Las autoridades de Morelos enredan el caso del obispo em¨¦rito Salvador Rangel
Gobierno y Fiscal¨ªa estatal expanden su pugna de estos a?os a la investigaci¨®n por la desaparici¨®n del religioso. El secretario de Seguridad niega la hip¨®tesis del secuestro expr¨¦s, defendida por la agencia investigadora
El secretario de Seguridad de Morelos, Jos¨¦ Antonio Ortiz Guarneros, ha negado este jueves que la desaparici¨®n, el fin de semana, del obispo em¨¦rito de Chilpancingo, Salvador Rangel, en Cuernavaca, respondiera a un secuestro expr¨¦s, como inform¨® la Fiscal¨ªa estatal el lunes. Almirante en retiro, Guarneros ha dicho que Rangel estuvo en realidad en un motel con otro hombre, que luego se retir¨® del lugar. Horas antes, medios locales recog¨ªan el contenido del formato de alta voluntaria de Rangel, del hospital al que lleg¨® el lunes, a donde habr¨ªa sido trasladado desde el hotel en cuesti¨®n. En el documento se dice que el obispo tra¨ªa consigo pastillas tipo viagra y que hab¨ªa dado positivo a coca¨ªna y benzodiacepinas.
Sorprende la evoluci¨®n del caso Rangel, incluso para los est¨¢ndares de un pa¨ªs como M¨¦xico, acostumbrado a la impunidad, en medio de la pugna pol¨ªtica a cuenta de la campa?a electoral. La guerra entre el Gobierno de Morelos, en manos ahora de Samuel Sotelo, gobernador interino, sustituto de Cuauht¨¦moc Blanco, y la Fiscal¨ªa estatal, dirigida por Uriel Carmona, florece en territorios insospechados, ninguno tanto como la desaparici¨®n, del viernes al lunes, del obispo em¨¦rito. Rangel ha sido un habitual de los medios estos a?os por su papel mediador entre los grupos del crimen organizado en el estado vecino de Guerrero.
Guarneros no se ha pisado la lengua, tampoco el gobernador interino Sotelo, que el martes dijo que ¡°no hab¨ªa un solo elemento para determinar que [Rangel] haya sido privado de la libertad como tal¡±. Sotelo se refiri¨® a las informaciones de los primeros d¨ªas, algunas referidas por el abogado de Rangel, Pedro Mart¨ªnez, sobre los retiros de dinero de su cuenta bancaria. ¡°Los datos que se tienen objetivos es que hubo dos retiros, uno el s¨¢bado en la ma?ana y otro en la tarde noche, pero hasta ah¨ª. No hay testigos, ni c¨¢maras que muestren que fuera privado de la libertad¡±, ha dicho.
La extra?eza aumenta todav¨ªa m¨¢s. A los datos del formato de alta del hospital, las drogas, el viagra, la vista al motel, Sotelo a?ad¨ªa la presunta reuni¨®n de Rangel en una pizzer¨ªa del municipio de Emiliano Zapata, al sur de Cuernavaca, con un trabajador del mismo restaurante. La vaguedad de los datos, directamente filtrados o mencionados por los funcionarios, esbozan un relato en que Rangel, m¨¢s que una v¨ªctima, parece un juerguista. Lo que en palabras de Carmona ¨Cla sospecha de que el obispo hab¨ªa sido drogado, como parte de su secuestro¨C apuntaba a un escenario muy concreto, en el relato del Ejecutivo estatal apunta a otro muy distinto.
Meras piezas de un puzzle dif¨ªcil de armar ahora mismo, los datos divulgados muestran en realidad la cantidad agujeros informativos de esta historia. Prestos a se?alar incongruencias de la Fiscal¨ªa, ni Sotelo ni Guarneros han informado de cu¨¢ndo habr¨ªa llegado el obispo al motel, el Real Ocotepec, en el norte de Cuernavaca, o cu¨¢nto tiempo habr¨ªa pasado all¨ª. Tampoco han dicho cu¨¢ndo habr¨ªa ido a la pizzer¨ªa, en el sur de la zona metropolitana, a unos 40 minutos del hotel, ni cu¨¢nto tiempo habr¨ªa permanecido all¨ª. O qui¨¦n dio la voz de alarma y mand¨® ambulancias al hotel, el lunes en la tarde. No se sabe pr¨¢cticamente nada, pero, con lo poco que se sabe, uno y otro lado tratan de dibujar escenas distintas, casi opuestas.
EL PA?S ha contactado v¨ªa mensaje de texto y llamada al abogado de Rangel, Pedro Mart¨ªnez, pero no ha obtenido respuesta. Este diario ha hecho lo propio con el almirante Guarneros, con el mismo resultado. Lo mismo ha ocurrido con el tel¨¦fono personal de Rangel, apagado. El obispo tiene pendiente rendir su declaraci¨®n ante la Fiscal¨ªa de Morelos para dar su versi¨®n de la historia. El religioso sali¨® de su casa de Jiutepec, junto a Cuernavaca, el viernes. Lo hizo solo, en su camioneta. Su chofer y el due?o de la casa que renta, sus personas m¨¢s cercanas, no supieron m¨¢s de ¨¦l hasta el lunes en la tarde cuando apareci¨® en el hospital.
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