El r¨¦cord de calor abrasa a los vendedores ambulantes de Ciudad de M¨¦xico
El Z¨®calo capitalino se llena de paraguas, gorras y helados para combatir el r¨¦cord hist¨®rico de altas temperaturas que se ha batido esta semana
El suelo de piedra negro del Z¨®calo de Ciudad de M¨¦xico desprende un calor sofocante. En medio, la bandera mexicana no se mueve ni un mil¨ªmetro. Gran parte del ¨¢rea est¨¢ cercada para instalar el escenario en el que Interpol actuar¨¢ el pr¨®ximo s¨¢bado. En los alrededores, los vendedores ambulantes y los turistas se abrasan en una de las semanas m¨¢s calientes del a?o, en la que se ha batido el r¨¦cord hist¨®rico de temperatura en la capital.
Entre los m¨¢s de 30 puestos de recuerdos que hay frente a la Catedral Metropolitana destaca el de los sombreros de tela. Los confecciona en diferentes colores Ana Silvia Rend¨®n, ind¨ªgena pur¨¦pecha de 55 a?os. ¡°?Tremendo! Estos calores est¨¢n muy fuertes. Me levanto muy temprano, pero ya est¨¢ latente¡±, dice la mujer cubierta con una gorra y una camisa de manga larga para que el sol no la roce. Todav¨ªa no ha colocado la sombrilla porque tiende en el piso algunos de sus gorros. ¡°En el trabajo estoy p¨¦simamente, tengo que tomar como cuatro o cinco litros del agua, y claro, tambi¨¦n ir al ba?o¡±, explica la comerciante.
En el otro extremo de la explanada el obrero Rub¨¦n Cortes levanta paladas de arena bajo el sol abrasador. Trabaja en la peatonalizaci¨®n del Z¨®calo. ¡°Est¨¢ muy fuerte. Tenemos un descanso cada hora, pero depende del calor¡±, explica el chico de 21 a?os. Lleva 15 d¨ªas en el trabajo y todos ellos con la cara, la cabeza, los brazos y las piernas cubiertas para evadir el sol. La plaza m¨¢s grande de Latinoam¨¦rica es lo que los expertos llaman una isla de calor. Sin apenas ¨¢rboles ni sombras artificiales, la sensaci¨®n t¨¦rmica en el lugar es mucho mayor que la temperatura real. ¡°Te pega el sol todo el d¨ªa, cada poco me bebo un suero hidratante¡±, dice Cort¨¦s.
El Gobierno de Ciudad de M¨¦xico ha lanzado una alerta amarilla por la ola de calor y varias recomendaciones, como hidratarse constantemente y vestir ropa ligera. El pasado lunes se registr¨® el r¨¦cord hist¨®rico de calor en Ciudad de M¨¦xico con 34,2¡ã en la estaci¨®n meteorol¨®gica de Tacubaya. En el mismo punto la temperatura lleg¨® en 1998 a los 33,9¡ã.
Caminar unos metros en el Z¨®calo es debilitante. La piel quema y la cabeza arde. La falta de ¨¢rboles se nota. Al salir por la avenida peatonal Francisco I. Madero se ve como al fondo el reloj de la torre Latinoamericana marca la una de la tarde. Hora de m¨¢ximo calor y de m¨ªnima sombra que, pegada a los edificios de la ancha calle, junta a todos los paseantes en apenas dos metros.
De fondo se escucha la m¨²sica de un organillero. Se llama Luis Becerril y tiene 30 a?os. ¡°Muy insoportable el calor, desesperante. Lo bueno es que nuestro uniforme es claro, pero sufrimos con la manga larga.¡±, explica el hombre vestido con traje y sombrero militar. El calor no solo le afecta a ¨¦l, que tiene que moverse a la sombra cada 10 minutos, sino que tambi¨¦n es negativo para el negocio. ¡°Toda la gente busca la sombra, y ahorita que hace mucho calor, la gente no pasa por el medio de la calle. No se quiere detener al sol para sacar la moneda¡±, explica el hombre mientras da vueltas a la manivela.
Las t¨¢cticas para combatir las altas temperaturas en las calles se multiplican. Aunque no hay lluvias, se levantan decenas de paraguas para tapar el sol. Las gorras con cubre cuellos se ponen de moda. Los puestos venden nieves y jugos frescos. Hasta la catedral, fresca en su interior, tiene m¨¢s adeptos. ¡°Est¨¢ llegando m¨¢s gente. Entran nada m¨¢s a refrescarse, se sientan un rato y se van¡±, expone la chica que vende estampas religiosas en el interior. ¡°Yo soy de Chiapas y nunca hab¨ªa sentido este calor¡±, explica Rodolfo Morales. Vino de San Crist¨®bal de las Casas con su hija para visitar la ciudad y el primer souvenir que compraron fue un ventilador a pilas.
Solo a unos pocos les viene bien el calor. En lo econ¨®mico, no en lo personal. Es el caso de Michel Tob¨®n. ¡°Muy fuerte el calor, cada d¨ªa m¨¢s y m¨¢s intenso. Me afecta para trabajar, porque realmente me debilita el cuerpo¡±, se queja el hombre de 36 a?os, que tiene un brazo enyesado. Vende congeladas de sabores. De despachar 50 o 60 al d¨ªa, ha pasado a 100 por jornada. Aunque ahora gasta m¨¢s en hielo seco para conservarlos, unos 150 pesos al d¨ªa. ¡°Mira, esta se me est¨¢ ablandando. Es el sol¡±, dice mientras se?ala una congelada que se est¨¢ aguando.
Son las escenas de la ola de calor que asola la capital desde el pasado s¨¢bado. Los expertos se?alan que es ¡°altamente probable¡± que en Ciudad de M¨¦xico se supere el r¨¦cord del pasado lunes. Unas temperaturas que son m¨¢s altas en Estados hist¨®ricamente calientes del norte y el sur del pa¨ªs. Los cient¨ªficos avisan de que las olas de calor ser¨¢n cada vez m¨¢s intensas y extensas por el cambio clim¨¢tico. Si no fuera por el trabajo, la pur¨¦pecha Ana Silvia Rend¨®n ya estar¨ªa de vuelta en su pueblo natal, Cher¨¢n, Michoac¨¢n, donde las temperaturas son m¨¢s bajas. Y no solo por eso: ¡°Tenemos que venirnos de un pueblo a la ciudad para llevar comida a los hijos y los nietos. Pero mi amor es mi pueblo, mi gente, mis costumbres y mis ra¨ªces¡±.
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