Gloria Ca?ez, 50 balas para silenciar las tres d¨¦cadas de lucha de una mujer sin miedo
¡°Incansable luchadora social¡±, consigui¨® despu¨¦s de 30 a?os recuperar para una comunidad rar¨¢muri de Chihuahua las tierras arrebatadas a sus ancestros. Fue asesinada por ello junto a su hija por el crimen organizado
Gloria Ca?ez Ch¨¢vez ¡°no ten¨ªa ni miedo ni flojera¡±, era ¡°entrona¡±, una ¡°incansable luchadora social¡±. Tan f¨¦rrea en sus convicciones que hicieron falta 51 balazos para silenciarla despu¨¦s de 30 a?os de lucha, de que asesinaran a su marido, de d¨¦cadas de hostilidad. Ca?ez Ch¨¢vez batallaba para recuperar las tierras de sus abuelos, terrenos forestales que hist¨®ricamente pertenecen a los rar¨¢muri, un pueblo ind¨ªgena de la sierra de Chihuahua, y que fueran ellos quienes pudieran trabajar los campos que sus ancestros hab¨ªan trabajado antes. Muri¨® un s¨¢bado, el segundo de septiembre, acribillada por armas id¨¦nticas a las que usan las tropas de la OTAN, viejos fusiles sovi¨¦ticos y pistolas como las que lleva la polic¨ªa estadounidense. Todo un arsenal de guerra para llenar de plomo a dos mujeres desarmadas: ella y su hija, Sally Avella Ca?ez, que tuvo la mala suerte de acompa?arla en ese momento. Ser mexicano significa correr el riesgo de convertirse en da?o colateral, suele decir el escritor Juan Villoro. Ten¨ªan 63 y 23 a?os.
¡ª[Gloria] era una madre que quiso sacar a sus hijos adelante y los sac¨® a pesar de la perdida de su esposo. Les dio estudios, agarr¨® las riendas de todos los negocios de su esposo, iba a trabajar en el monte, cargaba con ind¨ªgenas y todas las personas de all¨ª para llevarlos y traerlos de Chihuahua, darlos de comer... No ten¨ªa ni miedo ni flojera ni se andaba quejando. Yo la considero as¨ª, entrona en todos los aspectos. Ten¨ªa un compromiso muy fuerte hasta el final.
Quien la describe es una de sus amigas, que pide que su nombre no aparezca en este art¨ªculo ¡°por seguridad¡±, que en este caso es un eufemismo de miedo: miedo a que el mismo grupo criminal que asesin¨® a Ca?ez Ch¨¢vez (63 a?os) y su hija (23) vuelva para eliminar los cabos sueltos, a aquellos que todav¨ªa se atreven a hablar en la sierra de Chihuahua. En la regi¨®n, denuncia, hace tiempo que el Cartel de Sinaloa y sus filiales locales impusieron la ley del silencio, ante la activa inactividad de la polic¨ªa. El crimen organizado controla el negocio de la tala y la venta de madera en la zona, y Ca?ez Ch¨¢vez acababa de conseguir, por fin, la concesi¨®n para ella y otras 60 personas, ¡°en su mayori?a rara?muris y algunos mestizos¡±, de las tierras que llevaba tres d¨¦cadas reclamando.
Que el conflicto por la explotaci¨®n y tala de esos terrenos fue el motivo de los asesinatos es una realidad que hasta las autoridades aceptan. ¡°Estamos buscando cu¨¢l es el grupo criminal predominante en la zona, pero indudablemente tenemos a ciencia cierta que el crimen fue por una disputa por el recurso maderable con auxilio de alguna asociaci¨®n delictiva de la regi¨®n¡±, asegur¨® en entrevista con este diario el fiscal de distrito de la zona sur del Estado, Juan Carlos Portillo. A las allegadas de las v¨ªctimas esa declaraci¨®n las indigna. ¡°Que no me vengan a m¨ª con esos cuentos de que no saben qu¨¦ grupo delictivo opera en la zona, si se ponen a buscarle a poquito han victimado familias enteras, es el Cartel de Sinaloa¡±, sentencia la misma persona.
