Riesgos de una derecha sin partido
La pobreza que exhibe hoy el PAN entra?a un enorme riesgo para la estabilidad del sistema pol¨ªtico. Toda inconformidad permanente que no encuentre una salida natural buscar¨¢ otras v¨ªas
La pobreza que exhibe hoy el PAN entra?a un enorme riesgo para la estabilidad del sistema pol¨ªtico. La condici¨®n para que opere una democracia electoral es que los votos expresen las posiciones pol¨ªticas e ideol¨®gicas que realmente existen en la sociedad en su conjunto. Y all¨ª es donde la puerca tuerce el rabo: en este momento la derecha y la centro derecha en M¨¦xico carecen de una representaci¨®n org¨¢nica que les arrope cabalmente en la contienda electoral. Y eso, insisto, constituye un factor potencial de desestabilizaci¨®n. Como el agua, toda inconformidad permanente que no encuentre una salida natural (en este caso, la disputa por el poder en las urnas) buscar¨¢ otras v¨ªas. Y, desde luego, nadie puede poner en duda que existe una inconformidad abierta y aguda por parte de actores pol¨ªticos, poderes de facto y sectores sociales medios y urbanos en contra del obradorismo y su intento de cambiar el r¨¦gimen.
La resistencia a la 4T no deber¨ªa espantar a nadie. M¨¢s all¨¢ de aciertos o desaciertos, las propuestas del Gobierno suponen un giro en el tim¨®n que afecta intereses, visiones de pa¨ªs e incluso concepci¨®n del mundo. La discrepancia es un fen¨®meno natural y aceptable en toda sociedad moderna, particularmente en momentos de transici¨®n. El peligro es que tales discrepancias no se vean reflejadas en los partidos que se disputan legalmente el poder. Me temo que algo como eso comienza a suceder con la derecha, como bien pudo haber sucedido con la izquierda hace tres a?os y el triunfo de Morena de alguna manera evit¨®.
En esta columna he argumentado que la presencia de L¨®pez Obrador en la boleta electoral en 2018 neutraliz¨®, al menos por unos a?os, potenciales brotes de inestabilidad, al canalizar por la v¨ªa electoral la rabia y el desencanto popular que hab¨ªan provocado los gobiernos del PRI y el PAN, y en general, el estado actual de las cosas. Hoy podr¨¢ debatirse si el obradorismo es realmente un movimiento de izquierda o no, pero lo cierto es que ofreci¨® una v¨ªa org¨¢nica a los extendidos sentimientos de hartazgo de los muchos que exig¨ªan un cambio. Que se est¨¦ logrando o no podr¨ªa estar sujeto a la pol¨¦mica, pero lo cierto es que el apoyo popular del que goza el presidente, seg¨²n todas las encuestas, muestra que la base social portadora de la inconformidad a¨²n percibe que el personaje instalado en Palacio Nacional habla en su nombre.
La pregunta es: ?la derecha, los empresarios, los conservadores, las clases medias que con raz¨®n o sin ella se sienten lastimadas por la Administraci¨®n, perciben que un partido pol¨ªtico habla en su nombre? Me temo que no mucho. Seg¨²n los sondeos, el PAN atrae una intenci¨®n de voto que ronda un 15% y supongo que buena parte de ella responde al hecho de que no hay otra opci¨®n pol¨ªtica real para esta inconformidad.
Hist¨®ricamente, el PAN jug¨® un papel fundamental al final del siglo XX durante la transici¨®n democr¨¢tica, gracias a que sus banderas y pr¨¢cticas pol¨ªticas ofrecieron una alternativa electoral a los sectores sociales inconformes con el PRI. Tuvo la capacidad de dar entrada, sobre todo en el norte del pa¨ªs, a empresarios medianos y grandes, como Manuel Clouthier, Fernando Canales Clariond, Alberto C¨¢rdenas Jim¨¦nez, el propio Vicente Fox y muchos otros. Sin haber tenido una militancia pol¨ªtica previa encontraron en el blanquiazul la posibilidad de expresar su insatisfacci¨®n y posibilitaron una alternancia a trav¨¦s de las urnas. Hoy no est¨¢ sucediendo eso, ni con los empresarios ni con otros sectores sociales. En otros pa¨ªses de Am¨¦rica del Sur las fuerzas pol¨ªticas, en ocasiones, han abrevado en las filas acad¨¦micas para extraer figuras capaces de refrescar a sus cuadros. Es el caso, en su momento, de Alberto Fujimori en Per¨² o de Fernando Henrique Cardoso en Brasil; pero las inclinaciones intelectuales del PAN no parecen caminar en esa direcci¨®n.
La incapacidad del PAN para convertirse en veh¨ªculo efectivo de la inconformidad contra la 4T me parece que reside en dos factores. Por un lado, la mezquindad de los actuales cuadros para ceder posiciones, prebendas y poder que otorga el control de la estructura del partido, candidaturas, curules y esca?os, como s¨ª lo hicieron en los ochenta y noventa, Madero, H. ?lvarez y Castillo Peraza. Basta ver las listas de candidatos plurinominales para el Congreso, con los apellidos de siempre, para darse cuenta de la escasa disposici¨®n de las ¨¦lites del partido para nutrir sus filas desde la sociedad civil.
El segundo factor tiene que ver con el escaso atractivo que en este momento tienen las banderas del PAN para esos posibles l¨ªderes alternativos. No solo se trata de que las dirigencias no est¨¢n dispuestas a perder posiciones claves a manos de Claudio X Gonz¨¢lez o Gustavo de Hoyos, principales cabezas del movimiento de oposici¨®n en este momento; sobre todo se trata de que tampoco ellos encuentran muy apetecible identificarse exclusivamente con lo que hoy representa este partido.
Doce a?os de gobiernos panistas dejaron una imagen deslavada de la supuesta honestidad y eficiencia del partido conservador. El PAN no solo no renov¨® a sus cuadros, tampoco sus propuestas para el M¨¦xico post tsunami que deja el revolc¨®n que representa el ascenso de AMLO al poder. La agenda del PAN fue atractiva para oponerse a los excesos estatistas y la corrupci¨®n del PRI hace 30 a?os; pero hoy no tiene una respuesta frente al enorme d¨¦ficit de justicia social, desigualdad, inseguridad p¨²blica y corrupci¨®n. Bien o mal, Morena sigue siendo el ¨²nico partido que ofrece una mirada expl¨ªcita y un programa de cara a estas reivindicaciones populares o, por lo menos, as¨ª lo percibe buena parte del electorado.
¡°S¨ª por M¨¦xico¡±, la alianza multipartidista acordada para las elecciones del pr¨®ximo mes, confirma la orfandad partidista que experimenta la oposici¨®n. Constituye una alternativa coyuntural, carente de propuestas y programas salvo la consigna de detener el avance de la 4T. Sirve para un instante, pero no resuelve el problema de fondo. Ayuda a da?ar al adversario, pero resulta muy pobre para construir otro camino. Y, en todo caso, deja pendiente el tema de fondo sobre la carencia de un veh¨ªculo partidista de la oposici¨®n real. Peor a¨²n, deja en el aire una pregunta inquietante: ?y si no tiene ¨¦xito esta alianza moment¨¢nea en las urnas, qu¨¦ v¨ªas asumir¨¢ la inconformidad para expresarse al margen de los partidos de hoy? ?Fundar uno nuevo? ?Tomar el cascar¨®n de alguno de los existentes? ?Operar al margen de las opciones electorales? Algunas respuestas son razonables, otras podr¨ªan quitar el sue?o.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.