Qu¨¦ ha pasado realmente con la pobreza bajo el mandato de L¨®pez Obrador
El dato de pobreza se redujo, pese a las carencias persistentes, gracias a los ingresos por trabajo m¨¢s que a las transferencias p¨²blicas
El Gobierno mexicano saliente ha elegido como uno de sus argumentos centrales para defender su gesti¨®n la mejora en los indicadores de pobreza. No ya respecto al catastr¨®fico a?o de 2020, determinado por la pandemia, sino a la situaci¨®n con la que inici¨® su mandato. En la medida en que la candidata que lidera la carrera presidencial abandera esta herencia, esta precampa?a es un momento ¨®ptimo para entrar a fondo en la evoluci¨®n de la pobreza durante este tiempo, calibrando en su justa medida qu¨¦ ha cambiado, qu¨¦ podemos afirmar, qu¨¦ dudas quedan, y (hasta donde lo permitan los datos) cu¨¢les son las fuentes de este cambio.
Medir la pobreza es una tarea compleja por al menos dos razones. La primera es el tiempo: una persona o un hogar puede estar en situaci¨®n de pobreza en un momento dado pero no en otro. Pero alguna referencia temporal hay que escoger. M¨¦xico opta por hacer una encuesta cada dos a?os que pregunta a miles de individuos que conforman una muestra nutrida, representativa tanto de personas como de hogares, por ingresos detallados durante los meses de referencia en ese a?o y luego reporta valores. Esta encuesta, la ENIGH por sus siglas, es ardua, costosa, meticulosa, produce millones de datos a depurar, limpiar, procesar. Esto introduce adem¨¢s un retraso inevitable entre el momento en que se mide y en el que se reporta. Actualmente conocemos los datos hasta 2022, as¨ª que solo podemos llevar nuestro an¨¢lisis hasta aqu¨ª (la de 2024 se conocer¨¢ en 2025).
La segunda dificultad, que de hecho justifica lo complejo del instrumento de medici¨®n estriba en el propio concepto que nos ocupa: ?qui¨¦n es pobre? ?Qui¨¦n no? Quiz¨¢s es m¨¢s f¨¢cil empezar por qui¨¦n no lo es. No es pobre quien no presenta dificultades para cubrir sus necesidades b¨¢sicas. Podr¨ªamos simplemente preguntarle a la gente si puede cubrir estas necesidades. Efectivamente, la encuesta pregunta por una serie de carencias b¨¢sicas. Y mientras resulta que los dos tercios de mexicanos que presentan al menos una carencia ha bajado ligeramente, ha subido el volumen que presenta tres o m¨¢s.
La carencia m¨¢s frecuente es el acceso a la seguridad social (lo cita la mitad de la gente), pero la que m¨¢s ha subido es la carencia de salud (del 16% en 2018 al 39% en 2022), posiblemente al hilo de la profunda reforma emprendida por el gobierno respecto al seguro de salud.
Pero no est¨¢ claro que el criterio subjetivo sea suficiente. Por una parte, presentar una sola carencia en un momento puntual no parece criterio m¨ªnimo para asumir situaci¨®n completa de pobreza. Adem¨¢s, resulta casi presuntuoso considerar que se van a lograr codificar todas las necesidades, por b¨¢sicas que sean, en una encuesta. Por ¨²ltimo, al final a estas necesidades se accede en la mayor¨ªa de casos a trav¨¦s del intercambio monetario. As¨ª que parece l¨®gico incluir tambi¨¦n esta dimensi¨®n m¨¢s f¨¢cilmente cuantitativa en la medici¨®n de la pobreza. El Consejo Nacional de Evaluaci¨®n de la Pol¨ªtica de Desarrollo Social, o Coneval, es el organismo p¨²blico pero independiente que emplea la encuesta y el precio de la canasta b¨¢sica para definir dos umbrales. Por debajo del primer umbral se considera que la persona est¨¢ en una situaci¨®n de vulnerabilidad monetaria moderada, pero hay otro m¨¢s abajo todav¨ªa identificar¨ªa casos de privaci¨®n monetaria severa.
Si est¨¢s por debajo del umbral y adem¨¢s declaras al menos una carencia, el estado mexicano te considera en situaci¨®n de pobreza. Pero si solo est¨¢s por debajo del umbral, o solo declaras carencias sin ingresos por debajo del mismo, no clasificas como tal. As¨ª, Coneval puede distinguir entre cuatro grupos: quienes disponen de ingresos suficientes y no declaran carencia alguna (los bienestantes, digamos); quienes s¨ª declaran carencia pero la base monetaria no est¨¢ por debajo del umbral (a quienes no les alcanza); los que s¨ª lo est¨¢n pero sin carencia declarada (a quienes s¨ª les basta lo poco que ingresan); y por ¨²ltimo los pobres.