No es la ¨²nica declaraci¨®n de la Fiscal¨ªa que ha despertado recelo entre los que conoc¨ªan a Ca?ez Ch¨¢vez. El Ministerio P¨²blico ha difundido que la mujer no era activista ni defensora de la tierra, una estrategia que busca no abordar el homicidio como un crimen pol¨ªtico. ¡°Gloria es reconocida por toda la comunidad como una incansable luchadora social, defensora de su territorio y comunidad, lo que la hace defensora de derechos humanos. Durante casi tres de?cadas fue la li?der que peleo? por dar voz a un grupo que pertenece a las minori?as, esas que nadie escucha, por las que pocos se preocupan y que hasta incomodan a funcionarios por el descuido en el que las tienen¡±, defiende el activista de Chihuahua Gabino G¨®mez, compa?ero ocasional de Ca?ez Ch¨¢vez, en una carta p¨²blica.
¡°Nada vale m¨¢s que la vida de mis hijos¡±
En 2014, el marido de la defensora, Rub¨¦n Avella Molina, corri¨® la misma suerte: tambi¨¦n en un tiroteo; tambi¨¦n por un conflicto por la tierra. ?l y un hermano de Ca?ez Ch¨¢vez hab¨ªan sido acusados de asesinato en 2010. Pasaron cuatro a?os presos, pero fueron liberados ante la falta de pruebas, de acuerdo con los allegados de las v¨ªctimas, que defienden que fue un caso fabricado para quitarlos de en medio por su activismo social. ¡°No hubo pruebas porque no fueron ellos¡±, afirma sin un ¨¢pice de duda la misma amiga. En cuanto salieron libres, un grupo armado los asesin¨®.
Tras el homicidio de su marido, Ca?ez Ch¨¢vez se alej¨® un tiempo de la vida p¨²blica. Dej¨® de subir a la sierra, de participar en asambleas, de ser el rostro visible de la protesta. ¡°Dijo: ¡®Nada vale m¨¢s que la vida de mis hijos¡¯, y se mantuvo un tiempo al margen, pero ya despu¨¦s se decidi¨® otra vez a empezar la lucha¡±, narra su amiga. La defensa del territorio rar¨¢muri la compaginaba con el trabajo en el monte, en un peque?o terreno donde pastoreaba a sus vacas y labraba el campo.
La defensora ten¨ªa tres hijos: Sally, a la que asesinaron junto a ella, otra mujer y un hombre. Tras el asesinato de su padre, Sally decidi¨® dejar los estudios y ayudar a su madre en la lucha por la tierra, narra la amiga. ¡°La muchachita le hab¨ªa dicho: ¡®Yo no te voy a dejar sola, te voy a ayudar en lo que pueda¡¯. Por eso no sac¨® su carrera profesional, quer¨ªa apoyar a Gloria¡±. Por eso estaba con ella aquel d¨ªa.
El camino para recuperar la tierra no fue f¨¢cil. Tuvieron que demostrar ante los tribunales que los terrenos pertenec¨ªan a los rar¨¢muri, que sus abuelos hab¨ªan habitado esos parajes antes que nadie. ¡°Yo tuve que andar buscando fotograf¨ªas de mis ancestros donde constara que esas tierras les pertenec¨ªan a ellos¡±, le cont¨® un d¨ªa a su amiga. ¡°Y antes la tecnolog¨ªa no estaba tan avanzada, fue muy complicado recabar todos los datos que les ped¨ªan, todas las evidencias, testigos y pruebas para avanzar¡±, sintetiza ella.
