Enrique Krauze: ¡°Alito gobernar¨¢ un partido fantasma¡±
El escritor e historiador, que ha dedicado parte de su labor a estudiar los gobiernos del tricolor, reflexiona sobre la bronca interna del PRI y la figura de su dirigente, de quien dice: ¡°?Sobre qu¨¦ va a gobernar? Sobre ruinas¡±
En La Presidencia Imperial, libro que disecciona el poder del viejo PRI a lo largo del siglo XX, Enrique Krauze recupera la frase de un personaje de Vargas Llosa, que vuelve a un ¡°miserable sitio de las monta?as del Per¨²¡±, con el coraz¨®n desbordando fatalismo. ¡°No hay l¨ªmites para el deterioro¡±, escupe el personaje. Krauze usa esa frase para dibujar la actitud del PRI de mediados de la d¨¦cada de 1990, la resistencia del tricolor a soltar el poder y abrir definitivamente M¨¦xico a la democracia.
Las cosas han cambiado. El PRI, forzado a izquierda y derecha, abri¨® el pu?o. Perdi¨® gubernaturas y mayor¨ªas, solt¨® la presidencia. Luego volvi¨® brevemente, pero el electorado le dio la espalda de nuevo. A cinco a?os de su centenario, parece encaminado a la desaparici¨®n. En las elecciones de junio recibi¨® menos votos que nunca. Apenas controla gobiernos estatales y su fuerza en el Congreso resultar¨¢ testimonial en la nueva legislatura, que inicia en septiembre.
Para colmo, el partido atraviesa una crisis interna de proporciones catastr¨®ficas, alimentada por los movimientos de su dirigente, el campechano Alejandro Alito Moreno, que retuerce los estatutos a placer, con la intenci¨®n de perpetuarse al frente de la formaci¨®n. ?No hay l¨ªmites para el deterioro? Escritor, historiador, posiblemente uno de los mayores estudiosos del PRI y de su poder, Krauze piensa que es posible que en el caso del partido se haya llegado a un l¨ªmite.
¡°La frase de Vargas Llosa refiere a la vida pol¨ªtica de las naciones, de los pueblos¡±, se?ala. ¡°La vida pol¨ªtica puede deteriorarse al extremo, sin que nos demos cuenta. Y siempre hay alguien que dice que nada puede estar peor. Pero no, siempre puede estar peor. Con respecto al PRI, creo, sin embargo, que ese deterioro lleg¨® a un l¨ªmite. Puede decirse que hay tres millones de personas que votaron por el PRI, que todav¨ªa mantiene gobiernos, Coahuila, por ejemplo. Pero la estructura institucional que tuvo el PRI durante su historia est¨¢ destruida. Ahora queda esta rebati?a, este deseo de su l¨ªder de entronizarse, pero ?sobre qu¨¦? Sobre unas ruinas¡±, reflexiona.
Krauze abandona moment¨¢neamente su reposo vacacional para hablar con EL PA?S, del PRI, de Alito, de los viejos cuadros del partido y de todo lo que se pudo hacer y no se hizo.
Pregunta. ?C¨®mo calificar¨ªa el estado actual del PRI?
Respuesta. El partido est¨¢ in articulo mortis. Ha tenido oportunidades, ha sido una instituci¨®n con distintos nombres y periodos. Est¨¢ por llegar al centenario, en 2029. Tuvo varias oportunidades para renovarse, no las aprovech¨® y hoy est¨¢ as¨ª.
P. Se cumplen ahora 35 a?os de su primera derrota electoral, aquella de Baja California, en 1989. Ocurr¨ªa en un momento interesante. Colosio, dirigente del PRI, intenta federalizar el partido, democratizarlo. En ese contexto, el PRI pierde y critican a Colosio. Usted escribe que ¡°un PRI integrado por ciudadanos, con elecciones internas, no es el PRI¡±. Visto el antecedente, ?c¨®mo debe entenderse el conflicto de ahora?
