El Tren Maya s¨ª, aerol¨ªnea no tanto
Lo que se est¨¢ haciendo contradice el n¨²cleo de la propuesta obradorista: los recursos destinados a Mexicana constituir¨¢n una transferencia a los sectores medios en detrimento de los que menos tienen
En dos recientes textos he argumentado en favor de la intervenci¨®n del Estado en ¨¢reas sensibles, socialmente hablando, que suelen quedar desatendidas por los intereses comerciales y las l¨®gicas de rentabilidad del mercado. Tal es el caso, por ejemplo, del programa ¡°Internet para todos¡± o la extensa red de bancos del bienestar para llevar una sucursal a toda cabecera municipal del pa¨ªs. Los dos son objetivos encomiables porque la brecha digital y de bancarizaci¨®n impone un lastre may¨²sculo para los m¨¢s despose¨ªdos. Los derechos ciudadanos, afirm¨¦ en mi ¨²ltima entrega, son letra muerta si simplemente contemplan aspectos formales. No hay opci¨®n real de ser un ciudadano con plenas posibilidades sin acceso bancario y digital. De otra manera las personas son rehenes de la manipulaci¨®n y la intermediaci¨®n para efectos de transferencias, consumos, ahorro, pr¨¦stamos y endeudamientos.
Aunque es m¨¢s debatible, sostengo lo mismo sobre el Tren Maya. El Sureste requer¨ªa urgentemente inversiones masivas capaces de romper las inercias de mercado que localizaban los negocios donde ya exist¨ªan (Norte y Baj¨ªo). Hoy por vez primera en d¨¦cadas el Sureste est¨¢ creciendo m¨¢s r¨¢pido que el resto del pa¨ªs. No s¨¦ si el tren era el mejor disparador de nuevas inercias, pero sin duda provocar¨¢ importantes efectos en esa direcci¨®n. Tambi¨¦n en otra: no ser¨¢ f¨¢cil introducir un nuevo modelo basado en el transporte ferroviario de pasajeros, pero no es una mala idea. Incorrectamente asumimos el paradigma norteamericano centrado en autos propios y carreteras, en lugar del modelo europeo, que privilegia los trenes; algo mucho m¨¢s razonable considerando la falta de recursos de la poblaci¨®n.
Pero ninguna de estas razones est¨¢ presente en la creaci¨®n de una l¨ªnea a¨¦rea en manos del ej¨¦rcito. Habr¨ªa algunas objeciones a la vista.
1.- Las estad¨ªsticas muestran que el 70% de la poblaci¨®n mexicana nunca ha viajado en avi¨®n y eso no va a cambiar por el simple hecho de que los boletos se vendan 300 o 400 pesos m¨¢s baratos. Quiz¨¢ favorezca a una fracci¨®n de la clase media baja. La mitad de la poblaci¨®n tiene necesidades infinitamente m¨¢s urgentes. L¨®pez Obrador convirti¨® en una prioridad la l¨®gica de reorientar los recursos no en favor de los sectores medios y altos, como hicieron los gobiernos neoliberales, y s¨ª en beneficio de los m¨¢s necesitados. Lo que se est¨¢ haciendo ahora contradice el n¨²cleo mismo de la propuesta obradorista: los recursos p¨²blicos destinados a Mexicana de Aviaci¨®n constituir¨¢n una transferencia a los sectores medios en detrimento de los que menos tienen.
2.- Las perspectivas de que Mexicana de Aviaci¨®n, la nueva empresa, sea rentable son muy escasas. Particularmente si, como ha dicho el presidente, el prop¨®sito es ofrecer vuelos a costos m¨¢s bajos de los que ofrece el mercado. Pero esta idea es indeseable tenga o no ¨¦xito. Si lo consigue, lo ser¨¢ en gran medida por los ahorros que supone estar en manos del Estado, los sueldos que los militares no devienen, las compras consolidadas que puedan hacer las fuerzas armadas, etc. Esto significa que operar¨ªa en condiciones ventajosas en detrimento de las empresas del sector. En legislaci¨®n econ¨®mica eso se llama dumping: vender a precios inferiores al costo de mercado, normalmente por los subsidios escondidos que favorecen a un protagonista en perjuicio de otros. Y justamente, estos subsidios ser¨ªan financiados por el erario (los sueldos o la preparaci¨®n de los militares, por ejemplo). Parad¨®jicamente los impuestos pagados, entre otros, por la iniciativa privada, financiar¨ªan actividades destinadas a competir con ella en condiciones ventajosas.