El caso era complicado porque los propietarios de los ejidos que cercaban sus terrenos ten¨ªan tambi¨¦n intereses sobre ellos. No era extra?o que entraran a talar sin permisos, cuando la propiedad de las tierras todav¨ªa se disputaba en los tribunales. Y la mano invisible que mueve esos negocios pertenece a los carteles. ¡°Ahorita en Chihuahua la madera est¨¢ controlada al 100% por el crimen organizado, entre ellos se dividen los ejidos, deciden a d¨®nde se va la madera, qui¨¦nes son los comisariados. Tienen controlada tambi¨¦n la [distribuci¨®n de] cerveza, la soda, las Sabritas, de todo tienen el control¡±, sintetiza la amiga. Un modelo de capitalismo salvaje respaldado por la fuerza de las armas.
¡°El crimen organizado es un monstruo y ya se apoder¨® del lugar¡±
Los asesinatos a l¨ªderes comunitarios, campesinos o simplemente gente que alza la voz son una pr¨¢ctica habitual en la regi¨®n. La amiga de Ca?ez Ch¨¢vez menciona algunos casos de memoria, como Joaqu¨ªn Molina Covarrubia, comisario del ejido de la Pinta, en la comunidad de Balleza, acribillado a tiros en marzo del a?o pasado. ¡°Esta misma semana tambi¨¦n victimaron a otra persona que tambi¨¦n ten¨ªa un grupo de ejidatarios muy grande en Balleza, Alejo Arciniega, o la muerte en 2021 de nueve miembros de una misma familia¡±. De acuerdo con el mismo testimonio, la violencia del crimen organizado en la zona ha desplazado a comunidades enteras:
¡ªSe ha solicitado muchas veces la presencia permanente del Ej¨¦rcito, porque en realidad es a los ¨²nicos a los que tienen un poquito de respeto. La polic¨ªa municipal y ministeriales saben c¨®mo se maneja todo, pero usted sabe que el crimen organizado es un monstruo, ya se apoder¨® de ese lugar, lo dejaron crecer y ah¨ª est¨¢n las consecuencias. Hay comunidades ac¨¢ en la sierra que se quedaron abandonadas porque victimaron a muchas personas, y las dem¨¢s salen al ¨¦xodo que es el desplazamiento. Hay una comunidad que se llama ejido los Lirios, all¨ª ya no hay personas, ya est¨¢n en Chihuahua o en otras ciudades. No dejaron vivir a la gente, trabajar, nadie quiere regresar.
Ca?ez Ch¨¢vez y su hija han sido las ¨²ltimas v¨ªctimas de una realidad desbordada. Lograron su misi¨®n, conseguir que el Tribunal Agrario reconociera que su comunidad era la due?a leg¨ªtima de las tierras, la culminaci¨®n de una lucha que iniciaron sus abuelos en la d¨¦cada de 1970. Esa gran herencia para su gente supuso cavar su propia tumba. ¡°El hueco que deja la ausencia de Glori?a sera? imposible de llenar. Deja una comunidad hu¨¦rfana, ace?fala, de quien durante tantos an?os vio por el bienestar de sus miembros. Se va la matriarca de una familia, quien hoy tiene un espacio vaci?o en la mesa, ese que nadie podr¨¢ sustituir. No solo se fue una activista, mataron a una madre de familia, ti?a, amiga y, no conformes con eso, tambie?n se llevaron a su hija¡±, lamenta Gabino G¨®mez.
Sus cuerpos fueron encontrados el d¨ªa despu¨¦s del asesinato, abandonados sobre un camino de la comunidad Yerbabuena, rodeados de casquillos de bala, las pruebas de un doble homicidio que probablemente nunca tendr¨¢ responsables, en un pa¨ªs en el que menos del 1% de los delitos se resuelven, de acuerdo con un estudio de la organizaci¨®n Impunidad Cero. As¨ª lo resume su amiga: ¡°No est¨¢ bien que las autoridades minimicen el problema de la violencia, las tragedias, los asesinatos. Tienen que actuar, buscar a los culpables. Estamos haciendo lo que podemos desde nuestra trinchera, pero sabemos que la justicia en M¨¦xico est¨¢ muy lejos, desgraciadamente solo es para unos cuantos, los que tienen poder¡±.
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