las condiciones de competencia no son parejas y que de parte de Morena hay una suerte de favoritismo. Pero todo indica que la inercia misma har¨ªa coincidir el resultado de esos sondeos con la voluntad del presidente. Entonces ?va a elegir o no va a elegir ¨¦l? Acaba siendo una pregunta gratuita, que ni siquiera necesita una respuesta, en la medida en que de manera natural las cosas est¨¢n acomod¨¢ndose a sus intereses.
P. Se especula mucho de qu¨¦ har¨¢ Ebrard si no resulta elegido en la encuesta.
R. Va a depender much¨ªsimo de c¨®mo se resuelva el debate que est¨¢ teniendo lugar al interior de Morena: cu¨¢n transparentes, parejas, competitivas van a ser las reglas del juego. Marcelo desde diciembre plante¨® una propuesta de reglas del juego y nunca recibi¨® respuesta. Es preocupante porque, cuando esto concluya, si los perdedores perciben que su derrota es responsabilidad de reglas del juego sucias, entonces se abre un margen para las impugnaciones, que podr¨ªan ser impugnaciones simplemente para decir: ¡°Protesto por el resultado¡±, pero tambi¨¦n podr¨ªan ser de: ¡°Busco otra v¨ªa¡±. Marcelo ha dicho una y otra vez que ¨¦l no lo har¨ªa. Habr¨ªa que ver c¨®mo concluir¨ªa si estas reglas del juego no operan a satisfacci¨®n de los participantes en este proceso. Me parece que en este momento el dilema de la dirigencia de Morena es c¨®mo darle gusto al presidente, en su aparente inclinaci¨®n, y al mismo tiempo c¨®mo asegurar que el proceso sea lo m¨¢s transparente, equilibrado y justo para todos los contendientes. Espero que esto se resuelva bien, porque, si no, se pone en riesgo la legitimidad de este proceso interno.
P. ?Qu¨¦ implica para la dirigencia de Morena y para las corcholatas la instrucci¨®n de acelerar la definici¨®n de la candidatura?
R. En una carrera de marat¨®n o en la pol¨ªtica, el que va adelante querr¨ªa que en ese momento se terminara la carrera. Si estuvieran invertidos los papeles con el segundo lugar ser¨ªa igual. Entonces, este apresuramiento lastima a unos y favorece a otros. Es parte de la molestia de Marcelo. Tambi¨¦n hay que decir que todo ha caminado mucho desde que el presidente avent¨® lo de: ¡°Hag¨¢moslo ya en agosto¡±. El propio Morena ha venido hablando estos ¨²ltimos d¨ªas de la imposibilidad de cumplir en esos t¨¦rminos, sobre todo por el ejercicio de las dos encuestas. Entonces, como se est¨¢ atendiendo la elecci¨®n del Estado de M¨¦xico y de Coahuila, apenas en junio tendr¨ªan que plantearse las reglas del juego, para sostener la primera encuesta hacia fines de julio o agosto, y la siguiente un mes o mes y medio despu¨¦s, hacia septiembre u octubre. No se le puede cumplir al presidente cabalmente en su deseo, a riesgo de violentar el proceso y aumentar el riesgo de impugnaciones. Se tienen que medir las cosas para evitar que la elecci¨®n sea percibida como un tour de force o un parto sacado con f¨®rceps. El cl¨¢sico ¡°Haiga sido como haiga sido¡± de Felipe Calder¨®n.
P. Usted afirma que las encuestas ser¨¢n el gran elector, porque es un hecho que el candidato de Morena ser¨¢ el pr¨®ximo presidente, salvo que ocurra un imponderable.
