Un hijo bajo tierra: las madres buscadoras conquistan el espacio pol¨ªtico en M¨¦xico
Los candidatos ya no pueden orillar a las mujeres que buscan a sus familiares ni desatender su causa
Las Madres Buscadoras de M¨¦xico son las Madres de la Plaza de Mayo de nuestros d¨ªas y su relevancia la han ganado a pulso abriendo la tierra con las manos. A la penosa circunstancia de los miles de desaparecidos en el pa¨ªs del narco, que ha proporcionado el l¨®gico inter¨¦s internacional, se ha sumado el tes¨®n con que estas mujeres de hierro y l¨¢grimas han mantenido viva la causa, contra viento y marea, rogando al gobierno que llegaba y al siguiente, pidiendo picos, palas, protecci¨®n que nunca llegaba y sumando cad¨¢veres, los suyos propios, al enorme cementerio mexicano.
Este domingo, el mayor acontecimiento pol¨ªtico del pa¨ªs fue el reconocimiento oficial de la candidata que luchar¨¢ en la oposici¨®n por la presidencia, X¨®chitl G¨¢lvez. La glorieta m¨¢s emblem¨¢tica de la capital, el ?ngel de la Independencia, se colm¨® con miles de seguidores y G¨¢lvez releg¨® a los pol¨ªticos unos metros para hacerse acompa?ar en el escenario por Cecilia Flores, a quien llaman la mam¨¢ grande de Sonora. Flores busca a sus dos hijos desde hace ocho a?os y basta esta an¨¦cdota para ilustrar las penurias por las que pasa este colectivo en M¨¦xico. El d¨ªa que un sicario le apunt¨® a la cabeza y le orden¨® que se arrodillara, le mir¨® a los ojos: ¡°Si me vas a matar, disp¨¢rame de frente y piensa en tu madre, porque ella, el d¨ªa que t¨² desaparezcas, te estar¨¢ buscando como yo busco a mis hijos¡±. Flores estuvo en el escenario el domingo con la playera habitual en la que lleva estampadas las fotos de Alejandro y Marco Antonio. En primera l¨ªnea pol¨ªtica.
El espacio p¨²blico que han conquistado estas mujeres y el inter¨¦s que suscita su causa se mide en esa presencia junto a la flamante candidata de la oposici¨®n y tambi¨¦n en la dimisi¨®n reciente de Karla Quintana como titular de la Comisi¨®n Nacional de B¨²squeda de Personas debido a discrepancias entre l¨ªneas con el presidente del Gobierno, de cuyas palabras se interpret¨® que el registro de desaparecidos estaba abultado. Las autoridades calculan que, cada d¨ªa, unas 27 personas no regresan a casa en M¨¦xico y el censo cuenta unas 100.000 en paradero desconocido.
Las madres buscadoras han tenido el acierto de sumar a los medios de comunicaci¨®n a una lucha que precisa de ellos, su ruido ha conquistado el cine y la literatura con t¨ªtulos de ¨¦xito en los que se detalla su peregrinaje rabioso por oficinas, montes, cunetas, desiertos y basureros. Hasta la moda de la Barbie ha movido el agua de ese molino. Dise?aron la Barbie buscadora para visibilizar el esfuerzo y arrimar apoyos. Pero el gesto m¨¢s pol¨ªtico de los ¨²ltimos tiempos ha sido, sin duda, la negociaci¨®n que algunas de ellas iniciaron con el narco para que les permitieran buscar en las fosas sin riesgo de ser asesinadas en la boca del lobo. En Tamaulipas, Sonora, Sinaloa, las mujeres pidieron al narco una tregua para remover la tierra sin poner su frente a la altura del ca?¨®n. Y lo consiguieron en alguna medida.
La vida pol¨ªtica mexicana est¨¢ ya anudada a las madres buscadoras, una de las grandes causas y verg¨¹enzas del pa¨ªs. Este Gobierno ha tenido logros en ese campo, sin duda, no en vano fue uno de los compromisos del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. El caso Ayotzinapa, aun con tropiezos y obst¨¢culos en sus pesquisas, ha reportado avances, por poner un ejemplo. La dimisi¨®n de Quintana, sin embargo, sit¨²a en el terreno de la descomposici¨®n uno de los proyectos que los ciudadanos pod¨ªan identificar con la izquierda pol¨ªtica. El Gobierno cede terreno a la oposici¨®n, que lo est¨¢ sabiendo aprovechar. Por m¨¢s que suene siniestro en este texto, las buscadoras podr¨ªan recordar al presidente la famosa frase pol¨ªtica: cuerpo a tierra que vienen los nuestros.
Las madres no van a descansar, ni en M¨¦xico ni en Argentina ni en ninguna parte, t¨¦nganlo en cuenta los pol¨ªticos. Que muchos de los desaparecidos est¨¢n bajo tierra es una verdad que a nadie se le escapa, por eso los picos y las palas, las u?as escarbando fosas clandestinas, pero como resume Flores: ¡°Quiero volver a ver a mis hijos, aunque sea en un pu?ado de huesos¡±.
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