Marina de Tavira, actriz: ¡°Hay que ser humanistas, es lo ¨²nico que nos queda, apelar a las personas¡±
La int¨¦rprete ha prestado su voz en un seminario del Colegio de M¨¦xico que reflexiona sobre el tr¨¢fico de armas, un asunto que estos d¨ªas une al pa¨ªs en la exigencia de que Estados Unidos frene ese mercado ilegal
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Marina de Tavira (Ciudad de M¨¦xico, 50 a?os) entra por la ma?ana a ensayar una obra y sale por la tarde a representar otra, La ni?a en el altar, una revis¨®n del teatro cl¨¢sico griego en la que encarna a Clitemnestra y que le recuerda cada d¨ªa el M¨¦xico en el que vive, con todas sus violencias, las de los hombres que las generan, pero tambi¨¦n las que sufren las mujeres y las infancias. El mundo, dice, a veces es tan c¨ªclico que empuja al pesimismo, pero ella prefiere seguir mir¨¢ndolo con esperanza y situarse en el lado de los que pueden y deben aportar su grano de arena. Estos d¨ªas en M¨¦xico se habla de nuevo con fuerza de armas y de desarme, de tr¨¢fico ilegal y de muertes. De Tavira, una de las grandes figuras de teatro, ha prestado su voz, su gran voz moldeada en las tablas, para combatir las balas. Particip¨® en unas jornadas del Colegio de M¨¦xico para abordar este asunto, las armas. Opina que todo el mundo puede hacer algo para que su pa¨ªs pueda quitarse de encima el peor de los males y salir de la anestesia en que a veces parece sumido.
Pregunta. Decenas de miles de personas muertas al a?o. ?Qu¨¦ puede hacer el arte por esta situaci¨®n dram¨¢tica que atraviesa M¨¦xico?
Respuesta. Es una situaci¨®n brutal, son cifras alucinantes, escandalosas, terror¨ªficas, son las vidas de muchas personas. Y cada tragedia se lleva entre las manos la vida, la paz de much¨ªsimas personas. ?Qu¨¦ puede hacer el arte? Yo soy optimista, pero tambi¨¦n realista, ?no? Desde que me enamor¨¦ del teatro como forma de relacionarme con el mundo, tanto como espectadora como siendo actriz, no he dejado de creer que es un veh¨ªculo maravilloso para crear conciencia de muchas cosas. Para m¨ª ha sido as¨ª, ha sido la forma en la que yo he entendido la realidad, la injusticia, el dolor humano.
P. El mundo art¨ªstico, cultural, ?est¨¢ haciendo lo suficiente por esta causa del desarme y por otras que M¨¦xico necesita?
R. A m¨ª me toc¨® ser joven en los principios de los noventas, y entonces hubo much¨ªsimos movimientos, salimos a la calle much¨ªsimas veces por much¨ªsimas razones y as¨ª me form¨¦, con esa sensaci¨®n de que funcionaba salir, de que hab¨ªa que hacerlo y exigimos un mont¨®n de cosas. Quienes nos antedecen tambi¨¦n. Ahorita s¨ª creo que es un momento donde hay un poquito m¨¢s de... En algunas cosas hay mucha cohesi¨®n, por ejemplo en el movimiento de las mujeres, que est¨¢ muy firme, salimos a la calle y nos solidarizamos unas con otras. Pero cuando hay miedo es dif¨ªcil salir, es dif¨ªcil hablar, porque el miedo paraliza. Creo que hay ciertos temas que nos pueden asustar y preferimos estar en nuestra trinchera y los observamos de lejos.
P. ?Es el miedo, entonces?
R. Tambi¨¦n la apat¨ªa y la ignorancia, pero creo que es m¨¢s el miedo.
P. ?Cree que el pueblo mexicano tiene un diagn¨®stico claro de la situaci¨®n, de que sus cifras de violencia son de las m¨¢s terribles del mundo?
R. Es que tambi¨¦n se trata de que tenemos que vivir y salir adelante y sacar el d¨ªa a d¨ªa y llevar a los ni?os y las ni?as a la escuela, ir a trabajar, intentar sentir alegr¨ªa por la vida, ?no? Porque hay que hacerlo, a pesar del horror. Pero la realidad se impone. Nos toca verlo por las noticias o por las redes sociales. Pero lo m¨¢s terrible es que nos enteramos de las cosas m¨¢s terror¨ªficas al mismo tiempo que estamos viendo el anuncio de una crema para la cara o qu¨¦ hizo el influencer de turno. Hemos generado una cierta vacuna contra el horror. Estamos ya un poco acostumbradas y acostumbrados a verlo todo el tiempo¡ y hasta que no te toca personalmente. Yo creo que hay much¨ªsimas personas conscientes y que est¨¢n trabajando, hay organizaciones, hay personas que se meten a las zonas de conflicto y que dan talleres de teatro, hay muchas acciones, pero en general nos vacunamos para sobrevivir.
