El monstruo: una radiograf¨ªa de los nueve a?os del ¡®caso Ayotzinapa¡¯
Lejos de resolverse, el ataque contra los estudiantes normalistas y la desaparici¨®n de 43 parece difuminarse en una miriada de hip¨®tesis. Los investigadores se enfocan en el hallazgo de restos y el an¨¢lisis de huesos antiguos
Son las 22.30 de la noche del 26 de septiembre de 2014. En Iguala, uno de los municipios m¨¢s importantes del Estado de Guerrero, en el centro de M¨¦xico, una hidra criminal despliega sus largos cuellos, sus cabezas dentadas. Ve una amenaza y embiste con una fuerza b¨¦lica, salvaje. Enfrente, un grupo de unos 100 estudiantes trata de protegerse. El contingente, parte de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, que funciona desde hace casi 100 a?os, ha llegado a la ciudad a buscar autobuses. La semana que viene, normalistas de todo el pa¨ªs saldr¨¢n de Ayotzinapa a Ciudad de M¨¦xico, a conmemorar la matanza estudiantil del 2 de octubre de 1968. Necesitan autobuses y, como han hecho antes, se llevar¨¢n algunos por la fuerza. Luego los devolver¨¢n. Pero la misi¨®n concluye casi antes de empezar.
Esas horas de oscuridad siguen siendo hoy un misterio. ?Qu¨¦ ocurre a los muchachos? ?Por qu¨¦ les atacan? Tanto el m¨®vil de la embestida como el destino de 43 de los 100 normalistas siguen envueltos en tinieblas. Los investigadores manejan una miriada de hip¨®tesis. Hoy saben ya que hubo implicadas m¨¢s de 400 personas, por acci¨®n u omisi¨®n. Han podido reconstruir parte del periplo de muchas de ellas. Pero no hay forma de encontrar a los 43: en estos a?os solo han aparecido restos de tres en diferentes puntos de la geograf¨ªa. El espacio, f¨ªsico y temporal, entre los hallazgos y el mismo ataque encarna la oscuridad que rodea al caso.
Las b¨²squedas hasta julio ascienden a m¨¢s de 130. Eso solo en estos a?os, con Andr¨¦s Manuel L¨®pz Obrador al frente del Gobierno. A las 130 habr¨ªa que sumar las que se hicieron en los primeros a?os, en 2014 y 2015. A¨²n hoy, la Fiscal¨ªa aguarda el an¨¢lisis de restos humanos encontrados estos meses. Esta misma semana, el Gobierno inform¨® de que piensa mandar a la Universidad de Innsbruck, en Austria, restos encontrados en un paraje al sur de Iguala. Desesperados, con poco tiempo antes de que acabe el sexenio, los investigadores preparan igualmente huesos viejos, encontrados en los primeros a?os, para mandar tambi¨¦n a laboratorio austriaco.
Pero eso es todav¨ªa el futuro. Porque en Iguala, la noche del 26 de septiembre de 2014 avanza. La hidra ve en diferentes puntos del municipio grupos de estudiantes que huyen o se esconden. Han salido en cinco autobuses de la central camionera del municipio. El monstruo los ve y arremete. Entre los m¨¢s de 400 soldados a su servicio hay halcones, sicarios, sus patrones, pero tambi¨¦n polic¨ªas de Iguala y otros pueblos cercanos como Cocula y Huituzco, agentes de la fiscal¨ªa estatal, militares¡
Son tuercas, tornillos y cables de un engranaje criminal que act¨²a con unidad frente a la amenaza. Pero, ?es real la amenaza? Desde hace meses, la guerra con otros grupos criminales es descarnada. Pelean por territorios y rutas, por mercados de droga. Unos avanzan y otros retroceden, inercias vol¨¢tiles que cambian cada mes, cada semana. A d¨ªa de hoy, no existe prueba alguna de que la amenaza no sea m¨¢s que una fantas¨ªa de la hidra.
Tiene nombre el monstruo. Se llama Guerreros Unidos y all¨ª, en Iguala y alrededores, responde a los deseos de varios personajes, que tratan de tu a tu con polic¨ªas y militares. Est¨¢n primero los hermanos Casarrubias Salgado, los amos. Y debajo de ellos, a nivel operativo, un t¨ªo de los primeros, alias El Indio, y un veterano del mundo criminal en la zona, alias El Gil. Hay m¨¢s y hasta hoy, los estudiosos del grupo discuten sobre la importancia de unos y otros. Hay quien pone, por ejemplo, a otro grupo de hermanos, Los Tilos, al nivel de El Indio y El Gil. Sea como sea, entre todos manejan la estructura, cuyos intereses llegan hasta Estados Unidos. Mandan hero¨ªna y coca¨ªna, reciben dinero y armas.