R. Bueno, primero vayamos a la historia. El PRI no era un partido como el sovi¨¦tico, el chino o el cubano, pero su hegemon¨ªa se hac¨ªa sentir en todos los aspectos de la vida pol¨ªtica del pa¨ªs. Hab¨ªa una libertad muy limitada, no hab¨ªa en efecto divisi¨®n de poderes, tampoco una genuina representaci¨®n de partidos en las c¨¢maras, ni un ¨®rgano independiente electoral. Todo eso hac¨ªa que la vida pol¨ªtica mexicana estuviera secuestrada por el partido. Por eso yo insist¨ªa en que aunque una reforma interna pod¨ªa ser positiva, abri¨¦ndolo a los ciudadanos, no era suficiente. Porque lo que hab¨ªa que hacer era abrir todas las compuertas de ese sistema. Y eso fue lo que ocurri¨® en los a?os 90, del 94 al 2000. El PRI se tuvo que asumir con un partido m¨¢s y perdi¨®. No ya la del 89, una derrota controlada, tolerada, no, hab¨ªa que soltar las amarras de su hegemon¨ªa. Y ocurri¨® a partir de la crisis del 94.
P. Contextualmente queda claro. Pero me preguntaba si viejas pugnas internas sobre c¨®mo democratizar el partido explican el conflicto actual.
R. S¨ª, no se puede entender la situaci¨®n actual del PRI sin su historia. De manera muy general, de 1929 a 1968, el PRI fue un partido hegem¨®nico, con una competencia simb¨®lica del PAN, pero fue eficaz porque fue inclusivo, dio movilidad social, crecimiento y estabilidad al pa¨ªs. Del 68 al 94, veo un deterioro creciente como partido hegem¨®nico, va cediendo espacios, con reformas tenues, hasta que no le queda otra posibilidad m¨¢s que reformarse, no internamente, sino como parte de la reforma pol¨ªtica general del pa¨ªs, del 94 al 2000. En ese a?o, el PRI pierde las elecciones. Ese era el primer momento para una refundaci¨®n.
El a?o 2000 deb¨ªa haber significado la cuarta reforma del PRI, primero fue el PNR, luego el PRM, despu¨¦s el PRI... Ten¨ªa que buscar otras siglas, refundarse. Y ah¨ª s¨ª, muy abierto a la ciudadan¨ªa. Pod¨ªa haberse vuelto un partido moderno, como el que en cierta forma hab¨ªa sido el PAN, que ten¨ªa padr¨®n interno, reglas de partido moderno. Pero no lo hizo.
Luego corre con mucha suerte el PRI, porque era tal su peso hist¨®rico en el electorado, que en el 2012 le volvi¨® a dar una oportunidad. Esto es como si un deudor de un banco que ha quedado muy mal con la entidad, convence de que le den un nuevo cr¨¦dito. ?Y se le da ese cr¨¦dito! Pero ya no son los a?os 70. Es 2012, con una ciudadan¨ªa mucho m¨¢s alerta, con una prensa cr¨ªtica, un pa¨ªs democratizado. El Gobierno de Pe?a Nieto tir¨® para siempre la oportunidad hist¨®rica de hacer un buen gobierno, pero tambi¨¦n de hacer una reforma, de convertir al PRI en un partido moderno.
Ya no estamos en el momento de que el PRI pueda reformarse.
P. ?No es salvable el PRI?
R. Yo creo que no. Es tal el desprestigio¡ Incluso con los hechos actuales de su dirigencia han manchado la parte de la memoria hist¨®rica que pod¨ªan haber recuperado. Despu¨¦s de todo, el PRI fue el partido de Calles, de C¨¢rdenas, el gran partido hist¨®rico de M¨¦xico, de Reyes Heroles, de intelectuales muy destacados. Durante 40 a?os no solo fue hegem¨®nico, sino que era un consenso de construcci¨®n, institucional y cultural.
