Marat¨®n de Ciudad de M¨¦xico y sus 40 a?os: una ¨¦pica con ampollas en los pies
La keniata Celestine Chepchirchir y el boliviano H¨¦ctor Garibay ganan la prueba que congreg¨® a m¨¢s de 25.000 asistentes
Los corredores son una tribu que levantan recelos con cada paso. ?Por qu¨¦ corren? ?De qu¨¦ corren? ?Por qu¨¦ llevan el cuerpo al l¨ªmite en una prueba tan dura como satisfactoria? Quien no se coloque sus tenis y salte al pavimento cada ma?ana desconoce las recompensas de pertenecer a este grupo de personas que van a contracorriente para superar sus propias barreras, f¨ªsicas o mentales. No es correr por correr. Es una lucha constante por demostrarse que pueden hacerlo. Y si consiguen terminar un marat¨®n es como ganar un Mundial, un Gran Premio, una medalla ol¨ªmpica. Un triunfo chiquito para ojos ajenos, una gloria descomunal para cada uno de los participantes en este marat¨®n mexicano que cumpli¨® 40 a?os. La competencia la ganaron la keniata Celestine Chepchirchir y el boliviano H¨¦ctor Garibay.
La capital mexicana se volc¨® de lleno al marat¨®n. La prueba de los 42 kil¨®metros ha sido uno de los sellos distintivos de la urbe que cada a?o intenta buscar algo distinto. Los organizadores se congratulan de ser la mejor competici¨®n en Am¨¦rica Latina y de formar parte del grupo de maratones que tienen grupos de atletas de ¨¦lite. Dentro de los profesionales, la escala en M¨¦xico es importante para probarse e incluso les sirve para clasificarse al marat¨®n de Boston. Por eso, es una fiesta para los mexicanos que deciden madrugar para ir a apoyar a sus familiares, amigos o a los desconocidos que, al paso de los kil¨®metros, ven en las porras un impulso para aguantar.
Los corredores tuvieron su primera prueba cuando fueron a recoger su camiseta y n¨²mero para la competencia. Los organizadores les citaron en el mayor centro de exposiciones de Ciudad de M¨¦xico, el World Trade Center. Ah¨ª, los competidores se toparon con la gran tentaci¨®n: una expo del mundo de la panader¨ªa. Pasar por el olor a pan y caf¨¦, pon¨ªa en aprietos a aquellos deportistas que han cuidado su dieta durante los ¨²ltimos 12 meses.
El marat¨®n de este a?o hizo madrugar una hora m¨¢s a sus corredores. Tras la desaparici¨®n del cambio de hora en M¨¦xico, el habitual inicio de la carrera era a las siete de la ma?ana. El problema era que, sin esa hora extra, el sol pod¨ªa pegar de lleno antes de lo previsto. El arranque, a las 6.00 horas, tuvo como guardi¨¢n el estadio Ol¨ªmpico Universitario de la UNAM y ese fuego perpetuo del pebetero que encumbr¨® a los atletas en los Juegos Ol¨ªmpicos de 1968. El escenario id¨ªlico, sin embargo, era el suplicio para los que todav¨ªa no llegaban, los que segu¨ªan atrapados en el metro.
La oleada de runners rosados, color que se ha hecho suyo la capital, tomaron las calles que fueron suyas. Los sitios m¨¢s tur¨ªsticos (y quiz¨¢ seguros) de Ciudad de M¨¦xico eran su fondo en el alcance visual. En la punta, la ¨¦lite de los keniatas y etiopes se vio golpeada por la sorpresa boliviana. H¨¦ctor Garibay (Oruro, Bolivia, 35 a?os) le gan¨® el paso a todos, incluido Edwin Kiprop Kiptoo. El latinoamericano se comi¨® el r¨¦cord mexicano al finalizar con un tiempo de 2:08:23 (el anterior era de 2:10:35 en 2018). Su buen momento lo viv¨ªa desde que triunf¨® en el marat¨®n de Sevilla (2:07:44). Garibay dedic¨® el triunfo a su pa¨ªs, pero solt¨® un dardo: no pudo competir en el Mundial de Atletismo por falta de apoyos y tuvo que buscar competencias. Su logro en M¨¦xico le hizo ganador de un premio de medio mill¨®n de pesos (unos 33.000 d¨®lares). ¡°Me va a servir para prepararme de la mejor manera en un campamento en Kenia¡±, cont¨® tras la carrera. ¡°Vamos motivados de a poco. Les pedir¨ªa en mi pa¨ªs que nos den el apoyo, en Bolivia hay mucho talento, pero es una pelea de mucho tiempo¡±, agreg¨®.
Celestine Chepchirchir logr¨® una marca de 2:27:17 en una carrera que consinti¨® a los corredores con un clima ideal para correr: sin sol y con una sensaci¨®n fresca. La altura de la capital, 2.240 metros sobre la altura del mar, es uno de los grandes retos en esta competencia para los propios mexicanos y extranjeros. Pero el marat¨®n termina en dos partes: cuando llegan los atletas de alto rendimiento y cuando empiezan a llegar los entusiastas que rompieron el muro, el cansancio y la desidia para cumplir su reto, su peque?a gloria.
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