Las mascarillas y las m¨¢scaras

Soy m¨¢s bien t¨ªmida. A veces cuando miro fotos en Instagram me siento a¨²n m¨¢s t¨ªmida o me siento mal por no estar haciendo algo que quiero hacer y alguien ah¨ª est¨¢ haciendo y no s¨¦ c¨®mo habr¨ªa cruzado la adolescencia, cuando era m¨¢s t¨ªmida, entre las selfies y las im¨¢genes en las que parece que siempre hay alguien m¨¢s deportista, m¨¢s feliz o alguien comiendo algo m¨¢s rico que lo que estoy comiendo o alguien que hace algo que sue?o hacer. Al inicio de la cuarentena, cuando empec¨¦ a usar mascarilla, una de las primeras veces sal¨ª a la calle con lentes oscuros, que la pasaron empa?¨¢ndose y desempa?¨¢ndose con mi respiraci¨®n, me acord¨¦ de esa timidez adolescente, y sent¨ª cierta seguridad en el saberme cubierta detr¨¢s de la mascarilla y los lentes, como si me ocultaran. Como si la mascarilla fuera una fantas¨ªa adolescente, selfies invertidas, un escondite. Con los meses que hemos pasado usando mascarilla, parece que m¨¢s que una forma de ocultarse son una forma de mostrarse. Algunas cosas han cambiado con el h¨¢bito de usar mascarilla, como la forma de nombrarlas, al principio les dec¨ªa cubrebocas o tapabocas, pero visualmente no parece que la palabra sea suficiente porque no incluye la nariz. Hace poco en un puesto en la calle vi unas mascarillas que ten¨ªan impresas distintos tipos de m¨¢scaras ic¨®nicas, como una de Darth Vader y otra del Santo, y qued¨® a¨²n m¨¢s clara la relaci¨®n que hay entre las m¨¢scaras y las mascarillas. Con el uso cotidiano, y la cantidad de interacciones que hacemos con mascarilla, su significado se va complejizando.

Hay muchos tipos de m¨¢scaras, pero las m¨¢s pragm¨¢ticas quiz¨¢s sean las m¨¢scaras utilitarias. Las que se usan en los deportes, por ejemplo, como en el b¨¦isbol o en el esgrima para cubrir las caras de los deportistas, para protegerlos de las bolas o los floretes. Tambi¨¦n est¨¢n las que son parte del quehacer laboral, como las m¨¢scaras que se usan en la apicultura para recolectar la miel en las colmenas de las abejas o las de los soldadores con una ventanita rectangular, ambas velando totalmente las caras de los trabajadores, como los uniformes que tambi¨¦n velan sus cuerpos para protegerlos de las chispas o de las abejas, de pronto tan parecidas chispas y las abejas en una imagen. Tambi¨¦n hay otras formas y otros motivos para velar los rostros, como los velos blancos en los atuendos de novia en las tradicionales bodas cat¨®licas que velan la cara de las mujeres para ser descubiertos por el esposo al momento del matrimonio, y es interesante que simb¨®licamente, o mejor dicho, patriarcalmente, sea el hombre quien descubre a la mujer y no sea ella quien lo haga, en todo caso, es parte de un rito. Desde la religi¨®n se velan los rostros de las mujeres, como los distintos velos en la religi¨®n isl¨¢mica para cubrir el pelo como el hiyab, o como la burka que vela el rostro y el cuerpo de las mujeres. Una m¨¢scara barata y f¨¢cil de conseguir son las medias de nylon, como lo hemos visto en algunas pel¨ªculas, que sirve para borrar la personalidad de un asaltante, para distorsionar su imagen. Todas estas son m¨¢scaras de uso en la vida diaria.

Y est¨¢ la ficci¨®n. Est¨¢ el teatro. Est¨¢n las m¨¢scaras en el teatro y su largu¨ªsima historia. Y, a prop¨®sito de las m¨¢scaras en el teatro, es interesante lo que escribe el director de escena Luis de Tavira: ¡°La m¨¢scara fund¨® el poder del teatro para representar a todos. El actor se enmascara para desenmascarar a la sociedad, su m¨¢scara no es un ocultamiento, es una lupa.¡± Mientras que en la realidad las m¨¢scaras ocultan o protegen, en el teatro ocurre lo contrario, nos muestran. Antonin Artaud, que, por cierto, tiene un texto incre¨ªble sobre el teatro y la peste en el que hace varias analog¨ªas entre el teatro y algunas epidemias a lo largo de la historia, dice que la peste orilla a las personas a ser tal como son, pues derrumba las formas sociales, desdibuja la autoridad, no hay polic¨ªa ni gobiernos, porque ¡°se elimina la m¨¢scara¡± y eso nos hace visibles. Y pareciera esta es una ecuaci¨®n que nos habla del significado de la mascarilla en la vida diaria y la relaci¨®n que tiene con la m¨¢scara en la ficci¨®n.

