El ¡®caso Lagos de Moreno¡¯: el secuestro de cinco j¨®venes en Jalisco y el video que lo destroz¨® todo
La desaparici¨®n de j¨®venes en Jalisco pone el foco en el recrudecimiento de la violencia en un pa¨ªs asediado
Hay una retransmisi¨®n en directo a las puertas de la Fiscal¨ªa de Jalisco y en mitad de la noche grabada se oye un grito animal. A las familias de Roberto Olmeda, Diego Lara, Uriel Galv¨¢n, Jaime Mart¨ªnez y Dante Cedillo les ha llegado una fotograf¨ªa y un video del secuestro de los muchachos. Esos padres y madres, hermanos y amigos que esperaban desde el 11 de agosto alguna noticia de los cinco j¨®venes, los reconocen el martes en las im¨¢genes de un brutal escenario intervenido por el crimen organizado. Detr¨¢s de ese alarido est¨¢ escondido el dolor de un pa¨ªs asediado.
Hace una semana que los chicos de Lagos de Moreno se reunieron en el mirador de San Miguel. Roberto, Diego, Uriel, Jaime y Dante ten¨ªan entre 19 y 22 a?os, y eran amigos desde la infancia. Sus vidas hab¨ªan tomado caminos distintos: Roberto estudiaba ingenier¨ªa, Diego era herrero, Jaime alba?il y Dante hab¨ªa emprendido su propio negocio, pero les segu¨ªan quedando los atardeceres juntos en el barrio. Fue Magalli Lara, hermana de Diego, quien dio la voz de alarma ante la desaparici¨®n de los muchachos: ¡°Urgente: desde anoche, nuestras vidas est¨¢n sumidas en angustia¡±, escribi¨® la joven. Desde el primer momento, las familias se organizaron para protestar ante las autoridades y exigir avances en la b¨²squeda.
El caso pod¨ªa haberse quedado en el limbo atroz en el que viven m¨¢s de 110.000 familias en M¨¦xico que buscan a sus desaparecidos, que escarban la tierra y rastrean fosas para encontrar pistas. Solo en Jalisco hay 14.890 personas sin localizar, seg¨²n las cifras oficiales del Gobierno, es el Estado con mayor n¨²mero de desaparecidos.
A menos de 40 kil¨®metros de Lagos, en Encarnaci¨®n de D¨ªaz, hace tan solo tres semanas que se llevaron a las hermanas Saucedo Zerme?o. Adriana, Olivia y su pareja Beatriz Hern¨¢ndez, se esfumaron cuando iban en su coche el 27 de julio. A Marisela la arrancaron de su casa unos hombres armados al d¨ªa siguiente. Era la mayor de todas y solo ten¨ªa 28 a?os. No hay rastro de las j¨®venes. Durante d¨ªas ninguna autoridad busc¨® a las chicas. Este peri¨®dico ha preguntado de forma constante a la Fiscal¨ªa de Jalisco por los avances en la b¨²squeda: ¡°Se llevan a cabo acciones en gabinete y campo¡± es la respuesta.
Pero en el tablero de los j¨®venes de Lagos de Moreno entr¨® el horror. La difusi¨®n de una imagen en la que aparecen los muchachos amarrados y golpeados, pero vivos, fue la prueba de que el crimen organizado se los hab¨ªa llevado. En los Altos de Jalisco y la parte norte del Estado, que colinda tambi¨¦n con Zacatecas y Aguascalientes, impera la ley del narco. Sin intervenci¨®n del Estado, la disputa del Cartel de Sinaloa contra el Cartel Jalisco por el control de la zona est¨¢ dejando un reguero de sangre y dolor. La prestigiosa antrop¨®loga Rossana Reguillo lo llama el paso de la ¡°necrom¨¢quina¡±: ¡°Una m¨¢quina de la muerte a la que no le importa engullir cuerpos, territorios, y luego vomitarlos en forma de fosas, de cad¨¢veres¡±.
La siguiente evidencia que recibieron las familias marca el l¨ªmite entre el horror y la cordura. Un video muestra a dos de los muchachos tendidos en el suelo, cubiertos de sangre, mientras al fondo, en una escena impronunciable, uno de los chicos est¨¢ siendo obligado a matar a uno de sus amigos. En esa grabaci¨®n vertical de poco m¨¢s de un minuto es donde todo acaba. ¡°El video es un mensaje de terror. No se filtr¨®, fue hecho circular con toda la intenci¨®n de mandar mensajes, probablemente a un grupo contrario y a la ciudadan¨ªa que permanece aterrada¡±, apunta Reguillo. ¡°Es una pieza testigo de algo muy profundo, muy roto y muy descompuesto. Hacer participar a las v¨ªctimas en este sangriento escenario es pavoroso y creo que tambi¨¦n marca un punto de inflexi¨®n¡±.