Aqu¨ª est¨¢ el dato que busc¨¢bamos: el descenso de la proporci¨®n de personas en situaci¨®n de pobreza entre 2018 y 2022 en un volumen sustancial y casi completamente atribuible al cambio en la pobreza moderada, con la extrema en mantenimiento. Esos 5,6 puntos de mejora son casi id¨¦nticos a los 6,4 puntos que pasaron a cobrar m¨¢s que el umbral de ingresos (de hecho, la diferencia entre ambos es estrictamente la cantidad de personas que mejoraron ingresos sin haber tenido antes carencias: 0,8 puntos). En contraste, la cantidad de personas que salieron de situaci¨®n de carencia fue de 2,6 puntos. Ese es el potencial m¨¢ximo de las carencias para aportar a la reducci¨®n de pobreza: como ya destac¨® Viri R¨ªos, la mejora observada en M¨¦xico va sobre todo de ingresos.
?Mejoran los ingresos o la medici¨®n?
No existen instrumentos de medici¨®n perfectos, y la ENIGH tampoco lo es. El esfuerzo que se hace en su trabajo de campo para capturar los ingresos que recibe cada hogar es muy considerable: pregunta y codifica cada fuente por separado, desde lo que entra por un sueldo hasta la llegada de una beca, o de un donativo o ayuda de una instituci¨®n u hogar. Son decenas. Luego, adem¨¢s de los datos totalmente desagregados, el INEGI ofrece unas tablas en las que agrupa estos ingresos por trimestres y categor¨ªas, en miles de pesos corrientes. Con ello produce un valor de ingresos corrientes de los hogares. Una manera de aproximar hasta qu¨¦ punto esta medida de ingresos se ajusta o no a la realidad es emplear otras similares, o que la pueden contener, como referencia. El economista Rodolfo de la Torre propuso hace poco el ingreso nacional disponible que el INEGI ofrece en las cuentas nacionales, destacando que la ratio entre ambos valores en 2022 fue superior que en 2020, 2018, 2016.
Si asumimos que no ha habido cambios significativos en la recogida de las cuentas nacionales, esto podr¨ªa sugerir (como se?ala el propio Rodolfo de la Torre) que por alguna raz¨®n indeterminada la ENIGH captur¨® mejor los ingresos de la poblaci¨®n mexicana en 2022 que en a?os anteriores. Es cierto que la variaci¨®n es peque?a, lo suficiente como para caer dentro del margen del ruido estad¨ªstico. Pero investigadores del Programa Universitario de Estudios en Desarrollo de la UNAM usaron otro punto de comparaci¨®n, la Encuesta Nacional de Ocupaci¨®n y Empleo (otra de las grandes fuentes del INEGI, en este caso dedicada sobre todo a seguir las din¨¢micas del mercado laboral) para hallar un resultado similar, centrado sobre todo en la poblaci¨®n de menor ingreso: precisamente aquella que es susceptible de caer por debajo o por encima del umbral de pobreza.
Es posible que la foto de la ENIGH de 2022 se parezca m¨¢s a la realidad que las anteriores, y de ser as¨ª la bajada de la pobreza no habr¨ªa sido tal, sino que simplemente antes ¨¦sta quiz¨¢s se sobrestimaba. Pero con estos datos es imposible ofrecer nada m¨¢s que una nota de cautela, de tama?o adem¨¢s indeterminado: de haber sucedido, no sabemos qu¨¦ parte del cambio de la tasa de pobreza corresponde a la mejor foto de los ingresos y cu¨¢l a un incremento real de los mismos. De hecho, que en la comparaci¨®n con la ENOE la mayor mejora en la ratio de cercan¨ªa se produzca precisamente en el 20% de menor ingreso, que no es donde se concentra la mejora total de ingresos (son los grupos con ingresos inmediatamente superiores aquellos que se ubican en el entorno del umbral de pobreza moderada). Todo esto nos lleva, pues, a relativizar los resultados que ahora veremos, pero s¨®lo hasta cierto punto, y sobre todo a esperar con especial atenci¨®n los datos de 2024 para observar si el acople con los datos de referencia se mantiene o cambia junto a la evoluci¨®n de la tasa de pobreza.
Trabajo, m¨¢s que programas del Gobierno
Entrando ahora al meollo de la pregunta inicial: de estar sucediendo, ?de d¨®nde estar¨ªan llegando estos nuevos ingresos? Volvamos a la comparaci¨®n entre 2018 y 2022, pero ahora observemos el conjunto de ingresos corrientes recogidos por la Encuesta y clasificados en las distintas fuentes. Hag¨¢moslo, eso s¨ª, dividiendo a los hogares seg¨²n su nivel de ingreso total, en diez grupos id¨¦nticos. De esta manera podemos observar si los hogares m¨¢s pobres presentan diferencias en el origen de sus nuevos ingresos en comparaci¨®n con los m¨¢s ricos.
