Sean Combs, el depredador con cientos de v¨ªctimas que levant¨® la liebre del Me Too musical
Las mujeres de las que abus¨® el m¨²sico, sobre el que recaen denuncias y acusaciones federales que pueden condenarle a una vida en prisi¨®n, alzan la voz alentadas las unas por las otras y por una legislaci¨®n que las beneficiar¨¢ en los pr¨®ximos meses, creando un movimiento de sororidad y demandas
El patr¨®n es horrendo y se repite una y otra y otra vez. Cita, bebida, droga, inconsciencia, violaci¨®n. Despu¨¦s: abandono, olvido, verg¨¹enza. Pero ahora se le a?ade un ¨²ltimo t¨¦rmino que prende una mecha de esperanza: denuncia. Son ya m¨¢s de 130 las personas, en su mayor¨ªa mujeres, que han tenido la valent¨ªa de presentar una demanda contra el antes ultratodopoderoso y megaconectado Sean Combs, rapero, productor musical, empresario y padre art¨ªstico de figuras como Usher y Justin Bieber. Tras recibir un goteo de denuncias en poco m¨¢s de 10 meses, el caso ha dado dos pasos de gigante. El primero cuando a mediados de septiembre Combs fue detenido y acusado de tr¨¢fico sexual, asociaci¨®n il¨ªcita y transporte para ejercer la prostituci¨®n, con cargos que le pueden tener el resto de su vida en la c¨¢rcel. Y segundo, el clavo que remacha su tumba p¨²blica y medi¨¢tica: las nada menos que 120 denuncias que llegaron el martes. Entre ellas hab¨ªa 25 de menores de edad, algunos acus¨¢ndole de abusos cuando ten¨ªan nueve a?os.
En Estados Unidos, el caso de Combs ¡ªde 54 a?os, conocido como Puff Daddy o Diddy¡ª ha pasado de la sorpresa a la indignaci¨®n. El productor cinematogr¨¢fico Harvey Weinstein, que cumple 16 a?os de c¨¢rcel, ha sido denunciado por unas 80 mujeres, y sumando. Combs lleva ya 131 denuncias, pero los abogados texanos que presentaron estas ¨²ltimas 120 afirmaron el martes que en apenas 10 d¨ªas hab¨ªan recibido hasta 3.285 llamadas de personas que aseguran ser sus v¨ªctimas. Si el caso de Weinstein provoc¨® hace siete a?os un terremoto de movilizaciones en las redes y en las calles que se convirti¨® en el movimiento Me Too, el de Combs, que seguir¨¢ creciendo, puede llegar a superarlo en impacto. ¡°Para m¨ª, de hecho, es una continuaci¨®n del Me Too¡±, argumenta quien lleva 15 a?os como portavoz del Centro Nacional de Recursos contra la Violencia Sexual (NSVRC, en sus se?as en ingl¨¦s), Laura Palumbo. ¡°Todav¨ªa queda mucho m¨¢s que a?adir a ese caso, en muchos contextos: en la industria musical, entre militares, en campus universitarios¡±, opina la experta.
El Me Too tuvo lugar en un contexto muy espec¨ªfico, en el que denuncias como estas desde y hacia miembros poderosos de la industria del entretenimiento resultaban sorprendentes. Hoy d¨ªa, no lo son tanto, pero no dejan de sobrecoger por su atroz patr¨®n de conducta y por sus largu¨ªsimos tent¨¢culos. Quiz¨¢ hoy las mujeres no salgan a recorrer las calles de Estados Unidos ni se vistan de negro en las galas de premios, pero hacen algo tanto o m¨¢s valioso: la denuncia. Y el poder les da una respuesta igual de meritoria: escucharlas, en muchos casos. Las quejas no han ca¨ªdo en saco roto a lo largo de este a?o, porque en marzo arranc¨® una investigaci¨®n federal que puso patas arriba las propiedades de Combs y que ha acabado con el ganador de tres Grammys encerrado en una prisi¨®n en Nueva York.
