La c¨¢rcel de Brooklyn, epicentro mundial del crimen y nueva casa de ¡®El Mayo¡¯ Zambada
El centro de detenci¨®n, famoso por albergar desde expresidentes y l¨ªderes de sectas hasta algunos de los narcos m¨¢s temidos, est¨¢ en el ojo del hurac¨¢n por las condiciones de sus instalaciones y el asesinato de dos presos
Un enorme complejo de edificios de concreto pasa pr¨¢cticamente desapercibido, rodeado de una inmensa zona industrial y portuaria frente al mar, a las orillas de Nueva York. El Centro de Detenci¨®n Metropolitano de Brooklyn (MDC), sin embargo, no es una prisi¨®n cualquiera. Entre sus paredes est¨¢n alojados 1.218 presos, entre ellos nombres propios como el del rapero Sean Diddy Combs; el l¨ªder hist¨®rico del Cartel de Sinaloa, Ismael El Mayo Zambada; el multimillonario y ni?o prodigio de las criptomonedas Sam Bankman-Fried, o Genaro Garc¨ªa Luna, exsecretario de Seguridad P¨²blica de M¨¦xico. Antes alberg¨® tambi¨¦n a Joaqu¨ªn El Chapo Guzm¨¢n; al expresidente hondure?o Juan Orlando Hern¨¢ndez: a Keith Raniere y la actriz Allison Mack, de la secta NXIVM, y a Ghislaine Maxwell, mano derecha del depredador sexual Jeffrey Epstein. Su lista interminable de reclusos c¨¦lebres no es lo ¨²nico que le ha dado notoriedad. En medio del esc¨¢ndalo por el caso contra Diddy, la c¨¢rcel ha estado tambi¨¦n en el centro de la pol¨¦mica por el deterioro de sus instalaciones, las condiciones que ofrece a la poblaci¨®n penitenciaria, acusaciones de corrupci¨®n y el asesinato de dos reos el verano pasado.
¡°La ¨²nica forma de describir un centro de detenci¨®n, sobre todo el de Brooklyn, es como el infierno en la tierra¡±, afirma Sam Mangel, un exconvicto que ha hecho carrera como asesor de criminales de cuello blanco y que tiene cuatro clientes en el MDC. Este tipo de c¨¢rceles son una especie de limbo para la mayor¨ªa de quienes permanecen detenidos all¨ª: es el destino de cientos de personas que esperan que su caso llegue a juicio y de quienes ya han sido sentenciados, pero no han sido trasladados al sitio definitivo donde estar¨¢n o que purgan condenas directamente ah¨ª. ¡°T¨ªpicamente, son lo peor de lo peor porque tienen una tremenda falta de personal, pero tambi¨¦n porque tienes ah¨ª a un mont¨®n de individuos de cuello blanco que cohabitan con reos de diferentes niveles de seguridad, como ped¨®filos, asesinos o pandilleros¡±, agrega el consultor.
El edificio principal del centro de detenci¨®n, abierto a principios de los noventa, est¨¢ dividido en nueve plantas. ¡°El infierno¡± al que se refiere Mangel est¨¢, de hecho, en la parte m¨¢s alta, aunque hay otros espacios habilitados como tales. A esa zona se le conoce tambi¨¦n como ¡°el hoyo¡± o SHU (acr¨®nimo de Special Housing Unit), la parte donde son encerrados los presos m¨¢s peligrosos, indisciplinados, o los que corren el riesgo de ser agredidos por otros reclusos.
Son celdas de unos cinco metros cuadrados, donde las luces permanecen encendidas 23 horas al d¨ªa y bajo la vigilancia permanente de las c¨¢maras de seguridad. Cada una tiene, por lo general, una peque?a ventana, un escritorio peque?o, una consigna de metal, un inodoro y un lavabo. Los presos s¨®lo est¨¢n fuera de las celdas de castigo tres horas a la semana, no pueden descargar por s¨ª mismos sus propios excusados y son trasladados con esposas pr¨¢cticamente en todo momento, salvo cuando se duchan, de acuerdo con Mangel. Pr¨¢cticamente todos los presos de alto perfil pasan por esta zona, desde Diddy y El Chapo hasta Garc¨ªa Luna. Hay espacio s¨®lo para 15 reos en ese nivel.