A las 22.30 de la noche, todo el mundo en Iguala sabe lo que est¨¢ pasando. Lo sabe la polic¨ªa municipal, al servicio del monstruo, la de Cocula, lo mismo. Lo sabe el Ej¨¦rcito, que cuenta con dos cuarteles en el municipio y un centro de espionaje. Lo sabe el CISEN, aparato de inteligencia del Estado, que cuenta con una oficina en Iguala. Ej¨¦rcito y CISEN mantienen personal sobre el terreno desde que el contingente estudiantil ha llegado al municipio, unas horas antes. El Ej¨¦rcrcito tiene infiltrados en la Normal. Es m¨¢s: uno de los 43 estudiantes a punto de desaparecer para siemrpe es, en realidad, un soldado disfrazado. Pese a todo esto, el monstruo ataca sin compasi¨®n. Nadie se lo impide.
Son dos las cabezas que embisten con mayor dureza. En la parte norte de Iguala, polic¨ªas del municipio han disparado contra tres autobuses, con decenas de estudiantes a bordo. Los polic¨ªas se han llevado de all¨ª a un grupo de entre 15 y 20 normalistas, que iban a bordo del tercero. Un rato m¨¢s tarde, el subdirector de la corporaci¨®n, Francisco Salgado, que dirige un grupo especial de agentes conocido como Los B¨¦licos, se comunica con El Gil. Le dice que tiene a 17 estudiantes en una cueva. Con el paso del tiempo, los investigadores descubrir¨¢n que esa cueva es en realidad una instalaci¨®n de la Polic¨ªa municipal, conocida en la zona como Barandilla.
En el sur de Iguala, ya en las afueras, polic¨ªas del municipio han atacado a balazos uno de los dos autobuses que han tratado de salir por all¨ª. Solo a uno, el primero, que se detiene, agujereado como queso gruyere, frente al Palacio de Justicia, cuando buscaba la salida a Chilpancingo, la capital del Estado, y Huitzuco. Al otro no le hacen nada. Polic¨ªas federales lo detienen 100 metros antes y dejan salir a los estudiantes, que huyen como pueden de la carretera. En las horas siguientes, este grupo de muchachos ver¨¢ la cabeza de la hidra. Polic¨ªas de la Fiscal¨ªa de Guerrero les disparar¨¢n y tratar¨¢n de atropellarles.
Pero los primeros no corren esa suerte, situaci¨®n que siempre ha llamado la atenci¨®n: el primer autob¨²s, hecho pedazos; el segundo, ni un rasgu?o. Hoy se sabe que Guerreros Unidos constru¨ªa compartimentos especiales en autobuses de pasajeros para mandar droga al norte. Y ese autob¨²s logr¨® sortear el cerco de la hidra, que se despleg¨® hasta 55 kil¨®metros alrededor del municipio, en varios retenes. ?Llevaba droga ese veh¨ªculo? Siempre ha sido una posibilidad.
La polic¨ªa de Huitzuco, aliada de Guerreros Unidos, llega a la escena del Palacio de Justicia. Agentes de Huitzuco e Iguala se reparten a los estudiantes del autob¨²s atacado, entre 15 y 20. A un grupo se lo llevan rumbo al sur, a Chilpancingo o al mismo Huitzuco. A otro, de vuelta en direcci¨®n a Iguala. A las 23.21 de la noche, una c¨¢mara de seguridad recoge el paso de tres patrullas con civiles en su interior. No est¨¢ claro si son las patrullas de Iguala, que vienen del Palacio de Justicia, o patrullas que salen de Barandilla. A esa hora nadie sabe que son 43 desaparecidos, cuentan m¨¢s. Pero con el paso de las horas aparecen algunos. Los del autob¨²s del norte de Iguala y los del Palacio de Justicia, entre 30 y 40, desaparecen. Al resto los caza la hidra por Iguala y alrededores en esas horas de oscuridad.
