Consultar nom¨¢s porque s¨ª
La pregunta que los mexicanos responder¨¢n el 1 de agosto sobre la posibilidad de juzgar a varios expresidentes no plantea nada que no se encuentre en la ley y tampoco es vinculante. Se trata de una p¨¦rdida de tiempo
Incluso analizada con alguna buena fe (y hay que reconocer que mucha gente en este pa¨ªs todav¨ªa se la tiene al Gobierno), la consulta popular que se realizar¨¢ el pr¨®ximo 1 de agosto a escala federal resulta un ejercicio m¨¢s bien inexplicable. Porque lo que se vendi¨® como una medida para que ¡°el pueblo¡± se manifestara en torno a la posibilidad de juzgar a varios expresidentes por los presuntos delitos que hubieran podido cometer durante sus mandatos, termin¨® en esperpento, entre dimes y diretes, y con la aparici¨®n estelar y confusa de la Suprema Corte (SCJN) en el escenario.
Veamos: tras ser consultada por el Congreso, y bajo las presiones de la oposici¨®n, que juzgaba que la consulta era anticonstitucional, la SCJN opt¨® por el camino m¨¢s ex¨®tico posible. Aval¨® la legalidad del proceso, pero convirti¨® la pregunta que se responder¨¢ con un ¡°s¨ª¡± o un ¡°no¡± en un galimat¨ªas, y un ejemplo notable de lo vac¨ªo que puede ser el lenguaje jur¨ªdico. La pregunta en cuesti¨®n, que originalmente hablaba de manera directa del juicio a los exmandatarios (y aprovechaba para mencionar como su impulsor al actual presidente, que es el mayor fan de la autopromoci¨®n que recuerde nuestro medio pol¨ªtico), qued¨® as¨ª: ¡°?Est¨¢ usted de acuerdo en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones pol¨ªticas tomadas en los a?os pasados por los actores pol¨ªticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles v¨ªctimas?¡±.
?Qu¨¦ significa este pedazo de jerga? Que nos mandan preguntar si estamos de acuerdo con que se aplique la ley. Y no solo a los expresidentes, sino a los ¡°actores pol¨ªticos¡± todos. Cosa a la que la propia legislaci¨®n obliga a las ¡°autoridades correspondientes¡±, sin excusa ni pretexto. Es decir, que esto viene a ser como preguntarle a la gente: ¡°?Quieren que hagamos nuestra chamba?¡±. Y sin mencionar nombres, desde luego, no vaya a ser que alguien se moleste (y hay un detalle curioso, por cierto, en esa n¨®mina finalmente omitida: aunque los destinatarios de la pregunta original eran los expresidentes Salinas, Zedillo, Fox, Calder¨®n y Pe?a, hubo uno que sigue vivo y que la libr¨®. A Luis Echeverr¨ªa se le excluy¨®, pese a su supuesta participaci¨®n en los episodios sangrientos de 1968, cuando era secretario de Gobernaci¨®n, y de 1971, ya durante su periodo en el poder, por no hablar de su tambi¨¦n presunta intervenci¨®n en la llamada ¡°guerra sucia¡±).
En fin: la pregunta que ser¨¢ votada por quienes decidan a acudir a las casillas que se abrir¨¢n para tal efecto el 1 de agosto es tan vac¨ªa que hasta algunos de los defensores oficiosos del Gobierno federal han tenido que aceptar que, en vista de que la consulta no plantea nada que no se encuentre en la ley, y tampoco es vinculante, es decir, que su resultado no obliga a nadie a nada, se trata de una p¨¦rdida de tiempo¡ O casi. ¡°Es un s¨ªmbolo de que se quiere hacer justicia¡±, susurra alguno, que se olvida que gastarse 500 millones del presupuesto federal para ¡°mandar mensajes¡± parece algo exagerado. Y car¨ªsimo. ?No ser¨ªa m¨¢s elocuente que se integraran indagaciones y procesos judiciales bien fundamentados en torno a los supuestos delitos de los expresidentes sin esperarse a ver qu¨¦ dice una consultita?
El escenario m¨¢s probable es que la asistencia a las urnas sea modesta (ya que da lo mismo votar que no, ?para qu¨¦ desplazarse y arriesgarse, en mitad de una pandemia?), pero que, aun as¨ª, el Gobierno la cacaree como un hito en la democracia mexicana. Y as¨ª tendremos otra pieza en nuestro flamante museo de lo inveros¨ªmil, para colocarla junto a la rifa en la que no se rifaba lo anunciado: la consulta en que no se decid¨ªa nada.
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