¡°El consejo que siempre le doy a mis clientes es que sean peces peque?os en un estanque grande, sin importar qui¨¦n seas no intentes destacar, para la prisi¨®n s¨®lo eres un n¨²mero m¨¢s¡±, cuenta Mangel. Tener un nombre conocido a veces genera empat¨ªas en otros reos, ¨¢vidos de escuchar una buena historia para vencer al aburrimiento. Pero tambi¨¦n puede ser un tema delicado. Al ser una especie de ¡°limbo¡±, muchos presos cuidan lo que dicen porque muchos aspiran a tener penas reducidas a cambio de cooperar con las autoridades y las delaciones est¨¢n a la orden del d¨ªa. ¡°Agacha la cabeza y baja el perfil, estar¨¢s bien el 90% del tiempo¡±, insiste el asesor.
El MDC aloja a presos conocidos y poderosos en el mundo exterior porque sirve a dos Cortes de Nueva York. La del Distrito Sur, en Manhattan, que se especializa en delitos financieros y bancarios, incluso si son cometidos por acusados de Asia o Europa. Y la del Distrito Este, en Brooklyn, que se ha convertido en el epicentro judicial de la guerra contra las drogas de Estados Unidos.
La notoriedad de algunos reos ha dado pie a otros problemas. Mangel, por ejemplo, asegura que los custodios le pidieron a uno de sus clientes 6.000 d¨®lares a cambio de conseguirle un tel¨¦fono de contrabando. Y hay complicaciones propias de la metr¨®poli donde se encuentra: los espacios, como en casi toda Nueva York, son reducidos y el costo de vida es muy alto, por lo que es dif¨ªcil encontrar a personas dispuestas a trabajar en esa c¨¢rcel. Solo 200 de las 301 vacantes para custodios est¨¢n cubiertas, seg¨²n documentos oficiales.
No todo gira alrededor de los ricos y famosos ni de las historias de terror sobre el ¡°hoyo¡±. ¡°El MDC salv¨® mi vida¡±, afirma Brad Rouse, que estuvo preso ah¨ª durante un a?o por delitos de drogas. Rouse, un exgraduado de Harvard que se dedica a ense?ar a presos, afirma que las condiciones son tremendamente dif¨ªciles para quienes viven y trabajan ah¨ª, pero reconoce el esfuerzo de la mayor¨ªa del personal para reintegrar a los presos. ¡°Hay una intensidad emocional ¨²nica, tienes ira y desolaci¨®n en cantidades enormes, y gente que atraviesa el peor momento de sus vidas metida toda en un inmenso almac¨¦n humano¡±, agrega.
Rouse estuvo alojado de 2008 a 2009 en una zona que se conoce como ¡°poblaci¨®n general¡±, donde las condiciones son completamente diferentes. Las unidades regulares est¨¢n repartidas tienen dos niveles, celdas para dos personas, ¨¢reas comunes de convivencia y recreaci¨®n, aunque no hay espacios al aire libre. ¡°Era como las Naciones Unidas, hab¨ªa gente de cientos de pa¨ªses y culturas, y recuerdo que todo era bullicioso¡±, comenta. ¡°Las nacionalidades son importantes para los grupos dentro, est¨¢n los de ?frica Occidental y Oriental, la gente de Rusia o de Asia, los latinos, los musulmanes¡±, se?ala.