El aparato de espionaje del Ej¨¦rcito aporta informaci¨®n importante aqu¨ª. En la conversaci¨®n que intercepta entre El Gil y el subdirector de la polic¨ªa de Iguala, el primero le dice que le pase ¡°unos [muchachos] por el camino a Pueblo Viejo¡±, que ¨¦l los recibe. Pueblo Viejo es una colonia en la salida noroeste de Iguala, cercana a la c¨¢mara que capta las patrullas con estudiantes. El segundo dice que le manda 17, pero que ¡°en la cueva tenemos a 17 todav¨ªa¡±. Las familias de los 43 han interpretado que los primeros 17 y los segundos son los mismos. Podr¨ªa ser, sin embargo, que se tratara de grupos distintos, aunque la ortograf¨ªa de los que escriben impiden sacar algo en claro.
En una segunda conversaci¨®n interceptada una semana m¨¢s tarde, el 3 de octubre, se vuelve a hablar de los muchachos. El Cholo Palacios, jefe de Guerreros Unidos en Huitzuco, habla con un polic¨ªa de Tepecoacuilco, cercano al primer municipio. El polic¨ªa le dice a El Cholo que un polic¨ªa ¡°ministerial¡± de Guerrero le hab¨ªa pedido a El Gil que le ¡°soltaran aunque sea a 10 [muchachos], como estuvieran, para calmar un poco¡±. En la noche de los hechos, una persona identificada como El Caminante, se?alado como posible polic¨ªa ministerial de Guerrero, se comunica incesantemente con integrantes de Guerreros Unidos, particularmente con un alias El Chango, de la estructura de El Cholo Palacios, en Huitzuco.
Testigos de identidad reservada han apuntado a Pueblo Viejo como destino de un grupo de estudiantes. Tambi¨¦n Loma de Coyotes, una colonia algo m¨¢s al sur. Otros testigos han se?alado puntos cercanos a Huitzuco, como el basurero de Tepecoacuilco, o el rancho de Los Tilos, en la salida norte de Iguala, donde sus due?os, seg¨²n testigos, deshac¨ªan en ¨¢cido a sus enemigos asesinados. A d¨ªa de hoy, solo han aparecido restos de tres de los 43, Alexander Mora, Jhosivani Guerrero y Christian Rodr¨ªguez. Ninguno de los restos fue hallado en ninguno de los lugares mencionados arriba.
En 2019 y 2020, huesos de Rodr¨ªguez y Guerrero aparecieron en la Barranca de La Carnicer¨ªa, en Cocula, 28 kil¨®metros al sur de Iguala. Los investigadores llegaron all¨ª gracias a El Gil, convertido en testigo protegido al principio del mandato del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Huesos de Mora hab¨ªan aparecido en octubre de 2014 en el r¨ªo San Juan, en Cocula, en circunstancias controvertidas. Los investigadores actuales se?alan que el hallazgo de restos de Mora en el r¨ªo fue parte de un montaje organizado por sus antecesores. El jefe de investigadores en esos a?os, Jes¨²s Murillo Karam, est¨¢ preso. Sus subordinados est¨¢n en la c¨¢rcel, huidos o procesados.
Los investigadores han encontrado decenas de restos de decenas de personas en Pueblo Viejo y dem¨¢s parajes del centro de Guerrero estos a?os. Algunos huesos hechos pedazos aparecieron en el basurero de Cocula, escenario central de la narrativa desplegada por Murillo Karam, ahora se?alada de montaje. Seg¨²n Murillo, Guerreros Unidos asesinaron a los 43, quemaron sus cuerpos en el basurero y arrojaron los restos al r¨ªo San Juan. Los actuales investigadores han comprobado que los 43 nunca estuvieron juntos desde antes de que empezara el ataque, a eso de las 21.30 del 26 de septiembre.
Actores vinculados a la investigaci¨®n en el pasado, caso de Jos¨¦ Larrieta, que lider¨® las pesquisas para la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos, entre 2014 y 2018, han exigido que las autoridades manden 34 huesos hallados en el basurero de Cocula al laboratorio de an¨¢lisis gen¨¦tico de la Universidad de Innsbruck, en Austria. Tanto la vieja Fiscal¨ªa como el Equipo Argentino de Antropolog¨ªa Forense, que casi nunca estuvieron de acuerdo en nada, se?alaron que es pr¨¢cticamente imposible obtener muestras de ADN de esos 34 huesos, debido a su mal estado, y han criticado a la CNDH que el criterio para elegir los huesos que deb¨ªan enviarse al laboratorio, se basaba en la observaci¨®n de fotograf¨ªas. La actual administraci¨®n de la Fiscal¨ªa valora ahora el env¨ªo de estos y otros restos a la universidad austriaca.
