Susana Alexander, actriz: ¡°Lo ¨²ltimo que hay que perder es la dignidad, el sentido del humor y el deseo sexual¡±
La artista mexicana se despide de los escenarios a los 80 a?os con la obra ¡®La velocidad del oto?o¡¯, una historia sobre la vejez y las relaciones entre padres e hijos cuando se acerca la muerte
Despu¨¦s de cumplir 80 a?os, Susana Alexander (Ciudad de M¨¦xico, 1943) ha anunciado que se retira del teatro. ¡°?Pero, c¨®mo?¡±, dijeron al un¨ªsono muchos de sus seguidores, periodistas y artistas. ¡°Como lo oyen¡±, responde ella. ¡°Estoy cansada¡±, afirma como quien tiene la respuesta muy meditada. La primera actriz y referente del teatro mexicano lleva m¨¢s a?os de su vida arriba de un escenario que abajo. Empez¨® a los siete gracias a su madre, Brigitte Alexander, la primera productora que tuvo la televisi¨®n p¨²blica en M¨¦xico y dice que ha llegado el momento de despedirse de las grandes producciones. Ante los lamentos de muchos y muchas, Susana Alexander abre sus grandes ojos azules y esboza una sonrisa: ¡°Ya no me queda tiempo. Como dijo Le¨®n Felipe: Me voy a morir y tengo mucha prisa¡±.
Conocida por su actuaci¨®n en incontables telenovelas y comedias teatrales nunca ha sido una actriz al uso. Muchos la conocen por la obra C¨®mo ser una buena madre jud¨ªa, estrenada en 1979 y que lleva tantos a?os en cartel, que la madre jud¨ªa se acab¨® convirtiendo en abuela jud¨ªa. Hija de una familia exiliada de jud¨ªos alemanes en los a?os 40, Alexander dice que la clave del humor est¨¢ en empezar por ¡°re¨ªrse de una misma¡±. Cuando cumpli¨® 72 a?os, peg¨® el salto al cine por primera vez con la pel¨ªcula El cumple de la abuela, del director Javier Colinas y ahora est¨¢ por estrenar la serie Mama Cake, en Star+, sobre una se?ora que vende pasteles de marihuana para completar su pensi¨®n.
La actriz se enorgullece de contar c¨®mo siempre ha utilizado el dinero que ganaba en los proyectos m¨¢s comerciales para hacer lo que le diese la gana en el teatro. Como actriz, productora, directora o las tres a la vez. ¡°Siempre he dicho que la televisi¨®n era mi esposo y el teatro, mi amante¡±, dice divertida. Tiene un car¨¢cter fuerte, un humor ¨¢cido y una risa contagiosa que llega a cada rinc¨®n del escenario; pero sobre todo, dice tener la satisfacci¨®n de haber vivido la vida plenamente, a mordiscos, sin haberse perdido de nada.
La entrevista ocurre despu¨¦s del ensayo de su pr¨®xima obra: La velocidad del oto?o, que se estrenar¨¢ en el teatro Rafael Solana de Ciudad de M¨¦xico, el pr¨®ximo 17 de febrero y donde comparte protagonismo con Fernando Canek. Como ya viene siendo su sello personal, Alexander produce, dirige e interpreta la historia de una octogenaria que desea morir en su casa y se niega a acabar sus d¨ªas en un asilo, tal y como quiere su hijo. La obra, llena de verdades dif¨ªciles, se vuelve un canto a la vida con tintes de comedia que obliga a padres e hijos a tener una conversaci¨®n profunda cuando baja el tel¨®n.
Pregunta. ?Qu¨¦ siente usted cada vez que sube a un escenario?
Respuesta. Que es la hora de subir a triunfar. No sabemos hacer otra cosa. Eso es lo que siempre digo.
P. ?Y tiene alg¨²n ritual antes de salir a escena?
R. No. Tomamos caf¨¦, platicamos... Lo que no me gusta es que me hagan entrevistas cuando voy a trabajar. Me sacan de mi mundo.
P. O sea, que hoy le hemos roto a usted un poco su rutina...
R. No, para nada. Por eso hemos terminado antes el ensayo para que pueda estar en su entrevista.
P. ?Por qu¨¦ se va, Susana?
R. Ya no quiero hacer teatro. Estoy cansada. De pronto cumpl¨ª 80 a?os y dije, qu¨¦ barbaridad. Como estaba tan ocupada buscando obras, telenovelas... se pasaban los a?os volando y me sent¨ªa bien. Hasta que de pronto se muri¨® mi hermano mayor a los 73, se muri¨® mi gemelo a los 78... y me cayeron varios veintes. Me di cuenta de que me queda muy poco tiempo.
