Jaaky. ?Es posible hablar con faltas de ortograf¨ªa?
Hablar bien es, en todo caso, tener la posibilidad de comunicarse y decir ¡°nadien¡± nunca ha obstruido comunicaci¨®n alguna
Si hay una relaci¨®n apasionante es la que se establece entre la lengua y la escritura, la relaci¨®n nos parece ahora tan estrecha que incluso las confundimos, las hemos fusionado tanto en el pensamiento que si hablamos de la lengua, casi siempre se erige ante nuestra imaginaci¨®n un mundo habitado por graf¨ªas. En una visi¨®n lineal de la historia, el desarrollo de la escritura se ve como uno de los grandes hitos que dieron paso al desarrollo de grandes civilizaciones sin considerar la compleja y muy interesante historia de la escritura en relaci¨®n con la lengua hablada. Sin embargo, la lengua que utilizamos en la escritura difiere mucho de la lengua oral que siempre ser¨¢ m¨¢s rica, din¨¢mica y cambiante. La lengua escrita no es un espejo de la lengua oral ni mucho menos, la relaci¨®n entre ambas no ha sido nunca una relaci¨®n en la que todos los elementos de la lengua oral se hallen reflejados en la lengua escrita. La lengua oral es un sistema tan complejo y din¨¢mico que no ha habido nunca un sistema de escritura que d¨¦ cuenta de ella a cabalidad. Para comenzar, ser¨¢ necesario tener muy en cuenta la diferencia entre ambas para poder comprender por qu¨¦ decir que alguien habla con faltas de ortograf¨ªa es un sinsentido.
Hace unos d¨ªas, se abri¨® un interesante debate en el que, para descalificar a la nueva Secretaria de Educaci¨®n, Delfina G¨®mez ?lvarez, se utiliz¨® con insistencia el argumento de que ella no estaba calificada para tal funci¨®n porque ¡°habla con faltas de ortograf¨ªa¡± y hubo incluso quien argument¨® que pasar por alto este hecho formaba parte de una corriente anti-intelectual. M¨¢s all¨¢ de revisar los m¨¦ritos de Delfina G¨®mez para ocupar una secretar¨ªa encargada de la educaci¨®n en este pa¨ªs, me sorprendi¨® que, en un giro parad¨®jicamente anti-intelectual, la frase ¡°hablar con faltas de ortograf¨ªa¡± ignoraba toda la discusi¨®n que existe sobre la diferencia entre la lengua oral y la lengua escrita. El acto de hablar se inscribe dentro de la oralidad y la ortograf¨ªa dentro del mundo de las normas de la escritura. No es posible hablar con faltas de ortograf¨ªa porque esta pertenece al mundo visual de las graf¨ªas en las que se puede prescindir perfectamente del habla. Decir que alguien habla con faltas de ortograf¨ªa es pues un sinsentido dado que no hablamos con graf¨ªas, las graf¨ªas son totalmente prescindibles para el lenguaje humano. Una lengua existe independientemente de si ha sido escrita o no, las lenguas del mundo han existido miles de a?os sin necesidad de la escritura con toda la complejidad gramatical que les es inherente.
La ortograf¨ªa es un sistema de normas arbitrarias que dice cu¨¢l debe ser el outfit gr¨¢fico con el que se revestir¨¢ una palabra oral en el mundo de la escritura. Pensemos en la palabra ¡°pues¡± que en la lengua oral tiene una funci¨®n gramatical y un significado determinado, su vida en la lengua oral tiene varias formas de sonido: [pus] [pos] [puej] [ps] [pues] y esta variaci¨®n no atenta contra la lengua, es m¨¢s bien parte de su naturaleza. Esto mismo sucede con todas las palabras orales que presentan m¨²ltiples variaciones en la realidad de su pronunciaci¨®n sin que esto signifique ninguna obstrucci¨®n en la comunicaci¨®n, no hay ninguna palabra que siempre sea pronunciada de la misma manera exacta, lo natural es que haya m¨²ltiples pronunciaciones, a veces perceptibles, a veces no, de cada una de las palabras. Cada vez que una palabra es pronunciada afecta desde la variante de quien la enuncia hasta el timbre de la voz de la persona que la pronuncia. Parafraseando a Her¨¢clito, podemos decir que ninguna persona oye la misma palabra dos veces, porque ni la persona ni la palabra ser¨¢n las mismas. Regresando al ejemplo, si en una lengua la palabra ¡°pues¡± existe en varias pronunciaciones, la escritura determina una manera de representarla gr¨¢ficamente, una opci¨®n es elegir una sola graf¨ªa para representar toda una palabra, esto sucede en el caso de la escritura del chino o en el caso de la escritura antigua de las lenguas mixe-zoqueanas, basta una graf¨ªa para representar la palabra completa. Otra opci¨®n es elegir una graf¨ªa por cada s¨ªlaba de la palabra en cuesti¨®n, de manera que si una palabra consta de dos s¨ªlabas, necesitaremos dos graf¨ªas para representar a esa palabra en el mundo gr¨¢fico, esta opci¨®n se puede observar en el funcionamiento de los silabarios de la escritura japonesa. Una tercera opci¨®n es representar una palabra fonema por fonema, a cada fonema de la lengua le corresponder¨¢ una graf¨ªa en el mundo de lo escrito. Esta relaci¨®n no siempre es arm¨®nica pues hay abecedarios en los que existen m¨¢s graf¨ªas que fonemas en la lengua como sucede con las variantes del espa?ol que tienen dos graf¨ªas ¡°y¡± y ¡°ll¡± para representar un solo fonema de la lengua en la actualidad. Pero seguimos con la tarea de elegir un rop¨®n gr¨¢fico para vestir en la escritura a la palabra ¡°pues¡± en un sistema que privilegia la correspondencia entre fonemas con graf¨ªas. Tenemos varias opciones, la ortograf¨ªa ha privilegiado una: [pues], as¨ª como pudo haber privilegiado [pus].
