?lvaro Enrigue: ¡°Fuera de M¨¦xico me he vuelto m¨¢s guadalupano¡±
El escritor mexicano afincado en Nueva York desde hace m¨¢s de una d¨¦cada comparte algunas reflexiones sobre sus libros, la familia y pr¨®ximos proyectos en v¨ªspera de la publicaci¨®n en ingl¨¦s de su ¨²ltima novela: ¡®Tu sue?o imperios han sido¡¯
Hace m¨¢s de una d¨¦cada que ?lvaro Enrigue (M¨¦xico, 1969) vive en los Estados Unidos, y desde all¨¢ ha generado una mirada reflexiva sobre lo que ocurre en su pa¨ªs. En una fr¨ªa ma?ana que azota a la capital mexicana, el escritor nacido en Guadalajara, pero que se define a s¨ª mismo como chilango, pide un caf¨¦ con leche y se sorprende de lo caro que se ha vuelto todo o casi todo en Ciudad de M¨¦xico. No puede creer los precios de los restaurantes en la colonia Roma, que compara con los precios de Nueva York y le resultan id¨¦nticos. Cuenta que su ¨²ltima novela Tu sue?o imperios han sido saldr¨¢ traducida al ingl¨¦s el pr¨®ximo 10 de enero de 2024 bajo el sello editorial Riverhead Books. Da el primer trago de caf¨¦ y comienza la charla reflexionando sobre el momento en el que se encuentra en la actualidad como persona m¨¢s que como el prestigioso escritor al que no le gusta andar promocionando y hablando de sus propios libros, lo hace porque tiene que ser muy profesional
Pregunta: ?C¨®mo pasa los d¨ªas en Nueva York?
Respuesta: Criando un beb¨¦. Ahorita estoy entregado al beb¨¦. A ver, siempre estoy trabajando, pero no ahorita, llevo tiempo d¨¢ndole vueltas a un libro y sobre todo leyendo mucho para ese libro, pero no estoy escribiendo. Mi ¨²ltima novela sali¨® en el momento en el que naci¨® el beb¨¦. Entonces pens¨¦ disfrutarlo porque ya una vez que empiezas a escribir se convierte en una cosa obsesiva.
P. Entonces el trabajo ahora es ser padre. ?Es muy diferente ser padre a los 27 a?os que tuvo a su primer hijo que ahora en la actualidad?
R. Es infinitamente distinto. Ser padre joven es aterrador porque no sabes lo que est¨¢s haciendo. Hay un cierto instructivo biol¨®gico, pero nada m¨¢s y, en cambio, este beb¨¦ es mi cuarto hijo, se llama Emilio.
P. Son los ciclos del ser humano.
R. S¨ª, y tambi¨¦n hay un asunto de en qu¨¦ lugar est¨¢s en la vida cuando tienes distintos hijos. Cuando naci¨® el mayor estaba abri¨¦ndome espacio a codazos en la rep¨²blica de las letras y, en cambio, ahora, ya no tengo ninguna prisa, no hay ninguna urgencia, para m¨ª estoy en un lugar relativamente c¨®modo. Cuando uno es joven es muy ambicioso, ahora lo ¨²nico que quiero es paz, estar tranquilo. Entonces es m¨¢s f¨¢cil crear a un chamaco. Cuando tuve a mis dos primeros hijos era periodista, ten¨ªa trabajos brutales. Tener a un beb¨¦ cuando eres profesor en una universidad norteamericana, pues, es una delicia.
P. Usted es un mexicano en Estados Unidos, ?c¨®mo percibe la actualidad pol¨ªtica por la que pasa el pa¨ªs donde vive?
R. Siempre me incomod¨® la posici¨®n del intelectual latinoamericano que est¨¢ obligado a hablar de todo, hay muchas cosas de las que no s¨¦, me encanta ver pel¨ªculas, pero no s¨¦ de cine, me informo y vivo con mucha angustia, pero no soy analista, paso mucho tiempo leyendo peri¨®dicos y conforme van pasando los a?os voy viviendo de manera m¨¢s y m¨¢s aislada, vivo con menos ansiedad, adem¨¢s lo que yo pueda decir de todos esos procesos no es nada nuevo. Creo que estamos entrando, tal vez ya de lleno, en un momento de locura pol¨ªtica. Mira lo que sucedi¨® en Argentina, es completamente inveros¨ªmil, o la furia con la que hablan los mexicanos de pol¨ªtica, tiros y troyanos. Es sorprendente vista desde afuera porque uno pensar¨ªa que va a llegar a un pa¨ªs cay¨¦ndose, y a lo mejor s¨ª es un pa¨ªs cay¨¦ndose, pero yo no lo veo as¨ª, yo veo una ciudad m¨¢s ordenada que nunca, m¨¢s funcional que nunca, m¨¢s guapa que nunca. Pero bueno, yo soy un profesor de literatura del siglo XVII.
