Una frontera m¨®vil entre M¨¦xico y Estados Unidos
Desde hace a?os, el Gobierno mexicano trata de detener el flujo migrante cada vez m¨¢s al sur, mientras el vecino norte?o restringe v¨ªas de entrada como el asilo
Como en anteriores ocasiones, la migraci¨®n protagoniza los discursos de los candidatos de cara a las elecciones en Estados Unidos, fen¨®meno politizado como pocos. Con tonos y matices distintos, los dos aspirantes, Kamala Harris y Donald Trump, han se?alado su intenci¨®n de endurecer la llegada de migrantes al pa¨ªs. La primera, moderada, aboga por mantener las pol¨ªticas restrictivas de asilo y refugio de la actual administraci¨®n, que dirige Joe Biden. Con una ret¨®rica inflamada, el segundo apuesta por emprender la mayor deportaci¨®n de la historia.
Gane quien gane, el hecho es que M¨¦xico se ha convertido en el socio ideal de EE UU en la materia. La frontera ya no discurre entre Tijuana y Matamoros. O no solo. Ahora es m¨®vil y, dependiendo de la cantidad de personas que busquen Eldorado ¨Co de la percepci¨®n sobre ello que se tenga al norte del r¨ªo Bravo¨C puede moverse cientos de kil¨®metros al sur, hacia el embudo que forman Chiapas y la pen¨ªnsula de Yucat¨¢n. ¡°Ambos candidatos est¨¢n en contra de que lleguen m¨¢s personas¡±, explica Eunice Rend¨®n, coordinadora de Agenda Migrante, organizaci¨®n que estudia el fen¨®meno.
¡°Siempre va a ser peor Trump¡±, matiza la experta. ¡°Primero, porque orden¨® deportaciones de migrantes, territorio adentro. Y luego, por su lenguaje agresivo. El lenguaje importa. Durante su administraci¨®n, los cr¨ªmenes de odio crecieron un 20%. La gente se siente habilitada a dar rienda suelta a su racismo. Eso con Biden no se ha visto tanto¡±, a?ade. La vuelta de Trump supondr¨ªa un retorno al esquema de 2018 y 2019, pico de la crisis entre M¨¦xico y Estados Unidos por los flujos migratorios.
En los meses finales de 2018, M¨¦xico esperaba un cambio de guardia en el Gobierno. El sexenio de Enrique Pe?a Nieto languidec¨ªa. Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador hab¨ªa ganado las elecciones en julio y trabajaba ya en las l¨ªneas maestras de su mandato. Experto en el dominio del relato, el futuro presidente ve¨ªa, sin embargo, que algunos hilos escapaban a su control, situaciones que dominar¨ªan los primeros meses de su administraci¨®n, y que complicar¨ªan la narrativa que pretend¨ªa instalar, esa idea de un gobierno humanista, que respetaba los derechos humanos.
En octubre de aquel a?o, la primera de varias caravanas migrantes, que remontaban Centroam¨¦rica con destino a Estados Unidos, llegaba a la frontera sur de M¨¦xico. Eran cientos de ciudadanos, principalmente de Honduras, pero tambi¨¦n de El Salvador y Guatemala, que viajaban juntos, una forma de protegerse de las mafias, que durante a?os les hab¨ªan hostigado en su camino al norte, principalmente en la ruta del golfo. Su objetivo, en general, no era cruzar a Estados Unidos y evitar a las autoridades, rutina de cientos de miles de mexicanos en las d¨¦cadas anteriores. Al contrario, era entregarse y pedir asilo.
Las formas de los flujos migratorios cambiaban. Las crisis clim¨¢tica y de inseguridad en los pa¨ªses del tri¨¢ngulo norte centroamericano empujaban a miles de ciudadanos fuera de sus comunidades. En muchos casos eran solo ni?os, que viajaban sin la compa?¨ªa de sus familias. Llegar a EE UU era el objetivo y el derecho de asilo, pedido por razones humanitarias, o el refugio, el canal para alcanzarlo. Las detenciones de migrantes en el sur de aquel pa¨ªs empezaron a crecer y la Casa Blanca, ocupada entonces por Trump, puso el grito en el cielo.
Los primeros meses del Gobierno de L¨®pez Obrador, en general todo 2019, estuvieron dominados por las gambetas y regates de sus altos funcionarios ante los alaridos de Trump, que amenazaba con imponer aranceles a las exportaciones mexicanas, si el pa¨ªs vecino no deten¨ªa a los migrantes en su camino al norte. El Ejecutivo de L¨®pez Obrador hab¨ªa anunciado un acercamiento humanista a la crisis migrante, consciente de las penalidades en el camino, los secuestros y extorsiones a que eran sometidos. Pero no hab¨ªa contado con las amenazas de Trump.
El entonces presidente de la gran potencia norteamericana, que hab¨ªa llegado a la Casa Blanca con la promesa de construir un muro en la frontera, para controlar los flujos migratorios, forzaba, consciente o no, una soluci¨®n parecida miles de kil¨®metros m¨¢s al sur. M¨¦xico pagar¨ªa por el muro, lanz¨® Trump, bravuconamente, en m¨¢s de una ocasi¨®n. Aunque L¨®pez Obrador negara esta posibilidad, lo cierto es que los grandes operativos policiales en la frontera sur de M¨¦xico, en ciudades como Tapachula, o el mismo r¨ªo Suchiate, que separa el pa¨ªs de Guatemala, se hicieron mucho m¨¢s comunes.
