La Fiscal¨ªa detiene a El Gil, testigo protegido del ¡®caso Ayotzinapa¡¯, que ya estuvo en prisi¨®n cuatro a?os
A tres semanas de que se cumpla una d¨¦cada del ataque contra los estudiantes normalistas, la dependencia sorprende con la captura de Gildardo L¨®pez, hasta ahora colaborador en la investigaci¨®n
La Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica (FGR) ha detenido a Gildardo L¨®pez Astudillo, alias El Gil, presunto integrante de Guerreros Unidos, grupo criminal que atac¨® a un grupo de estudiantes normalistas de la escuela de Ayotzinapa, hace casi diez a?os, y desapareci¨® a 43. Durante la administraci¨®n de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, El Gil se hab¨ªa convertido en testigo protegido de la Fiscal¨ªa, bajo el seud¨®nimo de Juan. L¨®pez Astudillo hab¨ªa estado preso de 2015 a 2019, acusado del secuestro de los 43 y de delincuencia organizada, acusaciones que la justicia desestim¨®.
La FGR no ha informado oficialmente del motivo de la captura. En la p¨¢gina del Consejo de la Judicatura figura un acuerdo en la causa penal 7/2016, que ata?e a L¨®pez Astudillo y otros presuntos integrantes del grupo criminal, caso de Jos¨¦ Luis Ram¨ªrez Arriaga, alias El Churros, fechado el 26 de agosto, d¨ªa en que el juez a cargo del juzgado que ve la causa, con sede en Iguala, lugar del ataque contra los estudiantes, podr¨ªa haber otorgado la orden de detenci¨®n a la Fiscal¨ªa. En esa causa, Ram¨ªrez Arriaga estaba acusado de delincuencia organizada en la modalidad de traficar drogas. La misma acusaci¨®n podr¨ªa recaer ahora sobre L¨®pez Astudillo.
El movimiento de la FGR resulta sorprendente, por el papel que ha jugado El Gil estos a?os en la investigaci¨®n por el caso Ayotzinapa. Tras su liberaci¨®n, los equipos de investigaci¨®n del caso le convencieron para que testificara y les contara del grupo criminal, de sus apoyos institucionales y, sobre todo, del destino de los muchachos. En febrero de 2020 dio su primera declaraci¨®n, bajo su nuevo seud¨®nimo. Ah¨ª se?al¨® que polic¨ªas de Iguala y otros municipios cercanos, agentes estatales y militares, repartieron a los 43 en diferentes grupos, despu¨¦s de los ataques, registrados la noche del 26 de septiembre de 2014 y la madrugada del 27. Militares y agentes habr¨ªan entregado a los muchachos m¨¢s tarde a Guerreros Unidos.
Seg¨²n El Gil, diferentes grupos de sicarios acabaron con los muchachos en diferentes lugares de Iguala. A un grupo, asegur¨®, los ¡°destazaron¡± y llevaron a quemar a una funeraria. Luego, el grupo criminal esparci¨® las cenizas en diferentes puntos de la zona. De otro grupo de muchachos se encarg¨® una de las c¨¦lulas asociadas a Guerreros Unidos, Los Tilos, que integraba a los hermanos Ben¨ªtez Palacios. Seg¨²n El Gil, los deshicieron en ¨¢cido y tiraron los restos por el desag¨¹e. En todos estos a?os nunca se han podido probar buena parte de los dichos del ahora detenido. A la vez, fueron pistas suyas las que condujeron a los investigadores al hallazgo de dos trocitos de hueso que en vida hab¨ªan pertenecido a dos de los 43, Christian Rodr¨ªguez y Jhosivani Guerrero.
El Gil tambi¨¦n se?al¨® que la Fiscal¨ªa de Guerrero, entonces a cargo de I?aky Blanco, negoci¨® con el grupo criminal una soluci¨®n, ante el esc¨¢ndalo que hab¨ªa generado el ataque contra los muchachos, quienes, seg¨²n L¨®pez Astudillo, hab¨ªan llegado a Iguala junto a integrantes de un grupo criminal conocido como Los Tlacos. Una reuni¨®n con un enviado de Blanco tuvo lugar, por ejemplo, sigue el acusado, en un rancho de Erick Rom¨¢n, presunto integrante del grupo criminal, detenido a principios del mes pasado.
Las declaraciones de El Gil, aireadas en la prensa, fueron escandalosas. Los se?alamientos contra Blanco eran solo una de las flechas que el presunto criminal lanz¨® contra las autoridades. Acus¨® a militares de alto rango de los batallones de la regi¨®n, el 27 y el 41, de estar en la n¨®mina del grupo criminal. Acus¨® igualmente al entonces jefe de polic¨ªa de Ciudad de M¨¦xico, Omar Garc¨ªa Harfuch, anta?o jefe de la desaparecida Polic¨ªa Federal en Guerrero, de recibir igualmente dinero del grupo...
Lo que siempre llam¨® la atenci¨®n ¨Cy levant¨® sospechas¨C es que su relato dejaba al margen el actuar de uno de los principales operadores de Guerreros Unidos sobre el terreno aquella noche: ¨¦l mismo. En un documento de inteligencia militar liberado durante esta administraci¨®n, la sociedad mexicana pudo leer un intercambio de mensajes, supuestamente entre El Gil y un jefe policial de Iguala. El Ej¨¦rcito ten¨ªa intervenidos sus tel¨¦fonos. En los mensajes, los dos hablaban de un grupo de 17 estudiantes, parte de los 43, justo despu¨¦s del ataque, mientras la entente criminal los desaparec¨ªa.
La publicaci¨®n de ese documento, origen de las discordias actuales entre las partes, las familias, por un lado, y las autoridades, por otro, provoc¨® en ¨²ltimo t¨¦rmino que el Ej¨¦rcito se?alara al mismo L¨®pez Astudillo, diciendo que quiz¨¢ ten¨ªa m¨¢s informaci¨®n. Los se?alamientos de L¨®pez Astudillo contra el Ej¨¦rcito, que sirvieron para armar las acusaciones en contra de varios militares, le hab¨ªan puesto en una posici¨®n complicada. En algunos casos, hab¨ªa pruebas que constataban sus acusaciones contra los militares. En otros, como la presunta retenci¨®n de parte de los 43 en las instalaciones del 27 Batall¨®n, durante los hechos, no.
Su detenci¨®n abre la puerta ahora a nuevas revelaciones. A menos de tres semanas de que se cumplan diez a?os del ataque, a menos de un mes de que concluya el mandato de L¨®pez Obrador, que prometi¨® resolver el caso cuando lleg¨® a la presidencia, la vuelta a la c¨¢rcel de El Gil muestra las prisas de los investigadores por retomar la iniciativa de un caso en v¨ªa muerta.
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