P. Pero s¨ª que le interesa la pol¨ªtica vista desde el ¨¢ngulo del escritor.
R. Tengo la impresi¨®n de que la pol¨ªtica forma desde hace mucho tiempo parte de la cultura del entretenimiento. En realidad si uno ve el mapa pol¨ªtico de Estados Unidos hay que empacar e irse, un poco como en Argentina. Ninguna de las dos opciones es buena, pero el pa¨ªs sigue funcionando y las ciudades siguen funcionando, es decir, hay como una m¨¢quina detr¨¢s de las rep¨²blicas hoy en d¨ªa. Supongo que as¨ª era el imperio romano, los emperadores pod¨ªan hacer las locuras que fueran porque hab¨ªa una m¨¢quina que segu¨ªa trabajando, hay una burocracia que no se va y sigue haciendo las cosas. En M¨¦xico hay un motor industrial b¨¢rbaro igual que en Estados Unidos. Tienen un motor productivo que hace que el pa¨ªs siga funcionando a pesar de la incompetencia de las clases pol¨ªticas. Por ejemplo Italia o Espa?a, ?cu¨¢nto tiempo estuvieron sin presidente y no pasaba nada? Lo ¨²nico que pasaba es que la gente se aburr¨ªa porque no hab¨ªa nadie haciendo desprop¨®sitos en los peri¨®dicos.
P. ?Esto c¨®mo lo aplica a M¨¦xico?
R. Todo eso es muy dif¨ªcil decirlo con respecto a M¨¦xico por la cantidad de muertes que tiene. Hay mucha gente que ha perdido familiares aqu¨ª. Entonces todas estas meditaciones no se pueden hacer porque el grado de descomposici¨®n y dominio del crimen sobre la sociedad mexicana es una cosa terrible. Es una experiencia aterradora asomarse a un peri¨®dico mexicano.
P. En esta vida en ambas naciones, ?termina adapt¨¢ndose a la lejan¨ªa de su pa¨ªs?
R. Creo que me ha pasado lo que le pasa a los mexicanos fuera de M¨¦xico, me he vuelto m¨¢s guadalupano, irremediablemente m¨¢s guadalupano, valoro mucho m¨¢s el tema de la comida, nunca romp¨ª relaciones con M¨¦xico, yo soy chilango centrista sociop¨¢tico, me parece que vivo en un suburbio de la Ciudad de M¨¦xico viviendo en Nueva York, mi oriente siempre es Ciudad de M¨¦xico, fui educado por Jos¨¦ Emilio Pacheco. Mi relaci¨®n siempre ha sido con la Ciudad de M¨¦xico y creo que mis libros miran hacia all¨¢. Yo no soy uno de estos escritores que hacen fichas y esquemas, o usan programas de computadora y saben exactamente qu¨¦ van a escribir. Yo escribo de manera m¨¢s bien l¨ªrica, siempre a palos de ciego, sin saber nunca exactamente d¨®nde estoy. M¨¦xico me organiza, es lo que me interesa, es lo que me preocupa y siempre estoy viendo hacia ac¨¢ y siempre escribo sobre eso que es el coraz¨®n de mi vida profesional. Sigo escribiendo en espa?ol y ni siquiera se me ocurrir¨ªa escribir en ingl¨¦s, no me divertir¨ªa nada, lo que me gusta es el espa?ol.
P. Usted encuentra en la historia un campo f¨¦rtil para recolectar pasajes que reinterpreta y le sirven de escenario en sus libros.
R. Hay una cosa muy atractiva de trabajar como novelista con archivos hist¨®ricos, que es que puedes proponer cosas que seguro se les ocurren a los historiadores, pero que no pueden decir porque est¨¢n sujetos a un m¨¦todo de investigaci¨®n, entonces no pueden volar teor¨ªas, un novelista puede. Pero, te digo, no soy historiador, no escribo libros de historia. Si fuera historiador me correr¨ªan del gremio en cinco minutos por razones obvias.
P. ?Y c¨®mo comenz¨® su inter¨¦s por la historia?
R. As¨ª como hay ni?os a los que les gusta ver las estrellas, yo era un ni?o al que le gusta ver ruinas. Siempre el mundo prehisp¨¢nico tuvo una atracci¨®n y un dominio sobre m¨ª. Desde muy chico era lector de libros de arqueolog¨ªa e historia, era raro.
P. ?Le habr¨ªa gustado ser historiador?
R. A m¨ª lo que me habr¨ªa gustado es ser arque¨®logo.
P. ?Y c¨®mo t¨¦rmino de escritor?
R. Las pasiones no son excluyentes, siempre me gust¨® escribir, el ejercicio de la escritura me gusta. S¨¦ que hay gente a la que no le gusta su trabajo, a m¨ª el m¨ªo me gusta much¨ªsimo.