Esa impunidad es el n¨²cleo de unos casos donde los patrones se repiten. Las v¨ªctimas describen al artista millonario como un depredador: ¨¦l les hac¨ªa falsas promesas de una brillante carrera ¡ªen general, en la industria musical, pero su poder daba para tocar muchos sectores: la moda, los eventos, las relaciones p¨²blicas, entre otras¡ª para luego abusar de ellas de la manera m¨¢s violenta y abandonarlas a su suerte, oblig¨¢ndolas a guardar silencio al verse solas contra su imponente figura. Pero tambi¨¦n destaca una gran red de colaboradores, amigos y trabajadores que sab¨ªan de los abusos y no solo no los destaparon, sino que los encubrieron durante d¨¦cadas.
En el documento de 14 p¨¢ginas donde se enumeran los cargos contra Combs, se habla de algo llamado freak-offs, una especie de fiestas u org¨ªas de varios d¨ªas organizadas por ¨¦l con la connivencia de muchos otros donde drogaba y violaba a mujeres, que a menudo grababa. Las v¨ªctimas, si no estaban demasiado agotadas o intoxicadas como para pensar en escapar, tem¨ªan por su reputaci¨®n, su seguridad y su futuro como para hablar de nada. En los comportamientos criminales de Combs, y en especialmente en estas fiestas, ha habido colaboradores. Y muchos formar¨¢n parte de las demandas. El abogado texano que anunci¨® las 120 demandas, Tony Buzbee, lo dej¨® claro en su rueda de prensa: ¡°Llegar¨¢ el d¨ªa en que demos m¨¢s nombres que el de Combs, y hay muchos nombres, la lista ya es larga, y por supuesto que s¨¦ qui¨¦nes son los individuos¡±, explic¨®, dejando caer que los nombres eran populares. ¡°Por la naturaleza de este caso vamos a asegurarnos del todo antes de hacerlo. Pero los nombres que daremos, asumiendo que nuestros investigadores los confirmen y corroboren, les impactar¨¢n¡±.
Estos d¨ªas las redes sociales y algunos tabloides ansiosos de morbo han desgranado el pasado de Combs, repasado fotograf¨ªas de sus fiestas y recordado v¨ªdeos de algunos de sus colaboradores y amigos, en busca de pruebas que, si no confirmen, al menos dejen entrever qui¨¦n est¨¢ en el ajo o qui¨¦n sab¨ªa de sus delitos. No hay nada. Nadie se ha pronunciado sobre ¨¦l, m¨¢s all¨¢ de algunos de sus hijos, los cuatro que tuvo junto a la modelo Kim Porter, que han defendido a su madre, fallecida en 2018 a causa de neumon¨ªa. Los j¨®venes, de entre 33 y 17 a?os, explican que, en contra de lo publicado por algunos medios, ella jam¨¢s escribi¨® un libro de memorias acusando de nada a Combs, del que se separ¨® en 2007.
Como todo hombre poderoso en la industria, Combs ha tenido innumerables amigos con los que ha posado en decenas de fiestas. Un repaso a sus archivos le muestra bebiendo champ¨¢n en juergas organizadas por ¨¦l junto a Leonardo DiCaprio, Mariah Carey, Lil Kim, Tommy Lee, Jonah Hill, Mel B, las hermanas Olsen, Donna Karan, su entonces novia, Jennifer Lopez (salieron juntos entre 1999 y 2001) o quien fue su ¨ªntimo amigo, Ashton Kutcher, y su entonces pareja, Demi Moore. En la inmensa fiesta por su 50 cumplea?os, celebrada en diciembre de 2019, se fotografi¨® con varias hermanas Kardashian, Naomi Campbell, Beyonc¨¦ y Jay Z, Fergie, Pharrell o Vanessa y Kobe Bryant, que morir¨ªa seis semanas despu¨¦s. Pero las fiestas, con fot¨®grafos y prensa ¡ªal menos en parte¡ª son algo muy distinto de esos freak-offs, mucho m¨¢s clandestinos.
