La tarahumara que no quiere correr con huaraches
El marat¨®n de Ciudad Ju¨¢rez obliga a los ind¨ªgenas a llevar sandalias para participar en su categor¨ªa. Ver¨®nica Palma quiere que cambien esta norma que considera discriminatoria
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Ver¨®nica Palma no era la corredora favorita cuando se oy¨® el disparo de salida del Marat¨®n Internacional de Ciudad Ju¨¢rez. Pero eso no le importaba esa ma?ana fr¨ªa de domingo; cre¨ªa que pod¨ªa ganar. Lo que no sab¨ªa era que se enfrentaba a una de esas extra?as situaciones en las que se pierde incluso cuando aparentemente se gana. La mujer, que entonces ten¨ªa 33 a?os, sali¨® de su casa la ma?ana de ese 22 de octubre de 2022 a¨²n con el cielo oscuro, vestida con el conjunto de sipuchaka (falda) y sinib¨ª j¨ªpe (blusa) con detalle de flores rosas y rojas en fondo negro que confeccion¨® especialmente para la ocasi¨®n.
Tambi¨¦n llevaba las sandalias de dos cintas que cerraban con velcro en el empeine que hab¨ªa comprado para la carrera. Eran las que le parecieron m¨¢s c¨®modas o, en todo caso, las que, supuso, lastimar¨ªan menos sus pies. Porque sab¨ªa, indudablemente, que se iba a lastimar. Cuando son¨® el disparo de salida y los fuegos artificiales iluminaron a los espectadores, Palma sali¨® sin miedo y tom¨® la punta de su categor¨ªa desde el inicio. Sab¨ªa que no pod¨ªa aflojar el paso: detr¨¢s de ella estaba la favorita, Lorena Ram¨ªrez, una extraordinaria corredora en monta?a convertida en celebridad desde 2017 cuando gan¨® la Ultramarat¨®n de los Ca?ones, en Guachochi, a los 22 a?os. Aquel d¨ªa, era la favorita del p¨²blico. Pero muy pocos sab¨ªan qui¨¦n era la que iba primero: Ver¨®nica Palma.
Palma naci¨® el 10 de octubre de 1989 en Guachochi, un municipio enclavado en una de las partes m¨¢s profundas de la Sierra Madre Occidental, en el suroeste del Estado de Chihuahua. Forma parte de la comunidad tarahumara o rar¨¢muri, cuyos miembros se caracterizan, entre otras cosas, por ser destacados corredores de fondo en monta?a a nivel internacional. Rar¨¢muri significa ¡°los de pies ligeros¡±, aunque hay otras traducciones como ¡°corredores de a pie¡± o ¡°corredores ligeros¡±. Ella recuerda que, de ni?a, comenz¨® a participar en los juegos de ariweta, en los que las mujeres lanzan un aro con una vara y corren detr¨¢s de ¨¦l alrededor de un circuito al que dan varias vueltas hasta completar cinco kil¨®metros o m¨¢s.
Por las largas distancias entre casas, escuelas, hospitales y poblados, correr es parte de la vida cotidiana en la sierra. Pero Palma no pas¨® mucho tiempo all¨ª. Hace 20 a?os, cuando era una adolescente, dej¨® su pueblo en la monta?a y se instal¨® en Ciudad Ju¨¢rez, en la frontera con Estados Unidos, en una colonia llamada Tarahumara. All¨ª empez¨® a trabajar como empleada dom¨¦stica y despu¨¦s como obrera en una maquiladora, la principal industria de la ciudad, que emplea a alrededor de 400.000 personas (casi un tercio del 1,5 millones de habitantes).
En la ciudad, Palma volvi¨® a correr. Sin embargo, encontr¨® que correr con huaraches en el pavimento es realmente doloroso. As¨ª que se hizo de unas zapatillas deportivas y particip¨® con su traje t¨ªpico en cada carrera que pudo. Pero cuando se plante¨® apuntarse a la marat¨®n de Ju¨¢rez tuvo dudas, especialmente cuando ley¨® que, para participar en la categor¨ªa denominada ¡°ind¨ªgenas¡±, los corredores deb¨ªan llevar obligatoriamente su traje t¨ªpico y huaraches o sandalias tradicionales y no tenis.
La categor¨ªa para rar¨¢muris otorga entre 2.000 y 10.000 pesos (entre 120 y 600 d¨®lares aproximadamente) a los primeros cinco lugares varonil y femenil en recorrer los 42,195 kil¨®metros de distancia. Es apenas una ¨ªnfima parte de los entre 25.000 y 100.000 pesos que se entregan a los primeros generales (entre 1.500 y 6.000 d¨®lares), aunque con sandalias el desgaste es mayor y corren riesgo de sufrir m¨¢s lesiones y heridas en los pies.
