Harfuch se prepara para estrenar sus mil brazos policiales
A la espera de concretar los cambios legales que dar¨¢n capacidades investigativas, de coordinaci¨®n y supervisi¨®n a la Secretaria de Seguridad, el gabinete prepara una reforma en la dependencia, con los ojos puestos en Sinaloa, Guerrero, Guanajuato y Chiapas
El cambio de a?o aparece como un v¨¦rtice estrat¨¦gico para el nuevo Gobierno de Claudia Sheinbaum en materia de seguridad, el momento en que se prev¨¦ que cristalice el ansiado cambio burocr¨¢tico del aparato, una piel nueva y un coraz¨®n recauchutado. Una bater¨ªa de cambio legales, que ya caminan en el Congreso, y una reforma de la misma estructura de la Secretar¨ªa de Seguridad y Protecci¨®n Ciudadana (SSyPC), allanar¨¢n el camino a su titular, Omar Garc¨ªa Harfuch, que se convertir¨¢ en uno de los funcionarios m¨¢s poderosos del pa¨ªs, con el permiso de los secretarios de Defensa y Marina.
La urgencia es total. Son 40 d¨ªas ya a los mandos para Sheinbaum y su gabinete de seguridad, que atiende fuegos donde los esperan y donde no, tratando de mostrar una imagen de mesura y fortaleza. No hay pata del Ejecutivo m¨¢s exigida ahora mismo que la que encabeza Garc¨ªa Harfuch, dadas las emergencias que se suceden en territorio nacional. Cuando no es Guerrero es Quer¨¦taro o Chiapas y, si no, Guanajuato, Sinaloa, Michoac¨¢n¡ Los cambios, asume el Gobierno, permitir¨¢n que su estrategia, alejada ya del postulado obradorista de abrazos, no balazos, tenga una efectividad mayor.
Para enero, el Congreso habr¨¢ aprobado definitivamente la modificaci¨®n del art¨ªculo 21 constitucional, que esta semana llegaba al pleno del Senado, y las enmiendas a la ley de la Administraci¨®n P¨²blica Federal, que construir¨¢n un poderoso panel de mando a Garc¨ªa Harfuch. Los cambios facultar¨¢n a la dependencia para que realice tareas de investigaci¨®n, igual que hac¨ªa la polic¨ªa de Ciudad de M¨¦xico cuando ¨¦l estuvo al mando, entre 2019 y 2023. Tambi¨¦n colocar¨¢ a la secretar¨ªa como coordinadora de la estrategia de seguridad a nivel federal.
A inicios del a?o pr¨®ximo, la Secretar¨ªa de Seguridad y Protecci¨®n Ciudadana (SSyPC) deber¨ªa haber concluido adem¨¢s su propia reforma interna, con la creaci¨®n de tres nuevas subsecretar¨ªas ¨Cla creaci¨®n de una y la recuperaci¨®n de dos, en realidad¨C, entre las que destaca la Subsecretar¨ªa de Investigaci¨®n e Inteligencia Policial, a cargo de H¨¦ctor Elizalde, antiguo colaborador de Garc¨ªa Harfuch, que ya le acompa?¨® en sus a?os en la capital. De hecho, fue Elizalde quien le reemplaz¨® temporalmente al frente de la polic¨ªa de la ciudad, despu¨¦s del atentado que sufri¨® su jefe, en junio de 2020, a manos de sicarios del Cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n (CJNG).
Compa?ero de Harfuch en la vieja Procuradur¨ªa General de la Rep¨²blica y en la Polic¨ªa Federal, Elizalde sali¨® de la corporaci¨®n en Ciudad de M¨¦xico estos a?os y dej¨® su puesto, precisamente la Subsecretaria de Inteligencia e Investigaci¨®n local, a un veterano del cuerpo, Hermenegildo Lugo, que sigue en el cargo. Seg¨²n ha podido saber EL PA?S, la recuperaci¨®n de Elizalde es una apuesta personal de Harfuch, que emple¨® su tiempo en Ciudad de M¨¦xico en cultivar perfiles con altas capacidades de gesti¨®n e investigaci¨®n, algunos de los cuales han escalado con ¨¦l a la federaci¨®n.
Una fuente conocedora de todos esos movimientos consultada por este diario se?ala que la idea es que la nueva subsecretar¨ªa concentre y organice datos e informaci¨®n, que compartan las unidades de inteligencia de las diferentes dependencias del ramo. Es decir, las Secretar¨ªas de Marina y Defensa, con la Guardia Nacional, la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica (FGR), fiscal¨ªas y polic¨ªas estatales y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que dirige otro viejo colaborador de Harfuch, Francisco Almaz¨¢n Barocio, hasta hace unos meses jefe de la polic¨ªa de investigaci¨®n de la Fiscal¨ªa de la capital. ¡°La informaci¨®n existe, solo que no se integra a las carpetas de investigaci¨®n¡±, se?ala esta fuente.
