El impacto de ¡®Otis¡¯ desde un hospital: ¡°Los pacientes fallecieron por el hurac¨¢n; les cayeron escombros¡±
Trabajadores de centros m¨¦dicos denuncian el desabasto de medicamentos, la falta de personal, los da?os en las cl¨ªnicas y hablan de los enfermos graves que fallecieron durante la tormenta: ¡°Es un caos¡±
Primero lleg¨® el viento. R¨¢fagas de 250 kil¨®metros por hora que irrumpieron en el Hospital Vicente Guerrero de Acapulco, con la facilidad con la que un cuchillo de filo caliente corta una barra de mantequilla. Los cristales de las ventanas estallaron. ¡°Primero las de [las salas de] hidrataci¨®n. Se escuch¨® un fuerte estruendo. Empezamos a desalojar a los pacientes que estaban en pediatr¨ªa. Los tratamos de resguardar en urgencias¡±, narra Daniel, un m¨¦dico de urgencias que vivi¨® durante su turno en el centro m¨¦dico la llegada de Otis, la mayor tormenta que ha desembarcado nunca en la costa del Pac¨ªfico mexicano.
Despu¨¦s lleg¨® una lluvia densa que, impulsada por la furia del hurac¨¢n, se col¨® hasta el ¨²ltimo rinc¨®n. ¡°Se empezaron a romper los vidrios de los pisos de m¨¢s arriba; empez¨® a entrar agua, aire; se inundaron todos los pisos a partir del tercero. [El hospital] estaba completamente destruido, no se pod¨ªa trabajar ni acceder a los pisos de m¨¢s arriba. En el octavo [donde se encuentran los enfermos m¨¢s graves] los pacientes fallecieron directamente por el hurac¨¢n; hubo situaciones en que les cayeron escombros a los pacientes¡±, relata el m¨¦dico. Daniel baja la voz: despu¨¦s de ver c¨®mo Otis golpe¨® su hospital y su ciudad, cree que la cifra de fallecidos que maneja Gobierno es inferior a la real. En el ¨²ltimo comunicado de Protecci¨®n Civil, el n¨²mero oficial de v¨ªctimas es de 47 muertos y 59 desaparecidos.
Daniel no se llama Daniel, pero ha pedido omitir su nombre real para evitar represalias. El hospital Vicente Guerrero pertenece al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que mantiene en la opacidad lo que ocurri¨® en sus cl¨ªnicas durante el hurac¨¢n. El 25 de octubre, el medio digital Latinus asegur¨® que ¡°murieron al menos 16 pacientes por la falta de luz provocada por el hurac¨¢n Otis¡± en el centro m¨¦dico. Un d¨ªa despu¨¦s, el IMSS corri¨® a desmentir la noticia con un escueto comunicado en el que afirmaba que ¡°es falsa la versi¨®n que circul¨® en medios de comunicaci¨®n respecto al fallecimiento de 16 pacientes¡±. ¡°Tampoco hubo afectaciones al suministro el¨¦ctrico¡±, a?adi¨® el organismo.
EL PA?S contact¨® al IMSS para preguntar sobre el n¨²mero de muertos en sus hospitales a consecuencia del hurac¨¢n, pero el organismo solo respondi¨® con el mismo comunicado que public¨® el pasado 26 de octubre.
No hace falta realizar una exhaustiva investigaci¨®n para comprobar que, al menos, la ¨²ltima parte del comunicado no se sostiene. M¨¢s de una semana despu¨¦s del hurac¨¢n, el suministro el¨¦ctrico no se ha recuperado en la mayor¨ªa de pisos del hospital. La polic¨ªa no deja acceder, pero desde la calle puede observarse c¨®mo las ¨²ltimas plantas est¨¢n destrozadas, no hay vidrios en las ventanas, cuelgan cables y trozos de escombros, no hay luz. La cl¨ªnica no funciona con normalidad, solo est¨¢ recibiendo pacientes en urgencias. El testimonio de Daniel, adem¨¢s, apunta en otra direcci¨®n al del IMSS:
¡ªLamentablemente, los pacientes del octavo piso fallecieron muchos. Principalmente, los que estaban en asistencia ventilatoria; los que respira una m¨¢quina por ellos. El octavo piso es en el que est¨¢n los pacientes m¨¢s graves. Las personas que lograron salvarse fue gracias a sus familiares que estaban ah¨ª presentes, ellos fueron los que resguardaron a sus familiares.
El hospital Vicente Guerrero es un enorme edificio de ocho pisos en lo alto de un cerro que mira de frente al mar; no tiene construcciones delante, nada que lo proteja si el oc¨¦ano Pac¨ªfico se pone bravo. Otis le encaj¨® un pu?etazo limpio, frontal, que arras¨® con todo lo que pudo. Las fotograf¨ªas difundidas en internet por los trabajadores del centro m¨¦dico muestran la gravedad de la situaci¨®n: pilas de escombros mezcladas con material m¨¦dico en los pasillos, las salas de espera y las de consulta; techos derruidos, cristales rotos.