Tambi¨¦n est¨¢n las entrevistas o clips que hoy se ven con otra luz. Usher, que vivi¨® con ¨¦l cuando ten¨ªa 15 a?os, cont¨® en 2004 a Rolling Stone que Combs le hab¨ªa iniciado ¡°en una nueva mierda totalmente diferente: sexo, espec¨ªficamente¡±: ¡°Siempre hab¨ªa chicas alrededor, abr¨ªas la puerta y ve¨ªas a alguien, o a varios en una org¨ªa¡±. Tras ello, apenas ha vuelto a hablar de su relaci¨®n con ¨¦l, pero en una entrevista de 2016 hablando de esa ¨¦poca, Howard Stern le pregunt¨® si llevar¨ªa a sus hijos ¡°al campamento Puffy¡±, respondi¨®: ¡°Demonios, no¡±.
Ocurre igual con Bieber: estos d¨ªas ha resucitado un v¨ªdeo de 2020 donde el cantante, que pas¨® parte de su adolescencia con Combs ¡ªeste lleg¨® a tener la custodia del cantante durante algunas horas¡ª , habla entre l¨¢grimas de lo duro que fue para ¨¦l estar en la industria en su juventud. Al ser preguntado sobre Billie Eilish, de entonces 18 a?os, llora y afirma con tristeza: ¡°Quiero protegerla. No quiero que pase por nada de lo que yo pas¨¦. No se lo deseo a nadie¡±. Pero no hay una palabra sobre Combs ni su entorno. Ning¨²n famoso lo ha hecho, m¨¢s all¨¢ de las acusaciones que, desde hace a?os, mantienen contra ¨¦l los m¨²sicos Eminem y 50 Cent, que afirman que est¨¢ relacionado de alg¨²n modo con el asesinato de Tupac Shakur en 1997. Precisamente, la familia del fallecido rapero acaba de contratar un abogado para tirar del hilo, seg¨²n Rolling Stone.
Todo ello afectar¨¢ a Combs, m¨¢s all¨¢ incluso del juicio. Su imagen p¨²blica quedar¨¢ da?ada para siempre, pase lo que pase; tambi¨¦n su fortuna, estimada por algunos medios econ¨®micos en alrededor de 1.000 millones de d¨®lares. Para Brett Christenson, doctor en Pennsylvania State University, especialista en marketing, consumo y m¨²sica, si llega a darse una conexi¨®n con el Me Too (y eso parece, pues ¡°ambas implican ataques, acoso sexual y figuras de poder¡±, se?ala), la ca¨ªda de Combs y el auge de los movimientos populares ser¨¢n cuesti¨®n de tiempo: ¡°Cuando avance el caso y se presenten las pruebas, habr¨¢ impacto. Al final, tanto el Me Too como el caso de Combs implican gente herida y una esperanza com¨²n de sanaci¨®n, as¨ª como una visi¨®n de que los l¨ªmites vayan m¨¢s all¨¢¡±, aventura. Afirma que esto supondr¨¢ ¡°un giro absolutamente definitivo para ¨¦l, p¨²blicamente, legalmente y en muchos aspectos. Tendr¨¢ un efecto en c¨®mo la gente consume su m¨²sica y en c¨®mo se usa comercialmente. Es conocido como m¨²sico, pero Combs est¨¢ en muchas industrias, as¨ª que afectar¨¢ m¨¢s que a la m¨²sica¡±.
Lo que se ve, en cualquier caso, parece la punta del iceberg. Los abogados amenazan con dar nombres y con sumar centenares, si no miles, de v¨ªctimas. Hay varios Estados donde los delitos sexuales pueden tardar en prescribir o no hacerlo. En California, uno de los pioneros, el Proyecto de Ley 813 del Senado, aprobado en 2016, elimin¨® esa caducidad en las violaciones. En Nueva York, una iniciativa de su gobernadora en 2022 dio un a?o de plazo extra para presentar ante la ley delitos sexuales ya prescritos. Esa excepci¨®n, llamada Ley de Supervivientes Adultos, funcion¨® imparable entre noviembre de 2022 y noviembre de 2023.