R. El presidente siempre he dicho que la encuesta de selecci¨®n del candidato de Morena debe ser a mar abierto, a los ciudadanos en su conjunto. Esa es una buena idea porque es casi un testeo de lo que est¨¢n prefiriendo los ciudadanos de todo el pa¨ªs. Es decir, Morena elegir¨ªa a aquel que tenga m¨¢s oportunidades despu¨¦s en las urnas, toda vez que estar¨ªan participando los electores en general que votar¨ªan despu¨¦s. Esto deriva del an¨¢lisis de la correlaci¨®n de fuerzas entre el obradorismo versus la oposici¨®n. Claramente hay un desbalance enorme. Lo hemos visto en las elecciones de los Estados: al arranque de sexenio Morena gobernaba cuatro entidades federativas y ahorita tiene 21, pr¨¢cticamente son una anomal¨ªa las entidades en las que ha perdido.
Las intenciones de voto en este momento colocan a Morena por encima de la suma de PRI, PAN y PRD, y cuando uno ve las intenciones de voto entre candidatos, cualquier comparativa, sea Claudia o sea Marcelo versus los diez nombres que se mencionan de la oposici¨®n, se hace m¨¢s abismal la diferencia. Francamente se ve muy dif¨ªcil que en un a?o vayan a cambiar las cosas de manera significativa. No hay a la vista un candidato de la oposici¨®n con solidez, carisma y popularidad capaz de competir con los dos punteros. Entonces todo indica que, en efecto, la encuesta interna de Morena, de facto, va a ser la elecci¨®n presidencial en M¨¦xico.
P. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si el candidato de la oposici¨®n fuese uno de los desencantados de Morena, por ejemplo, Ebrard? ?Las expectativas de la oposici¨®n podr¨ªan cambiar?
R. Es un escenario poco probable, pero no imposible. Y, por otro lado, nunca ha sido testeada la posibilidad de ¨¦xito, o por lo menos de competencia, de esa opci¨®n, porque no es autom¨¢tica. En efecto: si Marcelo se sintiese lastimado por el proceso interno con la suficiente gravedad como para animarse a competir en contra de la candidata de Morena, que es un gran if, un gran condicional, faltar¨ªa ver lo otro: si ¨¦l piensa que es factible. Marcelo no es un ingenuo pol¨ªticamente. No basta con sentirse lastimado: tampoco va a ir a una lucha suicida. Y no ha sido testeado cu¨¢l podr¨ªa ser la reacci¨®n de los votantes del PRI o del PAN. Habr¨¢ quienes no querr¨ªan votar por alguien que tiene 26 a?os con L¨®pez Obrador y fue parte del gobierno de Morena.
P. ?Usted c¨®mo imagina la encuesta m¨¢s factible o menos problem¨¢tica? Algunos piden que haya una sola pregunta, mientras que otros piden que se eval¨²e un c¨²mulo de atributos.
R. Yo creo que entre m¨¢s preguntas se metan m¨¢s margen hay para la interpretaci¨®n. Incluso hay preguntas que son redundantes y parecer¨ªa entonces que est¨¢n destinadas a favorecer a uno u otro. Yo opino que deber¨ªa ser una pregunta: ¡°?A qui¨¦n prefiere usted como candidato de Morena para la presidencia del pa¨ªs?¡±. Entrar a los atributos, a estas alturas, podr¨ªa llevar a pensar que se est¨¢ haciendo un traje a la medida, y eso es peligros¨ªsimo para la legitimidad del proceso. Las encuestas internas que la Presidencia o Morena realizan tienen perfectamente detectado c¨®mo califica cada uno de los candidatos en atributos: qui¨¦n conoce m¨¢s la realidad del pa¨ªs, qui¨¦n es m¨¢s honesto, qui¨¦n es el m¨¢s identificado con el obradorismo.