Hay cantidad de ejemplos de operativos policiales en 2019 y 2020, en que agentes empujan a migrantes a embudos de detenci¨®n, algunos sobre la misma ribera del Suchiate. Medi¨¢ticamente, los operativos eran ¨²tiles, respuestas a las amenazas de Trump. Pero en la pr¨¢ctica, orillaba a los migrantes a conducirse con clandestinidad, espacio favorito de las mafias. De una u ora manera, los migrantes segu¨ªan llegando. El Gobierno de Trump trat¨® de restringir el derecho de asilo, obligando a los solicitantes a que esperasen la resoluci¨®n de sus solicitudes en M¨¦xico.
L¨®pez Obrador estuvo de acuerdo, pero solo en el caso de mexicanos y centroamericanos. Ya para entonces, mediados de 2019, migrantes de otros pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y de diferentes partes del mundo sab¨ªan que el derecho al asilo estadunidense era una buena puerta de entrada a pa¨ªs. Solo ten¨ªan que llegar, entregarse a las autoridades, asumir una detenci¨®n corta y, luego, la liberaci¨®n, a la espera de la resoluci¨®n de sus solicitudes. Aunque los tribunales tumbaban la mayor¨ªa, para cuando lo hac¨ªan hab¨ªan pasado a?os y los migrantes ya hab¨ªan empezado a construir una vida all¨ª.
La pandemia
Luego lleg¨® la pandemia de COVID-19. En Estados Unidos, el Gobierno de Trump aprovech¨® para rescatar una vieja directiva sanitaria, conocida como t¨ªtulo 42, que permit¨ªa que los agentes de migraci¨®n expulsaran a los migrantes de vuelta a M¨¦xico, sin darles derecho a pedir asilo. M¨¦xico estaba de acuerdo, pero, de nuevo, solo con sus nacionales y los centroamericanos. EE UU pod¨ªa devolver a otros migrantes a sus pa¨ªses, aunque en algunos casos, con las relaciones diplom¨¢ticas delicadas o inexistentes, no hab¨ªa m¨¢s opci¨®n que, despu¨¦s de detenerlos, dejarlos en libertad.
El t¨ªtulo 42 estuvo en vigor durante a?os, bien entrada la administraci¨®n del sucesor de Trump, el dem¨®crata Joe Biden. En M¨¦xico, mientras tanto, la situaci¨®n no cambi¨® demasiado. El Gobierno militariz¨® en la pr¨¢ctica el Instituto Nacional de Migraci¨®n (Inami), y potenci¨® su comisi¨®n de apoyo al refugiado. La l¨®gica de contenci¨®n de las agencias generaba bolsas de migrantes por todo el territorio y cantidad de problemas y tragedias. En marzo de 2023, un incendio en una instalaci¨®n del Inami en Ciudad Ju¨¢rez dej¨® 40 muertos y 27 heridos. Entre las v¨ªctimas hab¨ªa ciudadanos de Guatemala, Venezuela, Honduras, Ecuador¡
La misma forma de lidiar con esta tragedia revelaba el enfoque del Gobierno de L¨®pez Obrador con los migrantes. Detenidos con uso excesivo de la fuerza, las personas retenidas all¨ª hab¨ªan estado m¨¢s horas encerradas de las que la ley permite, sin alimentos, ni agua suficiente, ni atenci¨®n jur¨ªdica. En algunos casos, las autoridades los detuvieron pese a que llevaban sus papeles en regla. La sala en que estaban retenidos estaba cerrada con llave, sin extintores, ni ventilaci¨®n y con los detectores de humo estropeados. En un caso, incluso, metieron a una de las v¨ªctimas en una bolsa para cad¨¢veres, pese a que a¨²n estaba viva.
No est¨¢ claro si la tragedia de Ju¨¢rez ha supuesto cambio alguno en el acercamiento del Gobierno a la crisis migrante, antes con L¨®pez Obrador, o ahora, con Claudia Sheinbaum. La derogaci¨®n del t¨ªtulo 42, dos meses despu¨¦s del incendio, precedi¨® la implementaci¨®n de una nueva medida del Gobierno de Biden, que restring¨ªa a¨²n m¨¢s el derecho de asilo. Biden exig¨ªa que cualquier solicitante deb¨ªa hacerlo a trav¨¦s de una app del Gobierno, excluyendo a cualquiera que se entregara a las autoridades en suelo estadounidense.
A finales del a?o pasado, la llegada de migrantes se desplom¨®. M¨¦xico complement¨® las restricciones del pa¨ªs vecino, mandando a migrantes varados en el norte al sur, por avi¨®n o carretera, una forma de entorpecer su camino. Aun as¨ª, los migrantes siguen llegando. Tratan de llegar al norte por caminos aislados, escondidos en camiones, jug¨¢ndose la vida. En un trabajo sobre la criminalidad en la frontera de Chiapas, EL PA?S documentaba hace unos meses c¨®mo las mafias en Tapachula marcaban a los migrantes, como ganado, se?al de que hab¨ªan pagado su particular peaje. Hace unas semanas, militares acribillaban a seis migrantes, que trataban de escapar en un cami¨®n en la misma regi¨®n.
Gane quien gane ahora en EE UU, parece dif¨ªcil que la inercia a la cerraz¨®n cambie. Con una victoria de Harris, el Gobierno podr¨ªa tratar de relanzar el acuerdo que impuls¨® Biden, fracasado en el Congreso, que planeaba contratar m¨¢s agentes de la Patrulla Fronteriza y nutrir el cuerpo de jueces de los tribunales que manejan casos de migraci¨®n, para disminuir los tiempos de espera en solicitudes de asilo. Ahora mismo, hay m¨¢s de tres millones pendientes de resolver. La vuelta de Trump, en cambio, abrir¨ªa de nuevo un periodo de incertidumbre a ambos lados de la frontera. Abonado a la estridencia, el republicano tratar¨ªa de inundar sus primeros meses con golpes de efecto, que seguramente repercutir¨ªan en su vecino del sur.
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