Contra el optimismo
Llama la atenci¨®n escuchar expresiones de celebraci¨®n porque el pa¨ªs puede ser que crezca este a?o cerca de 6%. Olvidan se?alar que la ca¨ªda del a?o previo fue 8,3%
Hace unos d¨ªas un colega, a quien respeto y estimo, me invit¨® a participar en una especie de campa?a ¡ªnada que ver con campa?as pol¨ªticas, desde luego¡ª en el que se enfatizar¨ªa, con un ¨¢nimo optimista, que todo iba a estar mejor. La idea surgi¨®, me relat¨®, debido a que notaba des¨¢nimo y franca depresi¨®n en grupos de j¨®venes cercanos a ¨¦l. Tuve que declinar. M¨¦xico est¨¢ viviendo un deterioro importante en diversas arenas y me parece responsable preparar a los j¨®venes para un escenario dif¨ªcil, por decir lo menos.
Me llama la atenci¨®n escuchar expresiones de optimismo o hasta de celebraci¨®n porque el pa¨ªs puede ser que crezca este a?o cerca de 6%. Olvidan se?alar que dado que la ca¨ªda del a?o previo fue 8,3%, un crecimiento de 6% no te pone siquiera en el mismo punto en el que empezaste a caer. Olvidan, o quiz¨¢s obvian mencionar que durante 2019 la econom¨ªa mexicana tambi¨¦n decreci¨®, sin pandemia y en contra sentido del crecimiento de Estados Unidos, nuestro vecino y principal socio comercial. Los optimistas del crecimiento esperado para este a?o pretenden no darse cuenta de que el principal motor del rebote mexicano vendr¨¢ de la demanda externa: M¨¦xico se beneficiar¨¢, qu¨¦ bueno, de las pol¨ªticas fiscales expansivas de Estados Unidos.
Oigo a subsecretarios festejar una recuperaci¨®n de casi 97% de la poblaci¨®n econ¨®micamente activa sin considerar siquiera que no hay opciones para los mexicanos, trabajar no es una opci¨®n, es una necesidad. Les falt¨® mencionar que esa recuperaci¨®n ha sido en el empleo informal, ese que no tiene prestaciones ni protecci¨®n social. Supongo que tambi¨¦n olvidaron decir que ese tipo de empleo ni siquiera puede considerar una jubilaci¨®n y ya ni hablar de una pensi¨®n medianamente suficiente. Se festeja la creaci¨®n de 44.000 puestos de empleos formales en un mes, porque es importante ver el vaso medio lleno, pero el vaso medio vac¨ªo nos recuerda que faltan m¨¢s de medio mill¨®n de empleos para estar cerca de donde est¨¢bamos en febrero de hace un a?o.
Escucho a un secretario recalcar en foros importantes que en mayo habr¨ªa 80 millones de personas vacunadas en M¨¦xico cuando no se han llegado a los 22 millones de dosis aplicadas, y por supuesto el universo de personas con esquemas de vacunaci¨®n completos es mucho menor. Me preocupa el manejo tan superficial de esas cifras por parte de un funcionario cuya funci¨®n depende principalmente del buen entendimiento de estas. No entiendo c¨®mo el secretario supuso que se llegar¨ªa a esa cifra. Quiz¨¢s fue el optimismo el que lo llev¨® a hacer esa afirmaci¨®n.
M¨¢s all¨¢ de la polarizaci¨®n que priva en todos los rincones de la sociedad, el deterioro en las instituciones y en ciertos sectores productivos ¡ªel energ¨¦tico, por ejemplo¡ª tendr¨¢ costos importantes para las generaciones venideras. Si hab¨ªa fallas estructurales en las instituciones, se tendr¨ªan que haber corregido para fortalecer su funci¨®n. Hoy se les destruye en los hechos, quit¨¢ndoles el presupuesto, desvirtuando sus tareas o eligiendo funcionarios sin la preparaci¨®n t¨¦cnica necesaria, pero con la sumisi¨®n garantizada para no hacer cuestionamientos. A esos organismos tambi¨¦n se les ataca en los dichos todos los d¨ªas desde el meg¨¢fono presidencial. Las palabras no se las lleva el viento.
La econom¨ªa mexicana crec¨ªa a un ritmo que rondaba el 2% en los ¨²ltimos a?os. Ciertamente insuficiente y desigual. Poco se invirti¨® en el pa¨ªs para ampliar la capacidad productiva, aunque hubi¨¦ramos llegado a producir lo m¨¢ximo posible, no hab¨ªa mucho margen para lograr mayor crecimiento. M¨¦xico necesitaba una ampliaci¨®n importante de la capacidad instalada, tendr¨ªamos que haber invertido recursos importantes en infraestructura y en capital humano. Sin embargo, lo que hoy vemos es gasto en obras p¨²blicas que no me atrever¨ªa a llamar inversi¨®n y deterioro en el sistema educativo, que no ha hecho m¨¢s que agravarse con la pandemia. Escucho a personas bien informadas y atentas a la realidad del pa¨ªs conscientes de la destrucci¨®n que est¨¢ teniendo lugar, pero siempre optimistas pensando que ya habr¨¢ tiempo de reconstruir. ?Tendr¨¢n claro que la reconstrucci¨®n de instituciones, de sistemas educativos, de mercados competitivos toma d¨¦cadas? Por supuesto que se puede reconstruir, no tengo ninguna duda, como tampoco la tengo de que la destrucci¨®n nos situar¨¢ a a?os de distancia de otros pa¨ªses cuyos logros queremos emular. Un paso para adelante, pero demasiados para atr¨¢s.
M¨¢s all¨¢ de dividir el mundo entre optimistas y pesimistas, dicotom¨ªa in¨²til, me parece relevante no enga?arnos. Tenemos una responsabilidad con nosotros, con nuestra familia y sociedad y, desde luego, con nuestro pa¨ªs. Hay que estar atentos a lo que sucede y tratar de entender sus implicaciones. Hay que prepararse para a?os dif¨ªciles y hacer lo posible para aminorar el deterioro. No hay que caer en el pesimismo, pero jugar al optimismo es cerrar los ojos.
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