Gang of Four, el ¨²ltimo baile contra la nostalgia de la banda que redefini¨® el post-punk
Kurt Cobain los imit¨®, R.E.M. los telone¨®, los Red Hot Chili Peppers nunca habr¨ªan existido sin ellos. El grupo m¨¢s indefinible de la escena inglesa de los setenta dice adi¨®s: ¡°Nunca fuimos comerciales. Nunca participamos en ese gran espect¨¢culo¡±
Jon King aterriza en Nueva York en 1976 y en el aeropuerto alguien le da un papel con una calavera y una alerta: no entres en Manhattan. Estudiante de Bellas Artes en la Universidad de Leeds, King est¨¢ en la ciudad porque ha ganado una beca para escribir su trabajo final: un art¨ªculo en profundidad sobre el gran artista estadounidense Jasper Johns. Su amigo Andy Gill, de un curso inferior, decide sumarse al viaje. All¨ª conocer¨¢n a Mary Harron, que ser¨¢ su gu¨ªa nativa. Con los a?os, Harron dirigir¨¢ pel¨ªculas de culto como American Psycho o Yo dispar¨¦ a Andy Warhol, pero a finales de los setenta todav¨ªa es una joven periodista que escribe para la reci¨¦n nacida Punk Magazine, una revista que cubre antes que nadie los sonidos vanguardistas que salen del Lower East Side. Tiene tiempo para ense?arles esas calles con mala fama porque acaba de romper con su ex, el bater¨ªa de una banda rara, mezcla de rock y poes¨ªa, liderada por una tal Patti Smith.
¡°Harron ten¨ªa una casa en, posiblemente, la calle m¨¢s de moda de todo el mundo entonces, Saint Marks Place¡±, recuerda King. La rubia que encarna la idea de lo cool, Debbie Harry, cantante de Blondie, vive a dos bloques. El escritor beat William Burroughs, feminicida pero reverenciado por la contracultura, reside calle abajo. Joey Ramone, el pelo de fregona con chupa de cuero m¨¢s famoso del rock, enfrente. King, Gill y Harron pasan las ma?anas recorriendo galer¨ªas de arte para su art¨ªculo y las tardes en los primeros conciertos de Talking Heads, Dead Boys o Richard Hell en el CBGB. Todo el mundo que conocen toca en alg¨²n grupo y asume que ellos tambi¨¦n. Ellos les dejan asumir. ¡°M¨¢s o menos todos en aquella habitaci¨®n se hicieron famosos¡±. Cuando regresan a Inglaterra, King, Gill y su amigo Hugo Burnham, tambi¨¦n estudiante de arte, deciden hacer realidad el farol. Leeds no es Nueva York, pero una joven escena musical despunta alrededor de su universidad. As¨ª nace Gang of Four.
Medio siglo de vida despu¨¦s, con sus rupturas y reconciliaciones, Gang of Four se prepara para decir adi¨®s convertido en un grupo de culto. Kurt Cobain dijo una vez que Nirvana empez¨® como una copia suya ¡ªaunque es verdad que dijo lo mismo de los Pixies y Scratch Acid¡ª, sin ellos los Red Hot Chili Peppers nunca habr¨ªan existido ¡ª¡°est¨¢bamos tocando en un gran concierto en Pasadena en 1981, un tipo desnudo salt¨® de entre la multitud y me agarr¨®: era Flea [bajista de RHCP]¡±¡ªy R.E.M., que comenz¨® telone¨¢ndolos, los cita como una de sus grandes influencias. Su legado es incuantificable a pesar de que nunca disfrutaron de ¨¦xito comercial. La gran despedida incluir¨¢ 28 conciertos en Estados Unidos y un pu?ado m¨¢s repartidos por el resto del mundo. De momento, ya han pasado por Ciudad de M¨¦xico por primera y ¨²ltima vez para quitarse la espina de tocar en el viejo DF, en el festival Hipnosis.
?Por qu¨¦ el adi¨®s ahora? ¡°Me gusta la idea de bajar las persianas y decir: eso es todo. Creo que es el momento de dejarlo¡±, dice prosaico King, cantante. No es porque se sientan viejos, a pesar de que ya rocen los 70. ¡°Todos los m¨²sicos son due?os de tocar el tiempo que quieran. Los m¨²sicos de blues que veneramos, el blues de Chicago de los a?os 50, tocan hasta los 90 a?os si quieren¡±. Es, m¨¢s bien, porque es la hora de parar. Aquello de mejor quemarse que apagarse lentamente, que escribi¨® Jeff Blackburn, populariz¨® Neil Young y martiriz¨® Cobain al incluirlo en su nota de suicidio.
Es tambi¨¦n una especie de declaraci¨®n de principios: una guerra contra la nostalgia que consume estos d¨ªas la industria de la m¨²sica, contra esas giras de bandas que regresan despu¨¦s de a?os separadas para tocar sus viejos ¨¦xitos y tratar de rozar una ¨²ltima vez la relevancia. ¡°No somos una banda nost¨¢lgica porque somos una banda outsider. Nunca fuimos comerciales. Nunca participamos en ese gran espect¨¢culo¡±, sentencia King. ¡°Hay giras nost¨¢lgicas que recorren Estados Unidos cada a?o y en las que solo act¨²an artistas de los a?os setenta u ochenta, todos ellos con al menos un ¨¦xito. Tocan tres o cuatro canciones y es divertido, pero nunca nos pedir¨ªan que form¨¢ramos parte de ellas porque nunca hemos tenido un ¨¦xito¡±, coincide Burnham, bater¨ªa.