El espect¨¢culo que est¨¢ dando ahora mismo el PRI es lamentable, sobre todo en el marco del ascenso de una nueva hegemon¨ªa que, a mi juicio, no puede sino ser perjudicial a la sana vida democr¨¢tica de M¨¦xico. Como historiador, he reconocido en mis libros el aporte hist¨®rico de los presidentes y del sistema pol¨ªtico mexicano durante los primeros tres y casi cuatro decenios, con todos los problemas de acumulaci¨®n de poder que tambi¨¦n hab¨ªa que se?alar. Luego critiqu¨¦ los siguientes 30 a?os. Y ahora veo con claridad que el PRI no aprendi¨® ninguna lecci¨®n de la historia, la elemental lecci¨®n de la humildad. La soberbia le gan¨® al ¨²ltimo gobierno del PRI y hemos llegado al 2024 en una situaci¨®n de crisis terminal.
No veo que haya oportunidad para que encuentre fortaleza interna y sabidur¨ªa, adem¨¢s de liderazgos, para poder reformarse y salir de terapia intensiva.
P. Ha escrito muchas biograf¨ªas y perfiles. Hace unos a?os public¨® una compilaci¨®n de m¨¢s de 80, entre ellas Carlos Fuentes, Cos¨ªo Villegas o Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez. ?C¨®mo empezar¨ªa la de Alito?
R. No tengo la menor idea de ¨¦l¡ No lo he seguido, no me ha interesado su tipo de liderazgo, no me gustan sus formas. No sigo la pol¨ªtica de manera microsc¨®pica tampoco. Solo s¨¦ que esta generaci¨®n y que el grupo que le apoya y ¨¦l mismo no est¨¢n a la altura de las generaciones pasadas. El PRI supo tener una cierta autocr¨ªtica. El PRI de Reyes Heroles se autolimit¨®. Eso fue uno de los aspectos positivos de un balance que alguna vez alguien har¨¢. Pero no creo que haya forma de que con estos desplantes y estas actitudes, este agandallamiento de poder, el PRI no gane m¨¢s que desprestigio. Alito gobernar¨¢ un partido fantasma.
P. ?Y no le llama la atenci¨®n un personaje as¨ª?
R. F¨ªjate, he estado interesado en personajes infinitamente m¨¢s interesantes. Algunos extraordinarios, otros m¨¢s nobles, caracterizados por la nobleza, la dignidad, otros mal¨¦volos, pero no me han interesado personajes tan menores, tan lejanos a esas generaciones de pol¨ªticos del PRI que yo critiqu¨¦, pero cuya val¨ªa hay que reconocer. No, no me interesa en absoluto ¨¦l.
P. Leo cr¨ªticas estos d¨ªas de viejos cuadros del partido, Labastida, Dulce Mar¨ªa Sauri, Beltrones, Osorio Chong¡ ?Le parecen leg¨ªtimas o son parte de un show, de una simulaci¨®n de injusticia?
R. Yo hubiera querido toda esa expresi¨®n, esas cr¨ªticas, mucho antes. Desde luego a principios de siglo, cuando el PRI perdi¨®. Pero tambi¨¦n cuando el electorado le dio un tiempo extra, en 2012. En 2013, 2014, ?por qu¨¦ no ocurri¨®? Ahora ya es tarde.
P. ?Es acertado pensar en su situaci¨®n como la que sufri¨® el PRD en sus ¨²ltimos a?os antes de perder el registro?
R. Son situaciones distintas. EL PRD fue ¨Cya se puede decir as¨ª¨C un partido cuya fundaci¨®n fue meritoria, hist¨®rica. La primera vez que alrededor de una figura, Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas, que ten¨ªa legitimidad propia por su trayectoria, adem¨¢s de ser un hijo leal a la figura de L¨¢zaro C¨¢rdenas, la izquierda mexicana encontr¨® la forma de tener representaci¨®n unificada. Y fue de una importancia capital. ?Qu¨¦ ocurri¨®? Bueno, el problema principal fue que no institucionaliz¨® de manera suficiente su estructura. Y que descans¨® demasiado en la figura de C¨¢rdenas y despu¨¦s en la de L¨®pez Obrador. M¨¦xico siempre ha oscilado entre las instituciones y el caudillo. El PRI fue un intento de institucionalizar en la presidencia a los caudillos, un intento que funcion¨® por mucho tiempo. Entonces, no hab¨ªa caudillos, hab¨ªa presidentes muy poderosos, pero por seis a?os. Esto ha llegado hasta nuestros d¨ªas.
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