Un programa de radio para empoderar a los ni?os de Ixtapaluca: ¡°Esto es como la escuela, pero m¨¢s divertida¡±
Un proyecto de la Secretar¨ªa de Cultura destinado a comunidades olvidadas por las pol¨ªticas culturales hace volar la imaginaci¨®n de los ni?os en uno de los complejos habitacionales m¨¢s grandes de Latinoam¨¦rica
Iris Mart¨ªnez sopla con fuerza unos globos. ?Pum! explota uno. ?Pum! Otro. La ni?a de nueve a?os r¨ªe a carcajadas. Sus intentos fallidos con los artefactos hinchables son parte de un ejercicio que su tutora le ha encargado esta ma?ana para entrenar los pulmones y que su voz suene m¨¢s clara cuando la ni?a se plante ante el micr¨®fono y grabe su segmento del programa Las mil puertas. Este es un proyecto de radio que preparan ni?os de Ixtapaluca, una ciudad dormitorio del Estado de M¨¦xico, donde habita medio mill¨®n de almas. Las carcajadas de Iris arrancan sonrisas a la tutora, que detr¨¢s de la cabina ayuda con los preparativos para que todo marche bien en la grabaci¨®n. ¡°?Esto es muy chido!¡±, dice Iris. ¡°Esto es mi vida, porque conozco a nueva gente, hago cosas nuevas. Hasta ya s¨¦ hablar mejor, antes no pod¨ªa decir ¡®parangaricutirimicuaro¡¯. Y tambi¨¦n aprend¨ª a leer mejor, porque esto es casi como una escuela para m¨ª, pero m¨¢s divertida¡±, afirma la ni?a.
Iris viaja con sus maestros y otros ni?os un viernes al mes desde Ixtapaluca hasta las cabinas del Instituto Mexicano de la Radio (IMER), localizadas en Coyoac¨¢n, al sur de Ciudad de M¨¦xico. Este viernes de mediados de febrero los ni?os llevan los libretos de la nueva edici¨®n del programa, que forma parte de los llamados Semilleros creativos, proyectos de la Secretar¨ªa de Cultura del Gobierno mexicano que promueven actividades en comunidades que siempre han estado al margen de las pol¨ªticas culturales. El Gobierno ha apoyado hasta el a?o pasado 443 semilleros, en los que participan m¨¢s de 15.000 ni?os y j¨®venes, en 302 municipios del pa¨ªs.
A cargo de estos ni?os est¨¢ el maestro Luis ?ngel Hern¨¢ndez, de 37 a?os, quien garantiza que la marcha hasta la capital se realice sin incidentes, sobre todo porque los padres no pueden asistir con ellos, porque la mayor¨ªa gasta la vida en el transporte p¨²blico para viajar cada d¨ªa de la casa al trabajo. El viaje a la radio es tambi¨¦n para los peque?os una odisea, cuenta el profesor. El grupo se re¨²ne a las 9:30 en la Unidad Habitacional Los H¨¦roes (44.100 habitantes, 11.700 hogares), toman una combi hasta una estaci¨®n cercana al aeropuerto capitalino, donde abordan el laber¨ªntico metro urbano hasta la estaci¨®n Agr¨ªcola Oriental, luego a la de Pantitl¨¢n, La Raza y de all¨ª hasta Coyoac¨¢n. ¡°Es muy pesado, porque vengo con los ni?os, que no saben usar el transporte p¨²blico. La gente se avienta en el metro y una vez un ni?o sali¨® volando. Intent¨¦ detener a la multitud con mi cuerpo, pero no pude. Logr¨¦ que el ni?o se pusiera de pie y avanzar. La gente viene o va de chambear y no respeta nada¡±, cuenta Hern¨¢ndez.
Las horas de viaje valen la pena. Para los ni?os se abre un mundo nuevo, la aventura que los conecta con la magia de la radio. ¡°Esto es una inspiraci¨®n. Nunca pens¨¦ llevar mi voz a nuestras casas¡±, dice Paola, de 13 a?os. Su trabajo es de locutora y est¨¢ a cargo de hacer las entrevista a los invitados que los acompa?an en las cabinas. Pueden ser los encargados de museos de la ciudad, escritores de libros infantiles o m¨²sicos urbanos. ¡°Hacemos programas muy divertidos¡±, dice la ni?a. Paola se integr¨® al proyecto despu¨¦s de ver un anuncio en un parque de su barrio. ¡°Me agrad¨® la idea de transmitir nuestra voz. Nunca hab¨ªa escuchado la radio, porque a esta edad no la o¨ªmos. Es un tema que no conoc¨ªa y luego me encant¨® la posibilidad de expresarme sobre las cosas que hacemos¡±, explica la ni?a.
Hern¨¢ndez, quien dice que se enamor¨® de la radio a los 12 a?os, funciona como el productor general del programa y con sus estudiantes prepara todo lo relacionado a ¨¦l: el guion, los segmentos, los invitados, las fechas de grabaci¨®n. Con sus alumnos ha recorrido los barrios para grabar sonidos urbanos como el hombre que pregona el gas, el vendedor de frutas, el de tamales, el afilador de cuchillos, que luego usan en sus proyectos. ¡°Los padres saben que sus hijos est¨¢n seguros y felices, por eso no los los siguen mandando¡±, dice el profesor, quien se encarga de esta iniciativa radial desde 2019.
El IMER facilita el estudio, el equipo y los t¨¦cnicos encargados de grabar y editar el programa. Esta ma?ana calurosa de febrero Iris est¨¢ a cargo del segmento literario, de recomendar libros infantiles, y Paola y Orlando, su compa?ero de 12 a?os, se encargan de las entrevistas. El ni?o lleva el brazo enyesado, una fractura resultado de un juego de baloncesto, pero que no lo limita para estar hoy en la radio. ¡°Esto ha cambiado mucho mi vida¡±, dice Orlando moldeando la voz como si estuviera locutando. ¡°Me encanta, aunque es mucho camino venir ac¨¢ desde Ixtapaluca. Les digo a mis compa?eros que me escuchen, pero no lo hacen, porque creen que les estoy mintiendo¡±, asegura el ni?o ri¨¦ndose. ¡°Para m¨ª la radio es todo. Mis pap¨¢s me dicen que el eche m¨¢s ganas. Y a m¨ª me encanta hacer esto, es un lindo pasatiempo¡±, asegura Orlando antes de sentarse ante el micr¨®fono junto a sus compa?eros para entrevistar a su invitado del d¨ªa y arrancar una nueva edici¨®n de Las mil puertas.
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