Este s¨¢bado, la situaci¨®n continuaba todav¨ªa sin normalizarse. ¡°El hospital es un caos¡±, explica Daniel, ¡°los pacientes quieren atenci¨®n m¨¦dica, pero no se les puede brindar atenci¨®n de calidad, nos faltan insumos, nos faltan m¨¦dicos. Medicamentos, pues siempre han escaseado, pero ahora han escaseado m¨¢s¡±. ?l asegura que solo hoy ha atendido a entre 20 y 30 pacientes por turno. El n¨²mero ideal de enfermos que un m¨¦dico puede atender para mantener un servicio digno, dice, es de menos de 10 personas por turno. ¡°No damos abasto¡±.
Tras el hurac¨¢n, comenzaron a llegar personas afectadas con cortes, a las que se les hab¨ªan ca¨ªdo escombros encima. Algunos de ellos, cuenta Daniel, ¡°tuvieron disecci¨®n medular, fractura de columna, se les seccion¨® la m¨¦dula y llegaron pr¨¢cticamente parapl¨¦jicos¡±. ¡°Hay tres niveles de atenci¨®n: primero, segundo y tercero. Este hospital es de segundo nivel, el tercer nivel es un poquito m¨¢s con tecnolog¨ªa punta¡±. En los casos tan graves como los que describe Daniel, el hospital se est¨¢ viendo obligado a referir pacientes a otros centros en Chilpancingo o Ciudad de M¨¦xico porque no puede atenderlos.
Al menos seis fallecidos en el Hospital General de Acapulco
El Vicente Guerrero no ha sido el ¨²nico hospital afectado de la ciudad. Yoshadhaeda (24 a?os) y Lizbeth (23) acaban de terminar una guardia de 36 horas en el Hospital General de Acapulco ¡ªen El Quemado, una zona humilde¡ª y est¨¢n a punto de irse a descansar. Son m¨¦dicos residentes en urgencias y pediatr¨ªa, respectivamente. Cuentan que, a pesar de que aqu¨ª Otis no caus¨® estragos como en otros centros ¡ªno rompi¨® cristales ni tumb¨® techos¡ª, se quedaron sin electricidad y al menos seis pacientes graves fallecieron, tres adultos y tres ni?os.
¡°El hospital tiene planta de luz, pero a las cuatro de la ma?ana del jueves se acab¨®. Hay pacientes que necesitaban estar intubados, necesitan un ventilador, que tiene una carga de reserva, pero se agot¨®. Cuando no funciona el ventilador tenemos una bolsa de reservorio, lo mismo que hace el pulm¨®n lo haces t¨² manualmente. En ese momento no hab¨ªa luz ni suficiente personal, tuvimos que ense?ar a los pap¨¢s a hacerlo porque no nos d¨¢bamos abasto¡±, dice Lizbeth.
¡°Como m¨¦dicos internos fue bastante duro para nosotras. Obviamente, es una carrera human¨ªstica y estamos para ayudar y, a pesar de que yo en lo personal tuve afectaciones en mi casa, venimos a cumplir con nuestra labor. Lamentablemente, hab¨ªa pacientes que s¨ª ten¨ªamos en un estado bastante riesgoso y necesitaban la ventilaci¨®n, monitorizaci¨®n¡ y esas cosas ya no las ten¨ªamos. S¨ª tuvimos decesos, fue muy triste¡±, dice Yoshadhaeda. ¡°En lo que yo estuve aqu¨ª hubo tres¡±, contin¨²a. ¡°En pediatr¨ªa hubo otros tres¡±, a?ade Lizbeth, un ni?o de 3 o 4 a?os y dos beb¨¦s reci¨¦n nacidos.
Al igual que en el Vicente Guerrero, durante unos d¨ªas solo pudieron dar atenci¨®n en el ¨¢rea de urgencias. El resto de pacientes, se transfer¨ªan a otros hospitales. Muchos llegaban heridos por las tareas de limpieza y reconstrucci¨®n de sus casas. ¡°Se lastimaban con las l¨¢minas, los palos, los ¨¢rboles¡ en el intento de limpiar muchos llegaban lesionados¡±, cuenta Yoshadhaeda. Ella incluso tuvo que atender a una paciente que tom¨® veneno por el shock en que la dej¨® el paso del hurac¨¢n: ¡°Estaba en un estado de desesperaci¨®n muy ca?¨®n. Tuvimos que hacerle un lavado y se salv¨®. Hay muchos casos diferentes, lesiones f¨ªsicas y tambi¨¦n lesiones emocionales. Ha sido una semana muy dif¨ªcil en todos los aspectos. Era una situaci¨®n que no est¨¢bamos listos para vivir; no est¨¢bamos preparados para recibir un desastre as¨ª. La verdad es que s¨ª nos vino a dar en todos los sentidos: como estudiantes, como m¨¦dicos, en casa, en nuestra ciudad; el puerto es hermoso, tiene much¨ªsimas cosas y, de repente, lo ves destruido, lo ves colapsado. Es una emoci¨®n muy fuerte. Nos est¨¢ costando, pero esperemos que se recupere¡±.
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