Bruno Pl¨¢cido y el fin de la polic¨ªa comunitaria
El asesinato del l¨ªder autodefensa en Guerrero consigna la desaparici¨®n de la primera generaci¨®n de vigilantes en el contexto de la guerra contra las drogas en M¨¦xico
El siglo XXI mexicano se entiende desde la violencia. Y la violencia se explica, entre otras cosas, a partir de los movimientos de autodefensa. Defenestrados, s¨ªmbolos de la corrupci¨®n y el fracaso del Estado en materia de seguridad, su papel fue importante en los primeros 15 a?os de este siglo. Sorprendieron a las organizaciones criminales que brotaban como hongos en Guerrero y Michoac¨¢n. Aunque luego, las mismas autodefensas quedaron superadas por el empuje del crimen y su dinero f¨¢cil. Ahora, sus l¨ªderes emblem¨¢ticos caen asesinados, v¨ªctimas del ciclo de terror que intentaron combatir.
Bruno Pl¨¢cido, ultimado a balazos este martes en Guerrero, vivi¨® todo el proceso, el alzamiento, las primeras victorias, la pugna pol¨ªtica, la decadencia y la muerte. Lo mismo que Hip¨®lito Mora, en Michoac¨¢n. Entre 2013 y 2014, ambos lideraron movimientos de vecinos, trabajadores, campesinos, que, hartos del crimen, tomaron las armas e hicieron lo que el Estado, por desidia, complicidad, incapacidad, o una mezcla de todas, dej¨® de hacer. Los dos est¨¢n muertos ahora. Mora cay¨® en junio y, como Pl¨¢cido, nunca dej¨® de se?alar a las mafias, aunque estuvieran en casa.
¡°Bruno tuvo el acierto de ser un estratega de la seguridad comunitaria¡±, explica Abel Barrera, del Centro de Derechos Humanos Tlachinollan, que funciona en Tlapa, en el sur de Guerrero. ¡°Fue uno de los primeros comandantes de la CRAC-PC, dise?¨® sus operativos¡±, explica, en referencia a la primera polic¨ªa comunitaria del Estado, precedente de la UPOEG. Pl¨¢cido encabez¨® la fundaci¨®n de ambas. ¡°Desde sus primeros a?os con la comunitaria, cuando se fund¨®, fue uno de los m¨¢s claros en t¨¦rminos de c¨®mo deber¨ªan actuar los comunitarios, de como enfrentar a la delincuencia organizada¡±, se?ala.
La CRAC-PC naci¨® a mediados de la d¨¦cada de 1990 en una zona serrana, entre la costa sur de Guerrero y la regi¨®n de La Monta?a. ¡°Cuando se fund¨® la CRAC, ¨¦l vend¨ªa caf¨¦, aguardiente y panela en Buenavista¡±, recuerda el sobrino del l¨ªder autodefensa, Jes¨²s Pl¨¢cido. Buenavista era la comunidad donde viv¨ªa. ¡°Tambi¨¦n manejaba una camioneta de pasajeros entre Buenavista y la cabecera municipal, San Luis Acatl¨¢n¡±, a?ade. ¡°?l sufr¨ªa la violencia que se viv¨ªa en la carretera, los asaltos a los pasajeros, etc¨¦tera. Y ¨¦l combati¨®. Se comenzaron a organizar, porque adem¨¢s hab¨ªa muchos robos de ganado, violaciones¡±, explica.
En esos primeros a?os, la inseguridad era grave, pero nada comparado con lo que vendr¨ªa despu¨¦s. El PRI, partido hegem¨®nico durante siete d¨¦cadas, perd¨ªa poder en los Estados y los congresos locales. El tr¨¢fico de drogas mutaba. En Guerrero, las mafias empezaban a disputar tierras de cultivo de amapola y marihuana, las rutas para sacar la droga de las monta?as y los incipientes mercados locales en la costa. El mundo cambiaba y el Estado no entend¨ªa. La CRAC cubr¨ªa un espacio necesario. El problema es que la misma polic¨ªa comunitaria qued¨® obsoleta al poco tiempo. Al menos as¨ª lo entendi¨® Pl¨¢cido.
¡°La UPOEG nace como una demanda muy sentida de las familias contra el alto coste de las tarifas el¨¦ctricas, en la Costa Chica, al sur de Acapulco¡±, explica Barrera, que conoce a Pl¨¢cido desde los a?os de la CRAC. ¡°En las asambleas de las comunidades de la Costa Chica, por esto de las tarifas el¨¦ctricas, apareci¨® el problema de la delincuencia. Los comisarios empezaron a decir, ¡®oye, es que tenemos problemas de grupos de la delincuencia organizada¡±. Era finales de la primera d¨¦cada de los a?os 2000.
