La Navidad de Acapulco dos meses despu¨¦s de ¡®Otis¡¯: ¡°Para todo lo que pas¨®, hay que seguir contentos¡±
Los habitantes de la costa de Guerrero pasan las fiestas entre sue?os de reconstrucci¨®n y la esperada llegada del turismo. Este lunes se cumplen 60 d¨ªas del paso de hurac¨¢n
Faltan apenas cuatro horas para que se cumplan dos meses de aquel hurac¨¢n que vino del Pac¨ªfico y arras¨® Acapulco. Durante esta velada se olvida: es Nochebuena. Carmen saca la ensaladilla rusa, que tiene una pinta incre¨ªble. Zanahoria, papas, pollo. Solo le falta la mayonesa, que reba?a en grandes cucharadas para a?adir al entrante. De fondo est¨¢ el Nacimiento que la familia Abraham Rivera ha puesto para esta ocasi¨®n especial. Tiene todo lo necesario: un gran San Jos¨¦, a la Virgen Mar¨ªa y los tres Reyes Magos. Quiz¨¢s es el ¨²nico que hay en todo San Nicol¨¢s de las Playas. ¡°Que no se pierda la tradici¨®n. Hay que celebrar, no tenemos que perder esa alegr¨ªa. Un a?o m¨¢s que estamos¡±, explica la mujer de 50 a?os con una amplia sonrisa.
La mujer y sus tres hermanos heredaron la costumbre de representar el portal de Bel¨¦n de su padre ya fallecido. El de ¨¦l se colocaba en tablas de madera y hojas de palmera y era el doble de grande. Ahora todo es m¨¢s chiquito en San Nicol¨¢s, en el pueblo de Pie de la Cuesta, una franja costera entre el oc¨¦ano y la laguna de Coyuca. En primera l¨ªnea de playa, la casa del hermano de Carmen ha perdido todo el piso superior y la palapa del restaurante familiar sali¨® volando.
A dos cuadras de all¨ª, la cu?ada de Carmen, Bertha, prepara lomo envinado, el plato t¨ªpico de las navidades. En la cocina de las villas tur¨ªsticas de las que es encargada el olor a carne impregna un aire delicioso. ¡°Carecemos de carb¨®n, este a?o lo hacemos al horno¡±, dice sobre la receta. De momento, en Acapulco el combustible negro est¨¢ cotizado, pero en la ciudad casi todas las miscel¨¢neas abiertas lucen con bastantes productos.
Reynaldo quiere ser cocinero para preparar el lomo como su mam¨¢. El ni?o lleva desde aquel 25 de octubre sin ir a la escuela, que qued¨® destruida. El ocho de enero se espera que vuelva junto con sus compa?eros, aunque su t¨ªa Mari no sabe donde van a estudiar los ni?os, si de su colegio ¡°todav¨ªa no se ha quitado un escombro¡±.
En las calles llenas de arena y oscuras -durante los saqueos algunos robaron las farolas- que se adentran en San Nicol¨¢s, Reynaldo conoce cada palmo. ¡°Yo soy muy curioso, entr¨¦ a ver y se hab¨ªa ca¨ªdo el arco¡±, dice frente a la iglesia del pueblo, que est¨¢ sin puertas, sin muro y sin entrada. Un gigante agujero deja ver los altares.
Aunque ya se ven tiendas y hogares iluminados, en las casas bajas de San Nicol¨¢s apenas luce alg¨²n que otro adorno navide?o. El chico de 14 a?os comprende por qu¨¦. ¡°Antes esto se llenaba de luces de navidad, pero ahorita no hay dinero. Solo para la reconstrucci¨®n¡±, explica.
Aqu¨ª los datos del Gobierno sobre c¨®mo va la renovaci¨®n de Acapulco importan poco. Mucho las ayudas, que han servido para volver a poner los tejados a las casas y poner a funcionar apartamentos y hoteles que alojan el poco turismo que llega a las playas de la que fuera la perla del Pac¨ªfico. Sin embargo, la falta de alba?iles, que ha dejado ver el propio L¨®pez Obrador, ha hecho funcionar la reconstrucci¨®n como todo en este sector. ¡°El que ofrece m¨¢s, tiene a los pocos obreros que hay¡±, explica Bertha rodeada de hojas de palmera y escombros. Toda su familia y ella est¨¢n a la espera de que poco a poco su marido alba?il reconstruya las palapas del restaurante familiar para que eche a andar en 2024.
El lomo est¨¢ listo. No es para los 11 comensales de la familia. Bertha lo va a servir a los nueve hu¨¦spedes de sus villas en unas mesas de madera que ha instalado en medio de la playa. El plato fuerte queda a pocos metros del callej¨®n, donde la gente de Bertha -que pasa casi toda la cena sin ver a los suyos para atender a los comensales de su alojamiento- ya da las primeras cucharadas a la ensaladilla.
La cena de la familia Abraham Rivera es abundante sobre las mesas de pl¨¢stico. Aunque no est¨¢n todos, la gente empieza a poner en sus platos la lasa?a, el arroz blanco y la especialidad que prepar¨® la cu?ada de Carmen, Marlene: el puerco entomatado. La exquisita salsa picante se puede reba?ar con pan bimbo. La cena transcurre en un silencio tenso, que rompe Mari, la hermana de Carmen. ¡°Para todo lo que pas¨®, hay que seguir contentos¡±, reza la mujer de 46 a?os.
Todo cambia cuando Andrea, la hija de 27 a?os de Carmen, reproduce en la bocina El Cangrejo, de la orquesta Grupo Apache 16, originaria de Acapulco. ¡°C¨®mo lo baila el Cangrejo en la orillita del mar¡±, suena mientras Marlene y Carmen comienzan a bailar. Incluso Reina, la madre de Carmen, que con 69 a?os tuvo que ser llevada al hospital de Zihuatanejo tras el hurac¨¢n porque en Acapulco no hab¨ªa camas, mueve los brazos al ritmo de la m¨²sica. Entre bromas se habla de hacer el baile de la iguana, una mezcla de danza africana con ritmos latinos que los marineros chilenos trajeron a Guerrero.
Tras el bailoteo sale de la cocina una bonita tarta de queso que ha preparado, como no, Reynaldo. Poco a poco el reloj se acerca a las 12. En la calle suenan petardos para celebrar la Nochebuena, un sonido que se diferencia muy bien del que se escucha cuando alguien dispara con un arma al cielo en la calle de al lado. Andrea esconde a los ni?os dentro de la casa, pero el resto se queda tranquilamente alrededor de la mesa. Esto es Guerrero, exactamente Acapulco, un Estado y una ciudad que no solo fueron rotos por el hurac¨¢n. Sus habitantes tambi¨¦n llevan a?os atravesados por la violencia.
Todo el mundo se da el abrazo y se coloca al ni?o Jes¨²s en el nacimiento. Aunque se recuerdan los 52 muertos y m¨¢s de 30 desaparecidos por el hurac¨¢n de m¨¢xima categor¨ªa, hay much¨ªsimo que agradecer esta Nochebuena. No hay turistas, han elegido otro lugar para pasar sus vacaciones de Navidad. Pero aqu¨ª los seguir¨¢n esperando Carmen, Marlene, Bertha, Mari, Reina, Mario, Andrea, Isaac, Katia, Carlos y Abel. Est¨¢n todos a pesar de Otis.
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