Los m¨¢rgenes de la danza: bailar por la diferencia y la inclusi¨®n
Tres compa?¨ªas de danza mexicanas presentan originales propuestas que incluyen en sus elencos a personas discapacitadas, adultos mayores o rescatan las ra¨ªces del baile y la m¨²sica afromexicana
A Hayd¨¦e Reynosa no le gustaba su silla de ruedas. La odiaba, porque la ve¨ªa como una limitaci¨®n. La joven de 23 a?os naci¨® con una enfermedad cong¨¦nita muy rara ¡ª¡±se da un caso en un mill¨®n¡±, dice¡ª que se llama S¨ªndrome de Papads ¡ª¡±no lo encontraras en Google¡±, advierte¡ª, es una discapacidad motriz que en su caso le caus¨® el acortamiento de la pierna derecha, naci¨® sin codo derecho y con tres dedos en cada mano, adem¨¢s tuvieron que extirparle un pie ¡°por est¨¦tica¡±, aclara, ¡°porque al fin y al cabo no iba a funcionar con el paso del tiempo¡±. Tras la intervenci¨®n quir¨²rgica, siendo ella muy peque?a a¨²n, gritaba que no la sentaran en una silla de ruedas, que prefer¨ªa mantenerse en la camilla. Lloraba. Sufr¨ªa. Ni se imaginaba que apenas unos a?os despu¨¦s aquel aparato con ruedas ser¨ªa su gran aliado.
Reynosa es una chica risue?a, coqueta, divertida y extrovertida. Tiene una voz grave y una risa que contagia, que se expande entre quienes la rodean. Recuerda que de ni?a asist¨ªa a las fiestas familiares, esas bacanales movidas al ritmo de salsas y cumbias que la deslumbraban, que a ella misma la hac¨ªan moverse, como si una fuerza sobrenatural, el gusanillo del baile, la contagiara. Ah¨ª entendi¨® que lo suyo era la m¨²sica y dejar que su cuerpo, a pesar del trauma que lo marcaba, se dejara llevar como sumergido en un oleaje sonoro. Entonces se plant¨® y dijo que iba a bailar. Y que lo har¨ªa a lo grande, como una profesional.
Reynosa baila desde los siete a?os y comprendi¨® muy pronto que la silla de ruedas m¨¢s que una limitante ser¨ªa una herramienta importante en su vida. ¡°Fue un gran error verla como algo malo, porque de hecho es un apoyo, como quien usa lentes, es una compa?era, una buena amistad¡±, afirma. Ella ha triunfado a nivel internacional en la llamada paradanza, una disciplina que reivindica la diferencia y la inclusi¨®n, y es subcampeona mundial de danza deportiva sobre silla de ruedas. Ha viajado mucho y ha comprendido que el baile la ha liberado de muchos de los demonios que la atenazaban. ¡°Mi vida es el baile¡±, dice rotunda.
Los m¨¢rgenes de la danza
Es una tarde ajetreada de viernes en el Centro Nacional de las Artes (Cenart), ese hermoso complejo de salas de cine, teatro, galer¨ªas y jardines risue?os localizado al sur de Ciudad de M¨¦xico. Los integrantes de varias compa?¨ªas de danza se esparcen en las instalaciones de este templo chilango de la cultura para ensayar sus puestas en escena, con la finalidad de celebrar el D¨ªa Internacional de la Danza (que conmemoraron el 27 de abril). El Cenart ha organizado una monumental presentaci¨®n con un programa que re¨²ne 60 espect¨¢culos de danza para todos los gustos. Del ballet cl¨¢sico y la representaci¨®n de historias consagradas de la literatura como El Quijote, a expresiones contempor¨¢neas que demuestran los l¨ªmites a los que el cuerpo puede llegar movido por la m¨²sica. En los m¨¢rgenes hay propuestas singulares, como la paradanza o una compa?¨ªa que re¨²ne a bailarines adultos mayores. Tambi¨¦n quienes exploran la cultura de los afrodescendientes en un pa¨ªs donde ese legado casi se ignora.
