Quiero ser escritora
La pulsi¨®n por escribir un libro empieza a ser inquietante. ?Siempre fue as¨ª?
Hoy era d¨ªa de colegios en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL): centenares, quiz¨¢ miles de ni?os y adolescentes al trote y al galope por los pasillos. Tan lindos. Si a usted no le gustan, sepa que pueden ser sus futuros clientes, porque al ritmo que va la humanidad pariendo escritores se van a necesitar muchos amantes de las letras. No hay mejor cantera que la FIL para formar lectores y posiblemente tambi¨¦n lo sea para emancipar el gusto por la escritura. Hoy en d¨ªa todo el mundo escribe, aunque sea en el tel¨¦fono m¨®vil, y nunca antes hubo m¨¢s gente que leyera. Pero esa pulsi¨®n por ser escritor empieza a ser inquietante. Si uno es periodista, quiere escribir libros, si uno es un m¨¦dico de ¨¦xito, quiere escribir un libro, si vende m¨¢s casas que nadie, nos los contar¨¢ en un libro, si ha afinado el gusto por las hierbas curativas, lo divulgar¨¢ en un libro. ?Siempre fue as¨ª? Quiz¨¢ solo es cuesti¨®n de pasar a la posteridad, aunque sea la posteridad de su propia biblioteca, pero puede que haya algo m¨¢s que eso.
Para alcanzar la inmortalidad que busca el ser humano con la escritura de un libro se necesita vender, no basta con una autoedici¨®n, aunque as¨ª empezaron algunos de los m¨¢s exitosos. Tampoco sirve para la posteridad salir al mercado y colocar 50 ejemplares. ?Vivir de ello? Eso ya son palabras mayores, hay que vender mucho. Esa es la raz¨®n por la que miles de escritores en todo el mundo se dedican a otros oficios para llevar los frijoles a casa. ?Por qu¨¦ ese empe?o entonces en escribir, m¨¢s a¨²n, en publicar? Dicen quienes lo saben que solo en los d¨ªas de la feria llegan decenas de personas buscando editor y que, al cabo del a?o, miles prueban suerte en las grandes editoriales y en las peque?as.
Sal¨®n B del pasillo de las presentaciones en la FIL. Dos escritores gallegos, Manel Loureiro y Pedro Feijoo, est¨¢n sacando sonoras carcajadas a un p¨²blico que acude atra¨ªdo porque all¨ª les van a contar c¨®mo hacer para convertirse en un escritor profesional. Con el mismo gracejo modera la mesa la poeta chilena Paula Ilabaca. En la sala no cabe un alfiler. Loureiro y Feijoo son superventas, pueden vivir de la escritura y vivir bien. Cuenta Loureiro, autor de Cuando la tormenta pase (Planeta) que hay dos clases de escritores, el vocacional, ¡°que lleva una historia dentro y necesita contarla¡±, y el aspiracional, que quiz¨¢ ha publicado un libro, pero ¡°aspira a tener la etiqueta de escritor¡±. Despu¨¦s dir¨¢ que para ser escritor hay que leer primero en cantidades industriales y, m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa, encontrar un editor.
Algunas pistas ya va ofreciendo esto. Tener una historia dentro¡ necesitar contarla¡ Si adem¨¢s se escribe con amenidad, tensi¨®n, ritmo, belleza, lo que sea o todo junto, vamos encaminados. Claro, el gur¨² del bienestar corporal de Nueva York, por poner un ejemplo ficticio, igual no es un escritor, aunque haya contado el ¨¦xito de su empresa y las claves para llegar a ¨¦l. Quiz¨¢ solo habr¨ªa que llamarle autor, pese a que haya vendido un mill¨®n de ejemplares de A la salud por el ajo y el pepino. Eso reducir¨ªa la n¨®mina de los escritores, pero no el n¨²mero de libros que se venden: la FIL es un v¨¦rtigo. Volviendo al punto: ?llegar¨¢ un d¨ªa en que haya m¨¢s autores que lectores, sean de la clase que sean? No es probable, pero que se van a necesitar muchos leyentes, se van a necesitar. Los ¨ªndices de lectura pueden mejorarse. ?nimo, ni?os y adolescentes que visitan la FIL, recuerden que para ser escritores hay que haber le¨ªdo primero mucho, pero mucho mucho.
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