Sin ¨¦xitos e inclasificables
Quiz¨¢ su falta de ¨¦xitos se debe a su estilo: ritmos golpeados, con mucha influencia del reggae y el funk, pero con la potencia y la suciedad del punk que dominaba la escena alternativa de la ¨¦poca en Inglaterra. Guitarras como serruchos oxidados y voces en¨¦rgicas, canciones anti-f¨®rmula pop de digesti¨®n lenta. Ni siquiera las letras casaban con el resto de los grupos de entonces y sus masticadas consignas sociales. Ellos manten¨ªan la radicalidad y la cr¨ªtica pol¨ªtica, pero desde el enfoque m¨¢s sutil de un grupo de estudiantes de arte, influidos tambi¨¦n por aquel viaje originario a Nueva York, Television, la Velvet Underground, David Bowie... Por clasificar lo inclasificable, la cr¨ªtica los meti¨® bajo el paraguas del post-punk.
King pontifica: ¡°El post-punk es una categor¨ªa inventada. Nuestra m¨²sica solo suena a s¨ª misma y por eso se puede o¨ªr nuestra influencia en todo tipo de m¨²sicos, por supuesto nosotros mismos est¨¢bamos influidos por otros artistas. Creo que la raz¨®n por la que Entertainment! [su primer y gran disco] sigue sonando ahora es porque no suena como nada m¨¢s. Hab¨ªa mucha gente joven en el concierto en M¨¦xico y la m¨²sica significaba algo para ellos porque no est¨¢ hueca: es muy divertida, muy ruidosa, muy agresiva y muy bailable, pero trata de cosas en las que todo el mundo piensa¡±.
Y se lanza a una diatriba contra el punk tradicional: ¡°Si escuchas un disco de Sex Pistols, la verdad es que no es muy interesante. Las letras son bastante buenas, pero la m¨²sica es un poco como Black Sabbath, suenan como una banda de pub. No empuja ning¨²n l¨ªmite musical. No es como escuchar a Miles Davis o Jimi Hendrix¡±.
¡ª?Gang of Four lo es?
¡ªExactamente.
Toma el relevo Burnham: ¡°En ese momento, Sex Pistols eran incre¨ªblemente emocionantes, eran parte del esp¨ªritu de ese tiempo, su pol¨ªtica, el cambio musical. Pero escucharlo ahora es nostalgia. Es divertido, pero ya no es lo mismo. Gang of Four no es de una ¨¦poca espec¨ªfica, no es una cuesti¨®n de nostalgia¡±.
Los tiempos han cambiado, la vida sigue igual
?Un ejemplo de esa atemporalidad que tanto defienden? Esta entrevista se realiz¨® por videollamada el 5 de noviembre. King y Burnham estaban en Estados Unidos y el mundo todav¨ªa no sab¨ªa que Donald Trump volv¨ªa a tener acceso al bot¨®n nuclear. ¡°Aqu¨ª estamos Hugo y yo, con estas elecciones, con la gran angustia de que gane un fascista. Las cosas sobre las que cantamos siguen siendo relevantes: el militarismo, la opresi¨®n, el ataque a los derechos de las mujeres¡±.
Cuando Gang of Four daba sus primeros pasos, Margaret Thatcher lleg¨® al poder en Reino Unido y arras¨® con todo. ¡°Gran Breta?a era un desastre¡±, resume King. Fueron a?os de tensi¨®n social y racial, apuros econ¨®micos, huelgas mineras aplastadas con represi¨®n, desempleo masivo, batallas contra la polic¨ªa en las calles, auge de la extrema derecha. ¡°Exist¨ªa la amenaza muy real de una guerra nuclear contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica, hab¨ªa guerras en ?frica y en Oriente Medio. A todos los hogares brit¨¢nicos se les enviaba un panfleto sobre c¨®mo sobrevivir a la inevitable guerra nuclear¡±, evoca King. M¨¢s o menos, como ahora. ¡°Eso es lo que realmente nos inspir¨® a juntarnos y hacer algo que fuera radical. Obviamente, fracasamos miserablemente, pero quer¨ªamos cambiar el mundo para mejor¡±.
King sigue viviendo en Inglaterra, tiene otros proyectos y est¨¢ escribiendo sus memorias, centradas sobre todo en los primeros a?os de la banda. Burnham se mud¨® a Estados Unidos en 1988 y, despu¨¦s de Los ?ngeles y Nueva York, ahora vive en Boston y trabaja en el departamento de artes esc¨¦nicas de una universidad. Gill, guitarrista, muri¨® en 2020. Lo sustituy¨® David Pajo. El puesto de bajista ha sido el que m¨¢s se ha movido a lo largo de los a?os.
Los tiempos han cambiado, la vida sigue igual. Las guitarras ya no son populares. Los grupos no cantan sobre pol¨ªtica. La industria musical es conservadora y la mayor¨ªa de los ¨²ltimos dinosaurios que quedan subidos a un escenario son aburridos. ¡°El rock ha deca¨ªdo porque hay muchas menos bandas que hablen de la realidad y la gente quiere canciones que signifiquen algo¡±, opina King. ¡°Cuando empezamos, pens¨¢bamos que est¨¢bamos viviendo el final de los d¨ªas y quer¨ªamos escribir canciones sobre eso. Ahora las cosas tambi¨¦n tienen un sabor a fin del mundo. Quiz¨¢ siempre sea as¨ª. Pero no creo que haya muchas canciones actuales que tengan esa cualidad del fin de los tiempos¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.