En la misma unidad, un recluso pod¨ªa estar desolado por la muerte de un familiar y, a su lado, otro pod¨ªa estar euf¨®rico porque estaba a punto de salir, relata Rouse. Hay tambi¨¦n una peque?a secci¨®n de mujeres reclusas en la misma c¨¢rcel y los ductos de ventilaci¨®n se convert¨ªan a veces en espacios para flirtear y conocerse mejor, a pesar de estar a varios niveles de distancia. Sin embargo, la vida en la c¨¢rcel suele ser rutinaria y mon¨®tona, basado en un sistema de reglas que determinan cuando hay que comer, salir o pararse a un costado de la cama para los conteos diarios. Tambi¨¦n hay trabajos. En Nueva York, un preso gana como m¨ªnimo unos 16 c¨¦ntimos de d¨®lar por hora y un m¨¢ximo de 65 c¨¦ntimos, si su empleo est¨¢ relacionado con la fabricaci¨®n de productos, seg¨²n registros oficiales del a?o pasado. Cada encargo entra?a tambi¨¦n diferentes grados de libertad y permisos para moverse por las distintas ¨¢reas de la c¨¢rcel, e influye en el sistema de puntos que gu¨ªa el paso de los presos por el sistema penitenciario. Mangel admite que para muchos de sus clientes es una cura de humildad. ¡°Tu fortuna puede estar valorada en miles de millones de d¨®lares afuera, pero dentro est¨¢s recogiendo bandejas o fregando pisos¡±, se?ala.
Tras el cierre de la correccional de Manhattan en 2021, Brooklyn es el ¨²nico centro de detenci¨®n federal en servicio para Nueva York. Su deterioro, desde informes sobre comida en mal estado o condiciones de insalubridad hasta quejas de hacinamiento y relatos de violencia extrema, provoc¨® que este mismo a?o el juez Jesse Furman se negara a enviar a uno de sus acusados al MDC, al argumentar que la situaci¨®n de la c¨¢rcel es ¡°espantosa¡± e ¡°inaceptable¡±.
¡°Al menos cuatro presos se han suicidado en los ¨²ltimos tres a?os¡±, se?al¨® Furman en una opini¨®n judicial de abril pasado. ¡°El contrabando, desde drogas a tel¨¦fonos m¨®viles, se ha extendido¡±, agreg¨®. ¡°Ha llegado al punto de que se ha vuelto un asunto de rutina para jueces en este distrito y el Este dar penas reducidas a los acusados, debido a las condiciones del MDC¡±.
El Departamento de Justicia anunci¨® a finales de septiembre una investigaci¨®n para aclarar los asesinatos de Uriel Whyte en junio y de Edwin Cordero en julio. Whyte muri¨® tras ser atacado por dos presos con armas blancas durante 15 minutos hasta que falleci¨® tras ser apu?alado en el cuello. Cordero sufri¨® un ataque similar a manos de tres reos. Apenas en agosto hubo otros dos agresiones y apu?alamientos, contra un recluso y un custodio, que no fueron letales. Nueve personas enfrentan cargos por los ataques, que encendieron las alarmas porque no pudieron ser evitados, pese a la intervenci¨®n de emergencia de param¨¦dicos.
El mes pasado, en medio del escrutinio p¨²blico, el MDC anunci¨® que no iba a admitir a reos que ya estaban cumpliendo sus sentencias y ha reducido su matr¨ªcula. De alrededor de 1.700 presos reportados a inicios de a?o a 500 menos en la actualidad, aunque est¨¢ pensada como una c¨¢rcel para unas 1.000 personas. Estados Unidos, un pa¨ªs que roza los dos millones de presos seg¨²n la organizaci¨®n Prison Policy Initiative, recort¨® el presupuesto para la infraestructura del sistema penitenciario federal en un 38% en el a?o fiscal de 2024, de 290 millones de d¨®lares a poco menos de 180 millones. A las orillas de Nueva York, la c¨¢rcel m¨¢s conocida enfrenta tambi¨¦n una de sus peores crisis en los ¨²ltimos a?os.
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