Resulta una inc¨®gnita saber c¨®mo funcionar¨¢ en la pr¨¢ctica esta idea. Adem¨¢s de los 11.000 agentes que se han reincorporado a la SSyPC, despu¨¦s del traslado definitivo de la Guardia Nacional a la Secretar¨ªa de la Defensa, y de los alrededor de 5.000 que controla Barocio, Harfuch carecer¨¢ de ojos y manos sobre el terreno. El gran despliegue en campo corresponde a la Armada y el Ej¨¦rcito, que en apenas mes y medio ha participado en presuntos enfrentamientos con decenas de v¨ªctimas, en Guerrero y Sinaloa. Fuentes consultadas en estas semanas de transici¨®n no ven un problema en la colaboraci¨®n castrense y se?alan que ¡°los militares respetan a Harfuch, por sus a?os de operaci¨®n sobre el terreno¡±.
Que esa colaboraci¨®n ocurra es capital para el gabinete. Una de sus grandes preocupaciones en estas primeras semanas es que el trabajo policial obtenga resultados en forma de procesos y sentencias. De ah¨ª la presencia simb¨®lica del fiscal general, Alejandro Gertz, en las conferencias de prensa matutinas, con la presidenta, Claudia Sheinbaum, y su participaci¨®n en reuniones del gabinete de seguridad. Si no va el mismo Gertz, cuenta la misma fuente, manda siempre a una persona de confianza. ¡°De momento se ha mostrado supercolaborativo, presente¡±, refiere.
R¨¦plica nacional
Adem¨¢s de la Subsecretar¨ªa de Investigaci¨®n e Inteligencia Policial, el gabinete trabaja ya en otras dos vertientes. El Ejecutivo ha rescatado la vieja Subsecretar¨ªa de Planeaci¨®n, Prevenci¨®n, Protecci¨®n Civil y Construcci¨®n de Paz, que el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador decidi¨® suprimir durante la pandemia de COVID-19, y crear dos nuevas, Prevenci¨®n, por un lado, y Planeaci¨®n y Vinculaci¨®n, por otro. La primera la dirige desde ya Esthela Dami¨¢n, colaboradora desde hace a?os de Sheinbaum, que estuvo a cargo del Sistema Para el Desarrollo Integral de la Familia en la capital.
En sus a?os en el Gobierno de Ciudad de M¨¦xico, Dami¨¢n lider¨® adem¨¢s iniciativas como Barrio Adentro, una de las estrategias del Ejecutivo local para erradicar condiciones que, a su juicio, generaban criminalidad en la capital. El presunto ¨¦xito en la urbe, donde los homicidios bajaron dr¨¢sticamente en los ¨²ltimos seis a?os, seg¨²n la cuenta de la Fiscal¨ªa local, anima a trazar un paralelismo a nivel nacional. Si las personas que lograron la reducci¨®n en un lado, est¨¢n ahora mismo a cargo del pa¨ªs, ?qu¨¦ impide exportar el ¨¦xito a la naci¨®n entera?
He ah¨ª precisamente el reto. Barrio Adentro e iniciativas parecidas como Reconecta con la Paz ¨Cque propon¨ªa mecanismos de justicia alternativa, como talleres o terapia¨C funcionaron en un entorno muy particular, Ciudad de M¨¦xico, donde la ratio de polic¨ªas por habitante es muy superior al resto del pa¨ªs, donde no hay zonas controladas de facto por el crimen y donde la capacidad de respuesta de las autoridades es relativamente r¨¢pida. Y luego el nivel de vida. En la capital, el Gobierno federal calculaba en 2022, que el 24% de la poblaci¨®n viv¨ªa bajo el umbral de la pobreza, un nivel que, sin ser menor, est¨¢ 12 puntos por debajo de la media nacional. ?C¨®mo funcionar¨ªan programas as¨ª en Guerrero o Chiapas, donde m¨¢s del 60% de la poblaci¨®n vive bajo el umbral de la pobreza, donde el territorio es accidentado y la seguridad depende del Ej¨¦rcito, cuando este llega?