P. H¨¢bleme de La Velocidad del Oto?o. Tengo entendido que es su ¨²ltima obra...
R. Esta es mi ¨²ltima obra y es una obra muy significativa. Es fant¨¢stica todo lo que dice.
P. La obra precisamente habla de una mujer que se est¨¢ despidiendo de su familia y que quiere vivir lo que le queda de vida en su casa. ?Le pasa a usted algo parecido?
R. S¨ª, tambi¨¦n me estoy despidiendo de todo. Por ejemplo, ya no guardo los libros. Ahora los regalo. Los libros en los libreros ya no sirven de nada. En realidad quisiera deshacerme de todo. ?Y sabe qu¨¦? El personaje de esta obra es muy parecido a m¨ª. Yo vivo sola. Bueno, vivo con Lola, mi perra...
P. Hab¨ªa le¨ªdo que tenia usted 14 perros...
R. En M¨¦xico nom¨¢s una, y los otros los tengo en mi casa de Oaxtepec (Morelos). Ya solo son 14, pero he llegado a tener 40. Todos ellos recogidos de la calle, de todos me acuerdo y a todos les llevo en mi coraz¨®n.
P. Eso me dice de usted que tiene buen coraz¨®n, ?se considera una buena persona?
R. S¨ª, soy una buena persona. ?Y sabe qu¨¦? me aterra la gente que es complicada, jaja. Como dice mi hijo: ¡°Ay, mamita, eres tan predecible...¡± Porque es muy claro qu¨¦ es lo que me gusta y qu¨¦ es lo que no me gusta.
P. ?Se quiere despedir del p¨²blico?
R. De ellos no porque quiero seguir haciendo mis siete obras unipersonales. Esas me gusta mucho hacerlas. Tengo para el d¨ªa de la madre, tengo para el d¨ªa de los abuelos, tengo para la bendita menopausia, para el d¨ªa de las mujeres... Entonces, yo quiero que me sigan contratando para hacer mis unipersonales, pero ya no quiero hacer m¨¢s obras grandes.
P. ?Cree que hablar de algunos temas sigue siendo tab¨² en la cultura, la televisi¨®n, el cine... ahora que menciona usted la menopausia?
R. S¨ª, pero yo lo platico as¨ª, tan ligerito, tan bonito, que se r¨ªen much¨ªsimo. Aunque, bueno, no trato muy bien a los se?ores. Pobrecitos son torpes, pero, como siempre digo, hay que quererlos, hay que quererlos.
P. ?Dir¨ªa que con la cuchara de la comedia todo entra mejor?
R. Mucho mejor, s¨ª. La primera vez que le¨ª La velocidad del oto?o pens¨¦, ?qu¨¦ dramon¨®n! Pero despu¨¦s encontr¨¦ c¨®mo hacerla m¨¢s ligera, aunque lo que dice es muy importante. El tema de la muerte hay que tocarlo, pero siempre suavemente.
P. Usted ha sido actriz desde muy peque?a, ?estos casi 80 a?os de trayectoria c¨®mo se ven?
R. Se ven como que una no es nadie...
P. Pero usted s¨ª es alguien. Es una actriz importante en este pa¨ªs...
R. Jajaja. Mire, si fuera alguien no tendr¨ªa que estarme jodiendo despu¨¦s de 80 a?os, ?verdad? Nada m¨¢s con que yo dijera, voy a retirarme, tendr¨ªa que ser suficiente para que la gente dijera, vamos a verla y no va a ser as¨ª. Voy a tener que ir one after another (uno detr¨¢s de otro) para que la gente sepa que me voy, que ya no me va a ver m¨¢s. Punto y se acab¨®. Como siempre le digo a la gente que viene al teatro: gracias por el milagro de su presencia, porque es un milagro.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque la gente no va al teatro en M¨¦xico, no se les educa para ello. Tampoco van a la danza, mi hija Tatiana, que es una extraordinaria bailarina, me lo dice: hoy estuvimos llenos y tuvieron solo a 40 personas.
P. ?Y qu¨¦ se puede hacer para llevar a la gente a los teatros?
R. Es educaci¨®n, mamita. Yo trabaj¨¦ 40 a?os con la Secretar¨ªa de Educaci¨®n haciendo representaciones. Ah¨ª, donde usted llegue, el pueblo m¨¢s pinche, por ah¨ª pas¨¦ yo. Antes era muy idealista y pensaba que con esas obras ¨ªbamos a cambiar la vida de la gente. Ahora, con que le llegue solo a una de esas personas, me doy por satisfecha. La gente no quiere pagar 700 pesos por venir a vernos, pero pasas por los restaurantes a las 12 de la noche y est¨¢n todos atascados. Lo ¨²nico que vas a hacer despu¨¦s de eso es la digesti¨®n y a cagarlo. En cambio, a lo mejor, una obra de teatro te cambia la vida.