P. Hay escritores que se definen m¨¢s como lectores.
R. S¨ª, lo que m¨¢s me guste es leer.
P. ?M¨¢s que escribir?
R. Bueno, no s¨¦, por ah¨ª. Una vez que comienzo a escribir ya no puedo parar.
P. ?Tiene rituales para escribir?
R. No me gusta la mitificaci¨®n de la figura del escritor. Me parece que es un trabajo de clase media. Y que pensar en el escritor como alguien que tiene rituales y cuyo trabajo es m¨¢s o menos sagrado y que viene del esp¨ªritu¡ No me gusta. Es un argumento a favor de que tengamos que trabajar mucho m¨¢s que todas las dem¨¢s personas por el mismo dinero. Entonces no me gustan los esfuerzos mitificadores. Pero bueno, si tengo unas rutinas, por ejemplo escribo a mano, todo lo escribo a mano antes de pasarlo a la computadora. Escribo con un tipo de plum¨ªn muy espec¨ªfico y solo escribo en unos cuadernos japoneses. En realidad estoy lleno de man¨ªas.
P. ?Plumines especiales?
R. Se llaman Pincel¨ªn wherever, son de cuando ¨¦ramos ni?os. Existen en Estados Unidos y siguen siendo hechos en M¨¦xico. Entonces en la costillita con la que te lo pones en la camisa dice M¨¦xico. Es algo as¨ª como traer a la Virgen de Guadalupe en la billetera. Escribo con eso.
P. ?Y c¨®mo entra la parte digital?
R. Yo mismo paso los escritos y es ah¨ª donde se vuelve muy divertido. En el cuaderno hay algo, hay una historia, hay una serie de personajes, hay trama. Pero al pasar a la computadora, eso que es como una historia solo operativa, se transforma, es cuando entra el lenguaje. Es lo que me gusta, la posibilidad de apretar y apretar y apretar a la lengua para que diga cosas que no esperabas que dijera. O la dificultad de representar cosas muy dif¨ªciles. La parte m¨¢s intensa del trabajo es pasar el momento en que algo pasa del cuaderno a la computadora.
P. ?Siempre escribi¨® a mano?
R. Mis primeras novelas las escrib¨ª en la computadora porque pod¨ªa. Pero hubo un momento muy espec¨ªfico, cuando estaba escribiendo Vidas perpendiculares, en el que el b¨¦isbol se mud¨® a internet. A m¨ª me gusta mucho el b¨¦isbol, en el momento en el que el b¨¦isbol pasa a la computadora, era muy dif¨ªcil seguir escribiendo si ya iba a comenzar el juego.
P. Cuando el manuscrito pasa a la computadora, ?cambia algo?
R. Cambia much¨ªsimo. Much¨ªsimo. Lo que est¨¢ en los cuadernos no son libros. Hay episodios, momentos de inspiraci¨®n. Tambi¨¦n tienes que considerar que soy un padre de familia. Y que siempre he sido yo el que est¨¢ en casa. En todas las familias, el padre y la madre trabajan porque si no se extinguen. Pero hay uno que se queda en casa. Yo soy el que se queda en casa. O por lo menos los ¨²ltimos 15 a?os soy el que se ha quedado en casa. Entonces escribir en un cuaderno responde un poco a alguien que tiene que trabajar en condiciones complicadas. Nos han vendido la idea de que las computadoras y los tel¨¦fonos son port¨¢tiles. En realidad son fr¨¢giles y torpes. Un cuaderno y una pluma son una tecnolog¨ªa infinitamente superior de escritura a una computadora. Lo ¨²nico que no les puede pasar es que se mojen. Y si se secan, siguen funcionando.
P. Hablaba de que ahora est¨¢ en un punto de paz. ?Es porque se siente m¨¢s libre?
R. Siempre he escrito exactamente lo que se me da la gana, nunca he pensado, con esto voy a ofender a alguien.
P. ?Pero como persona, no solo como escritor?
R. Estoy en una situaci¨®n c¨®moda, no s¨¦ si tengo m¨¢s lectores o no, no tengo ni la m¨¢s remota idea, pero tengo una comodidad conmigo mismo, a trav¨¦s de una vida que ha implicado much¨ªsima dificultad, much¨ªsimo sufrimiento. Creo que cualquier persona con m¨¢s de 50 a?os tiene esta sensaci¨®n, no creo que tenga que ver con la literatura. La literatura no es sagrada. Me parece que tiene que ver con que vas encontrando un lugar en el mundo, con que el mundo est¨¢ dise?ado para personas de 50 a?os tambi¨¦n. Es decir, hay una estabilidad, por supuesto que siguen pasando desdichas terribles, pero tienes las herramientas para afrontarlas y la experiencia para que no sean aterradoras.
P. ?Y quiz¨¢s esa libertad viene de que ya no persigue lo que persigui¨® hace 20 o 30 a?os atr¨¢s?
R. Claro, la muerte de la ambici¨®n, absolutamente.
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