Como en esta pandemia el uso de la mascarilla ha rebasado su uso utilitario, convirti¨¦ndose en una prenda o en parte de la forma de vestir para salir a la calle, es interesante ver qu¨¦ relaci¨®n guarda con las m¨¢scaras en la vida real y las m¨¢scaras en la ficci¨®n. Incre¨ªble c¨®mo cruza de un lugar a otro, c¨®mo va y viene. Y tambi¨¦n c¨®mo su uso puede ser un gesto pol¨ªtico, como en el caso de los presidentes de M¨¦xico y Estados Unidos, que se han presentado en actos p¨²blicos, deliberadamente sin usar mascarilla mientras que sus equipos aparecen port¨¢ndola. El mensaje en sociedad de las mascarillas es ¡°yo me protejo y protejo a los dem¨¢s¡± y el acto de no traerla es el mensaje contrario, el desinter¨¦s por la salud de los dem¨¢s en un contexto de pandemia. Tambi¨¦n pueden ser mensajes ecol¨®gicos, como las mascarillas lavables, o pueden ser mensajes directos de extrema cautela m¨¦dica, como las mascarillas N95. Tambi¨¦n pueden ser mensajes de identidad, de pertenencia a grupos, como puede ser traer el logotipo del equipo de futbol para ser reconocido a distancia por otra persona que le va al mismo equipo. Pero si algo cruza de la ficci¨®n a las calles, de las m¨¢scaras a las mascarillas, es que son una lupa tambi¨¦n. Nos muestran a los dem¨¢s en afinidades de gusto, en afinidades pol¨ªticas. Muestran la importancia que le da un funcionario p¨²blico a la noci¨®n de proteger a su entorno y a los dem¨¢s.

Al inicio de la cuarentena era muy dif¨ªcil encontrar mascarillas. Pronto empezaron a salir videos en YouTube para hacer mascarillas caseras y pronto se empezaron a comercializar y juntos con ellas se fue haciendo popular el cubrir la gestualidad a la que estamos acostumbrados. Al cubrirnos la cara en una base diaria, pactamos, tambi¨¦n como en el teatro, una otredad. Afuera de las estaciones de metro en la Ciudad de M¨¦xico se pueden comprar caretas con impresiones de celebridades, como nada m¨¢s y nada menos que de Selena o Juan Gabriel, con unos peque?os c¨ªrculos ventana para los ojos de quien las porta. Para ni?os y ni?as hay caretas de Mickey Mouse o de Bob Esponja, como tambi¨¦n hay mascarillas que traen patrones de los dibujos animados favoritos. En las calles tambi¨¦n se pueden encontrar mascarillas de bordados de comunidades originarias, mascarillas con logotipos impresos de algunas de las marcas m¨¢s conocidas o mascarillas con impresos de bocas y nariz de payaso, de besos o de sonrisas, quiz¨¢s para evidenciar m¨¢s ahora que nos vemos orillados a gesticular con las manos y con el cuerpo, como al salir al parque y a pasear un perro y no sabemos qu¨¦ gestos hay detr¨¢s de las mascarillas. Cosa que tambi¨¦n habla de lo extra?o que es para todos usar mascarillas cotidianamente. Con la mitad de la cara cubierta, ahora usamos m¨¢s el cuerpo para expresarnos y un gesto amable puede ser confuso. Tal vez a muchos nos ha pasado que no articulamos bien o que el volumen se amortigua por la mascarilla y esto nos obligan a exagerar, a veces a subir el tono de voz, y gritar ¡°gracias¡± y cruza la intenci¨®n de la gratitud con el grito. Una de las ventajas de usar mascarilla es que se puede cantar discretamente por las calles. Nos obligan a estar m¨¢s conscientes de nuestra respiraci¨®n, de nuestro aliento, de nuestra presencia y la de los dem¨¢s, pues al tiempo que nos cubren tambi¨¦n nos descubren, sobre todo, ante los dem¨¢s.