A Palma le ven¨ªan bien aquellos 10.000 pesos y por eso se propuso ganar, algo que aquel 22 de octubre crey¨® que pod¨ªa conseguir. En los ¨²ltimos kil¨®metros, su ritmo cay¨®. Le sangraban los pies y, seg¨²n supo despu¨¦s, se provoc¨® una lesi¨®n en el tal¨®n que la tendr¨ªa sin correr por meses. Pese a todo, fue la primera mujer rar¨¢muri en cruzar la meta luego de 3 horas, 44 minutos y 13 segundos, y subi¨® al lugar m¨¢s alto del podio. Ram¨ªrez lleg¨® m¨¢s de cuatro minutos despu¨¦s.
Pero, como ya sab¨ªamos desde el inicio, en esta historia pierde Palma. Los organizadores recibieron una denuncia de que la corredora se hab¨ªa quitado los huaraches a media carrera para ponerse unos tenis, que se volvi¨® a cambiar antes de llegar a la meta, algo que ella niega. Palma reclam¨® y pidi¨® pruebas que dice que nunca le mostraron. Pele¨® por su victoria con fotos de ella en huaraches en distintos puntos de la carrera, pero le dijeron que ya la hab¨ªan descalificado y que no hab¨ªa marcha atr¨¢s. Finalmente fue Ram¨ªrez quien se llev¨® los 10.000 pesos del primer premio y pas¨® a formar parte del equipo representativo del Marat¨®n Internacional de Ju¨¢rez, que ¡ªparad¨®jicamente¡ª tiene como beneficio el regalo de unos tenis de ¨²ltimo modelo.
¡°A los rar¨¢muri se les ha folclorizado¡±
Am¨¦rica Futura solicit¨® una entrevista con los organizadores del Marat¨®n Internacional de Ciudad Ju¨¢rez, pero no obtuvo respuesta. Y no es la ¨²nica carrera que tiene esta cl¨¢usula que obliga a los rar¨¢muri a correr con huaraches. La tradicional San Silvestre, que se corre el 31 de diciembre de cada a?o en Delicias, Chihuahua, la mantienen pese a que Palma asegura que los organizadores se comprometieron a eliminarla en 2022.
¡°A los corredores rar¨¢muri se les ha folclorizado mucho en las carreras. Yo no estoy de acuerdo porque esas carreras son en asfalto y nos dejan en una desventaja a los que corremos con huarache, es muy dif¨ªcil por el impacto. Cada quien debe tener la libertad de decidir c¨®mo correr, no nos hace menos rar¨¢muri si corremos con tenis¡±, dice la ingeniera en Ecolog¨ªa y maestra en Desarrollo Humano y Valores Irma Ch¨¢vez, quien tambi¨¦n es una experimentada corredora rar¨¢muri que vive en la ciudad de Chihuahua.
¡°Yo ya tengo 17 a?os en la ciudad, mis pies ya no est¨¢n adaptados a las monta?as con huarache, s¨ª nos lastima mucho, hasta la gente que viene de la sierra me lo ha comentado. S¨ª marca la diferencia mucho cuando se nos pide la manera tradicional de correr¡±, dice Ch¨¢vez, quien tambi¨¦n es promotora de su cultura y del atletismo. ¡°Nosotros hemos platicado mucho de poder hacer un oficio para cambiar esos reglamentos porque al final correr con tenis es una necesidad b¨¢sica para hacer atletismo¡±, comenta.
Palma sabe que podr¨ªa participar en el marat¨®n con tenis, pero tendr¨ªa que renunciar a la categor¨ªa en la que corren los rar¨¢muri que bajan desde la sierra a la ciudad para participar en el evento. ¡°No quiero dejar de correr en esa categor¨ªa porque la comunidad puede pensar que no me siento orgullosa o que me da verg¨¹enza y no es as¨ª, una corre y honra sus ra¨ªces¡±, afirma. ¡°Correr con tenis no nos hace menos rar¨¢muris, no nos hace olvidar nuestros valores y tradiciones, pero s¨ª nos pone en una situaci¨®n de desventaja¡±, a?ade en las gradas de la pista en donde entrena.
A Ver¨®nica Palma, correr le ha llevado a ganar, entre otros premios, tres medallas de oro en los Juegos Master Ind¨ªgenas en Ottawa, en Canad¨¢, y tambi¨¦n fue parte del equipo de mujeres rar¨¢muris que corrieron desde Los ?ngeles hasta Las Vegas y lograron el tercer lugar de su categor¨ªa en el The Speed Project. Adem¨¢s, mantiene una exigencia frente a las carreras que los obligan a correr con huaraches: que eliminen esa restricci¨®n.
Correr, en la cultura rar¨¢muri, no es hacer deporte, sino honrar a sus ancestros, y tiene implicaciones en un plano mitol¨®gico. Para ellos, si dejan de correr, el mundo se detiene. Adem¨¢s es un ejercicio de resistencia a los embates de la naturaleza y del ser humano. Por eso, independiente de lo que pase con los reglamentos, ella seguir¨¢ corriendo mientras su cuerpo lo permita.
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