Entre esas propuestas est¨¢ la del grupo de Reynosa. La joven se mueve con destreza en el entarimado, mientras escucha las instrucciones de los maestros de baile. Lo hace de forma profesional desde hace 16 a?os, pero fue el a?o pasado, en G¨¦nova, cuando obtuvo el t¨ªtulo de subcampeona. Su profesi¨®n la ha llevado a hasta China, una experiencia, afirma, ¡°incre¨ªble¡±, porque fue impactante toparse con una cultura diferente y un idioma tan extra?o. ¡°Soy muy competitiva¡±, asegura. Reynosa entrena intensamente tres d¨ªas a la semana, dedic¨¢ndole varias horas al d¨ªa. ¡°Soy la persona que soy gracias a la danza¡±, afirma esta muchacha siempre sonriente, que habla con todas las personas en el recinto, incluida una ni?a de ocho a?os, tambi¨¦n con discapacidad, que la saluda con admiraci¨®n, como queriendo imitarla. ¡°Que luche por todo lo que quiere¡±, dice Reynosa. ¡°Es posible conseguirlo¡±.
Carlos C¨¦sar Mart¨ªnez es maestro de danza y trabaja con personas con discapacidad intelectual y motriz. El joven, de figura esbelta, pero fibroso, es el encargado de emplear las t¨¦cnicas profesionales requeridas para ense?ar a estas personas dependiendo de sus habilidades. Dice que el trabajo que realiza junto con sus colegas pretende ayudarles a que puedan demostrar su talento, a pesar de sus limitaciones f¨ªsicas, pero tambi¨¦n a desarrollar otras capacidades, como una mayor interacci¨®n social. ¡°Algunas veces dudamos de ese talento, pero nos sorprenden d¨ªa a d¨ªa. Usamos metodolog¨ªas diferentes para bailar folclore mexicano, colombiano, danza contempor¨¢nea, muchas t¨¦cnicas de danza. El baile influye mucho en su forma de ser, porque a veces son personas muy cerradas, pero cuando empiezan a bailar se explayan much¨ªsimo¡±, explica Mart¨ªnez, rodeado de sus pupilos, una nueva generaci¨®n a la que ense?a, porque el joven maestro lleva 15 a?os trabajando con chicos con discapacidad.
En M¨¦xico la danza es la prima pobre de la cultura. Si varios sectores han sufrido el zarpazo de los recortes impuestos por la pol¨ªtica de austeridad del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, quienes han visto menguar m¨¢s los pesos y centavos son los que mantienen viva esta forma de arte en M¨¦xico, lo que ha generado mucho descontento entre quienes han consagrado su vida a esta disciplina. Y ni hablar de propuestas como la paradanza. Espacios culturales como el Cenart son de los pocos que en el pa¨ªs prestan abiertamente las condiciones para que estas personas puedan mostrar su talento. Mar¨ªa del Carmen Legaspi Torres, presidenta de la Asociaci¨®n Mexicana de Danza Terap¨¦utica, dice que no cuentan con presupuestos p¨²blicos, por lo que son los bailarines quienes deben asociarse y cubrir los gastos de las clases, equipos y vestuario. La asociaci¨®n cuenta con 16 grupos que trabajan por ofrecer esta disciplina en M¨¦xico. Ella lleva 30 a?os de trabajo en la paradanza y es maestra de generaciones de bailarines. ¡°Ha sido un recorrido largo¡±, asegura. ¡°Pero es muy gratificante ver lo que hemos logrado¡±, agrega. ¡°Nos ayudamos unos a otros, porque sabemos que tenemos que buscar espacios para las personas con discapacidad. Queremos que ellos tengan su voz y un futuro¡±, argumenta.
