Entre Keynes y la autonom¨ªa
Espero que se mantenga la autonom¨ªa y la independencia del Banco de M¨¦xico. No es exageraci¨®n. Si se perdieran en la pr¨¢ctica, el deterioro inflacionario llegar¨ªa tarde o temprano

En el argot econ¨®mico, las pol¨ªticas fiscales y las monetarias se conocen como pol¨ªticas de demanda. Es decir, tienen la capacidad de alterar los bienes y servicios que se demandan en una econom¨ªa, pero no necesariamente logran alterar ¡ªincrementar ser¨ªa lo deseable¡ª la capacidad productiva. Ambas afectan el desempe?o econ¨®mico, y todo lo que ello implica como salarios, precios y producci¨®n, pero en el corto plazo, porque para cambiar lo que realmente puede producir una econom¨ªa se necesitan cambios m¨¢s de fondo, cambios estructurales cuyo impacto se ve conforme pasa el tiempo.
Ambas pol¨ªticas deben hacerse a sabiendas de los riesgos y los beneficios que cada una conlleva. Ninguna es inocua. Son un poco como los antibi¨®ticos, pueden resolver un padecimiento si est¨¢n bien recetados, pero es probable que tengan alg¨²n efecto secundario. Incrementar el gasto p¨²blico en una ¨¦poca de desaceleraci¨®n o franco estancamiento puede reactivar la producci¨®n, mejorando los niveles de empleo; pero su impacto podr¨ªa ser temporal y existe la posibilidad de que los precios suban como consecuencia, mitigando ¡ªo en ocasiones eliminando¡ª los beneficios que el antibi¨®tico fiscal pudo haber generado.
Si la pol¨ªtica fiscal tiene su grado de complejidad, el de la pol¨ªtica monetaria es significativamente mayor. Decidir c¨®mo y cu¨¢nto gastar, c¨®mo y cu¨¢nto gravar y c¨®mo y cu¨¢nto endeudarse no es tarea trivial. Mientras se van tomando esas decisiones se van afectando los incentivos (ese t¨¦rmino del que no podemos prescindir los economistas) y modificando la conducta de la gente.
La pol¨ªtica monetaria tiene su grado de ciencia, pero mucho m¨¢s de arte. Es m¨¢s complejo saber cu¨¢nto dinero se tiene que poner en la econom¨ªa para no frenar su crecimiento, pero sin generar inflaci¨®n, el equilibrio importa y es dif¨ªcil de alcanzar. No solo debe considerar las condiciones actuales de una econom¨ªa, debe tener estimados del crecimiento futuro y de las expectativas que tienen todos los agentes econ¨®micos, incluyendo, desde luego, la poblaci¨®n en su conjunto. En econom¨ªas integradas, como el caso de M¨¦xico con el bloque norteamericano, los objetivos del banco central tienen que considerar tambi¨¦n el desempe?o de los socios comerciales y reconocer el v¨ªnculo que existe entre las pol¨ªticas monetarias de pa¨ªses entre los que hay un intercambio comercial relevante. Y entre tantas cosas a considerar, el banco central deber¨¢ cumplir con su funci¨®n m¨¢s importante: mantener el poder adquisitivo de la moneda.
La inflaci¨®n es el impuesto m¨¢s regresivo que existe. Afecta m¨¢s a quienes dedican m¨¢s fracci¨®n de su ingreso al consumo y a quienes mantienen su riqueza ¡ªsea la que sea¡ª en efectivo. Pocos fen¨®menos tan complejos y nocivos para una sociedad como una inflaci¨®n desbordada. En este sentido, la autonom¨ªa del banco central, de Banco de M¨¦xico en nuestro caso, es fundamental. La pol¨ªtica monetaria tiene que mantenerse separada de la fiscal. La fiscal no puede girarle instrucciones a la monetaria, ni viceversa. La pol¨ªtica fiscal puede cambiar sus objetivos para que sean acorde al Gobierno en turno, ojal¨¢ que siempre sea considerando la estabilidad econ¨®mica como un prop¨®sito intr¨ªnseco; pero la pol¨ªtica monetaria tiene que trascender administraciones. No debe de responder al Ejecutivo, debe de responder al pa¨ªs.
Banco de M¨¦xico se ha caracterizado incluso desde antes de ganar su autonom¨ªa por ser un gran formador de talento. El desarrollo de la capacidad t¨¦cnica necesaria ha ido de la mano de la complejidad de su tarea. Sus perfiles deben de ser t¨¦cnicos. Deben de tener la capacidad de analizar datos, cifras, situaciones complejas, deslind¨¢ndose de filias y fobias pol¨ªticas. Tarea dif¨ªcil, sin duda.
El presidente L¨®pez Obrador formaliz¨® un anuncio que ya se esperaba. Ante el t¨¦rmino del periodo del gobernador actual Alejandro D¨ªaz de Le¨®n, el presidente se?al¨® que propondr¨ªa al Senado el nombramiento del actual secretario de Hacienda, Arturo Herrera, para el cargo que quedar¨¢ vacante en diciembre. No entiendo la necesidad del presidente de hacer un anuncio de esta magnitud seis meses antes de que se cumpla el plazo. El anuncio tan anticipado me parece contraproducente para las agendas de ambas instituciones.
Arturo Herrera ha mostrado ser un secretario acomodaticio a los deseos del presidente. En los meses m¨¢s complicados del 2020 era indispensable otorgar m¨¢s apoyo fiscal. Con las cifras de empleo, de pobreza, de ca¨ªda en ingresos, de muertos por covid, para cualquiera era evidente la necesidad de m¨¢s apoyo, sin caer en el falso cuento del no endeudamiento. Supongo que el secretario lo sab¨ªa, quiz¨¢s el presidente no lo escuch¨®.
Sabemos tambi¨¦n que las pol¨ªticas de austeridad implementadas por la actual Administraci¨®n ser¨ªan la envidia de cualquier libro de texto neoliberal. Pero sabemos, tambi¨¦n, que esos recortes no solo han costado en eficiencia y capacidad, tambi¨¦n han costado vidas. El manejo ¡°ligero¡± de las cifras por parte del secretario de Hacienda lanz¨® algunas se?ales de alarma. Baste recordar que en la clausura de la Convenci¨®n Nacional Bancaria en marzo asegur¨® que para mayo ya habr¨ªa 80 millones de mexicanos vacunados. En la pol¨ªtica monetaria no pueden cometerse esas ligerezas. La precisi¨®n es clave.
La operaci¨®n de Banco de M¨¦xico se da a trav¨¦s de su junta de gobierno, siempre apoyada por un equipo con conocimiento t¨¦cnico innegable. Espero que a trav¨¦s de la gobernanza que tiene una de las instituciones m¨¢s relevantes de M¨¦xico se mantenga la autonom¨ªa y la independencia del banco central. No es exageraci¨®n. Si esa autonom¨ªa e independencia se perdieran en la pr¨¢ctica, el deterioro inflacionario llegar¨ªa tarde o temprano. M¨¦xico no necesita regresar a eso.
Ya no alcanzan estas l¨ªneas para opinar sobre el cambio en la secretar¨ªa de Hacienda. Basta mencionar que un poco de keynesianismo, en ¨¦pocas de crisis econ¨®mica, podr¨ªa caer bien, porque al final del d¨ªa, para citar a los grandes, en el largo plazo todos estamos muertos.
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