Para todos menos para el top 10% el trabajo subordinado es la principal fuente de crecimiento. Le siguen los beneficios de programas gubernamentales, as¨ª como (para las rentas m¨¢s altas) las jubilaciones y el trabajo independiente. Esto nos ayuda a acotar el papel que pueden haber jugado los nuevos programas activados bajo el mando de L¨®pez Obrador, mucho m¨¢s que cualquier efecto indirecto de un gobierno en la propia actividad privada (siempre muy incierto y casi imposible de demostrar). El grupo de ingreso medio-bajo es el que m¨¢s nos interesa para responder a la cuesti¨®n de qu¨¦ ha aportado m¨¢s para sacar a gente de la pobreza: el 50% de los hogares que m¨¢s cobra tendr¨¢ probablemente a sus miembros a salvo de la misma; y el 10% que menos cae en los entornos de la pobreza extrema, que por desgracia no ha mostrado mejora alguna. As¨ª, nos podemos quedar con el 40% entre ambos extremos, la clase media-baja. Y s¨ª: 4 de cada 10 pesos que ha entrado en estos hogares en 2022 y no estaban en 2018 vienen, parece, de los sueldos. A rengl¨®n seguido, casi 2/10 vienen de beneficios que antes no exist¨ªan. Muy por encima del peso del trabajo independiente, las jubilaciones, los donativos, o las remesas del extranjero.
En contraste, las transferencias en especie de instituciones ha restado, representando el cambio que los sistemas de apoyo p¨²blico a los hogares han atravesado durante la 4T, y moderando sensiblemente el peso que le podemos atribuir al papel gubernamental. La propia Coneval ofrece una estimaci¨®n sobre c¨®mo de distintas ser¨ªan las tasas de pobreza en un mundo sin ning¨²n tipo de programas o transferencias p¨²blicas: una pobreza moderada de 36,9% se convertir¨ªa en un 39%; y el 7,1% de extrema se volver¨ªa un 8,9%. Efectos moderados, y no sustancialmente distintos a los observados en 2018, antes de la 4T.
Esto, de hecho, quiz¨¢s ayuda a entender por qu¨¦ no se ha reducido m¨¢s la pobreza severa: si cambiamos la ¨®ptica del volumen total de ingresos a la cantidad de hogares que reciben alg¨²n ingreso, cualquiera que sea, de alguna de estas fuentes, veremos que para el 10% m¨¢s pobre el acceso a ingresos del empleo solo llega a tres cuartas partes del total, y el porcentaje de los que reciben beneficios o transferencias del gobierno o de instituciones ha bajado.
En contraste, el grupo de ingreso medio-bajo ya contaba con unas tasas de recepci¨®n de ingresos por empleo notablemente altas, y sobre esto ha a?adido un acceso mejorado a transferencias (beneficios) de programas de gobierno.
Aqu¨ª se empieza ver el ¨²ltimo rasgo que vale la pena destacar sobre la evoluci¨®n 2018-22: pese a la reducci¨®n de la cantidad de personas en situaci¨®n de pobreza, parece claro que la mayor¨ªa de nuevos ingresos no han ido a los que menos tienen.
La ineficacia del gasto adicional
En las tablas anteriores se observaba c¨®mo hab¨ªa bajado la tasa de hogares de menos ingresos que recib¨ªa alguna transferencia gubernamental mientras incrementaba sensiblemente la de ingresos medio-bajos, justo hasta la mediana de la distribuci¨®n de ingresos. Pero es que para el restante 50% este porcentaje ha aumentado m¨¢s todav¨ªa: si en 2018 un 18% de los hogares de la mitad que m¨¢s ingresa de M¨¦xico recib¨ªa alg¨²n beneficio de programa p¨²blico, hoy es el 30%. En consonancia, el volumen total de ingresos reales provenientes de esta fuente ha aumentado m¨¢s para los perfiles de ingreso medio-alto.
Coneval pint¨® en su informe del a?o pasado esta misma gr¨¢fica pero en promedio per capita para cada nivel de ingresos, y el resultado es el mismo. Como resultado, mientras el ingreso por trabajo remunerado ha subido en proporci¨®n mucho m¨¢s para quien menos tiene (apoyado con toda probabilidad por el empuje del salario m¨ªnimo), con las transferencias ha sucedido justo lo contrario.
Cabe decir que el sistema mexicano ya destinaba m¨¢s transferencias absolutas a quienes m¨¢s ten¨ªan seg¨²n este indicador: es decir, los problemas de focalizaci¨®n del gasto p¨²blico ya exist¨ªan antes de la 4T. El gobierno saliente no le ha dado la vuelta a un sistema perfectamente eficaz y progresivo que nunca existi¨®, pero en su af¨¢n por la producci¨®n de resultados s¨ª ha profundizado sus problemas de falta de foco. Para un resultado que, en suma, tiene mucho m¨¢s que ver con el trabajo remunerado que con las transferencias. Siendo que la pobreza extrema, aquella que necesita realmente del foco espec¨ªfico, apenas se modific¨®, quiz¨¢s vale la pena aprovechar el nuevo ciclo pol¨ªtico para reflexionar sobre el dilema entre llegar pronto o llegar mejor.
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