Barrera recuerda que el crecimiento definitivo de la futura UPOEG fue el rescate de un comisario de una comunidad de Tecoanapa, cerca de Ayutla, a mitad camino entre Chilpancingo, la capital del Estado, y Acapulco. ¡°Pl¨¢cido dijo, ¡®?saben qu¨¦?, hay que organizarnos, hay que ir a buscar al comisario¡¯. Fueron, lo rescataron y pues ya se organizaron¡±, narra. ¡°Luego ya fue cuando entraron a Ayutla y es cuando empieza el operativo¡±, dice. Para entonces, los m¨¦todos de Pl¨¢cido ya hab¨ªan cambiado. Usaban armas m¨¢s poderosas, iban con el rostro tapado, instalaban retenes en las carreteras. En Ayutla, en pocas semanas, la naciente UPOEG detuvo a medio centenar de personas.
La expansi¨®n de la UPOEG marca el inicio de sus problemas. El grupo creci¨® por toda la Costa Chica, hasta las puertas de Acapulco, y tambi¨¦n hasta la entrada a Chilpancingo. Se hizo tan grande que acab¨® por sufrir escisiones. Las luchas de los comandantes de la UPOEG con sus viejos compa?eros provocaron muchos problemas, igual que sus peleas contra grupos de criminales. Muchos comandantes murieron, algunos por cumplir con su tarea, otros, como consecuencia de sus trapicheos. A Pl¨¢cido, diab¨¦tico y con problemas cardiacos, se le iba de las manos el control del grupo.
¡°En los ¨²ltimos a?os, ya estaba alejado¡±, explica Barrera. ¡°Ten¨ªa contacto, sobre todo con algunos comandantes importantes, pero ya cuando asesinaron a Ernesto Gallardo, que era su brazo derecho y el operador en realidad de la UPOEG, todo cambi¨®. Era el que llevaba toda la estrategia de c¨®mo se organizaba la UPOEG. De ¨¦l no se acab¨® de saber por qu¨¦ lo mataron¡±, a?ade. Gallardo fue precisamente uno de los comandantes sobre los que hab¨ªa sospechas de v¨ªnculos con el crimen. ¡°El pecado de Pl¨¢cido fue dejar en manos de Gallardo toda la operaci¨®n de la UPOEG¡±, opina Barrera.
De un tiempo a esta parte, el viejo l¨ªder pasaba m¨¢s tiempo en Buenavista, donde cultivaba una huerta. ¡°Hac¨ªa gestiones en cuanto a personal m¨¦dico, medicamentos y dem¨¢s para las comunidades. Era muy dedicado, pero es que tambi¨¦n los comisarios de las comunidades, acud¨ªan con ¨¦l¡±, sigue Barrera. ¡°Temas de obras, de caminos, de maestros, de m¨¦dicos¡ Era conocido, ten¨ªa cierta incidencia y relaci¨®n con autoridades estatales y, ya que no podr¨ªa andar en comunidades, por su enfermedad, pues hac¨ªa estas gestiones¡±, narra.
El martes, cuando lo mataron, Pl¨¢cido acud¨ªa precisamente a una reuni¨®n con funcionarios de la secretar¨ªa de Salud estatal, en Chilpacingo. Su sobrino, Jes¨²s Pl¨¢cido, explica que iba a gestionar la entrega de medicamentos para el centro de salud de Buenavista. Antes, se hab¨ªa reunido con autoridades educativas para pedir maestros para las escuelas de su comunidad. ¡°Yo lo hab¨ªa visto por la ma?ana, porque asesinaron a un compa?ero nuestro en San Marcos¡±, dice el sobrino, en referencia a un pueblo de la Costa Chica. ¡°Y me llam¨® para levantar otra vez a la UPOEG all¨ª. Lo vi en San Marcos. Vimos un rato a los familiares de nuestro compa?ero y de ah¨ª nos fuimos¡±.
Jes¨²s Pl¨¢cido, que encabeza su propio grupo de autodefensas en la frontera entre la regi¨®n Centro y La Monta?a, menciona las preocupaciones de su t¨ªo. ¡°?l me hab¨ªa dicho que un grupo de Los Ardillos lo andaban persiguiendo ah¨ª en Ayutla. Ayer me lo dijo¡±, explica. Grupo criminal del centro de Guerrero, Los Ardillos pelean desde hace a?os con el grupo de su sobrino en las comunidades de Chilapa. ?l se?ala a sus enemigos del asesinato de su t¨ªo. De momento, las autoridades callan.
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