Am¨¦rica recupera la grandeza al ganar la Liga MX tras demoler a los Tigres
El conjunto americanista doblega a los felinos en la pr¨®rroga (3-0, 4-1 marcador global) y se afianza como el club m¨¢s ganador de M¨¦xico con 14 t¨ªtulos
El Am¨¦rica se regodea, presume y vuela. El conjunto americanista conquist¨® la Liga MX, su t¨ªtulo n¨²mero 14 que le afianza como el m¨¢s ganador de M¨¦xico, un pa¨ªs que tiene por cada temporada a dos campeones. Lo hizo frente a un equipo de ¨¦poca, los Tigres, que quer¨ªan poner sus garras sobre la mesa y decir que son los nuevos grandes del pa¨ªs. Expertos en robar alegr¨ªas ajenas, los felinos no pudieron contra el rival m¨¢s medi¨¢tico y repudiado del pa¨ªs (4-1, marcador global). As¨ª que el sue?o de ser grande se esfum¨®. Las ¨¢guilas volvieron a su trono.
El f¨²tbol mexicano tuvo, por fin, una final que respet¨® por justicia la constancia y los m¨¦ritos deportivos. Se enfrent¨® el mejor del torneo regular, el Am¨¦rica, contra el vigente campe¨®n, el conjunto de los Tigres. El doble juego tuvo un festival de buenos sustos, atajadas dignas de cualquier highlight de lo mejor del a?o y roces. En el equipo felino jugaban tres exjugadores americanistas formados en Coapa: Diego Reyes, Diego Lainez y Sebasti¨¢n C¨®rdova, el ¨²ltimo 10 mexicano del club y un incomprendido. De ellos, poco hubo en la final de ida. El ¨ªdolo de la mitad de Nuevo Le¨®n, Andr¨¦-Pierre Gignac, que sufri¨® toda la liguilla por lesiones y poco pudo hacer salvo un remate acr¨®batico sin gol.
Los Tigres, un equipo financiado por la cementera Cemex, hab¨ªa ganado seis ligas desde el arranque de la segunda d¨¦cada de los 2000. Su ¨²ltimo t¨ªtulo lo alcanzaron en mayo pasado cuando trituraron la felicidad de las Chivas de Guadalajara. Una dinast¨ªa absoluta para un equipo que a¨²n tiene como l¨ªderes espirituales a Gignac, el guardameta Nahuel Guzm¨¢n y Guido Pizarro. Luc¨ªa como el mayor manjar: ganar en las dos finales a los dos grandes de M¨¦xico. Pero el Am¨¦rica no es el Guadalajara. Las ¨¢guilas defendieron el nido hasta buscar las grietas. La primera fue la expulsi¨®n de Fulgencio de Tigres tras un manotazo a Juli¨¢n Qui?ones. Todo se fue a la pr¨®rroga.
El campo del Azteca tard¨® poco en el tiempo extra para el delirio. Juli¨¢n Qui?ones aprovech¨® una serie de errores defensivos de Reyes y compa?¨ªa para hacer el gol, el sufrido gol. En la lona, el meta Guzm¨¢n perdi¨® la cabeza al ganarse una segunda tarjeta amarilla. El portero argentino perdi¨® la raz¨®n en ese momento al gritarle de todo a los ¨¢rbitros. Le pidieron abandonar la cancha y prefiri¨® ver el juego detr¨¢s de la valla publicitaria. Entre el jaloneo con el personal de seguridad escuch¨® a lo lejos el segundo tanto de la noche de Richard S¨¢nchez. Jonathan Rodr¨ªguez liquid¨® todo con una tercera anotaci¨®n que desat¨® el jolgorio. Frustraci¨®n para los de Nuevo Le¨®n con nueve futbolistas en el c¨¦sped, gloria para los americanistas.
Fue tambi¨¦n la despedida de Miguel Lay¨²n, un defensor de medio rango que tuvo que ser resiliente ante sus propias limitaciones y errores para hacerse de un lugar en el Am¨¦rica, emigrar a Europa y ser, por algunos a?os, rostro de la selecci¨®n mexicana. Con 35 a?os ser¨¢ ahora el capataz de la versi¨®n latinoamericana de la Kings League. Antes de dar ese paso, levant¨® una vez m¨¢s la copa.
La ¨¦pica azulcrema llega tras los procesos cortados y s¨²bitos de Santiago Solari y Fernando Ortiz, quienes solo rozaban la final. En el primer torneo del entrenador brasile?o Andr¨¦ Jardine, el Am¨¦rica se cubri¨® en gloria ante los ojos de su patr¨®n, Emilio Azc¨¢rraga. Las 14 copas americanistas agrandan el legado del equipo mimado por su propia televisora y que en el campo demuestran su se?or¨ªo. A lo largo de M¨¦xico resonar¨¢ un viejo eslogan que resume su identidad: ¡°?diame m¨¢s¡± porque nadie, por el momento, puede negar que son los mejores.
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