Chicomuselo, entre el fuego cruzado del narco y los ¡°ataques de las fuerzas armadas¡±
Los habitantes del municipio de Chiapas denuncian el control de los c¨¢rteles y la actuaci¨®n del Ej¨¦rcito, ¡°quienes se est¨¢n violentando con la sociedad civil¡±
Chicomuselo se mueve por una delgada l¨ªnea, cercado por la violencia y el desgobierno, atrapado en medio de un fuego cruzado entre grupos criminales y ataques indiscriminados de las fuerzas armadas, seg¨²n denuncia en un comunicado la ¡°sociedad civil del pueblo de Chicomuselo, Chiapas¡±. El conflicto que est¨¢ devorando el Estado m¨¢s pobre de M¨¦xico ¡ªentre narcotr¨¢fico, paramilitarismo, el Ej¨¦rcito, ocupaci¨®n de tierras, masacres, feminicidios o poblaci¨®n desplazada a la fuerza, entre una larga lista de tragedias¡ª ha irrumpido en este municipio, del que ya han huido ¡°cientos de familias¡±, de acuerdo con la carta p¨²blica, titulada: ¡°Nuestros pueblos no son campo de batalla. ?Alto a la violencia!¡±.
¡°Hacemos un llamado urgente a la comunidad internacional que volteen su mirada a nuestros pueblos sufrientes, no solo por la violencia del crimen organizado, ahora por el ataque de las fuerzas armadas quienes se est¨¢n violentando con la sociedad civil que ha decidido resguardar sus pueblos por la creciente violencia y enfrentamientos entre carteles [sic]¡±, comienza el comunicado. La Fiscal¨ªa estatal asegura que ¡°prevalece la tranquilidad¡± y llama a las cartas ¡°publicaciones enga?osas¡±.
El pasado 7 de enero circul¨® por internet, difundido por organizaciones con credibilidad s¨®lida y d¨¦cadas de trabajo en la regi¨®n como el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolom¨¦ De las Casas o la Di¨®cesis de San Crist¨®bal, un primer comunicado con la misma firma que denunciaba que ¡°el pueblo de Chicomuselo sangra¡±. En ese primer llamamiento desesperado, los habitantes de la regi¨®n alertaban del ¡°incremento de violencia que se est¨¢ dando sin que hasta ahora haya una respuesta del Estado¡±. Aquella carta hablaba de un enfrentamiento a tiros de m¨¢s de siete horas entre el C¨¢rtel de Sinaloa (CS) y el C¨¢rtel Jalisco Nueva Generaci¨®n (CJNG), los dos m¨¢s poderosos de M¨¦xico, que se sald¨® con 20 muertos el 4 de enero en el ejido de Nueva Morelia.
Entre ellos, ¡°dos civiles¡± (que no pertenec¨ªan a CS o CJNG), ¡°sin que sus familias pudieran recoger sus cuerpos por el secuestro de las comunidades y no poder salir por temor a ser acusados de ser parte de estos grupos criminales¡±. El comunicado protestaba ante el abandono de las autoridades que, seg¨²n la carta, han dejado a la comunidad a su suerte. ¡°El estado no ha logrado garantizar la seguridad al pueblo, vemos como sociedad civil que tanto el ej¨¦rcito, la guardia nacional y estatal no cumplen en su funci¨®n de garantizar la paz y la seguridad para el pueblo que tantas veces lo ha exigido. El cjng mantiene secuestrada la cabecera municipal con sus retenes, camiones volteos atravesados sobre las carreteras, instalaci¨®n de casetas de vigilancia y revisi¨®n a la ciudadan¨ªa [sic]¡±.
La situaci¨®n no ha mejorado desde entonces. Este lunes estall¨® otra batalla entre los c¨¢rteles. Cientos de personas huyeron de la violencia. Los que decidieron quedarse, se atrincheraron contra los grupos criminales, instalaron vallas y retenes alrededor de las comunidades para protegerse de nuevos ataques. El Ej¨¦rcito ha intervenido la zona y, de acuerdo con el comunicado, se ha ensa?ado con la poblaci¨®n, que se ha enfrentado con los militares.
¡°Las fuerzas armadas acusan a la sociedad civil de ser parte de un grupo criminal e irrumpieron al ejido de Nueva Am¨¦rica quitando las cercas, con las que se hab¨ªan asegurado para evitar el ingreso de los carteles. Tiraron gases lacrim¨®genos y amenazando a la poblaci¨®n [sic]¡±, dice la carta. El comunicado tambi¨¦n acusa que los vecinos est¨¢n huyendo de la intervenci¨®n militar, no solo de la violencia de los narcotraficantes.
¡°La poblaci¨®n se cuestiona ?por qu¨¦ las fuerzas armadas permitieron el desalojo de varias comunidades de los grupos criminales y mantienen secuestrado al pueblo y a ellos no les dicen nada?¡±, contin¨²a la misiva. La denuncia es reveladora, adem¨¢s de la espiral de la violencia que sufre la regi¨®n, de un factor clave entre sus habitantes: la p¨¦rdida de la confianza en el Estado y sus representantes ante una vor¨¢gine de inseguridad que no ha hecho m¨¢s que agravarse en los ¨²ltimos tiempos, al calor de las nuevas rutas del narcotr¨¢fico o la especulaci¨®n de macroproyectos tur¨ªsticos o mineros.
El discurso oficial, contrario a los sucesivos episodios de violencia, defiende que la calma reina en Chiapas. El presidente de la Rep¨²blica, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, se empe?a en negar la realidad y juega a las estad¨ªsticas, asegurando que, comparado con el resto del pa¨ªs, la regi¨®n tiene menos homicidios y es el Estado que m¨¢s ha reducido la miseria, obviando que m¨¢s del 75% de su poblaci¨®n vive todav¨ªa en condiciones de pobreza. El gobernador de Chiapas, Rutilio Escand¨®n, rara vez se pronuncia sobre la inseguridad, empe?ado en mostrar una imagen id¨ªlica y alejada de la realidad.
El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolom¨¦ de las Casas (Frayba) ha acusado las ¡°interacciones notables entre delincuencia organizada, grupos armados y evidentes v¨ªnculos con los Gobiernos y empresas¡±, adem¨¢s de las ¡°violaciones sistem¨¢ticas a los derechos humanos¡±. Seg¨²n la instituci¨®n, el Estado mexicano es ¡°omiso, permisivo y aquiescente frente la actual violencia generalizada¡±, lo que ha generado la agudizaci¨®n de problem¨¢ticas ya existentes como los desplazamientos forzados, detenciones arbitrarias, torturas, agresiones a defensores de los derechos humanos y periodistas o violaciones al derecho a la tierra. La desprotecci¨®n de Chicomuselo es solo el ¨²ltimo ejemplo de una historia que cada d¨ªa se recrudece y deja nuevas im¨¢genes de horror y violencia.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.