Adem¨¢s de lo mencionado arriba, la clave para el gabinete radica en mejorar y homologar las pr¨¢cticas policiales y de investigaci¨®n en los Estados, una vieja reivindicaci¨®n de organizaciones de la sociedad civil. La reforma a la Ley Org¨¢nica de la Administraci¨®n P¨²blica Federal apunta entre otras cosas a eso, a crear est¨¢ndares de calidad para las instituciones, de manera que sea la propia SSyPC la que capacite, ayude en la elaboraci¨®n o mejoramiento de protocolos e instruya en materia de inteligencia e investigaci¨®n. Suena bonito y se ha intentado antes. Con el experimento exitoso de la capital por bandera, ahora se intenta de nuevo.
Las urgencias
Todo lo anterior exige adem¨¢s cierta urgencia. Los fuegos en el pa¨ªs son muchos y complejos, tambi¨¦n antiguos. Ahora mismo, hay cuatro puntos que concentran la atenci¨®n del gabinete de seguridad: Guerrero, Sinaloa, Chiapas y Guanajuato. Aunque la estrategia original contemplaba doce ciudades y regiones, los sucesos del primer mes de Gobierno, con asesinatos de alto impacto y matanzas en Guerrero y Sinaloa, y enfrentamientos con militares que han dejado decenas de muertos en ambos estados, han obligado al Gobierno a jerarquizar sus esfuerzos. La deriva del crimen en Chiapas, donde hace unos d¨ªas las autoridades intervinieron una bodega con cientos de armas y cartuchos, veh¨ªculos blindados y droga, y la constante violencia homicida en Guanajuato, completan el cuadro.
En sus primeros dos informes a la ciudadan¨ªa, Garc¨ªa Harfuch ha celebrado la detenci¨®n de decenas de personas en diferentes Estados, en la l¨ªnea con lo que hac¨ªa Rosa Icela Rodr¨ªguez, anta?o al frente de seguridad, hoy titular de Gobernaci¨®n. En algunos casos, el funcionario ha destacado la importancia de una u otra detenci¨®n, caso por ejemplo de El Oso o El Max, presunto l¨ªder de un grupo criminal ligado a Ismael El Mayo Zambada, en Sinaloa, a mediados de octubre. Su detenci¨®n provoc¨® la muerte a balazos de 19 civiles presuntamente armados, en un supuesto enfrentamiento con militares.
¡°Hay que tener mucho cuidado con las detenciones de alto impacto¡±, se?ala una fuente cercana al gabinete de seguridad. ¡°No hay que centrarse exclusivamente en las cabezas de los grupos, por dos cosas. Primero, para no empoderar al grupo contrario. Y segundo, para que el grupo perjudicado no pueda leer que est¨¢s con los otros¡±, a?ade. Solo queda una opci¨®n. Como se dice coloquialmente, tratar de agarrar parejo. Las decenas de detenciones anunciadas hasta ahora ¨Cexcluyendo el fiasco de El G¨¹ero Pulseras esta semana, en Chiapas¨C apenas dibujan una tendencia. La fluidez del crimen excluye adem¨¢s respuestas definitivas sobre qu¨¦ grupo se ha visto beneficiado o perjudicado, en cada regi¨®n, ante las capturas.
La realidad, en todo caso, es que el mes y medio que falta para cerrar el a?o aparece en el tablero del juego pol¨ªtico, como pista de lanzamiento para el ¨®rdago del Estado contra el empuje criminal. Nunca desde la alternancia pol¨ªtica, con la excepci¨®n de Genaro Garc¨ªa Luna ¨Ccondenado por narcotr¨¢fico y delincuencia organizada a 38 a?os de c¨¢rcel, en Estados Unidos¨C ha habido un funcionario civil en el campo de la seguridad con el poder que tendr¨¢ Harfuch. Falta por ver c¨®mo se configura ese poder con el del resto de dependencias del Sistema Nacional de Seguridad, particularmente los militares, presuntamente subordinados a su coordinaci¨®n.
La academia y la sociedad civil, mientras tanto, han pedido que se impongan cortafuegos y sistemas de control al poder de Harfuch, y a todo el sistema nacional de seguridad en general, precisamente para evitar males futuros. Ya no solo en materia de corrupci¨®n, sino para fiscalizar los posibles excesos de las fuerzas de seguridad. El acad¨¦mico Ernesto L¨®pez Portillo, uno de los principales expertos en el pa¨ªs en materia de pol¨ªticas de seguridad, ha denunciado precisamente estos d¨ªas la carencia de controles y sistemas de rendici¨®n de cuentas. La reelecci¨®n de Rosario Piedra al frente de la oficina de Derechos Humanos nacional, que estos a?os apenas ha planteado reclamos al Gobierno, ilustra la poca preocupaci¨®n del Ejecutivo por la escasez de contrapesos.
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