Sin l¨ªmites para bailar
Olga Paz S¨¢nchez tiene 83 a?os y lleva 18 de ellos bailando. Ella deja a un lado el bast¨®n que usa para caminar ¡ª¡±me ayuda a que los coches se detengan cuando quiero cruzar una calle¡±, dice sonriente¡ª y se pone pizpireta al mover las caderas sobre el entarimado. ¡°Ahorita me ve con esta cosa, pero no crea, yo lo dejo para hacer mis coreograf¨ªas, porque yo soy feliz bailando¡±, asegura. Paz forma parte de una agrupaci¨®n de baile creada hace 20 a?os por el profesor Jes¨²s Ortiz para atender a lo que ve¨ªa como un sector de la poblaci¨®n habitualmente ignorado en el ¨¢mbito de la ense?anza de la danza.
Erick Garc¨ªa S¨¢nchez, asistente del taller de Ortiz, asegura que han creado una metodolog¨ªa que se centra en el entrenamiento corporal, pero ¡°muy sensible¡± en las caracter¨ªsticas de los cuerpos, por la fragilidad que puede llegar con los a?os. ¡°Es un trabajo complejo¡±, explica. ¡°Tenemos que adaptar el repertorio de las danzas tradicionales, hacerlo asequible a las necesidades y caracter¨ªsticas de estas personas, ofrecer un trabajo muy cuidado, pero que las desaf¨ªe en el sentido de que les imponga retos¡±. La agrupaci¨®n baila folclore mexicano y Olga se muestra plena y vivaracha. ¡°No s¨¦ qu¨¦ me puede llegar a pasar el d¨ªa que deje de hacer esto¡±, sentencia. ¡°Siempre me digo ¡®perm¨ªteme, Se?or, continuar,¡¯ porque esta es mi vida¡±, afirma la bailarina.
Alejandra P¨¢ramo asiente. Es la subdirectora de actividades art¨ªsticas y culturales del Cenart y parte de su trabajo es dar un espacio a agrupaciones independientes, que buscan lugares donde el p¨²blico pueda apreciar sus propuestas. P¨¢ramo sabe que no es f¨¢cil abrirse camino con la danza en M¨¦xico y por eso su esfuerzo. ¡°Esto es muy necesario¡±, afirma. ¡°Es un festejo de la vida y hay que promoverlo, porque la danza ha sido un poco el patito feo de las artes esc¨¦nicas, aunque hemos tenido muy buenos exponentes, como Elisa Carrillo e Isaac Hern¨¢ndez y tambi¨¦n hemos tenido una ¨¦poca muy importante de danza contempor¨¢nea, con propuestas muy efervescentes y compa?¨ªas que han marcado el paso a lo largo del tiempo¡±. Compa?¨ªas como la que dirige Abraham Santiago, director de Alma Cimarrona, una propuesta de danza experimental, que desarrolla puestas en escena basadas en las manifestaciones culturales de los pueblos afrodescendientes en M¨¦xico.
Santiago, un joven de rostro caoba finamente cincelado, afirma que s¨ª es dif¨ªcil vivir de la danza en su pa¨ªs, pero que han logrado construir un proyecto que lleva ya seis a?os y que ha permitido a un grupo de 17 bailarines profesionalizarse y subsistir de la danza. ¡°Es un poco complicado gestionar recursos, porque somos muchos en el gremio, pero es un trabajo constante que ha dado frutos. La danza te permite vivir, lo hacemos a trav¨¦s de la investigaci¨®n, de la producci¨®n, de dar clases. Creo que en M¨¦xico el p¨²blico a¨²n no est¨¢ acostumbrado a pagar por ver danza y tienes que ingeni¨¢rtelas para atraerlos, por eso intentamos innovar con nuestras propuestas¡±, explica. ¡°La danza¡±, agrega, ¡°le ha dado sentido a mi vida, me mantiene con ganas de seguir¡±. Es el mismo gusanillo que contagi¨® a Hayd¨¦e Reynosa, que la ha convertido en subcampeona mundial con su silla de ruedas, y que mantiene feliz a Olga Paz sobre el entarimado, bailando, bailando, en el ocaso de su vida.
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