P. En las ¨²ltimas elecciones presidenciales todos los analistas coincidieron en que la situaci¨®n de violencia no movi¨® el voto, que fueron otros factores. Si ahora Estados Unidos no estuviera presionando con medidas contra el crimen, ?cree que habr¨ªa este movimiento contra las armas que parece que experimenta un renacer?
R. Es que evidentemente la violencia se ha instaurado y se ha vuelto algo cotidiano. Supongo que en el momento de las elecciones las personas estaban viendo otras cosas, pues la posibilidad de tener un mejor nivel de vida, su supervivencia¡ El problema con la violencia es que no se han movido muchos los n¨²meros de un gobierno a otro. Es como si se hubiera instaurado como... como un bicho que no se quiere mover. Depende de muchas cosas, claramente de esa relaci¨®n con nuestra frontera y con c¨®mo nos vamos a poner de acuerdo para que de ambos lados haya una voluntad para amainarlo.
P. ?Percibe que este asunto de las armas como un combate que tiene que dar Estados Unidos se est¨¢ convirtiendo en un discurso de unidad en todo el pa¨ªs?
R. S¨ª, y creo que es un grito absolutamente leg¨ªtimo, no podemos hacer como que no es as¨ª. Es una relaci¨®n que nos compete a ambos pa¨ªses, que tenemos que trabajar juntos y juntas. Ojal¨¢ fuera as¨ª. En vez de estarnos juzgando en otros aspectos, trabajemos juntos por algo. Con la violencia es claro que tenemos la responsabilidad ambas partes y requiere una colaboraci¨®n en conjunto.
P. ?Esta de las armas es su causa o solo una de ellas?
R. Es nada m¨¢s pensar en un mundo mejor para todos y todas. Un mundo donde podamos tener un poquito m¨¢s de alegr¨ªa de estar vivos y vivas. Y esa es la vocaci¨®n del arte y del teatro, en concreto. Me invitaron a participar [en el seminario sobre las armas] y da la casualidad de que estoy trabajando en dos obras de teatro, que de una u otra manera est¨¢n abordando ese discurso, ese grito. La ni?a en el altar, que estoy haciendo en el teatro Gale¨®n, es una obra que, si bien habla de la guerra de Troya y est¨¢ inspirada en una trajera griega, La Orestiada, a la hora de verla, y me lo han dicho la gente que viene y era toda nuestra intenci¨®n, no se puede parar de sentir que est¨¢ hablando de hoy, que est¨¢ hablando de un sistema patriarcal que nos afecta a todos y todas y que nos arroja a la violencia desde tiempos inmemoriales. Unos obligados a ejercerla porque ya no ven otra opci¨®n y porque a eso se acostumbran y otras como v¨ªctimas.
P. ?Piensa que la violencia que hay en M¨¦xico est¨¢ relacionada con el machismo que tambi¨¦n impera?
R. S¨ª, yo creo que much¨ªsimo, much¨ªsimo. Por eso siempre insisto cuando hablamos de feminismo en la educaci¨®n y la crianza de los ni?os, que nos compete a todas y todos. ?C¨®mo les estamos criando? Yo siento que ah¨ª, en la educaci¨®n, hay algo nodular que si cambiara¡ S¨¦ que hay muchas cosas m¨¢s, como la pobreza, pero el machismo tambi¨¦n empuja desde muy peque?os a los ni?os a demostrarse hombres a trav¨¦s de la violencia. Por m¨¢s que salgamos a la calle, por m¨¢s que pintemos monumentos, si no se trabaja desde ah¨ª¡ pero para eso tiene que haber conciencia.
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P. Las drogas son parte indisoluble de este entramado violento, ?cree que legalizarlas ayudar¨ªa?
R. Normalmente me he decantado a favor de la legalizaci¨®n, obviamente no de todo. No creo que esto aminore el consumo, pero tampoco lo favorece. No creo que haya m¨¢s consumo por legalizar. Creo que s¨ª podr¨ªa ayudar.
P. Hay quien piensa que si se acabara con el tr¨¢fico de armas que entra desde Estados Unidos otros pa¨ªses tomar¨ªan el relevo, quiz¨¢ Venezuela o Brasil, citan. Parece imposible de combatir.