P. Para muchos hay cuatro corcholatas, pero usted solo menciona tres. ?A qu¨¦ se debe?
R. Son n¨²meros enga?osos. Hay cuatro corcholatas donde hay una trilog¨ªa. Y en donde la cuarta no tiene absolutamente ninguna posibilidad de ser contendiente, como podr¨ªa ser Ricardo Monreal o Gerardo Fern¨¢ndez Noro?a. No son contemplados realmente por Morena o por el presidente. Monreal durante a?o y medio nunca fue mencionado entre las corcholatas. Y cuando hubo la ruptura [con L¨®pez Obrador], nunca m¨¢s fue invitado a Palacio Nacional. Hace cuatro meses cambi¨® esa actitud. Y yo interpreto que se dieron cuenta de que los votos que captara Ricardo Monreal en la encuesta se los quitar¨ªa a Marcelo. Es decir, si la boleta fuera con Claudia, Ad¨¢n Augusto, Noro?a y Marcelo, los tres primeros estar¨ªan distribuy¨¦ndose el voto obradorista, y Marcelo captando todo aquel al que le interesa otra cosa. Al incluir a Monreal, por quien los obradoristas no tienen particular cercan¨ªa, los votos que vaya a conseguir, vayan a ser 4% o 9%, son votos que estar¨ªa perdiendo Ebrard.
P. ?Entonces la inclusi¨®n de Monreal es una estrategia de equilibrio?
R. S¨ª. Y ¨¦l, que sabe que no tiene ninguna oportunidad en la pr¨¢ctica, porque no es ingenuo tampoco, sabe que en la medida en que logre un porcentaje de votos est¨¢ en condiciones de negociar su participaci¨®n de cara a algo adicional. Y la tercera corcholata, que es Ad¨¢n Augusto L¨®pez, ha intentado ser un contendiente, ha tenido cierto eco en los medios y en los corrillos pol¨ªticos, pero no en la calle. Una y otra vez, en las encuestas de cada semana, la intenci¨®n de voto de Ad¨¢n Augusto se ha estancado, con trabajos supera el 10%, todav¨ªa muy por debajo de Marcelo Ebrard, ya no digamos de Claudia. De tal manera que, por m¨¢s que lo intent¨®, parecer¨ªa que no tiene la menor posibilidad.
P. Se habla mucho de qu¨¦ har¨ªa Ebrard, ?pero qu¨¦ har¨ªa Sheinbaum si ella fuera la no beneficiada? ?Es pensable que ella amagara con irse?
R. No, yo la ver¨ªa a ella much¨ªsimo m¨¢s consistente con el resultado. M¨¢s en la l¨®gica de que si el resultado favorece a Marcelo, se entiende que esto ser¨ªa aprobado por L¨®pez Obrador. Y yo no veo a Sheinbaum desafiando esa determinaci¨®n. M¨¢s all¨¢ de que las encuestas decidan a un ganador o no, es evidente que todo este proceso est¨¢ tutoriado por L¨®pez Obrador y no se va a declarar vencedor a nadie sin que ese resultado de alguna manera sea sancionado positivamente por el presidente. Adem¨¢s, dif¨ªcilmente podr¨ªa decir ella, como Marcelo, que no hubo un piso parejo, cuando la mayor parte de los gobernadores est¨¢ operando por su causa. El jefe de Comunicaci¨®n Social de la presidencia [Jes¨²s Ram¨ªrez] va a su mitin. El hermano de L¨®pez Obrador [Jos¨¦ Ramiro] la apoya en actos p¨²blicos. Es decir, dif¨ªcilmente se pensar¨ªa que ella tendr¨ªa argumentos para decir: ¡°Me jugaron chueco¡±, cuando parecer¨ªa que est¨¢ siendo arropada por el n¨²cleo duro del obradorismo, y que se ve francamente poco probable que sucediese un desenlace as¨ª.
P. Y tambi¨¦n tomando en cuenta la propia trayectoria de Sheinbaum como una nativa del obradorismo.
R. En efecto, parte del atractivo que tiene Claudia para el presidente, en favor de la continuidad, es que, a diferencia Marcelo o de Ad¨¢n Augusto, ellos han tenido vida pol¨ªtica propia previa al obradorismo, mientras que Claudia es un producto neto de la figura de L¨®pez Obrador. En ese sentido, me parece que ella se visualizar¨ªa much¨ªsimo menos fuera del movimiento.
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