Y peor a¨²n ser¨ªa, como se prev¨¦, que la nueva empresa termine operando con saldos rojos, porque el dinero destinado a cubrir las p¨¦rdidas distrae recursos de necesidades urgentes, como se ha se?alado arriba.
3.- Entregar la nueva l¨ªnea al ej¨¦rcito introduce un elemento desequilibrante en el mercado. Las fuerzas armadas ya se hacen cargo de varios aeropuertos y de las aduanas. Esto los convierte en juez y parte, en el borracho y en el cantinero simult¨¢neamente. Las l¨ªneas a¨¦reas compiten entre s¨ª por horarios, espacios aeropuertarios, tarifas, slots de salida. Ahora tendr¨ªan que competir con una l¨ªnea a¨¦rea que al mismo tiempo es el patr¨®n para efectos operativos. La presi¨®n que existir¨¢ sobre los generales para que Mexicana sea rentable, podr¨ªa f¨¢cilmente convertirse en incentivo para inclinar los factores en su provecho.
4.- Se dice que en las sociedades modernas el Estado debe ejercer el monopolio de la violencia, pero en la pr¨¢ctica se entrega al ej¨¦rcito esta tarea (son ellos los autorizados a adquirir tanques, aviones b¨¦licos y disponer de efectivos de tiempo completo para ejercer esta violencia). Por lo mismo, es pol¨ªticamente incorrecto convertirlo en competidor de otros segmentos de la sociedad. O para decirlo en plata pura, ?qu¨¦ gobernador, secretario de Estado o empresario va a llevar a los generales a tribunales o a exigirles rendici¨®n de cuentas? ?C¨®mo competir contra un rival econ¨®mico que puede recurrir a la secrec¨ªa por razones de Estado para efectos de inversiones, proveedur¨ªa o licitaciones? Al entregarla al ej¨¦rcito, el Gobierno se est¨¢ asegurando de que no haya manera de reclamar al operador si la empresa se convierte en deficitaria con cargo al erario, o simula operaci¨®n saludable con subsidios disfrazados o, peor a¨²n, se convierte en flagelo de sus competidores.
El presidente ha defendido la idea con el argumento de que el Estado est¨¢ obligado a recuperar bienes y tareas p¨²blicas que le fueron arrebatados durante el per¨ªodo neoliberal. En efecto, Mexicana de Aviaci¨®n fue vendida por la administraci¨®n de Vicente Fox al empresario Gast¨®n Azc¨¢rraga que la llev¨® a la quiebra. Me parece que est¨¢ forzando un argumento. Los gobiernos de aquel viejo priismo, anterior a los tecn¨®cratas, hac¨ªan cosas buenas y otras malas en materia de administraci¨®n. Tambi¨¦n se privatizaron los tel¨¦fonos pero nadie querr¨ªa el regreso del viejo Tel¨¦fonos de M¨¦xico, cuando hab¨ªa que esperar meses o a?os o conseguir una ¡°palanca¡± para obtener una l¨ªnea. El Estado est¨¢ obligado a asegurar condiciones de operaci¨®n favorables para la comunidad, pero eso se consigue con lineamientos y pol¨ªticas p¨²blicas. Y desde luego, como en el caso de internet para todos o la bancarizaci¨®n, debe participar en los vac¨ªos que provocan desigualdad. No veo en qu¨¦ sentido convertir a los generales en empresarios en condiciones privilegiadas favorece a las masas empobrecidas. Y s¨ª veo m¨¢s de un sentido en que las perjudica. @jorgezepedap
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