Esta elecci¨®n no hace que en la oralidad las diferentes pronunciaciones desaparezcan, todas son tan v¨¢lidas dado que existen y son funcionales para la comunicaci¨®n. La ortograf¨ªa es una convenci¨®n social y gr¨¢fica que se va fijando con el tiempo, que depende de muchos factores extraling¨¹¨ªsticos y que afecta al mundo de la escritura, pero que de ninguna manera puede regular la lengua hablada. La historia de la ortograf¨ªa nos lo demuestra muy claramente. Varios a?os despu¨¦s de que se hubiera publicado El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes, era muy com¨²n en la ¨¦poca encontrar en los libros impresos que las palabras pod¨ªan escribirse de muchas maneras distintas, la misma palabra ¡°ortograf¨ªa¡± presentaba hasta cuatro variaciones en su manera de ser representada en la escritura. La falta de reglas ortogr¨¢ficas estrictas no fue un impedimento para hacer libros o desarrollar la imprenta y muchos menos dicta qu¨¦ es hablar bien pues hablar no forma parte de su campo de acci¨®n. Hablar bien es, en todo caso, tener la posibilidad de comunicarse y decir ¡°nadien¡± nunca ha obstruido comunicaci¨®n alguna.
Pero, ?entonces a qu¨¦ se est¨¢n refiriendo cuando descalifican a alguien por ¡°hablar con faltas de ortograf¨ªa¡±? Para algunas personas que ignoran la compleja y din¨¢mica relaci¨®n entre lengua hablada y lengua escrita, las unidades gr¨¢ficas deben tener una correlaci¨®n perfecta entre las graf¨ªas y las unidades que se pronuncian en el habla, de manera que si la palabra escrita ¡°nadie¡± contiene cinco graf¨ªas estas deben correlacionarse con exactamente cinco sonidos en la lengua oral, esta exigencia entonces descalifica el hecho de que alguien diga [nadien] porque el n¨²mero de sonidos no refleja exactamente el n¨²mero de graf¨ªas de la palabra ¡°nadie¡±. Esta exigencia es absurda por donde se le vea, para comenzar, si el habla estuviera perfectamente reflejada en la escritura la n de la palabra ¡°mango¡± deber¨ªa escribirse de manera diferente a la n de la palabra ¡°no¡± porque la primera es una consonante velar definitivamente distinta (haga el ejercicio de pronunciarlas). Por otro lado, la ortograf¨ªa dicta la existencia de espacios en blanco entre las palabras, si habl¨¢ramos replicando la escritura estos espacios ser¨ªan silencios, la frase ¡°voy a hablar¡± dejar¨ªa de pronunciarse como [boyablar] y tendr¨ªamos que pronunciarla con silencios entre cada palabra gr¨¢fica: un absurdo. Por otro lado, lo que se ha considerado correcto por la ortograf¨ªa cambia con el tiempo; antes, lo correcto era escribir ¡°haiga¡± y la simplificaci¨®n ¡°haya¡± era considerada un mal uso, con el tiempo la forma incorrecta seg¨²n la ortograf¨ªa se fue consolidando al punto de que ahora ¡°haiga¡± es considerada una aberraci¨®n ortogr¨¢fica. Detr¨¢s de la condena por ¡°hablar con faltas de ortograf¨ªa¡± hay una postura anti-intelectual, como les gusta repetir, una postura que desde?a la historia de la lengua, de la escritura y de la ortograf¨ªa. En realidad, lo sabemos, lo que hay detr¨¢s de esas condenas por ¡°hablar con faltas de ortograf¨ªa¡± se esconde otro fen¨®meno que surge de un lugar distinto, lo que hay detr¨¢s de esa frase absurda se llama clasismo. Es una l¨¢stima que a la discriminaci¨®n ling¨¹¨ªstica siempre se le intenta disfrazar de preocupaci¨®n intelectual. Al menos, hablemos con honestidad, hablar con honestidad es posible, ¡°hablar con faltas de ortograf¨ªa¡±, no.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.