El video es el centro donde converge todo a lo que se enfrenta un pa¨ªs con m¨¢s de 15 a?os en guerra latente: el recrudecimiento constante de la violencia, la espectacularizaci¨®n del dolor para salir de la anestesia y el impacto en una generaci¨®n de j¨®venes que sabe cu¨¢ndo sale de su familia pero no cu¨¢ndo va a poder regresar. Todo, frente a un Estado petrificado.
¡°Lo que nos deja ver el caso de Lagos, que es la punta del iceberg, es que lo que estamos viviendo trasciende los n¨²meros de la violencia¡±, apunta Leonel Fern¨¢ndez, director de Incidencia en Pol¨ªtica P¨²blica del Observatorio Nacional, ¡°tenemos que pensar m¨¢s all¨¢ de las cifras fr¨ªas. La magnitud est¨¢ desbordada: ya no es un tema de secuestro econ¨®mico o de pelea entre grupos. Que lo de Lagos suceda tan abiertamente, como si nada, ilustra la indefensi¨®n de los mexicanos, la debilidad del Estado, la falta de conocimiento oficial. Lo que ha desnudado es que no hay capacidad de resoluci¨®n de este tipo de violencia, tenemos una autoridad que no sabe por d¨®nde empezar a trabajar frente a esta violencia absoluta, de estado naturaleza, donde gana el m¨¢s fuerte¡±.
Una regi¨®n convertida en campo de exterminio
No es la primera vez que el dolor llega en carne viva a Lagos de Moreno. En 2013, se report¨® la desaparici¨®n de siete personas ¡ªseis j¨®venes y un adulto¡ª, d¨ªas despu¨¦s se encontraron algunos de sus restos en una vieja tienda de abarrotes, a las afueras del municipio, que el crimen organizado hab¨ªa convertido en una casa de seguridad. No hab¨ªa video ni fotograf¨ªas, apenas nada para identificar los cuerpos. Los familiares decidieron reconvertir el macabro lugar en un memorial para llorar a sus muertos.
¡°La violencia vuelve, de una manera diferente, a remarcar que toda esa zona de Jalisco, en su frontera con Guanajuato, lleva a?os convertida en un campo de exterminio. Hay evidencia de que esta barbarie no empez¨® este a?o, ha sido un proceso creciente al que yo llamo la violencia expresiva, porque ya no busca un fin, sino busca exhibir las huellas de su poder total¡±, reflexiona la antrop¨®loga jaliscience Rossana Reguillo.
Al abrir el foco se registra que en abril uno de los altos cargos policiales de Encarnaci¨®n de D¨ªaz, donde desaparecieron las hermanas y al lado de Lagos, sufri¨® un atentado; en mayo, una emboscada con una mina mat¨® a otros cuatro agentes de la Fiscal¨ªa en Tlajomulco cuando se dirig¨ªan a buscar restos de desaparecidos; en junio se encontraron algunos de los restos de ocho j¨®venes que fueron secuestrados en un call center en Zapopan. ¡°Preocupa la b¨²squeda de nuevos m¨¦todos de violencia, hay una escalada para controlar y mantener el dominio¡±, apunta el investigador en violencia Miguel Moctezuma, que se?ala tambi¨¦n cambios en el entorno como los continuos hallazgos de laboratorios clandestinos de fentanilo o el decomiso de nuevas armas utilizadas por el crimen organizado.
?Ante ese escenario qu¨¦ pueden hacer los j¨®venes, despu¨¦s de saber que un grupo de amigos puede salir una tarde en un coche y jam¨¢s regresar? Leonel Fern¨¢ndez apunta a la falta de oportunidades para la gran mayor¨ªa de los j¨®venes que viven en contextos donde la violencia es diaria, donde suenan con fuerza el reclutamiento forzoso y el secuestro para trabajo esclavo. El investigador resalta la responsabilidad del Gobierno en crear estrategias para ¡°rescatar a estos j¨®venes y romper estas entradas a la violencia¡±.
Reguillo, que lleva d¨¦cadas estudiando el impacto de la violencia en la juventud, es certera: ¡°Hoy nuestros j¨®venes en M¨¦xico lo que enfrentan es un presente bajo asedio: asediado por la violencia y la exclusi¨®n, que no se resuelve con becas directas, ni con abrazos, ni con balazos, donde el Estado como figura pol¨ªtica ha ido reculando, repleg¨¢ndose, y otra fuerza trata de ocupar su lugar¡±. ¡°En los chavos urbanos, que de 2011 a 2015 tuvieron una participaci¨®n muy aguerrida, veo ahora una falta de voluntad de luchar, veo una tristeza muy paralizante¡±, apunta, recuerda a los j¨®venes de Lagos y apela a todos los dem¨¢s: ¡°No entiendo qu¨¦ estamos esperando para ir a protestar a las calles¡±.
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