Deborah Tuerkheimer, abogada, ex ayudante del fiscal en Nueva York especialista en violencia de g¨¦nero y ahora profesora en la universidad de Northwestern, explica que sigue habiendo denuncias porque ¡°Combs ha sido acusado penalmente en virtud de leyes federales que permiten a los fiscales acusar de un patr¨®n de conducta indebida que se extiende en el tiempo y el espacio¡±. Detalla que se necesita que el presunto delito tenga lugar en una jurisdicci¨®n concreta y que est¨¦ en plazo. De ah¨ª que muchas v¨ªctimas presenten denuncias en Nueva York (donde ten¨ªa su estudio y presuntamente comet¨ªa los abusos) gracias a una excepci¨®n legal de 2022, la llamada Ley de Violencia de G¨¦nero, que permite hacerlo, independientemente de cuando ocurriera, hasta el 1 de marzo de 2025. Lo que implica que, en los pr¨®ximos meses, es probable que haya m¨¢s denuncias. ¡°Si es declarado culpable, puede ser condenado a cadena perpetua¡±, aclara la tambi¨¦n autora de Credible: Why We Doubt Accusers and Protect Abusers.
Por su parte, la defensa de Combs tiene poco que decir. Afirman en la prensa que no pueden ¡°abordar cada acusaci¨®n sin fundamento¡± en lo que se llaman ¡°un imprudente circo medi¨¢tico¡±. El juicio tendr¨¢ lugar, inicialmente, el 12 de noviembre, y ah¨ª se sabr¨¢n m¨¢s datos del caso. Hasta ahora solo se conocen, y no a fondo, las 11 demandas y algo de las otras 120. La m¨¢s detallada, y probablemente la m¨¢s importante, porque ha permitido tirar del hilo, fue la primera: la de Casandra Ventura, su novia durante a?os. En noviembre de 2023 hablaba de secuestros, palizas, abusos, persecuciones, violaciones y amenazas contra su vida y la de su familia. A aquellos que decidieran no creer a las v¨ªctimas podr¨ªa parecerles hasta rocambolesco, si no fuera porque una atroz grabaci¨®n de un hotel filtrada seis meses despu¨¦s confirmaba todo punto por punto. Cassie ¡ªcomo se la conoce art¨ªsticamente¡ª retir¨® la demanda por un acuerdo extrajudicial un d¨ªa despu¨¦s, pero que ella tuviera ese arrojo fue clave.
¡°Estos casos de alto perfil s¨ª que tienen un impacto. Cuando tienen alta cobertura medi¨¢tica, generan un di¨¢logo cultural y una conversaci¨®n¡±, afirma Palumbo, de la NSVRC. ¡°No es solo que impacten en los supervivientes, sino en la conversaci¨®n como sociedad: la gente cree, apoya a las v¨ªctimas. Entre familia, amigos o vecinos surgen oportunidades de aumentar la conciencia y el impacto¡±, asegura la experta, que desgrana que en Estados Unidos una de cada cuatro mujeres (casi 34 millones) han sufrido una violaci¨®n o un intento de ella a lo largo de su vida, cifra que sube al 46% si se habla de reportar contactos sexuales no deseados. En hombres, son uno de cada cuatro.
Purna Sen, entonces portavoz de ONU Mujeres, lo afirm¨® de manera casi visionaria a este diario hace m¨¢s de cuatro a?os: ¡°Se equivocan quienes creen que hemos llegado al post-Me Too, estamos viviendo su pleno desarrollo¡±, aseguraba. ¡°Es el movimiento de las mujeres m¨¢s grande y efectivo que ha habido nunca contra el acoso y la violencia sexual¡±. Hoy d¨ªa, las expertas lo siguen viendo as¨ª. ¡°Las acusaciones en los casos penales y civiles cuentan una historia de complicidad generalizada entre una serie de actores¡±, asegura la profesora especialista en violencia de g¨¦nero Tuerkheimer. ¡°Este es un rasgo distintivo del movimiento Me Too: muchos denunciantes se unen para describir no solo los abusos, sino tambi¨¦n una cultura de impunidad. La rendici¨®n de cuentas es un paso importante para cambiar esa cultura¡±.
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