Las crisis
Cerradas de facto durante varios a?os, las pesquisas por el caso Ayotzinapa renacieron entre diciembre de 2018 y junio de 2019, con el advenimiento de la Comisi¨®n para la Verdad y Acceso a la Justicia (COVAJ), dependiente del Gobierno, y la Unidad Especializada de Investigaci¨®n y Litigio para el Caso Ayotzinapa (UEILCA), de la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica. Durante los primeros tres a?os, los dos equipos trabajaron de manera coordinada con un tercero, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), dependiente de la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos.
En agosto de 2022, el equilibrio y la harmon¨ªa entre los grupos, siempre dif¨ªcil de mantener, se rompi¨®. La COVAJ present¨® su primer informe, incorporando m¨¢s de 400 capturas de pantalla de mensajes supuestamente intercambiados por integrantes de Guerreros Unidos, familiares y aliados. Aunque algunos de los mensajes pintaban escenarios posibles, otros se?alaban posibilidades remotas. El GIEI pidi¨® un peritaje que se?al¨® que su autenticidad era imposible de comprobar. Un a?o despu¨¦s, la COVAJ defiende que podr¨ªan ser verdaderos, aunque los ha arrinconado en su narrativa.
Ese encontronazo entre el GIEI y la COVAJ acab¨® con la partici¨®n del primer grupo, que se qued¨® con dos de sus cuatro integrantes. Decepcionados por el movimiento de la COVAJ, entre otras situaciones, decidieron abandonar. Esas otras situaciones no eran sino las presiones que sufr¨ªa el titular de la UEILCA, Omar G¨®mez Trejo, para mover las investigaciones al antojo de su jefe, el fiscal general, Alejandro Gertz, y el presidente L¨®pez Obrador. El mandatario y Gertz presionaron para acelerar la consignaci¨®n de las acusaciones contra Murillo Karam ante el juez. G¨®mez Trejo pidi¨® algo de tiempo para llegar preparado al juzgado, pero Gertz intervino la UEILCA y dej¨® el caso en manos de otros fiscales.
Al mismo tiempo, G¨®mez Trejo, presionado para presentar m¨¢s acusaciones ante el juez, en particular contra personas que se?alaba el primer informe de la COVAJ, present¨® al juzgado un documento en el que expon¨ªa su tesis del caso y ped¨ªa la detenci¨®n de 83 personas, muchas de ellas militares. Gertz vio que las ¨®rdenes de detenci¨®n pedidas trascend¨ªan el alcance del informe de la COVAJ. Irritado, pidi¨® cancelar 21 de las ¨®rdenes de detenci¨®n, 16 de las 21 contra militares.
La cancelaci¨®n de las ¨®rdenes y las tiranteces por el caso Murillo forzaron la renuncia de G¨®mez Trejo, que sali¨® del pa¨ªs poco despu¨¦s. Gertz nombr¨® entonces a un viejo conocido de L¨®pez Obrador al frente de la UEILCA, Rosendo G¨®mez Piedra. En el a?o y pocos meses que han pasado, G¨®mez Piedra ha reactivado buena parte de las ¨®rdenes canceladas el a?o pasado. El argumento ha sido que la calidad de los documentos presentados al juzgado el a?o pasado era mala y que, en este tiempo, ¨¦l y sus subordinados los mejoraron.
En su ¨²ltimo a?o de trabajo, el GIEI se centr¨® en profundizar su conocimiento sobre el archivo del Ej¨¦rcito. El grupo, ya integrado ¨²nicamente por ?ngela Buitrago y Carlos Berist¨¢in, buscaba documentos de espionaje como los mencionados en el primer apartado de este art¨ªculo, las conversaciones de El Gil y El Cholo Palacios con polic¨ªas. La l¨®gica era irreprochable: si el Ej¨¦rcito monitoreaba las comunicaciones de cuatro personas vinculadas a la hidra de Guerreros Unidos, en la ¨¦poca del ataque, seguro deb¨ªa haber m¨¢s conversaciones intervenidas. ?Qu¨¦ podr¨ªan decir del destino de los estudiantes?
La b¨²squeda arroj¨® documentos que probaban su tesis. Los expertos encontraron papeles incluso que se?alaban que las dos conversaciones originales, halladas por la COVAJ a?os antes en un archivo de inteligencia castrense, eran en realidad m¨¢s largas. Pero por muchas peticiones que mandaron a la Secretar¨ªa de la Defensa, por m¨¢s que insistieron a L¨®pez Obrador, no han aparecido m¨¢s documentos. Lo que es peor, el Ej¨¦rcito niega siquiera su existencia.