R. La obra que estoy haciendo nos habla de la Grecia cl¨¢sica y esa es la impresi¨®n, que no hay forma de detener la violencia. Es devastador. Pareciera que hemos fracasado absolutamente como civilizaci¨®n. Hay algo de eso, hay algo de eso.
P. En efecto cuando se observa la vigencia que tienen estas obras cl¨¢sicas se tiene la sensaci¨®n de que el mundo gira y gira y nada sustancial cambia. Volvemos una y otra vez a las guerras¡
R. S¨ª, me acuerdo de un parlamento que hice de una obra de Bertolt Brecht hace tiempo, Santa Juana de los Mataderos, y Juana, mi personaje, dec¨ªa al final: ¡°Una vez m¨¢s sigue el mundo su curso inalterable¡±. En ese momento se refer¨ªa al crack del 29 y a las huelgas de los obreros y c¨®mo despu¨¦s, de todas maneras, el capitalismo arras¨® y sigue arrasando. Lo mismo podr¨ªamos decir de la violencia.
P. Ahora se la ve pesimista.
R. Yo pienso que hay que ser humanistas, que es lo ¨²nico que nos queda, apelar a las personas, seguir pensando en escribir historias, en seguir reportando, en seguir haciendo teatro. No veo otra. Yo siempre apelo a la esperanza. Nada me demuestra que tenga yo raz¨®n, pero no puedo vivir de otra manera. No me ir¨ªa ahorita al camerino y me maquillar¨ªa para dar una funci¨®n si no creyera que sirve de algo.
P. ?Hasta d¨®nde siente que sirve?
R. Pues masivamente, no. Es una cosa que va a la persona, de uno en uno. Alguna vez, entre los que asisten al teatro, hay quien despierta a una toma de conciencia. Lo hacemos juntos, en realidad. Y entonces deciden hacer algo, y eso sirve, por m¨¢s peque?o que sea. Si un adolescente que ve¨ªa como ¨²nica opci¨®n la violencia y ve una funci¨®n en su comunidad y, sin embargo, decide hacer teatro, pues sirve. En eso creo.
P. ?C¨®mo ve M¨¦xico este momento?
R. Pues a m¨ª hay cosas que siguen dando mucho orgullo de M¨¦xico, la verdad, a pesar de la violencia. Me encanta que tengamos una mujer presidenta, me siento muy orgullosa de eso. Siento que a pesar de todo es un pa¨ªs que se ama a s¨ª mismo. Miro al frente y veo este espacio tan bonito, con dos teatros nuevos que acaban de construir, una cineteca m¨¢s all¨¢, y c¨®mo se llenan estos teatros, con precios muy accesibles. Creo que hay una voluntad de que la vida sepa a algo, que tenga sentido. Tambi¨¦n somos este otro pa¨ªs. Y el del horror, al mismo tiempo.
P. Este a?o, el pa¨ªs invitado a la semana de teatro cervantina de Guanajuato ser¨¢ Reino Unido, gran cartel.
R. Bueno, qu¨¦ voy a decir. Son maravillosos en su dramaturgia, en su teatro, y nso solo mencionamos a Shakespeare. Harold Pinter, por ejemplo, que ha sido un dramaturgo que a m¨ª me ha interesado mucho; Nina Rainey, de la que llev¨¦ a escena una obra titulada Consentimiento. Tienen una tradici¨®n teatral hermos¨ªsima, maravillosa. Salen a llenar los teatros como si no hubiera ma?ana. Pero ser¨ªa bonito que pudi¨¦ramos dialogar, porque al final a m¨ª me gustar¨ªa eso, ver en Londres una dramaturgia mexicana. S¨ª, porque normalmente nosotros les montamos m¨¢s a ellos.
P. ?C¨®mo ve el teatro mexicano?
R. En t¨¦rminos de la dramaturgia, creo que tendr¨ªamos la responsabilidad, y ah¨ª me pongo la tarea, porque asumo la responsabilidad tambi¨¦n, de montarnos m¨¢s nuestros textos, los de nuestras dramaturgas y nuestros dramaturgos. Porque somos un pa¨ªs que se abre muy f¨¢cil y con mucho asombro y generosidad hacia afuera. Es parte de nuestra historia, de lo que le ocurri¨® a las civilizaciones que estaban primero aqu¨ª. Y creo que tendr¨ªamos que volver a vernos m¨¢s hacia adentro. Me tendr¨ªa que preguntar cu¨¢ntas veces he montado textos mexicanos.
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