P. ?Cree que la cultura sirve para algo?
R. S¨ª lo creo. Completamente. Cuando uno lee, se transforma. Cuando escucha a Mozart, cuando va a ver una obra de teatro... Me acuerdo de una se?ora que fue a ver un mon¨®logo que se titula Shirley Valentine, que en espa?ol yo traduje como Pepe y Valentina. La historia cuenta la vida de una mujer mayor a la que su marido menosprecia y ella se sinti¨® identificada. Un d¨ªa me mand¨® una tarjeta y me contaba que hab¨ªa dejado a su marido y que se hab¨ªa puesto a trabajar. Al final firmaba, La valiente Valentina. Me emocion¨® mucho leer aquella tarjeta.
P. No s¨¦ si con tantos a?os de carrera usted se ha topado con ese ninguneo y con ese machismo...
R. Nunca falta el que quiere ser m¨¢s listo que una. Entonces, bueno, les das el avi¨®n y luego haces lo que quieres.
P. ?Y qu¨¦ prefiere dirigir o actuar?
R. Las dos cosas. No puedo elegir una. Me gusta todo. Pero, sobre todo, me gusta tener el sart¨¦n por el mango. Por eso tambi¨¦n produzco.
P. ?Qu¨¦ es lo que va a hacer Susana Alexander despu¨¦s de que deje los escenarios?
R. Voy a seguir trabajando porque tengo que mantener a mis 14 perros. Hay que ponerles sus vacunas, sus cosas para las garrapatas y las pulgas, comprar sus croquetas. Pero, sobre todo, quiero leer. Adem¨¢s de estar con mis perros, lo que m¨¢s me gusta es leer acostada en mi cama.
P. ?Cu¨¢l es el ¨²ltimo libro que ha le¨ªdo?
R. Acabo de leer uno que se llama Tasmania, de Paolo Giordano y estoy ahora con uno de relatos de Irene Vallejo. Cuando me desvelo, leo las cosas padr¨ªsimas que escribe sobre los griegos, los romanos... una maravilla.
P. ?Qu¨¦ son sus perros para usted?
R. Son mis compa?eros. Es lo ¨²nico que me preocupa si me muero. Con qui¨¦n voy a dejar mis perros.
P. ?Qu¨¦ quiere que el p¨²blico se lleve despu¨¦s de ver La velocidad del oto?o?
R. Quiero que nuestros hijos respeten a las personas de mi edad y que entiendan que s¨ª podemos vivir solas. Si usted viera qu¨¦ feliz vivo sola. Habr¨¢ un momento, quiz¨¢, en que voy a necesitar cuidados, pero hasta que llegue, puedo hacer todo sola. Porque tengo dos hijos afuera que est¨¢n chingue y jode con que me quieren llevar a un asilo.
P. ?Y usted qu¨¦ les dice?
R. Que no. Que yo quiero morirme aqu¨ª, en mi departamento.
P. ?C¨®mo afronta usted la muerte, Susana, le da miedo?
R. Miedo no. S¨¦ qu¨¦ va a pasar. Ojal¨¢ un d¨ªa me quede dormida o, si no, pues que me d¨¦ un infarto. Morirse es un cambio de estadio, un cambio de nivel. Nada m¨¢s. Adem¨¢s, he vivido muy plenamente. He comido muy bien, he tenido amantes, he tenido dos hijos y cuatro nietos extraordinarios. Entonces, vida nada me debes; vida, estamos en paz. Lo que s¨ª espero es no perder nunca el sentido de la dignidad, el sentido del humor y el deseo sexual. Bueno, aunque el deseo sexual ya se me pas¨®, jajaja.
P. ?Con 80 a?os una ya no tiene deseo sexual?
R. Nada, nada. Acu¨¦rdese que se acaban las hormonas. Yo ten¨ªa muy bonito cuerpo, pero ahora, cuando me veo en el espejo, no me atrever¨ªa a desnudarme frente a un hombre, porque para toda su vida quedar¨ªa impotente despu¨¦s de ver esta mierda.
P. Ya ser¨¢ para menos...
R. Cr¨¦alo, cr¨¦alo. Aunque tambi¨¦n es interesante decir: este es mi nuevo cuerpo. Esta es mi nueva yo. Y es importante aceptarlo.
P. ?Va a echar de menos el escenario?
R. No.
P. ?Seguro?
R. S¨ª, pero no. Estoy cansada. Por eso solo quiero hacer nada m¨¢s mis obras, que me encantan. Esos textos que manejo me dan la vida, son como mi savia. Me hacen sentir viva. El mejor pago que puede recibir un actor o una actriz es que el p¨²blico vuelva otra vez. Que te vengan a ver y que est¨¦n contigo.
La velocidad del oto?o estar¨¢ en cartel hasta el 27 de abril en el teatro Rafael Solana, en Ciudad de M¨¦xico.
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