El noveno aniversario del caso llegaba esta semana con los documentos de espionaje del Ej¨¦rcito en mitad de la discusi¨®n. Las familias de los 43 exigen a la corporaci¨®n que entregue la informaci¨®n faltante, cifrada en cientos de documentos. El GIEI, que dej¨® el caso en julio, insiste en que la informaci¨®n existe. El grupo consigui¨® incluso que un militar, conocedor del centro de espionaje en Iguala, denunciara que el Ej¨¦rcito hab¨ªa movido los documentos requeridos para evitar que los grupos de investigaci¨®n los encontraran.
La cuesti¨®n es por qu¨¦. El GIEI ha sugerido estos a?os que el Ej¨¦rcito se encuentra aqu¨ª ante una encrucijada. Cientos de mensajes interceptados por la DEA a la red de Guerreros Unidos al norte del r¨ªo Bravo, en la ¨¦poca del ataque, prueban la colusi¨®n de militares con el grupo criminal. Esos mensajes ya forman parte de la indagatoria de la UEILCA y han permitido, junto a otras pruebas, procesar a militares, entre ellos los comandantes de los dos cuarteles de Iguala, dos generales.
?Acaso el espionaje del Ej¨¦rcito permite profundizar en esta colusi¨®n entre militares y criminales? Es una posibilidad. La segunda es la clandestinidad del centro de inteligencia de Iguala, conocido oficialmente como Centro Regional de Fusi¨®n de Inteligencia, regi¨®n centro. En teor¨ªa, el Ej¨¦rcito no puede intervenir comunicaciones de civiles, menos sin que un juez lo haya permitido. Entregar documentos que prueben que s¨ª lo hac¨ªa, m¨¢s all¨¢ de los dos que ya se conocen, podr¨ªa traer consecuencias legales a los operadores y sus mandos.
Estos d¨ªas, tambi¨¦n, la COVAJ ha presentado al p¨²blico su segundo informe, ampliaci¨®n del primero. Las familias supieron de su contenido por boca de Alejandro Encinas, responsable de la comisi¨®n, en una reuni¨®n el martes 19 de septiembre. Al d¨ªa siguiente, las familias se reunieron con L¨®pez Obrador y trasladaron de nuevo su molestia con el Ej¨¦rcito, por ignorar sus peticiones acerca de la documentaci¨®n de espionaje. Las partes quedaron en verse el lunes de nuevo, aunque el presidente dijo que esos documentos, como dice el Ej¨¦rcito, no existen.
El lunes, las cosas cambiaron. Encinas ley¨® un resumen de su informe, intervenido, como ¨¦l mismo dijo el mi¨¦rcoles, por el propio L¨®pez Obrador, que pidi¨® ¡°incorporar unos p¨¢rrafos¡±. Esos p¨¢rrafos a?ad¨ªan algunas de las capturas de pantalla del primer informe, desechadas por el peritaje del GIEI, y destacaban algunos pasajes del documento original que, a sentir de las familias, criminalizaba a los 43. Este resumen intervenido, dec¨ªan, daba a entender que los estudiantes estaban infiltrados por grupos criminales contrarios a Guerreros Unidos. A las familes les incomoda este argumento porque, m¨¢s all¨¢ de que nunca se ha probado, da pie a argumentar que el ataque estaba justificado
Las familias instalaron un plant¨®n en la puerta del Campo Militar N¨²mero uno, en Ciudad de M¨¦xico, en protesta por la falta de colaboraci¨®n militar, y luego, tambi¨¦n, por la aparici¨®n de este resumen intervenido. El mi¨¦rcoles, Encinas present¨® su informe en sociedad y volvi¨® a la senda de la reuni¨®n del 19 de septiembre. Las familias entendieron que era un buen gesto y evitaron una ruptura definitiva con el Gobierno. Asumen que la COVAJ insistir¨¢ en el asunto de los documentos de espionaje castrense.
El jueves, las familias convocaron a la prensa frente a la puerta del campo militar, llena para entonces de afiches y carteles de los 43. ¡°Tenemos a la resistencia justo atr¨¢s de nosotros¡±, dijo Emiliano Navarrete, padre de Jos¨¦ ?ngel, uno de los 43 desaparecidos. Se refer¨ªa a la Secretar¨ªa de la Defensa. ¡°No vamos a dar un paso atr¨¢s. Vamos a dar la vida. Es inaceptable que se siga administrando la verdad¡±, dijo.
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